Saint Judy: James T. Sale y la voz del interior
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Después de su paso por diferentes festivales, la película Saint Judy (Sean Hanish, 2018) llegó a los cines estadounidenses el pasado marzo. Este drama biográfico con Michelle Monaghany Alfred Molina posee unas interpretaciones estupendas, pero también incluye un nombre al que llevamos siguiendo un tiempo desde AsturScore: James T. Sale. De las sombras a la luz, puede que esta entrevista sirva para descubrir los talentos ocultos de James. Y un pequeño secreto: le encanta la música de cine (y sus compositores) tanto como a nosotros. ¡Esperamos que disfrutéis de la entrevista!
James T. Sale (Washington, D.C., 1967) comienza sus estudios de percusión en el Instituto de Enseñanza Secundaria Theodore Roosevelt gracias a la Joven Orquesta DC, tras el que asiste al Colegio St. John. Posteriormente, se inscribe en el Programa de Música de Cinede la Universidad de Música Berklee en Boston, donde estudia Composición y Orquestación, con especialización en Música de Cine. Después de mudarse a Los Ángeles en 1992, trabaja como archivero y copista para Suzie Katayama en la colección musical de Sony.
James empieza a componer para cine con The Cheshire Cat (1996), hasta convertirse en el orquestador y director de orquesta de Mark Mothersbaugh, comenzando su relación con Herbie: A tope (2005). Escribe música adicional para películas como Lluvia de albóndigas (2009), Hotel Transilvania (2012) o La LEGO película (2014). Algunos de sus propios proyectos son La voz del interior (2007), The Box (2007), el documental JFK: A President Betrayed (2013), así como Volver a vivir (2014), la película para televisión Sister Cities (2016) y Saint Judy (2018) para el director Sean Hanish.
ENTREVISTA
¿Cuál es tu primer recuerdo musical, el momento en el que decidiste que querías dedicarte a la música de cine?
Cuando era muy pequeño, solía soñar despierto escuchando música. Normalmente, piezas clásicas como la ópera Matías el pintor, de Paul Hindemith, que contiene una narración orquestal muy emocionante. Escuchar música me hacía imaginar historias de manera instantánea. Y me preguntaba si alguna vez sería capaz de crear una música como ésa. Terminé por convencerme de que no podría, aunque me equivocaba.
Entonces, con diez años, vi La guerra de las galaxias y descubrí que, de alguna manera, quería trabajar en el cine. La guerra de las galaxias cambió mi vida para siempre. Algo absolutamente reconfortante en una edad llena de inseguridades. Esa música me transportó a otro lugar de un modo increíble. Aún me llevó unos cuantos años armarme de valor para estudiar música de cine y aprender cómo se hacía, incluso si no era el mejor estudiante. Me daba igual, tenía que aprender.
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Tu último trabajo, Saint Judy, se acaba de estrenar en los Estados Unidos. ¿Qué puedes contarnos sobre él?
Saint Judy es una historia real maravillosa, basada en la lucha de una abogada de inmigración, llamada Judy Wood, para que el sistema legal reconozca a las mujeres como una clase protegida de asiladas políticas. La historia está llena tanto de emoción como de tensión, a veces, mientras Judy lucha en favor de la ciudadana afgana Asefa Ashwari. La música refleja las luchas, legales y personales, entre ambas mujeres y su lucha contra el “sistema”.
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¿Cuál ha sido el tratamiento musical del proyecto?
En principio, partíamos de dos ideas diferentes, pero la música ha terminado basándose en cuerdas en staccato mezcladas con electrónica. Las cuerdas tienen un motivo pulsante que representa la determinación de Judy y su avance continuo. Ese era el objetivo principal de la música, mientras que el material emocional está sutilmente tratado con unos toques de piano. En una película como esta, con buenas interpretaciones, es muy fácil hacer que se vaya la mano con la música y termine por destacar demasiado. Ha sido todo un reto para mí conseguir la cantidad correcta de tensión o emoción que requería la escena. Ha resultado complicado contar la historia y no llamar la atención con la música.
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Has colaborado con Sean Hanish, el director, en varias ocasiones. ¿Cómo lo conociste?
Conocí a Sean en 1992, cuando se acababa de graduar en la Universidad del Sur de California, en una proyección de su cortometraje de fin de carrera, titulado Sales Tribe Grashecki. Ambos somos grandes aficionados al fútbol americano. Incluso antes de trabajar juntos, quedábamos los domingos, durante años, para ver los partidos. Finalmente, compuse música para alguno de sus anuncios y, entonces, trabajé en su primer largometraje potente, Volver a vivir.
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¿Cómo es trabajar con él?
Sean es un tipo inteligente, con una increíble facilidad para conseguir unas interpretaciones absolutamente fenomenales de sus actores. También tiene un gran oído musical y buena sensibilidad. No todos los directores poseen un buen sentido de la música y de cómo funciona. Sean sabe lo que quiere que haga su música y aprecia cuándo funciona bien en la película. ¡Me encanta trabajar con él!
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Otro nombre con el que se te asocia es el compositorMark Mothersbaugh. ¿Qué has aprendido junto a él?
La cosa más importante que he aprendido de Mark es cómo tratar a los clientes, directores o productores. Nunca les hagas sentir que lo que te piden, da igual lo difícil o inconveniente que resulte, es un problema. Di que SÍ a todo. Es una buena política de atención al cliente y, además, si no les haces sentir cómodos, no hay razón para que vuelvan a contratarte.
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El año pasado también trabajaste en Actos de violencia, con Bruce Willis. ¿Qué ideas o indicaciones te dieron?
Brett Donowho, el director de Actos de violencia, tenía unas ideas muy específicas sobre la música. Habíamos trabajado juntos antes en dos películas que Brett había producido, La voz del interior y The Box, así que ya existía un cierto grado de confianza entre ambos.
La película tenía una banda sonora temporal con la que Brett se encontraba a gusto, así que mi trabajo consistió en manejar el film siguiendo las pautas de la música temporal, pero a mi manera. Todo un reto, pero me parece que terminamos haciendo algo que cubre las necesidades de la película y no suena como una copia. Me hallo muy cómodo con las percusiones complicadas y la electrónica de mis trabajos de acción, así que este resultó muy divertido.
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Me gusta especialmente tu música para el documental Surviving Home. ¿Cómo conseguiste el proyecto?
Gracias. Me alegro de que te guste. Me presentaron al estupendo equipo que forman Jilliany Matthew Moul mientras buscaban compositores para el documental. Antes de mi entrevista, les envié música que había escrito para otros documentales, lo que me ayudó mucho. Les gustó el material y, además, hice buenas migas con Matthew durante la entrevista personal.
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¿En qué te inspiraste?
Para capturar la esencia de las historias de los veteranos, asigné un instrumento específico a cada personaje, para definirlo y contar su historia particular. De modo que, para uno de los personajes, se emplea la guitarra eléctrica. Para otro, una guitarra acústica. El arpa, para otro conjunto de personajes. Todos tienen su tema propio también, pero la asociación instrumental forma parte de la identidad del grupo. Así que, principalmente, es un trabajo basado en la guitarra, con algo de arpa. Sólo al final, tenemos un poco de clarinete para una escena muy emocional en la que Claude Anshin Thomas visita la tumba de su padre. Sentí que un poco de Americana, una pizca de nostalgia a la antigua usanza, era lo que mejor funcionaba en ese momento.
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Si tuvieras que recomendar una de las bandas sonoras en la que has trabajado a un nuevo aficionado, ¿cuál escogerías y por qué?
Los trabajos son como hijos. Incluso si tienes treinta, quieres a cada uno de ellos en sus propios términos y por diferentes razones. Pero si tengo que escoger una obra favorita, serían las bandas sonoras para Hotel Transilvania y Hotel Transilvania 2. Guardo muy buenos recuerdos de ambas y me encanta el hecho de que estas películas me permitieran crear música disonante y experimental, pero divertida al mismo tiempo. Pude escribir para maderas de un modo curioso y muy poco habitual hoy en día, porque se considera anticuado. Las sesiones de grabación también fueron estupendas y el proceso de complementar unos personajes y una animación tan fantásticos es algo que nunca olvidaré. Esas partituras tienen un lugar especial en mi corazón.
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¿Nos puedes contar algo de tus nuevos proyectos?
Tengo varias cosas interesantes entre manos, pero justo ahora estoy escribiendo una pieza para clarinete bajo y pequeña orquesta, que espero poder estrenar el año que viene. En el mismo estilo que Hotel Transilvania, pero más apropiado para la sala de concierto. Se trata de tres movimientos y cada uno de ellos está basado en personajes literarios de tres novelas o relatos.
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Buena suerte con este proyecto y muchas gracias por tu tiempo.
Gracias a vosotros por la difusión de la música de cine y por esta entrevista. Estaría encantado de poder hablar algún día sobre el genio de Jerry Goldsmith o Alex North, o incluso Thomas Newman.