AsturScore: Lo mejor del 2022
Lo se, es cierto; si nos descuidamos, siendo mediados de año, Lo Mejor del 2022 en AsturScore, se nos junta con lo del 2023. Casi estamos más cerca de ese año que del comienzo del actual, ¿verdad?
Pero como reza el refrán, mas vale tarde que Never. Así que os traemos, como siempre, una pequeña reflexión, un relativo-breve repaso al año 2022, y las elecciones de AsturScore, «nuestras elecciones», que esperemos os gusten, y sino, que sirvan para confrontar opiniones, que también es bonita la diversidad.
Reflexión – Es Personal
El año pasado escribía aquello de «Casi siempre somos los últimos en cerrar el chiringo de las votaciones de lo mejor del año». Bueno, quítale el casi, ¿vale? Lo somos. Y punto. ¿Por que? Porque los que votamos aquí, en AsturScore, como ya dije el año pasado, nos lo tomamos muy en serio, pero mucho.
Tratamos de ver todo aquello que podamos, porque tenemos vidas con trabajos, familias, compromisos e historias varias bonitas y otras no tanto… Y con el tiempo que resta, con el que nos queda, disfrutamos del cine y la televisión y de su música. Y el mejor criterio (el principal quizás) para valorar una banda sonora compuesta es ver el medio audiovisual al que acompaña esa música (sea serie, película o documental).
Y como dije el año anterior, hacemos esto desde el respeto al compositor, a su profesionalidad, valorar su trabajo allí para donde fue compuesto, y con la ingente cantidad de películas y series que tenemos a lo largo del año, tratamos de abarcarlo casi todo entre todos. Y ayuda mucho que, entre nosotros, nos chivemos las cosas (¿has visto la serie de Interview with the Vampire?», pregunta Dani, afirmando acto seguido «verla, por el amor De Dios… vaya bandasonorón de Daniel Hart»…. y es cierto).
Como digo, no da la vida para todo, OJALA, pero el tomarnos en serie nuestro tiempo en la decisión responde a votar con más criterio para poder ver todo aquello que sea posible. Y es por ello, de nuevo, que quiero agradecer a todos mis compañeros de AsturScore, una especie de Familia bien avenida, que han colaborado en este especial, invirtiendo no solo horas de visionado y escuchas para poder votar con criterio, sino horas para escribir los textos de los compositores, temas y títulos ganadores. Os quiero, de corazón. GRACIAS. Ojalá podamos seguir 100 años más. Bueno, 100 igual son demasiados, pero otros tantos… ¿por que no?
Y como dice mi querido Edu, vayamos ya al turrón. Desvelemos el Santo Grial de las votaciones de AsturScore, previo repaso de lo que ha dado el año.
Un Breve Paseo por las Nubes del 2022 (por Rubén Franco)
Es imposible (y engañoso, lo siento) decir breve, pero vamos a intentar serlo; no obstante, tienes la opción de ir más abajo, a ver nuestro ranking, y pasarte por aquí luego, a revisar un año en el que el compositor alemán Volker Beltermann se ha alzado con el Oscar por All Quiet on the Western Front (Sin Novedad en el Frente), una partitura tan efectiva y contundente en pantalla como olvidable fuera de sus imágenes. De entre las nominadas no era la peor (de hecho no es mala banda sonora, pero en mi opinión no es nominable); la intrusa total era Everything Everywhere All At Once (Todo a la Vez y en todas Partes), para el que escribe una tomadura de pelo con buenos actores y una banda sonora irregular y floja (y estoy siendo fino, quienes me conocen lo saben…). Al menos Volker ofrece detalles y sonoridades interesantes.
Las otras tres nominadas, sin embargo, si creo eran firmemente candidatas al premio Oscar con justicia, desde el monumental y omnipresente trabajo de Justin Hurwtiz por Babylon, hasta el intimísimo más maravilloso de un John Williams entregado a la causa para lo último de Spielberg, The Fabelmans (Los Fabelmans), sin olvidarnos de la infravalorada película y música de Carter Burwell para The Banshees of Inisherin (Almas en Pena de Inisherin), una delicia con un reparto en estado de gracia, un guion magistral y partitura musical maravillosa.
El caso de los Oscar es que Babylon se alzó con el globo de oro, pero murió a la orilla en los Oscar, orilla a la que no llegó el bueno de Alexandre Desplat con una de las mejores y más enriquecedoras partituras del año, nominada a los Globos de Oro y ganadora del Annie Awards, la brutal Guillermo del Toro’s Pinocchio. Por su variedad temática y algunas canciones maravillosas, Desplat merecía al menos el reconocimiento de una nominación, a la que por cierto no hubiera desmerecido la jazzística y magistral composición para el thriller The Outfit (El Sastre de la Mafia); además ha trabajado en una curiosa comedia zombie francesa llamada Coupez! (Corten) y la comedia dramática The Lost King, con una bonita partitura, muy del francés.
Uno de los nombres propios del año ha sido, y con razón, el genial y ecléctico Daniel Pemberton, quien ha firmado una colección de trabajos apabullantes en diferentes géneros (de la que os daremos detallado repaso en el Top de Compositores del 2022), pero del que vaya por delante la vigorosa entrada en el mundo de la animación con la divertida y rítmica The Bad Guys (Los Tipos Malos), la entretenida secuela de Enola Holmes 2, donde expande el universo musical maravilloso ya de sobras conocido, la comedia británica de Brian & Charles (una joyita electrónica), la fallida aunque fascinante Amsterdam (una de sus mejores obras, que temazo), la descacharrante comedia negra See How The Run (Mira Como corren) y sus incursiones en televisión con dos series a reivindicar; la gamberra y divertida The After Party (gran trabajo) y la brutal Slow Horses (donde compone una canción junto con Mick Jagger que es una maravilla).
Otro de los nombres propios del año ha sido Michael Giacchino, y no solo por cantidad, sino por calidad. Solo The Batman, una de las joyas de la corona del año (olvidada en los premios grandes), ha sido reconocida por los aficionados a la música de cine y al cine como una de las mejores partituras del año (el tema principal, el tema del villano y el tema de catwoman son maravillosos). Repasaremos su año en el Top de Compositores del 2022 (es uno de los nombres del año), pero vaya por delante el cierre de su trilogía en Jurassic World: Dominion, su vuelta a Pixar con LightYear, su debut en la dirección (además de composición) en Werewolf by Night (La Maldición del Hombre Lobo) y su aventura marvelita en la divertida Thor: Love and Thunder. Añazo.
Por contra Marvel ha vivido tiempos mejores; si bien la partitura del sobrevalorado (en mi opinión) Ludgiw Göransson para la secuela Black Panther Wakanda Forever está bien y cumple perfectamente, tampoco es nada del otro jueves (peor le ha ido con la cinta de animación de Disney Red, muy flojito), y quizás el mejor o más beneficiado haya sido Danny Elfman (tampoco sin despeinarse) quien tirando de oficio saca con brillantez la colaboración son Sam Raimi en la divertida y frenética Doctor Strange in the Multiverse of Madness (Doctor Extraño en el Multiverso de la Locura). Mención aparte para el semidesaguisado (o sin semi) de Morbius, cuya partitura recayó en Jon Ekstrand.
Mejor suerte ha corrido (una vez más, mal asunto) el universo musical de Marvel en televisión; el egipcio Hesham Nazih ha compuesto una de las mejores partituras del año en la divertidísima Moon Knight (impagables Osar Isaac y Ethan Hawk), un trabajo poderoso, inspirado, fresco y lleno de músculo (como hacía tiempo no se escuchaba en televisión ni en cine, es una salvajada), la veterana Laura Karpman ha vuelto a demostrar lo GRAN GRAN GRAN COMPOSITORA que es con esa maravilla de tema central (y el resto de música) de Ms.Marvel, una partitura llena de color y frescura, y Amie Doherty se ha sacado una divertida música para esa rareza de humor llamada She-Hulk (Abogada Hulka para los amigos), una comedia fallida que, sin dar quizás con el equilibrio justo, se puede y deja ver.
Tampoco DC Cómics ha tenido mucho recorrido; si exceptuamos éxito de publico y la excelente critica del nuevo Batman de este año (a la que le sobra al menos 30 minutos, sea dicho de paso), la cinta de Black Adam ha pasado sin pena ni gloria por la taquilla (divertida, sin más y gracias) con una banda sonora del hombre-orquesta Lorne Balfe, que aquí se luce sobremanera con dos excelentes temas centrales. Mejor suerte han corrido en el mundo de la animación títulos como DC League of Super-pets (DC Liga de Supermascotas), con u buen trabajo de Steve Jablonsky (no pensé que diría esto muchas más veces ya de este hombre) o la entretenida y televisiva Green Lantern : Beware my Power (Green Lantern: Cuidado con mi poder), con un buen trabajo del siempre eficiente Kevin Riepl.
Y como en Marvel, la televisión ha dejado muy buenos réditos para DC, especialmente uno, esa brutalidad de partitura que ha compuesto David Buckley para The Sandman, una banda sonora de las de antes, que comienza con el abecedario de la buena música de cine; tener un TEMA CENTRAL APABULLANTE, además uno retentivo y memorable, y no se queda ahí, ya que el resto de la partitura es escandalosamente buena (la serie tiene 5 capítulos gloriosos, un pequeño bache y un muy buen cierre). Muy recomendable.
El otro universo televisivo relevante, el universo de Star Wars de Disney, nos ha dejado un brillante trabajo de Nicholas Brittell para la genial Andor, el oficio de Kevin Kiner en The Bad Batch (La Remesa Mala) y un auténtico desastre a tantos niveles que requeriría un borrado de los Men in Black, la insufrible Kenobi (terrible, incluido un trabajo sin alma ni sentido de Natalie Holt, algo triste, pese a que John Williams y William Ross entregaron el único material decente, pero Kenobi es insalvable).
Pero la verdadera burrada televisiva (que incluso se ha merendado al cine en términos de banda sonora) tiene un nombre, un culpable llamado Bear McCreary, que nos tiene mal acostumbrados, y no hay año que no nos sorprenda. Rings of Power (la serie de Amazon del Universo de The Lord of the Rings) se ha comido literalmente TODO en cuanto a términos musicales. Su riqueza temática es una auténtica salvajada, empalmando con el universo de Howard Shore, y con momentos antológicos. Súmale una nueva temporada de Outlander, el cierre de The Walking Dead, la genial The Serpent Queen y la película de animación Paws of Fury: The Legend of Hank. Menudo añito amigo. Repasaremos sus trabajos en el Top de Compositores del año.
Y ha sido tan espectacular la irrupción de Ring of Power que por poco opaca al resto, y VAYA RESTO… tela. Daniel Hart ha compuesto una de sus mejores obras en la serie Interview with the Vampire (Entrevista con el Vampiro); los hermanos Gregson.-Williams (Harry y Rupert a más señas) lo han petado (como suena) con una delicatessen musical en la serie de época The Golden Age (La Edad Dorada); la serie The Orville, en su tercera temporada, sigue brillando en el apartado musical de una forma apabullante (donde brillan sobremanera los veteranos John Debney y Joel McNeely); también ha brillado Ramin Djawadi en su vuelta al unviverso GOT con House of the Dragon (La Casa del Dragón) y su cuarta temporada en la brillante Westworld; y no podemos olvidarnos de un nombre propio como el de Federico Jusid, con un curriculum vitae infartante donde ha lucido Boundless (Sin Límites), una entretenida serie sobre Magallanes, pero sobre todo, y por encima de todo, en esa maravillosa rareza televisiva llamada The English, producción de HBO donde Jusid imparte una master class compositiva de nivel magistral (menudo pedazo de Tema Central, y con algunos momentos musicales antológicos, de lo mejor de 2022).
Pero si además quieres bucear en títulos alejados de lo conocido, aquí te dejo estos pocos, con trabajos musicales realmente brillantes, como esa mezcla ochentera de mafia italiana salpicada de unas gotas de glamour de los Gucci en la descacharrante Bang Bang Baby (Scorsese meets Ridley Scott a la italiana), donde el bueno de Salti Pulvinteri ofrece un trabajo totalmente electrónico que es una maravilla vintage absoluta, o el trabajazo épico y de intriga del francés Guillaume Roussel para esa genial serie de Amazon de espías en la época de la guerra fría llamada Totems, sin olvidarnos de la aventura y fantasía de compositores como Neal Acree en la primera de temporada de The Legend of Vox Machina.
Fuera de la marabunta del mundo de los superhéroes, tenemos grandes nombres propios, como el de James Newton Howard, que además de estar vinculado al desastre de Willow (a la serie le han caído palos de todos los gustos y colores, ninguno relacionado con JNH) y a un documental de Disney sobre George Lucas y la Light & Magic, ha cerrado su periplo en la saga de Animales Fantásticos con Fantastic Beasts: The Secrets of Dumbledore, un cierre irregular a nivel cinematográfico pero una partitura escandalosamente buena y de la que se habla bien poco (menuda sección coral).
La animación nos ha dejado otro gran trabajo, My Father’s Dragon (El Dragón de Papa) de los hermanos Danna, una delicia, y junto con The Bad Guys, lo mejor del año. PERO… y que pero… ojito con estas dos: grandioso el color (ese tono irish), ritmo y energía de Mark Mancina en The Sea Monster (La Bestia Marina), brutal, y el enorme trabajo de un Henry Jackman (quien lo iba a decir) para Strange World (Mundo Extraño), quien por cierto sumó un buen trabajo con algunas set pieces de acción brillantes en la película de acción The Gray Man (El Agente Invisible). También Heitor Pereira entregó un buen trabajo sin más en la secuela Puss In Boots: The Last Wish (El Gato con Botas: El Último Deseo).
Y como último repaso internacional, no podemos olvidarnos del buen año de Abel Korzeniowski (con dos excelentes trabajos, Till y Emily) ni el de Tyler Bates (con su nueva incursión en el terror con dos excelentes títulos llamados X y Pearl, ambas relacionadas), del bueno de John Powell, que trabaja poco pero cuando lo hace le salen cosas tan geniales como la experimental Don’t Worry, Darling (No Te Preocupes Querida), con un corte de acción final bestial, ni tampoco de los grandes éxitos de taquilla que han salvado Hollywood, la secuela Top Gun: Maverick (excelente película, donde cuando suena el material de Harold Faltermeyer todo brilla, pero no pasa lo mismo con el trabajo de Lorne Balfe ni Hans Zimmer, funcional sin más) y la secuela Avatar: The Ways of Water (Avatar: El Camino del Agua) donde el bueno de Simon Franglen coge el relevo de James Horner con pulso y acierto (además de ofrecernos un excelente trabajo en la película francesa Notre-Dame Brûle de Jean-Jacques Annaud).
Otros nombres del panorama internacional ponen de manifiesto el excelente año de Philippe Rombi, especialmente por Les Temps Des Secrets (al que tenemos que sumar otro gran trabajo, Une Belle Course), el regreso al terror del Maestro Christopher Young, tanto en cine (The Offering) como en televisión (en la serie Guillermo del Toro’s Cabinet of Curiosities, uno de los mejores capítulos, The Autopsy, además de la serie de acción Echo 3), el oficio y la calidad del gran Thomas Newman (nadie habla de ello, pero lo que ha hecho para A Man Called Otto es una preciosidad, además del buen trabajo de Operation Mincemeat), el gran Howard Shore con su regreso al universo de David Cronenberg en la genial Crimes of the Future (me alucina su tema central y su color musical) o el intenso thriller The Pale Blue Eye (Los Crímenes de la Academia) que nos devuelve al Shore más intenso y oscuro de la época Fincher, la diversión de Mark Isham en la macarrada de The Unbearable Weight of Massive Talent (mucho mejor que su floja composición en Blacklight) o el regreso a lo grande de Patrick Doyle (sí, ha sido a lo grande) en el remake de Death On the Nile (Muerte en el Nilo) de su compañero Kenneth Branagh.
Todo ellos son nombres o trabajos conocidos, pero si quieres rebuscar entre lo más interesante alejado del mainstream tienes el excelente trabajo del británico Steven Price para el drama My Policeman (Mi policía), una partitura delicada y sentida que merece ser destacada, o la brutalidad compuesta por Michael Abels para la marciana y genial Nope (Nop) de Jordan Peele (uno de esos directores que amas u odias), que contiene uno de los mejores cortes/escenas del año (The Run Urban Legends), o el partiturón de terror compuesto por Anthony Willis para la divertida y escalofriante M3gan (digno heredero del sonido Chris Young).
Y no podemos olvidarnos del excelente trabajo de Benjamin Wallfisch para una película que tristemente ha pasado de puntillas, la genial Thirteen Lives (13 Vidas) del director Ron Howard, de la brillante vuelta del John Carpenter compositor (compartido con Cody Carpenter y Daniel S. Davies) para ese bodrio de remake de Firestarter (Ojos de Fuego), la excelente composición de Dominic Lewis para el divertido thriller de acción a reivindicar llamado Bullet Train o el trabajo experimental y onírico del dúo de compositores Geoff Barrow y Ben Salisbury para esa rara Avis llamada Men de Alex Garland (que también han hecho un buen trabajo en la serie de terror Archive 81).
En España hemos tenido grandes trabajos que han brillado con luz propia, empezado por un nombre habitual en nuestro repaso anual, el de Iván Palomares, quien se luce sobremanera con Las Niñas de Cristal, donde el mundo del ballet le brinda la oportunidad musical de ofrecernos música de ballet adaptada con brillantes y sugerentes pasajes musicales de colores dramáticos, melancólicos y emotivos para la pareja protagonista (composición nominada al Goya con justicia). Otro nombre propio habitual del repaso es Paloma Peñarrubia, y es que su composición en La Vida Chipén lo merece (nominada a mejor canción en los Goya por su magnífica canción, e ignorada tristemente en el apartado musical, donde merecía haber estado nominada).
Y otro nombres que merecen ser citados son, en mi opinión, los de Joseba Berinstain y Vanessa Garde. El primero por su excelente trabajo en esa extraña, gore y fantástica película de animación llamada Unicorn Wars, con una paleta musical esencialmente electrónica que recoge perfectamente el mundo colorido de los unicornios y la oscuridad de los ositos salvajes (una bonita fábula a reivindicar). La segunda por esa diversión musical personificada en la música de la divertida serie Un Asunto Privado (una suerte de Enola Holmes adulta a la española con Jean Reno rodada en Galicia) y por su excelente trabajo en la lovecraftiana Venus, floja aunque interesante película de Jaume Balagueró donde Garde se marca un temazo principal de corte satánico, destacando los coros sobremanera (Himno a Venus).
Un nombre propio, que se ha colado como uno de los compositores del año 2022, ha sido Roque Baños; soy FAN no, lo siguiente, de esa maravilla que es El Cuarto Pasajero (Ernesto Alterio for President ya), con un maravilloso tema central, aderezado de ritmos jazzy y música de acción BRILLANTE en su tramo final. Pero es que La Piel del Tambor ha sido otra maravilla (lástima de película) además de ese sonido musical vigoroso, tenso y vintage para ese giallo llamado Veneciafrenia (una película muy fallida, en mi opinión un desastre). Repasaremos su añazo en el top de compositores.
No me gustaría marcharme sin recomendar lo que ha hecho el bueno de Fernando Velázquez en Los Renglones Torcidos, un thriller psicológico de misterio e intriga, con toques de terror, donde el donostiarra se enfunda el traje hermaniano para ofrecer un trabajo brillante, marca de la casa, maduro y complejo, con carácter y oficio. Sus créditos finales, cerrando la película, son uno de los mejores resúmenes musicales no solo de la película, sino de los momentos del año. No se ha llevado el Goya, pero este año había competencia, donde además sumaban el buen hacer de Olivier Arson, que se llevó el gato al agua con As Bestas, una de las mejores películas del año junto con Modelo 77 (otra banda sonora efectiva y eficaz de Julio de la Rosa, también nominada al Goya).
Y ahora sí…SE BAJA EL TELÓN, suena una fanfarria de metales a la vieja usanza, que bien podría ser el tema del Rey Arturo de First Knight, y damos paso a los ganadores. GRACIAS POR ESTAR SIEMPRE AHI.
MEJOR BSO PELICULA 2022
1- THE BATMAN (Michael Giacchino) – Por Braulio Fernández
El mejor score del año para Asturscore ha sido The Batman, de Michael Giacchino. El año del compositor norteamericano, justo antes de pasarse a la dirección, ha sido espectacular, con las divertidas Thor: Love and Thunder y Lightyear, o la espectacular Jurassic World: Dominion. Sin embargo, es unánime que su mejor trabajo ha sido para la enésima adaptación del héroe de cómic, Batman. Una banda sonora bien adaptada a los requisitos del cine actual, en cuanto a poderío ambiental y sordidez, pero que no renuncia a desplegar un magnifico conjunto temático y emocional. Y además, cuenta con ese sello que Giacchino lleva imprimiendo desde el principio de su carrera, en el que buscando nuevos enfoques, se mima cuidadosamente un aroma general a clásicos del cine.
The Batman se asienta sobre tres identidades temáticas principales, con cuatro temas muy destacados. La primera identidad es la de Batman/ Bruce Wayne, desplegada musicalmente en dos direcciones opuestas. Por un lado el tema de Batman, el detective, un sencillo motivo de cuatro notas que aparece decenas de veces durante el score. Normalmente será interpretado mediante campanas tubulares, el piano y el viento metal.
En el lado contrario, el tema de Bruce Wayne, la persona y no el detective, tiene una expresión musical noble, aunque triste, que aparece por primera vez en Funeral and Far Between, y que adquirirá más desarrollo en la parte final. Un tema magnifico.
La segunda identidad temática en aparecer es la del villano, Enigma, representada por un pequeño coro de niños y una fina línea melódica interpretada por violines de cuatro notas ascendentes y dos descendentes, y que en el score puede escucharse ya desde el segundo corte, Mayoral Ducting. Hacia el final del score tiene un momento de evolución hacia lo ampuloso, convirtiéndose en la base temática de uno de los mejores cortes musicales, como es el A Bat in the Rafters.
Por último, y desde la cuarta pista, Don´t Be Voyeur with Me, Giacchino desempolva el mejor de los cuatro temas, el de Catwoman. Con un aire lejano a John Barry (como ya había ocurrido con algún tema de los dos scores que hizo para El Planeta de los simios, por cierto), un toque de Blues en su naturaleza, y una melodía espléndida, sibilina, bella, ejecutada con delicadeza por los violines.
2- AMSTERDAM (Daniel Pemberton) – Por Samuel Lorenzo
Debido a su carismático elenco, Amsterdam fue una de las películas más esperadas de 2022. Además, para los frikis como nosotros, la presencia de Emmanuel Lubezki y Daniel Pemberton hacía de la película de David O. Russell ser merecedora de un visionado en la gran pantalla.
La realidad fue otra. Las malas críticas desencadenaron en un fracaso de taquilla, provocando la relegación de Ámsterdam al cementerio de Disney + demasiado pronto.
Bajo mi punto de vista Ámsterdam es una película fallida cuya dirección de actores es caótica y sin sentido. Además, la edición de algunas escenas no es capaz de influir continuidad a la historia. Pero aquí venimos a hablar de música.
Y es que la cabeza pensante de Ámsterdam es Daniel Pemberton. Con un estilo cómico y elegante, que me trae a la memoria a Alexandre Desplat, es capaz de dirigir las relaciones entre los esquizofrénicos personajes, las escenas de acción e intrigas… dándole un empaque más que decente a las piezas del director americano.
La virtud de Pemberton está en haber entendido el excéntrico universo de David O. Russell. Le da identidad y estilo a una película sobreactuada y dispersa. Por esta razón está en lo alto del top de 2022.
3- THE FABELMANS (John Williams) – MY FATHER’S DRAGON (Michael & Jeff Danna) – Por Fernando Ayuso
John Williams. Poco más habría que añadir; la leyenda del cine y de la música afronta la que puede ser su última colaboración con Steven Spielberg y nos regala una banda sonora minimalista en su aplicación, que no en lo musical.
La sobria y elegante música de Williams nace como homenaje a Spielberg y a sus padres y se culmina como una elevada y bellísima rendición a una de las más impresionantes carreras cinematográficas de la historia del cine.
La grandeza de esta música no solo reside en la partitura de Williams, sino también en su escueto uso, enriquecido por la inestimable compañía de clásicos de la música como Bach y del cine como Bernstein.
En su conjunto, una exquisitez (una más) de una dupla histórica que pone un broche de oro a una carrera irrepetible, y que por méritos propios se convierte en una de las mejores partituras del año.
Cambiando de tercio, y en cuanto a My Father ‘s Dragon (El Dragón de Papa), más allá del éxito o fracaso comercial de las películas de la compañía Cartoon Saloon, es justo afirmar que son un pequeño milagro que supera lo cinematográfico.
Cada uno de sus filmes brinda a los compositores asignados la oportunidad de CREAR, así en mayúsculas. Los hermanos Danna, en este caso, han concebido un tapiz musical tan rico como el visual, una CREACIÓN repleta de matices y colores, ofreciendo momentos llenos de sorpresa.
De nuevo tenemos que agradecer una banda sonora única que no pretende apegarse a modas y tendencias, sino que por el contrario intenta volar libre como así hace el protagonista de la historia.
Los Danna demuestran una vez más una calidad ajena a toda duda y se consagran como una de las mejores parejas que componen para animación a día de hoy.
4- THE BAD GUYS (Daniel Pemberton) – por Rubén Franco
Hola, me llamo Daniel Pemberton, soy compositor de música de cine, y aquí hemos venido a pasarlo bien. So… Let’s Go Funk!
Junto con la secuela del Gato con Botas, y haciendo un aparte con el stop-motion del Pinocho de Guillermo del Toro, The Bad Guys (Los Tipos Malos) ha sido una de las mejores películas de animación del año pasado. ¿El secreto? Una mezcla de una animación novedosa y diferente, alejada de la habitual que inunda el mercado, y un sentido fresco y ligero de la diversión, a la que ayuda, además del divertido guion y sus maravillosos personajes, su música, tanto la del compositor como las canciones que asoman durante la película.
Que Pemberton es el compositor más en forma de su generación, un todo terreno, es algo que lo que no me cabe duda alguna, pero es que este tío no deja de sorprenderme año tras año con la fuerza y el descaro con el que afronta todos y cada uno de sus proyectos (por cierto… todos ellos magistralmente seleccionados).
The Bad Guys es PURA DIVERSIÓN; es como coger a compositores como Lalo Schifrin o Roy Budd (por poner dos de época aquella), meterlos en una coctelera, añadirles tu estilo (hay cortes maravillosos donde se puede observar incluso al Pemberton de los inicios, el de los programas y series de televisión) y componer con criterio, estilo y con un sentido de la diversión que es pasmoso.
Su tema central es grandioso, y tanto sirve para los momentos más épicos, rítmicos o divertidos como para los momentos más melancólicos o reflexivos. Pero lo que es, en resumen, es una ODA DE AMOR a la Música de Cine de toda la vida, con músculo, con pasión y con cariño.
Homenaje a Zimmer incluido en el tramo final (descacharrante el momento Thelma & Louise), The Bad Guys tiene algunos de los cortes más rítmicos y divertidos de los últimos 15-20 años, y no exagero. No deberías dejar de pasar la ocasión de ver esta maravillosa y divertida película para gozar con lo que ha hecho el bueno de Pemberton. MENUDO AÑITO se ha marcado.
5- THE OUTFIT (Alexandre Desplat) – BABYLON (Justin Hurwitz) – Por Rubén Franco y Fernando Ayuso respectivamente
The Outfit : Primeros de año, voy al cine, SOLO, somos cuatro pelagatos en el cine (igual tres, que sé yo…). Me siento, veo trailers y publicidad como si estuviera en mi casa viendo cualquier canal público (al cine voy al cine, por favor…), esperando a que comience The Outfit (El Sastre de la Mafia). Película con ingredientes para gustarme sobradamente: guion ejecutado estilo obra de teatro, un PEDAZO DE ACTOR principal que se come al resto (que están bien, todo sea dicho de paso)… y ALEXANDRE DESPLAT, Don.
Había oído hablar muy bien acerca de este trabajo de Desplat; que si sus raíces jazzísticas, que si de vuelta al thriller en clave mayor, con excelentes bloques temáticos de acción…Como siempre, me espero a la película, el mejor elemento de juicio posible. Así que…se apagan las luces, aquello da comienzo y me quedo completamente noqueado, pensando «solo con este tema, este trabajo (o simplemente ese leit motiv) ya debería estar entre lo mejor del año». A nivel narrativo, y de lejos, me parece una de la partituras que más hace por una película.
El main title exala frescura y un músculo envidiable en la salud del francés, mientras vemos a Mark Rylance hablando en off mientras trabaja con telas y patrones para confeccionar un traje.
Su matemática musical, de corte jazzística, va in crescendo en varios momentos de la película desde confrontaciones físicas a verbales, o simplemente en escenas donde los personajes desnudan sus almas con mayor o menor veracidad al servicio de la trama.
Lo de Desplat, junto con lo que ha hecho para el Pinocchio de Guillermo del Toro, es escandalosamente bueno, y creo que se habla bien poco de este brillante trabajo que, a buen seguro, envejecerá divinamente conforme pase el tiempo, que como ya sabemos, suele poner las cosas en su sitio (para bien y para mal).
Babylon: Se está convirtiendo en costumbre que una partitura de Justin Hurwitz para una película de Chazelle equivalga a excelencia cinematográfica y, por lo tanto, escale por méritos propios hasta los primeros puestos de las listas de mejores bandas sonoras del año.
No solo nos encontramos ante una música enérgica, divertida, melancólica, bella, desenfrenada o visceral, sino que la pareja de cineastas nos sorprende una vez más a través de su inteligente aplicación.
Es palpable el esfuerzo del compositor por encontrar el tono adecuado, por crear una sonoridad única que defina el universo creado por Chazelle, un espacio-tiempo lleno de narrativas escondidas que enaltecen el resultado artístico final.
Como ya apuntaba en mi reseña, Hurwitz y Chazelle han dado un paso más hacia la excelencia, consagrándose definitivamente como una de las mejores parejas director-compositor que podemos encontrar en la actualidad.
MEJOR TEMA 2021
1. THE KINGDOM OF DREAMS (MAIN TITLE THEME) from THE SANDMAN (by David Buckley) – DJINN THEME from THREE THOUSANDS YEARS OF LONGING (Tom Holkenborg)
Una de las series revelación de este año ha sido The Sandman y su compositor, David Buckley, compone para su personaje principal un sobresaliente tema que los envolverá en un aura de afectación y pesimismo, consiguiendo que su hálito se extienda por cada rincón del profuso mundo que se nos muestra.
Buckley no podría haber encontrado un mejor aliado para alguien que nada entre la aflicción por la pesada carga que conlleva su cometido y el ansía de liberación por acercarse un mínimo a sentir aquello que sienten aquellos que observa en la retaguardia.
Es un tema hipnótico que nos sumerge en el alma de su protagonista y nos traslada todos sus tormentos y anhelos. Al particular carácter de aquel se une lo enigmático de su figura y la trascendencia de sus actos para el destino del resto de personajes.
Queda así trazado el poderoso calado dramático de la música gracias a un tema excelentemente trabajado en lo musical y en su propia concepción. No resulta para nada un tema repetitivo o que sature pese a su continua aparición y consigue darle a la serie su particular personalidad gracias a la extraordinaria fusión que hace con el diseño de su personaje.
Y en cuanto al otro tema, en una película sin apenas música, ésta se revela como ingrediente fundamental para conocer la connotación dramática de esta extraña y hermosa historia de amor. Tom Holkenborg construye un tema de hermoso lirismo y tristeza que sitúa al Djinn como verdadero epicentro de la trama.
Funciona por contraste con la sobriedad emocional de la película, ya que aparece en momentos muy puntuales en los que el personaje parece gritar a los cuatro vientos cuál es la pena que lleva dentro. Gracias a este tema entendemos realmente el propósito de la película: leer en prosa el amplio espectro de sensaciones y paradojas que suponen tanto el hallazgo del amor como su pérdida.
Precisamente por esa parquedad y el uso tan preciso y limitado que tiene, el alcance de la música es tan grande y poderoso en el film. Entenderemos tanto el dolor como el deseo de ser amado del Djinn a través de una partitura que irradia verdad y sufrimiento y lo ubica como héroe romántico que propugna y pregona la férrea doctrina del amor.
2. HIGHWAY TO THE ANGER ZONE from THE BATMAN (by Michael Giacchino) – Por Braulio Fernández
El segundo mejor corte del año ha sido Highway to the Anger Zone, tratándose de una de las pocas ocasiones de los últimos años en que un corte de acción se convierte en uno de los mejores momentos músico cinematográficos del año.
Esto sucedía más a menudo antes. Pero es que Michael Giacchino sorprende en esta ocasión con un violento corte para una de las mejores escenas de la película en el que puede escucharse perfectamente la influencia del trabajo de Elliot Goldenthal (Batman Forever) en la ampulosidad del viento metal insertada en una construcción a largo plazo más típica de Hans Zimmer (Dark Knight Rises), incluso con ritmos y transiciones muy típicas del compositor alemán hacia el final.
Todo ello tamizado por el sonido orgánico y un tanto retro de Giacchino.
3. WHERE THE SHADOW LIES from RINGS OF POWER (by Bear McCreary)– Por Fernando Ayuso
Si hay un tema que conecta con la esencia del universo de El Señor de los Anillos de Howard Shore, ese es Where the shadow lie.
McCreary brinda una melodía que aporta una enorme personalidad a la serie y a su propia premisa, ya que nos encontramos ante el tema de los anillos de poder.
La música tiene un poderoso carácter evocativo que conecta la oscuridad del propósito del anillo único, que recala en Mordor, y la capacidad embaucadora de Sauron, jugando así con el doble significado de la palabra “lie” en inglés.
Una de las muchas jugadas maestras de McCreary en una serie que es mucho mejor gracias a su trabajo.
4. VODOO MAMMA from BABYLON (by Justin Hurwitz) – Por Samuel Lorenzo
El exclusivo Justin Hurwitz compone Voodoo Mamma con el propósito de darle a Babylon un estribillo, de la misma manera que engendró Another Day of Sun para La La Land (La Ciudad de las Estrellas, 2016). Con este tema Hurwitz y Chazelle elevan el corte a su máximo exponente.
Dentro de la película, Voodoo Mamma es tocada por una banda de jazz, por lo que podríamos considerarla como música diegética. Personalmente, creo que Babylon tiene mucho de musical y este tema lo demuestra.
Esta es la razón por la que Voodoo Mamma es un tema tan pegadizo, que al escucharlo en la gran pantalla provoca que el público quiera seguir a los personajes en sus frenéticos y carnales bailes.
Voodoo Mamma es un camino que empieza con un desenfreno absoluto y termina en los créditos finales en la más absoluta decadencia, siendo una metáfora de la historia de los personajes, y en última estancia del cine mudo.
En AsturScore hacemos nuestra la frase que dice Nellie LaRoy (Margot Robbie) al empezar a sonar Voodoo Mamma: amamos esta música.
5. GALADRIEL from RINGS OF POWER (by Bear McCreary) – Por Fernando Ayuso
Cada día es más difícil encontrar melodías que calen, que escarben entre tus fibras y te hagan sentir esa sensación inexplicable que eleva el ánimo y el vello a la par. Si hay un tema de 2022 que ha conseguido todo lo descrito ese es Galadriel de Bear McCreary.
La música engrandece cada fotograma, cada gesto y cada línea de diálogo; lo empapa todo con una energía contundente, una melancolía bella, una tristeza profunda. El alma de Galadriel en Los Anillos de Poder pertenece al universo de Tolkien, y, para mí, mucha culpa de ello la tiene McCreary.
MEJOR BANDA SONORA SERIE TELEVISION 2022
01. THE LORD OF THE RINGS: THE RINGS OF POWER (by Bear McCreary) – Por Fernando Ayuso
Que Bear McCreary ha sido dotado y bendecido con el don de la melodía es algo que ya sabemos desde hace años, pero, siendo honestos, esto no nos lo esperábamos; al menos no a este nivel y para el medio televisivo. Y es que el compositor nos ha brindado en 2022 la que probablemente sea defendida por muchos como la mejor banda sonora que jamás se ha hecho para una serie de televisión.
Con innumerables motivos musicales y más de una quincena de temas únicos y diferenciables, completamente pegadizos, además de colores y texturas que pretenden conectar con el universo creado por Howard Shore, McCreary entrega una partitura en la que ni siquiera pierde su fuerte personalidad, un lenguaje que impregna cada detalle.
Siguiendo la senda trazada por Shore, ésta es una banda sonora profundamente narrativa, un trabajo majestuoso que marca un cénit, no solo en la carrera del compositor, sino en la propia industria televisiva.
Desafortunadamente, la serie no ha tenido el éxito necesario para que el mensaje cale lo suficiente. Sin embargo, The Rings of Power es, a nuestra forma de ver y entender la música audiovisual, la mejor banda sonora del año 2022, incluyendo cine y televisión.
02. INTERVIEW WITH THE VAMPIRE (by Daniel Hart) – Por Daniel Fernández
Solamente el descomunal trabajo de Bear McCreary para The Rings of Power ha sido capaz de eclipsar la original y vibrante obra de Daniel Hart para Interview with the Vampire (Entrevista con el Vampiro), la nueva revisión de la novela de Anne Rice.
Es una música cargada de refinamiento que denota la clase aristocrática a la que pertenecen sus personajes y su posición social, a la vez que bucea por sus sentimientos e inquietudes más íntimas. Destaca por su poderosa carga narrativa y el apasionado viaje que hace a través de unas almas que ante todo desean compañía y afecto en un mundo de oscuridad y tinieblas.
Es una música que se muestra igual de piadosa por su desdicha como implacable por su naturaleza violenta y destructiva. En un sentido puramente dramático, se acentúa la terrible carga que llevan sobre sus hombros y los muestra como seres rotos en busca de una impensable redención.
La música así, refleja las contradicciones inherentes a su propia existencia y emana una sensibilidad y desaforado romanticismo que hace que terminemos siendo cómplices de su desahuciada vida.
Todo ello con un acabado de impoluta exquisitez y gusto en lo musical. Transmite con gran lucidez la magnitud de las emociones que vivencian y termina despertando en el espectador una gran compasión a la vez que los deja desnudos y vulnerables ante la condena que suponen sus vidas.
03. THE ORVILLE: NEW HORIZONS (by John Debby, John Frizzell) / MOON KNIGHT (by Hesham Nazih) – Por Carlos Mulas
Con una tercera temporada de la atípica serie de ciencia ficción, que ha costado sudor y lágrimas que los aficionados consiguiéramos ver en 2022, la serie de Seth Macfarlane y compañía ha sorprendido apartando en su mayor parte el tono de comedia, y centrándose en dilemas morales y tramas serias que entrelazan a personajes y derivan directamente de los mejores capítulos de las anteriores temporadas.
El cambio más notable es que la duración de los episodios aumenta hasta la hora, e incluso hora y veinte minutos.
De estas razones se extrae que el equipo de compositores haya tenido una oportunidad única de ampliar el ya de por sí “increíble” universo musical al que nos habían acostumbrado, con composiciones de aventura y acción pocas veces escuchadas en televisión, que nos remitirían (por hacer una comparación) a los más clásicos Goldsmith o Williams; pero también con temas mucho más personales y unidos a personajes y tramas más dramáticas que le aportan la madurez musical suficiente para decir que The Orville tiene entidad propia.
Como elementos a resaltar: la nueva adaptación del tema de la serie de Bruce Broughton, que es una delicia; y el sentido afinado del propio Macfarlane, que con más presupuesto y más duración, les da la oportunidad a los compositores de hacer largas composiciones (para lo que es la televisión), donde deslumbrar musicalmente en secuencias sin apenas diálogos, que se apoyan en los estupendos efectos visuales y diseño de producción.
Y cambiando de tercio, tenemos la esquizofrénica, divertida, aventurera y a ratos inquietante serie de Marvel, que tiene sin duda su pilar central en el estupendo Oscar Isaac (la razón principal por la que merece la pena ver la serie) y en unos efectos y diseño de producción espectaculares, acordes al presupuesto, claro.
La tercera razón es la banda sonora de Hesham Nazih, que navega entre la épica más absoluta, la aventura más clásica (a lo Indiana Jones), y un exotismo que no es habitual en la televisión, con el uso de instrumentos y voces que asociamos al mundo oriental, árabe, y también al desierto.
Un tema principal que vertebra de alguna manera toda la partitura, y que de por sí es uno de los mejores del año; los diferentes motivos que recorren la banda sonora, que la cohesionan como una gran película, solo que muy larga; y el uso casi omnipresente de coros, voces, a veces lamentos… son los atractivos principales de Moon Knight.
04. THE GILDED AGE (Harry & Rupert Gregson-Williams) / THE ENGLISH (Federico Jusid) – Por Daniel Fernández y Samuel Lorenzo respectivamente
The Gilded Age: Una de las revelaciones de la temporada, sin duda ha sido esta serie de época ambientada en el Nueva York de finales del siglo XIX en la que dos familias de clase acomodada pugnarán por la posición y el prestigio en la elitista sociedad de la época. Narra en clave de humor las disputas y rencillas derivadas de sus encuentros y desencuentros.
Los hermanos Gregson-Williams componen para ello una fresca y vivaracha partitura de corte sinfónico que reflejará todos los chances entre ambas partes, siempre salpimentado por un exquisito y locuaz sentido del humor.
A nivel narrativo nos encontraremos dos temas que se convertirán en el epicentro de la banda sonora: uno para la familia ya asentada, de corte más distinguido y aristocrático y otro para la familia recién llegada, mucho más brioso y enérgico y que anuncia el cambio en todos los estratos (sobre todo, sociales) que se avecina sobre una sociedad estancada en sus viejas normas.
Ambos se posicionarán férreamente en su discurso musical, llegándose anular el uno al otro y defendiendo con obstinación su actitud hacia el otro. Esa reyerta será lo que otorgue la gracia y el ángel a la serie y la convierta en un divertido espectáculo de egos enfrentados.
Mencionar las abundantes referencias a Thomas Newman en sus partes humorísticas y el refinamiento en todo su acabado.
The English: Reconozco que soy muy malo para seguir series actuales e intento ser estricto con mi horario, pero bien valió la pena hacer una pausa para ver The English.
The English cuenta muy bien la historia sangrienta de Estados Unidos llena de venganza y ambición, donde los personajes no pueden escapar de este infierno. Una magnífica fotografía y una estratosférica Emily Blunt (vaya novedad) hacen de esta miniserie una más que grata sorpresa.
La música de esta cruda miniserie está perpetrada por el compositor argentino Federico Jusid. Alejándose casi por completo de un estilo western, la música gira alrededor del melodrama de Cornelia y Eli. Estos personajes se enfrentan al desierto del lejano oeste representado más en clave experimental y cuyo representante es David Melmont.
Federico Jusid ayuda al espectador a contemplar las imágenes. De esta forma nos permite remover en nuestro interior el melodramático desarrollo de la pareja protagonista. Además, sabe incluir sonidos frescos en clave experimental para al lejano oeste y sus malas alimañas.
AsturScore se ha rendido ante The English y, empatado con The Gilded Age de los hermanos Gregson-Williams, se ha colado en el top de mejores bandas sonoras de series.
05. THE SANDMAN (David Buckley) – Por Daniel Fernández
David Buckley componen una intensa y envolvente banda sonora de corte dramático y atmosférico capitaneada por un excelente tema principal, ya comentado en el apartado de mejor tema.
Las músicas que rodean a este tema están también cargadas de misticismo y alegoría. Su tono enigmático ayuda introducirnos en los diferentes mundos y contextos que explora la serie, así como a los personajes que la pueblan.
Son músicas a veces oscuras y tenebrosas que trasladan un latente sentido de lo funesto, y otras veces cargadas de lirismo y compasión para remover las emociones del espectador y hacer que éste pueda empatizar con las situaciones planteadas.
Estos momentos son especialmente delicados y bellos, pues la ternura que despiertan son proporcionales a su dureza tal como recogen cortes como A Kind World an a Friendly Face. Estas músicas ayudan a perfilar el aura del resto de personajes y los convierte en amenazantes o piadosos.
Es una banda sonora muy sólida en su estructura gracias a que su columna vertebral que es su tema principal está perfectamente posicionado y todas las ramas que de él se derivan y hacia él van cobran un sentido argumental. Entenderemos mucho mejor el tormento interior del personaje principal así como su misión contrastando la naturaleza de su tema con la del resto de músicas.
MEJOR COMPOSITOR 2021
01. DANIEL PEMBERTON / BEAR MCCREARY – Por Rubén Franco
Llevo AÑOS, muchos ya, que no paro de disfrutar con ambos compositores, y es que creo que, hoy por hoy, ambos son parte del futuro de la salud de la que pueda gozar el universo de la banda sonora. Y ahora, voy a empezar por el bueno de Daniel Pemberton, definitivamente el compositor más ecléctico que campa por el universo cinematográfico y televisivo actual (eso lo tengo tan claro como que la Tierra no es plana).
De The Bad Guys (Los Tipos Malos) ya hemos hablado, una de las mejores partituras del año en AsturScore, donde Pemberton nos demuestra lo bien que se lo ha pasado y el magnifico sentido del ritmo que tiene (ese que abunda en su filmografía como en los títulos The Man from U.N.C.L.E. o Spider-Man: Into the Spider-Verse). Pero es que no ha dejado de pasárselo bien, y no bien… se lo ha pasado de cine.
Enola Holmes 2 vuelve por los fueros de la primera entrega, ampliando villanos (señores, ya asoma Moriarty), y ampliando también la paleta musical de la primera entrega (a los temas ya conocidos, y algunos expandidos como el tema de amor) se suman momentos increíbles, destacando dos magníficas escenas recogidas en los cortes Deductions y la divertida persecución recogida en Carriage Escape (con un sentido del ritmo brillante). Mención de honor para uno de los villanos, el genial David Thewlis, y el cameo de Pemberton dirigiendo una pequeña orquesta en una casa de alterne.
Amsterdam estaba llamada a ser una de las películas del año, y aunque ha resultado fallida e irregular, tiene una factura impecable y un puñado de personajes maravillosos, especialmente Christian Bale y con una interpretación a destacar de Robert De Niro. La puesta en escena es brillante, y es una película que alterna momentos desternillantes con otros fallidos. Gustándome la película, en lo que SÍ ha habido unanimidad total, como se ha visto recogido en nuestro Top, es en la partitura del Señor Pemberton, con un ritmo de conducción muy desplatiano, pero a la vez muy de su autor. Es brillante, y una de sus partituras más maduras hasta la fecha.
En cuanto a See How They Run (Mira como Corren), una divertida comedia de época basada en una obra de Agatha Christie, con un Sam Rockwell impecable, contiene una de las mejores (y creo que infravaloradas) partituras del año. Intriga, misterio, diversión y ritmo (Londres, años 50, enough said) flotan en las notas musicales de Pemberton, una partitura rica temáticamente (es una auténtica delicatessen), donde destaca sobremanera el ritmo de la apertura de la película (A Lavish Affair) y el vigor y la intensidad de sus brutales end credits.
Cierra el cine (y dije el cine, aún queda la tele) la divertida comedia dramática Brian & Charles, una bonita y divertida historia de amistad de un inventor llamado Brian y su robot humanoide Charles Petrescu, 90 minutos maravillosos que transcurren en un pueblo galés, una película a reivindicar desde ya mismo (ya no se hacen películas de este tipo). Pemberton entrega una pequeña joya electrónica, donde asoma en su tema más luminoso el ritmo y un pequeño aroma de Enola Holmes (el espíritu inventor de Brian) pero también el aroma «Irish» de la campiña galesa, con un rollo estilo A Local Hero de Mark Knopfler. Maravilloso.
Y cerramos el año (SI TE PARECE POCO) con la televisión; la desternillante serie The After Party, un crimen que se resolverá a través de 8 capítulos donde cada uno de los entrevistados aportará su particular visión del crimen, y la serie de espías británica Slow Horses (actualmente en su segunda temporada). En la primera, el bueno de Pemberton ha creado multitud de temas y colaborado en canciones (el capítulo de Jasper es para enmarcar, no de los mejores personajes que ha dado a luz la televisión en años); es una banda sonora que destaca su mayor virtud, lo ecléctico (funk, rock, electrónica, misterio, romántico, infantil, acción, musical, Ska-P,…). En cuanto a la segunda, tenemos un magistral uso de la electrónica para la acción e intriga que requiere la serie y un tema central soberbio, compuesto por Pemberton y Mick Jagger (quien además canta la canción que se construye sobre ese tema, Strange Game), que es una JOYA, uno de los mejores compuestos en los últimos años para televisión (por cierto, GARY OLDMAN está IMPAGABALE).
Casi Ná…
Y el casi Ná es extensible para el otro compositor que ha empatado a votos con Pemberton, el gran Bear McCreary, quien ya tan solo por haber compuesto esa joya llamada The Lord of the Rings: The Rings of Power merecía el más alto honor. Ha sido la mejor banda sonora de televisión del año (y si hubiéramos abierto el melón de mejor banda sonora global incluso lo hubiese ganado para todo, incluido cine, como pasó en los IFMCA Awards).
Además, dos de sus temas han salido elegidos entre lo mejor del año, Galadriel y Where the Shadows Lie, pero es que había muchos más que asomaron en las votaciones (como el Into Númenor, una auténtica joya), y eso olvidándonos del temazo que nos regaló Howard Shore para la serie…
Rings of Power ha sido una orgía musical para los aficionados a la música de cine (algunos la han bautizado como la mejor banda sonora jamás compuesta para televisión, y podría no faltarles razón; al menos si que estarán entre las 5 mejores, pero tranquilamente podría ser la mejor). Es cierto que la música ha resultado estar muy por encima de una serie que tarda en arrancar demasiado, pero que luego crece con cada capítulo, y al final resultar estar francamente muy bien (no entiendo las críticas tan negativas, aunque si es cierto que los personajes son poco empáticos para el espectador, y eso es un problema).
Bien, ya tenemos en la cabeza Rings of Power, pero es que esta año además ha estado pluriempleo en muchos más trabajos. Para empezar, y no es poca cosa, ha cerrado su periplo por una de las series más longevas de los últimos años, una que le ha dado prestigio y popularidad, The Walking Dead, que tras 11 temporadas baja le persiana, ayudado por Sam Ewing. Y junto con esta, también ha continuado expandiendo el universo musical de una de sus mejores partituras, la que ha compuesto para la serie de corte fantástico-epico llamada Outlander en su sexta temporada.
Si te parecía poco, el bueno de Bear McCrery ha dicho Si, Quiero a la serie de época The Serpent Queen (renovada para una segunda temporada), una de las series historias más caída y dívertidas de los últimos años, con una Samantha Morton que los devora a todos. McCreary, al igual que los creadores de la serie (quienes han dotado al guion de un lenguaje de tonos más modernos y una narración bestial que rompe la cuarta pared), ofrece un tono más moderno en su tema central, el de Catalina, que abre ien los títulos de crédito de la misma casi como una suerte de tema rock tirando a heavy, pero que luego recibe un tratamiento más sinfónico en vertientes tanto dramáticas como rítmicas y juguetonas para los tejemanejes de Catalina de Medici. Un acierto total.
Y cierra su periplo televisivo con la miniserie The Witcher: Blood Origin (El Brujo: Origen de Sangre), donde McCreary ofrece una intensidad musical acorde con el tono épico de la serie, no exenta de ritmos modernos/cañeros, agrandando su gran año en la pequeña pantalla.
Ha tenido tiempo para participar además, en un documental llamado Call Me Miss Cleo, en una irregular cinta de animación llamada Paws of Fury: The Legend of Hank (Un Héroe Samurai: La Leyenda de Hank), donde McCreary nos ofrece un muestrario de música llena de luz y fuerza, con tonos orientales y funkys que por momentos recuerdan trabajos de los 70 al estilo de Lalo Schifrin, con un excelente tema central.
AH, se me olvidaba… y ha tenido tiempo para trabajar en dos videojuegos, Gotham Knights y la genial God of War: Ragnarok, donde de nuevo vuelve a esta franquicia de God of War, y por la puerta grande, de nuevo con despliegue musical de épica y aventuras envidiable, digno de una partitura de película.
Lo dicho, vaya AÑO de DANIEL PEMBERTON y BEAR MCCREARY.
02. MICHAEL GIACCHINO – Por Rubén Franco
The Batman podría ser el único argumento válido para sostener y refrendar que el nombre de Michael Giacchino figure con total justicia entre los mejores del año (no es casualidad que haya salido elegido la mejor banda sonora del año, vamos). Un trabajo sólido y efectivo a nivel temático y narrativo, y con algunos buenos «puñaos» de cortes de acción que figuran como algunos de los mejores momentos de luos litros 20 años (hacía años que no se escuchan tanta fuerza y energía en un corte de acción como el de la persecución de coches, donde Batman va tras el pingüino, gran caracterización de Colin Farrell, y enorme Robert Pattison como Batman).
Pero el hombre no sabe parar ahí; el 2022 ha tocado año no sabático, y lo hemos visto multiempleada en trabajos de nivel A, empezando por el cierre de los Mundos Jurásicos en Jurassic World: Dominion, una película que tristemente se desinfla de manera brutal en un clímax final inacabable y falto de interés (la vieja guardia al menos compensa el esfuerzo de aguantar la película). El que no baja el pie del acelerador es Giacchino, quien cierra su periplo jurásico con notable alto, expandiendo el material inicial propio, recogiendo el guantelete de los temas de Williams, y añadiendo nuevos colores y sonoridades.
Además, por Marvel volvió a pasar en la cuarta entrega de la divertida, hilarante e irregular Thor: Love and Thunder, de nuevo dirigida por Taika Waititi (quien de nuevo vuelve a contar con Giacchino tras la genial Jo Jo Rabbit), y con un Giacchino que vuelve a contar con la inestimable ayuda de su colaboradora Nami Melumad (con quien ya trabajó en la genial An American Pickle). Giacchino pone los temas, y Nami hila el vestido final. Y señores, vaya como luce.
Además ha dirigido la película y compuesto su música para la aventura marvelita de hombres lobos, cuyo título es Werewolf by Night (La Maldición del Hombre Lobo). Y el trabajo es épico y eficaz, a la altura del nivel exhibido durante el año.
Cierra el año con ese triste desastre y desaguisado que fue Lightyear. No ha sido un buen año para PIXAR, sinceramente. Ni Red fue una gran película, ni Lightyear, tal como está concebida y rodada, aporta absolutamente nada que sea interesante. Es insulsa, apática y carente de emoción; se ve, vale, porque se ve, pero según se acaba se olvida, y no tiene nada que la haga memorable. Bueno, nada salvo la música de Michael Giacchino, que por otro lado, no ha inventado la pólvora, pero si que ha hecho algo brillante. Ha vuelto a ser el Giacchino épico de aquellos años primerizos, con un tema central robusto y aventurero, retentivo, muy eficaz y resultón, con bloques temáticos de acción brillantes, frescos e interesantes (algo que me encantó), además de encontrarme ideas y sonoridades brillantes y originales. Un trabajo que exhibe músculo y oficio para insuflar algo de vida a esta película floja e innecesaria.
En resumen, ha sido uno de los mejores años en la carrera de Michael Giacchino, quizás el mejor de los últimos diez años.
03. FEDERICO JUSID – Por Samuel Lorenzo
Bajo mi punto de vista, el mejor compositor del año es aquel que compone más bandas sonoras, manteniendo en todas ellas un alto nivel artístico dentro de un año natural, lo cual es muy difícil en esto del arte.
Descubierto por un servidor allá por 2020 con El verano que vivimos, ya pude incluir al argentino en mi lista de compositores hispanohablantes, lo cuáles representa una nueva generación de compositores con una proyección más que prometedora. En esta lista también incluyo a nombres como Arturo Cardelús, Iván Palomares o a Óscar M. Leanizbarrutia.
Para el resto de los mortales el año de Federico Jusid no ha pasado desapercibido, y eso que las series para las que ha trabajado no ha ayudado mucho a su visibilidad. La falta de visibilidad ha permitido a Jusid componer sin presión industrial como es en el caso de Now and Then y The English. Además, un 2021 sabático le ha permitido mejorar más como profesional.
Para AsturScore Federico Jusid merece este título porque representa muy bien a su generación. El argentino es la mezcla perfecta del neoclásico y lo experimental, sin perder de vista sus raíces como bien muestra en Santa Evita.
04. ALEXANDRE DESPLAT – Por Rubén Franco
Raro es el año en el que el francés no esté metido en alguna parte del TOP, sea como compositor, tema o mejor banda sonora del año (bueno, si, más raro es verlo metido en serie de televisión… pero oye, espérate, tiempo al tiempo, quien sabe).
Ha sido un año raro (que no malo) para Alexandre Desplat; simplemente su trabajo para Guillermo del Toro’s Pinocchio debería haber tenido más recorrido del que ha alcanzado, y me explico. A mi me parece una joya; de hecho he estado un mes entero escuchándola tras ver dos veces la película (por cierto, en la segunda vez TODO me ganó de goleada; es una película cargada de emotividad y melancolía, como su música). Y ojo, aquí servidor se escuchaba la edición completa, la digital, no la editada en CD. Y me ha parecido una maravilla.
Si da la sensación de que es mejor como partitura instrumental que como musical, pero con cada escucha me crece lo segundo (como la nariz del protagonista) y ay canciones realmente deliciosas (como My Son) y otras sumamente descacharrkantes y cargadas muy mala leche (Il Duche). Imprescindible en lo mejor del año, como película y como banda sonora, que parecía llegaría nominada a los Oscar con justicia y se quedó a las puertas en los Globos de Oro. Envejecerá como un clásico de Desplat, al tiempo.
Menos se hablará de esa otra joya que es The Outfit (El Sastre de la Mafia), thriller noir con toques de humor negro donde Mark Rylance se convierte en el AMO de la función, una especia de Obra de Teatro mafiosa de buen guion (por momentos genial y en otros mejorable, pero siempre disfrutable), y respaldado por buenos secundarios. También vista dos veces (y las dos disfrutadas), lo que se sale de madre, de nuevo, es Desplat.
Y es que el Desplat modo thriller, aderezado de toques jazzísticos, es una de mis perdiciones. Como construye la tensión, como confronta la acción de las peleas y los enfrentamientos, como pausa el tiempo con sus bellas melodías, o como teje musicalmente la trama cual sastre su u traje en ese fantástico tema principal que para mi es de lo mejor que nos ha ofrecido el 2022, pero de aquí a Lima (yo diría que a Júpiter). Es un Desplat que me enamora, tanto en brutalidades como The Ghost Writer (probablemente una de mis top five en mi lista del francés) o en trabajos menores (pero maravillosos) como Firewall (que contiene cortes brillantes).
Y podría haberse quedado ahí, que no es nada, pero todavía nos regaló dos trabajos franceses. El más interesante es una frikada a más no poder, la comedia francesa zombie Coupez! (Corten), un remake de un título oriental, donde el bueno de Desplat de suelta la melena y nos ofrece uno de sus trabajos más eclécticos hasta la fecha, donde tenemos desde música electrónica en clave ochentera (rollo estilo Carpenter o Tangerine Dream, el aroma) hasta cortes más rítmicos de regustillo setentero (Chase podría ser un corte pasado por el filtro de Lalo Schifrin por momentos, con esas brillantes percusiones, aunque luego se torne en más electrónico), sin olvidarnos del Desplat más clásico, como el bonito y desplatiano Théme de Romy (es que tenemos hasta Source music de ascensor en el genial Ascenseur. El otro trabajo, más oscuro y dramático, proviene de un drama francés de la Primera Guerra Mundial llamado Tirailleurs (Padre y Soldado), protagonizado por Omar Sy.
Cierra su año, y de que brillante forma, con su nueva colaboración con el director Stephen Frears para la comedia dramática basada en hechos reales The Lost King, cuyo argumento gira en torno a la búsqueda de la tumba de Ricardo III. La película es sencillita, pero es realmente divertida y emotiva, y funciona como un reloj, desde la dirección hasta el guion, pasando por su reparto (todos ellos brillantes, especialmente Sally Hawkins) y un Deplast entregado a la causa, lo que elevan, y MUCHO, la película. Una composición que no ofrece nada nuevo del catálogo de recursos musicales del francés, pero que sin embargo es toda una delicia. Su música aparece solo cuando es necesario, sabiendo encontrar siempre el tono adecuado a través de su brillante capacidad melódica (sabe ser divertida, dramática o épica cuando es necesaria).
En resumen, un gran año que aquí, en AsturScore, no hemos querido dejar de desatacar, aunque tristemente parezca que haya pasado de puntillas.
05. ROQUE BAÑOS – Por Daniel Fernandez
Oficio, conocer los resortes fundamentales de la música de cine, entender que ésta es un protagonista más que narra y revela aspectos que a veces la historia no alcanza por hacer por sí misma, saber aplicar la experimentación cuando es necesario para crear un entorno capcioso y pesadillesco y, ante todo, comprender que el leitmotiv es el protagonista absoluto de una banda sonora y que su correcta explotación va a permitir darle coherencia y sentido al relato que estás contando. Todos ellos son aspectos que el murciano Roque Baños viene aplicando a lo largo de toda su carrera, mostrando un absoluto respeto por la obra cinematográfica y, sobre todo, por la musical.
Sus películas quedan embebidas por su música y potencian y consolidan la historia y, a veces, la salvan del desastre total y el tedio cómo hace en La piel de tambor. En este trabajo Roque aplica el ABC de la música de cine, en su forma más tradicional y efectiva, a través de un sólido tema principal perfectamente vertebrado y música de acompañamiento para la acción y el suspense que refuerza de forma muy solvente y segura de sí misma las escenas.
Algo muy parecido pasa en la más excelsa e inspirada El cuarto pasajero. En esta divertida y rocambolesca comedia, el compositor articula sólidamente su discurso sobre un brillante tema principal de corte romántico que conoce no menos inspiradas variaciones que van desde un delicioso jazziea una vibrante parte de acción.
De corte completamente opuesto, es la experimental y ecléctica banda sonora para la película de terror Umma, en la que el compositor construye un ambiente malsano y perturbador a través de una inteligente fusión de instrumentación oriental con insidiosas y persuasivas disonancias.
Impecable es el acabado de la música para Veneciafrenia, sobre todo haciendo en alusión a su tema principal. Hablamos de un tema que anuncia en todas sus perversas modulaciones la presencia de la muerte y vicia a la película de maldad y tenebrismo. Termina por convertirse en un diabólico tema romántico que llega a representar la crueldad implícita en los actos más puros.
Finalmente, nos encontramos con las comedias A todos tren 2: Sí, les ha pasado otra vez y Padre no hay más que uno 3, que siguen la línea cómica y sinfónica de las anteriores partes. La primera de ellas, a través de su dinamismo y comicidad, gracias en buena parte a su garboso y alegre tema principal que recuerda en buena medida al mejor Bruce Broughton. La segunda resalta por ser de índole más clásica y refinada, de impoluto acabado y gusto musical tal como demuestran sus títulos de crédito iniciales.
Otro año más redondo para Roque Baños, que sigue demostrando porque el compositor más versátil de la actualidad y de los mejores a nivel mundial.
ESPECIAL AGRADECIMIENTO A EDUARDO CON, BRAULIO FERNANDEZ, CARLOS MULAS, DANIEL FERNÁNDEZ, SAMUEL Y FERNANDO AYUSO POR VOTAR Y COLABORAR EN LOS COMENTARIOS PARA DECIDIR LO MEJOR DEL 2022. HASTA EL AÑO QUE VIENE.