Todo sobre el 2010
Desde que en el cine más comercial se manejan grandes presupuestos los principales artífices de una película, como productores o directores han tenido mayor control sobre el producto que realizan. Esto tiene su lógica: a nadie le gusta perder su dinero y los que lo ponen suelen ir a lo seguro. Tal vez por ello el llamado “arte” se pueda haber visto un poco más resentido.
Puede ser que por eso en las bandas sonoras de las películas más populares se haya percibido en los últimos años una sustitución del elemento más creativo por el más funcional. Para los más puristas y más nostálgicos esto puede ser un impedimento para disfrutar de una buena banda sonora o simplemente un mero pretexto para decir que actualmente “no se hace buena música de cine”.
La buena calidad de una banda sonora no creo que haya que medirla por lo espectacular o no espectacular que sea (aunque a nadie le amarga un dulce, claro), sino porque haga una buena función en la película, un buen acompañamiento o, sencillamente aporte o diga algo. En muchas ocasiones lo compositores tienen que convertirse en verdaderos malabaristas y tienen que jugar no solamente con lo que le está pidiendo la película, sino con el director o incluso el productor de turno que tiene unas ideas muy diferentes para la música de la película. A veces estos tienen razón y la película se ve favorecida, otros asistimos a verdaderos actos de vandalismo cinematográfico como, por ejemplo, ha hecho en más de una ocasión Ridley Scott.
2010 no ha sido precisamente un año idílico con la música. No encontramos esos flamantes temas orquestales o con tremenda personalidad de los 80 o de la época clásica, o esas percusiones endiabladas de los 70. Pero si comenzamos a escarbar podemos encontrarnos con auténticas joyas y con verdaderos procesos de dedicación a una película. Una banda sonora se compone al fin y al cabo para acompañar a unas imágenes y darles sentido y desde el punto de vista técnico me atrevería a decir que hoy en día la música de cine es perfecta. Otra cosa es encontrarnos temas de esos con personalidad propia y que caractericen de especial manera una película como, por ejemplo, ha hecho John Williams con la mayoría de sus creaciones.
2009 fue un año especialmente raro, ya que en él nos encontramos partituras tan notables como Star Trek, Drag Me To Hell (Arrástrame al infierno) o Up, de esas que encandilan a los aficionados porque cuentan con un tema que cala pronto en ellos. Pero la música de cine, y más hoy en día no está hecha para “encandilar”. Eso es un efecto que muy pocas logran. Hay un control muy grande sobre todo lo que se hace y los riesgos que los principales responsables en la elaboración de un filme toman son los justos. Y a veces componer una música que sea muy llamativa y ponga en segundo plano a la propia película puede considerarse una amenaza por los propios productores (o director). Otras veces será el compositor el que no de con la tecla o no se encuentre inspirado, pero yo soy de los que se inclina más a pensar que pasa lo primero.
La funcionalidad no debe ser vista como un enemigo del filme. A todos nos gusta deleitarnos con bellas melodías o rítmicos temas pero debemos comprender que, entre muchos factores, el compositor a veces se ve obligado a tirar de oficio para hacer algo que tal vez no considera oportuno y que, además, suele ser lo último en ponerse en la película.
El Cine más comercial y de acción: Ya no suenan campanas de boda
Si nos vamos a los títulos más palomiteros de este año no encontraremos ningún score con el que podamos decir “guaaaaaaaauuuuuuu”, hablando en términos del aficionado más exigente. Salt o The A-Team (El equipo A) son dos títulos que ofrecían más posibilidades para hacer una música de esa que “obnubilase”. Sin embargo, todo se queda en meros temas de acompañamiento, tremendamente efectivos, estupendamente estructurados y con una gran fuerza. Volvemos al denominador común de la música para cine de acción en lo últimos años: funcionalidad. Precisamente detrás de estas bandas sonoras hay compositores muy competentes, como los dos que nos ocupan (James Newton Howard y Alan Silvestri respectivamente) que saben dotar a su música de un poderío y una prestancia que tal vez otros no alcanzarían para el mismo producto.
Por los mismos parámetros pero algo más convencional es la vibrante banda sonora de Brian Tyler para The Expendables (Los Mercenarios). Pura música de acción para los menos exigentes que en ciertos momentos recuerda a la estupenda The Core (El Núcleo) de Christopher Young.
Predators es una especie de revival de esa joya del cine de acción de los 80 que es la peli de John McTiernan. El referente musical creado por Alan Silvestri era demasiado importante para que John Debney crease algo nuevo, así que lo que hizo fue adaptar el tema clásico y darles unas sonoridades mucho más violentas, percusivas y modernas, creando a su vez temas de acción propios. El resultado no puede ser más apasionante: un score de una inusitada violencia con cortes realmente demoledores en su agresividad como Hound Attack, Predator Attack, Meet Mr. Black o los hiperviolentos Hanzo´s Last Stand o Predator Fight/Royce Runs. Utiliza sonoridades acústicas y atonalidades para definir el terreno hostil que pisan los protagonistas y en líneas generales resulta un score de marcado tono apocalíptico, recargado, sumamente violento y que deja esa sensación de constante amenaza que ya dejaba el score clásico.
Pero si hablamos de un trabajo de acción (aunque la música no sea propiamente de este tipo) estrella de este año sin duda ese ha sido Inception (Origen) de Hans Zimmer. Con una atronadora y devastadora contundencia el alemán construye una de sus mejores y más personales creaciones con una música que penetra en el inconsciente humano como hace Leonardo DiCaprio y sus compañeros en su misión. El hecho de no contar con una melodía reconocible y que los que podríamos llamar “tema principal” no ofrezca una aplicación concreta no es sino producto de situarnos en el inconcreto y difuso mundo de los sueños y sacudirnos emocionalmente como lo hacen las famosas patadas de la película. Tenemos así trazada la música de lo intangible, lo desconocido, lo turbio incluso, del inconsciente humano en definitiva. Habrá momentos en los que se manifieste de forma mansa y tranquila pero también melancólica para recordar los momentos vividos del personaje con su mujer. Otras veces se manifestará de forma agresiva y virulenta: estamos en el mundo de lo etéreo, dónde no hay un orden establecido y las imágenes, a veces, proyectan nuestros más escondidos temores y frustraciones. Un score, en definitiva, realmente elaborado y aplicado de forma sumamente inteligente a la película, que juega con las sonoridades acústicas y electrónicas mezclándolas con algunas más clásicas y que sabe plasmar a la perfección un mundo que nos es claramente ajeno e inalcanzable. Un score que no solamente ha sorprendido al propio aficionado a la música de cine sino al espectador en general.
El Rey Midas de la música de cine actual nos obsequió también con un delirante y resultón tema para la enésima adaptación de las andanzas de Sherlock Holmes, dirigida por el estrafalario Guy Ritchie. Se trata de una pletórica y extravagante partitura de acción capitaneada por el citado tema.
La Nueva cuna de la Música de Cine: La Animación
Si este año lo destacaría por algo es por la tremenda calidad en la música de este tipo de películas. Una de ellas se lleva la palma: How To Train Your Dragon (Como entrenar a tu dragón) de John Powell es tal vez, el mejor score del año. Un trabajo dotado de una impresionante fuerza y un alto ritmo que hace que vueles literalmente con el protagonista de la película, sientas las nubes a tu alrededor y te conviertas en una valiente vikingo que lucha contra un gran dragón. Hay un sinfín de temas de contrastada calidad siendo tanto su escucha aislada como en la película un verdadero lujo del que no podemos escapar. Hay potentes melodías celtas dedicadas al mundo vikingo, increíbles temas de acción para los vuelos o las luchas contra los dragones, bellas y mágicas melodías que resaltan la amistad……todo ello imprimiéndole su personal estilo. Es, en definitiva, una banda sonora que se convierte en una verdadera aventura para el oyente. La épica, la aventura, el romance, la magia, se dan la mano en la que creo que es sin duda la banda sonora del año. Powell, del que hablaré más adelante, se destaca (una vez más) como uno de los reyes de la animación y, por qué no decirlo, del actual panorama cinematográfico.
No tan redonda pero igualmente mágica es la música para la cuarta (y última) entrega de Shrek, Shrek Forever After (Shrek felices para siempre) de Harry Gregson-Williams, compositor de trayectoria irregular que siempre ha destacado por sus trabajos para el cine de animación. Williams nos regala el que es para mí gusto el mejor score de la saga, reutilizando su conocido tema y aportando otros nuevos, como el de las brujas. En su conjunto resulta una partitura de enorme dinamismo, elegante fuerza y con un exultante y bellísimo final.
No tan destacada como las anteriores debido a su alta incidentalidad es la música para la nueva película de Pixar Toy Story 3 de Randy Newman. Se trata de una simpática música, algo picarona que acompaña a los protagonistas en toda su aventura. Lo más notable está en una versión flamenca del conocido tema You´ve got a friend, sus temas de acción finales y, sobre todo, en ese emotivo tema del final So Long, que unido a las imágenes hace de él uno de los momentos más conmovedores del año. Es, en líneas generales, una música bastante descriptiva de la misma acción, resultando excesivamente funcional y algo dura de oir en su escucha aislada.
John Ottman, un compositor nada experimentado en la animación sorprendió a todos con el flamante score para Astro Boy, una banda sonora en la que emula una forma de componer ya olvidada a modo de los grandes clásicos como Erich Wolfgang Korngold o Miklós Rózsa, recurriendo también a continuos guiños a la música de estos genios. Ottman explota todos los recursos de la orquesta creando enérgicos y percusivos temas de acción y juguetones y pizpiretos temas que recrean un mundo en la que los principales protagonistas son niños. Todo ello bajo el citado prisma clásico, de forma muy refinada y eficiente. Realmente sorprendente encontrar algo así hoy en día. Construye un vigoroso y heroico tema para el protagonista que sin lugar a dudas es lo más destacado.
Con un soberbio y mágico tema principal, rebosante de energía y encanto el australiano David Hirschfelder arranca la partitura para Legend Of The Guardians: The Owls Of Ga´Hoole (Ga´Hoole, la leyenda de los guardianes). Se trata de una partitura de una clase enorme, muy elegante y de acabado realmente exquisito pero que tiene como gran handicap el ser excesivamente incidental e incluso bastante dura de escuchar de forma aislada en alguna de sus partes. Se recrea mucho en el detalle y en lo ambiental, teniendo finalmente el resultado comentado. Eso tampoco es impedimento para reconocer uno de los trabajos más elaborados y deliciosos del año, producto de un compositor que atesora un enorme talento y que particularmente me gustaría ver más a menudo en la gran pantalla. Destaca su parte coral, solemne y majestuosa. Será ésta (junto al tema principal) la que le de el adecuado tono épico y de leyenda que busca a la historia. El resto de música servirá para caracterizar a los protagonistas de ambos bandos: temas oscuros y violentos para los villanos e inocentes y juguetones motivos para los jóvenes y dispuestos protagonistas. Habrá también majestuosos y poderosos temas de acción en los que se mezclen ambos motivos.
Bastante resultones y originales los scores para Fantastic Sr. Fox (Fantástico Sr. Fox) de Alexandre Desplat, del que hablaré más adelante y La Tropa De Trapo En El País Donde Siempre brilla el Sol, modesta película española infantil en 3D con un pizpireta música de la cada vez más solicitada Zeltia Montes, ganadora del premio Jerry Goldsmith en Úbeda en 2008.
En la misma línea de eclecticismo que la partitura de Desplat va la música de todo un especialista en crear bandas sonoras de este tipo. Bruno Coulais nos narra las aventuras de un monje que ayuda a sus hermanos a construir una muralla en The Secret Of Kells. La música, de carácter minimalista con toques celtas y hermosos cánticos (especialmente bello el Aisling Song), recrea un entorno místico y ascético, muy apropiado para la historia que narra.
Finalmente destacar otra banda sonora resultona más de Hans Zimmer (esta vez a la par con Lorna Balfe): Megamind, una dinámica partitura con un encantador tema principal para el protagonista y sobre todo, con uno de los temas de amor más inspirados y originales que haya escuchado en los últimos años (y llevo oídos unos cuántos).
De los mismos autores en la música para Despicable Me (Gru, mi villano favorito), todo un guiño a las películas de espías, sobre todo las de la saga Bond. De nuevo Zimmer se sigue erigiendo como uno los reyes no sólo de la acción, sino de la animación.
Un Espacio para la creatividad: El Melodrama
Si hay un género en el que para mí la música ha sido tremendamente significativa este año ha sido el melodrama. Películas de bajo presupuesto o escasamente conocidas han sido un filón para algunos compositores para explotar su talento. Algunos de esos compositores, totalmente desconocidos para el gran público, tienen dos de los trabajos más hermosos y sobresalientes del año: The Last Station (La última estación) del ruso Sergei Yevtushenko y A Single Man (Un hombre soltero), trabajo a la par entre Abel Korzienowski y Shigeru Umebayashi. Se tratan de dos radiantes partituras salidas desde el mismo corazón de sus autores para dos de los también filmes importantes del año. La irradiante belleza de la primera unida a la profunda melancolía de la segunda hace de estos dos trabajos auténticas joyas.
En The Last Station, una bucólica música de ciertas reminiscencias rusas nos narra los últimos días en la vida de León Tolstói (Christopher Plummer). Es una música tremendamente sentida, melancólica e incluso diría que fría y distante a veces. Valses, un radiante tema romántico, temas pastorales y un emocionante tema final hace de este trabajo uno de los más elaborados, intensos y hermosos del año.
En A Single Man asistimos a un día en la vida de George (Colin Firth), un año después de haber perdido a su pareja en un accidente. Le acompaña una música meramente emocional, que recalca la obsesión y angustia ante la perdida. Emotivos y sentidos temas remarcarán también la soledad en la que vive y de la que parece no quiere escapar y un hermoso y melancólico vals le acompañará en su rutina diaria, una rutina que se ve resignado a aceptar. En líneas generales, es una música de gran hermosura y tristeza y que plasma en todo momento el sentir y el estar de un hombre atormentado, atrapado en los recuerdos y que se plantea realmente si merece la pena continuar con su vida.
Pero si hay un compositor para destacar en este género este año es el español Fernando Velázquez, que con El Mal Ajeno y Lope ha conseguido demostrar ese enorme talento que ya vislumbramos en el El orfanato. Se trata de dos intensas partituras, una de gran fuerza dramática y la otra de gran contenido romántico y épico; en ambas destacan algunos de los mejores temas del año: la hermosa y afligida elegía No puedo perder perder a mi niña de El Mal Ajeno o los radiantes temas de amor de Lope (Después de la función y Huída a Lisboa) sin olvidar ese egregio tema dedicado al teatro (El corral de la comedia).
Philippe Rombi, uno de los compositores que más ha destacado en los últimos años debido a su tremenda clase regresaba con una discreta partitura para Ricky, la historia de un niño un tanto especial que tiene la habilidad de volar. Rombi compuso un tierno y delicado tema dedicado al niño, sin duda uno de los más hermosos del año. Al contrario de lo que se cabría esperar el compositor resalta lo extraño y lo enigmático del infante (dejando de lado el factor más dramático) con tensas y oscuras melodías que hacen que su música se asemeje más a la de un thriller que a la de un drama o comedia. No es todo lo redonda que nos hubiese gustado ser debido a la calidad del compositor pero sí que al menos rezuma esa tremenda elegancia que atesora el francés.
Uno de los compositores más destacados de 2009, Christopher Young nos regaló un más que notable trabajo para el drama romántico Love Happens. Se trata de una de esas partituras suyas de ligeras y desenfadadas melodías con un destacado tema principal que enfatiza el sentido humano de la historia y optimista del protagonista (interpretado por Aaron Eckhart, una especie de predicador que vende libros de autoayuda). Es una música directa, limpia, sin grandes pretensiones y resulta muy agradable en su escucha aislada. Hace de su sencillez su mejor baza. La parte final derivará en temas más puramente dramáticos, no tan vistosos como lo anteriores, pero igualmente bellos y delicados.
Mao´s Last Dancer narra la historia real de un joven chino, repudiado por su país, que llegó a convertirse en uno de los bailarines más importantes de los Estados Unidos en la década de los 80. Christopher Gordon nos traslada a la China de Mao Tse-Tung de manos de un score de sonoridades y texturas netamente orientales. Dedica al protagonista un bellísimo y delicado tema que irá conociendo sucesivas variaciones según los distintos momentos vitales por los que atraviesa, siendo algunas realmente bellas, íntimas e inspiradoras como el corte Family o exultantes y enérgicas como el vibrante Becoming a Dancer. Acompaña al tema principal piezas de ballet ya existentes y otras creadas por el mismo Gordon para la ocasión, destacando sobremanera el imponente Madam´s Modem Ballet. La banda sonora concluirá en un colorido y excitante final, rebosante de fuerza y energía.
The Stoning Of Soraya M. (La verdad de Soraya M.) de John Debney es una sobrecogedora partitura que hunde sus raíces en la música étnica iraní en la que una desgarrador cántico femenino a modo de profundo lamento toma protagonismo como tema principal y se convierte en la voz de la protagonista. Es una partitura de una demoledora fuerza dramática, de esas que se te mete entre la piel mientras la estás escuchando. Debney recurre a la fórmula que tan buenos resultados le dio en The Passion Of Christ (La Pasión de Cristo) para contar la historia real de esta mujer, sometida a una cruel persecución por el régimen islámico, al ser acusada de adulterio por su marido.
Uno de los compositores en alza, Rolfe Kent compuso uno de los más hermosos scores del año para el drama Charlie St. Cloud (Siempre a mi lado). Un brillante y enérgico tema de acción para la escena inicial abre una partitura de enorme poder evocador, en el que se entremezclan pasajes más dramáticos con otros de intriga, ambos resueltos de forma más que notable. Es una música que fluye ligera, mansa pero que a la vez tiene una gran fuerza emotiva. Utiliza la guitarra para resaltar el elemento más emocional y sensible de la trama, siendo especialmente destacado su uso en su tema principal o en su sencillo y delicado tema de amor.
Cuenta con excelente momentos liberadores como aquellos en el que el protagonista siente que puede realizar su gran pasión: navegar, y otros más tenebrosos para las escenas más dramáticas, como la del accidente. Utiliza un tema central francamente bello y delicado para el protagonista y establecer así el cálido y tierno vínculo con su hermano. Será sobre éste sobre el que gire la mayor parte de la banda sonora contando con momentos de inigualable hermosura como el tierno y juguetón The Brothers, el liberador Sunset Goodbye o, sobre todo, el esperanzador y sentido I promise, tal vez el que para éste que aquí escribe el momento musical más estremecedor y emocionante del año. En líneas generales es un trabajo ciertamente innovador, muy en la línea de lo que viene haciendo Kent, de gran variedad temática, bastante agradable a la escucha aislada y con el plus de tener un elevado poder sugestivo y emocional.
Destacados también fueron las bandas sonoras para The Boys Are Back (Sólo ellos) del australiano Hal Lindes, con un bonito tema principal a guitarra o la muy interesante Remember Me (Recuérdame) del brasileño Marcelo Zarvos. El compositor construye una banda sonora en la que mezcla de forma sobresaliente el piano con la acústica para meterse en el corazón de una ciudad vacía, marcada por una tragedia que cambió el mundo. Su música es triste, lánguida, desangelada, retentiva pero en ocasiones también romántica. El compositor adelanta así el sorprendente y fatídico desenlace. Tenemos así una de las partituras más sabiamente aplicadas de este año y exponente perfecto de lo que quiere expresar la película. Sólo al final nos daremos cuenta del porque de ese tono melancólico y hasta frío.
En su línea sugerente habitual, Angelo Badalamenti nos trajo uno de los trabajos más sensuales con The Edge of Love (En los límites del amor) con una desgarradora elegía como eje principal Fire to the stars.
Un lánguido y triste tema de toque claramente hermanniano centra la última partitura del murciano Roque Baños en su nueva colaboración con Alex de La Iglesia en Balada Triste De Trompeta. La película narra la lucha que mantienen dos payasos por el amor de una mujer en los últimos años del franquismo. Una poderosísima e imponente marcha militar descriptiva de la convulsa época en la que transcurre la acción (y usada con cierto sarcasmo) abre uno de los más brillantes títulos de crédito del reciente cine español.
Acompañan a este tema un triste y nostálgico tema para hacer referencia al circo, percusivos y violentos temas de acción característicos del compositor (y con cierto aire goldsmithiano) y el citado tema central. Este tema definirá perfectamente el carácter solitario y triste del protagonista (Carlos Areces) y también servirá como leit-motiv de los tres personajes principales, convirtiéndose en un obsesivo y trágico tema de amor. Conocerá distintas variaciones según el devenir dramático de la historia e incluso según el estado anímico de los personajes, volviéndose tremendamente idílico y romántico en Love at park o desgarradamente dramático y trágico en su parte final (Fighting for her love y Final tragedy). Nos dará a significar, en definitiva, que la suya es una relación condenada al fracaso, la soledad y la tragedia. En su conjunto es una banda sonora terriblemente dramática y recargada, deliberadamente violenta, de un descorazonador romanticismo y, en definitiva, perfecto exponente de la autodestrucción a la que se someten los personajes y de un desbordador cinismo.
También española (y a medio camino entre la acción el drama) es la aséptica y atonal partitura para Bruc de Xavier Capellas, la historia de un joven de la comarca del Bruc que por sí sólo fue capaz de acabar con todo un regimiento del ejército de Napoleón (o al menos así nos lo cuenta la película). Un heroico y enérgico tema principal acompañado de continuos redobles de tambor (de esta manera se sirvió para llevar a cabo su hazaña) marca la pauta de una banda sonora que además se ve salpicada por numerosos temas de índole incidental, bastante densos e incluso agresivos, para denotar tanto a los enemigos de Juan como al continuo ambiente hostil al que se tiene que enfrentar. El carácter enigmático y místico de la misma historia queda resaltado por voces que se emulan el eco de la montaña de Monstserrat. Especialmente bello y liberador es su tema de amor que conocerá una radiante variación en su parte final: el corte Back to life, expresa de forma sumamente lírica y evocadora la consecución de la tan ansiada libertad y el reencuentro con su amada. Este mismo tema conocerá dos radiantes versiones cantadas por la cantante Beth (una en catalán y otra en castellano).
Los viejos roqueros nunca mueren
Uno de los trabajos más esperados este año era el de James Horner para el remake de Karate Kid. Tengo que decir, francamente, no sólo que no me decepcionó sino que me sorprendió gratamente. Volviendo a este estilo ciertamente minimalista que tan buen resultado le dio en Searching Bobby Fischer (En busca de Bobby Fischer) o The Man Without A Face (El hombre sin rostro), Horner nos regala un score que retrata perfectamente el mundo infantil (al igual que lo hicieran las otras), de manera muy sentida y humana. Lo acompaña de brillantes temas de cariz oriental (no obstante la acción transcurre en China) y de un espectacular tema para el Kung-fú que irá in crescendo a medida que Dre, el joven protagonista, adquiera las habilidades impartidas por su maestro, alcanzando su mayor protagonismo en el combate final, en uno de los momentos musicales más brillantes del año.
El tristemente cada vez más desocupado Howard Shore reapareció con dos sensacionales scores que cuento también entre lo más destacado del año. Su estilo oscuro y violento tuvo perfecta cabida para estas dos películas: la vibrante Edge Of Darkness (Al Límite) y la esperada tercera parte de la saga Crepúsculo, Eclipse.
En Edge Of Darkness Shore compuso una música en la que se reforzaban básicamente dos aspectos: el de la pérdida y el de venganza. Lo primero queda expuesto por lánguidos y tristes temas a piano, muy nostálgicos, que recuerdan con ternura y delicadeza a la hija asesinada (a la vez que expresan la aflicción del padre), conociendo una preciosa variación a modo de liberación en su parte final en el corte Reunited. A destacar especialmente sus temas más agresivos: duros, directos y secos. Shore pone música a la venganza con oscuros y violentos temas que reflejan tanto lo turbio de la trama como los sentimientos de ira que alberga el personaje interpretado por Mel Gibson.
Particularmente importante es la música en la tercera parte de la saga Crepúsculo, Eclipse. El inminente peligro que se cierne sobre los protagonistas queda perfectamente retratado por una oscura y densa música, exponente perfecto de los siniestros enemigos a los que tendrán que enfrentarse éstos. Habrá otros temas más cálidos y delicados como el de la protagonista (no excesivamente inspirado) o, sobre todo, el dedicado a Jacob, uno de los temas románticos más hermosos que he escuchado en años. Se trata de una afligida y triste melodía que refleja lo imposible de su amor por Bella (Kristen Stewart). Conocerá distintas variaciones, todas bellísimas. Es, en definitiva, una partitura que le da una dimensión más tenebrosa e incluso violenta a la saga, resultando particularmente destacables los agresivos temas dedicados a Victoria (Bryce Dallas Howard) o la lucha entre clanes (especialmente destacado el Edward Vs Victoria) y el citado tema dedicado a Jacob.
El longevo Ennio Morricone nos regaló una de las partituras más sentidas y evocadoras del año: Baaría. Su nueva colaboración con Giuseppe Tornatore en esta irregular película que narra la evolución de un pueblo y sus habitantes a lo largo de los años nos ha dado algunos de los momentos más sentidos y entrañables de los últimos años. La simbiosis música-imágenes es perfecta, sobre todo en la presentación y la despedida de la historia.
A veces te encuentras con sorpresas…
Chris Columbus contó para su nuevo proyecto para un compositor ducho en la comedia pero con apenas trabajos en el cine de aventuras, el escasamente conocido Christophe Beck. El resultado no puede ser más espectacular. Percy Jackson And The Lightning Thief (Percy Jackson y el ladrón del rayo) es un score hecho al más puro estilo clásico. Un pletórico tema para el protagonista, distintos motivos para los dioses y espectaculares temas para las luchas con las bestias que se entremezclan con el del protagonista son los ingredientes de una banda sonora que recoge el legado de aquellos scores épicos y de aventuras de antaño (sobre todo de los 80) en la que la música era una protagonista más de la peli. Música con entidad propia, puro sinfonismo, nada nuevo desde luego pero se agradece y mucho esta forma de componer ya casi olvidada. Parece ser que sólo con esos directores que beben de la vieja escuela nos podemos encontrar con este tipo de trabajos hoy en día.
Christopher Lennertz es uno de los compositores más competentes que hay en la actualidad. Escasamente conocido para el gran público, sobre todo por no haber participado aún en algún proyecto de gran envergadura se va destapando composición tras composición en uno de los músicos con mayor proyección del actual panorama. Este ha sido un año especialmente productivo para él.
A la simpática y dinámica música para la comedia familiar Marmaduke y al derroche de energía bondiano expuesto en Cats & Dogs: The Revenge Of Kittie Galore hay que añadir la flamante y romántica música para Vampires Suck (Híncame el diente), una parodia sobre las películas de vampiros, especialmente las de la saga Crepúsculo. Lennertz se descubre como lo que es, un compositor cuya partituras rebosan energía, fuerza y en esta ocasión un apabullante romanticismo. Se trata de una música tremendamente elegante y a su vez con una gran fuerza dramática. El contraste de una música que es seria con una película que es una coña no tiene que dejar de ser curioso.
No tan sorpresa por la calidad en sí de la música (que la tiene) como por la modestia de la película y lo desconocido de su compositor ha sido la música para Skyline de Matthew Margeson, una desenfadada e inocente (seamos generosos) película de serie B de invasión de alienígenas. La música combina a la perfección temas electrónicos, ambientales y fríos para los extraterrestres con otros temas de tremenda fuerza y violencia para los momentos de acción, resultando a veces realmente solemnes y hasta apocalípticos como en el brillante corte The Abduction.
Lo enigmático, lo espiritual, lo terrorífico e incluso lo romántico se funden de impresionante manera en una de las mayores sorpresas del año. La Herencia Valdemar del español Arnau Bataller es la historia de una tasadora de fincas que desaparece misteriosamente en una casa que oculta un oscuro secreto. Una sensacional obertura anuncia ya lo que vamos a ver (y oir): una música cargada de suspense, sinuosa, nada estridente que resalta en todo momento la presencia de lo extraño y lo desconocido pero que a la vez da singular importancia al elemento más romántico e intimista de la historia, con un bello y tierno tema cargado de nostalgia y también anhelo dedicado al desdichado matrimonio.
Los pasajes más turbios de la película quedan representados sobre todo al principio y al final de la película en cortes como el sugerente Fotos en el baúl, el desquiciante El cadáver de Orquicia o, sobre todo, los tenebrosos El ritual fracasa y La huída, en los que unos fantasmagóricos y demoníacos coros, representantes del mal que es liberado y de la pesadilla que se avecina, son protagonistas. Es, en líneas generales, una partitura bastante homogénea y conseguida y que conjunta perfectamente sus distintos momentos melódicos, resultando uno de los trabajos más estimulantes, sugerentes y de mejor acabado del año.
Toda una sorpresa fue que la factoría Disney contase para su última película con un dúo francés especializado en música electrónica, cuando normalmente han utilizado para sus bandas sonoras a compositores con cierto renombre y scores más orquestales. La sorpresa se acrecienta más aún teniendo en cuenta que esta pareja no contaba con ninguna experiencia previa en el ámbito de la música de cine. Y la verdad es que el resultado no puede ser más espectacular y ajustado. En Tron:Legacy, Daft Punk funden brillantemente música orquestal con la música de la que son especialistas, creando una banda sonora que queda como un guante a la futuristas (y hasta casi apocalípticas) imágenes.
Su tema principal es realmente fabuloso, resaltando espectacularmente el carácter épico y grandilocuente de la historia, alcanzando su máximo esplendor en el tema final Flynn Lives. Y no menos radiante es el hermoso y sentido adagio en el que Flynn (Jeff Bridges) recuerda con nostalgia como llegó a crear todo eso universo virtual del que ahora le es imposible escapar. Es un tema ciertamente triste que refleja tanto el anhelo de volver a su mundo como el drama derivado tras la creación de ese universo virtual. Lo acompañan temas meramente ambientales pero sumamente poderosos y vibrantes que hacen que te metas de cabeza en el mundo de Tron.
Nombres propios del 2010
John Powell
Año tras año John Powell se destapa como uno de los compositores referencia, y este año no ha sido una excepción. A su enérgica creación para How To Train Your Dragon (antes comentada) hay que añadirle las vibrantes Knight & Day (Noche y día) y Green Zone.
Knight & Day es un compendio de lo que viene haciendo Powell para el cine de acción: música fresca y dinámica que la da una particular vidilla a la película. Todos los elementos de la película (la acción, lo misterioso, lo romántico e incluso lo paradisiaco) quedan potenciados por rítmicas y ágiles melodías marca de la casa cuyo propósito principal es acompañar las imágenes y, sobre todo, remarcar el carácter desenfado y humorístico de esta desenfrenada (y exagerada) historia de espías (no hay que tomarse la peli muy en serio).
Al igual que hiciera en Mr. And Mrs. Smith (Sr. Y Sra. Smith) Powell recurrirá al tango para personificar la enigmática figura del espía (esta vez encarnado por Tom Cruise) y todo su misterioso mundo. No habrá un tema propiamente dicho sobre el que gire la banda sonora, pero sí nos encontraremos con un poderoso motivo central que sea el que una de alguna manera el destino de los dos protagonistas. Conocerá delicadas y sensibles variaciones para los momentos más intimistas y románticos y otras más trepidantes para los momentos en que son perseguidos, destacando sobremanera el vibrante corte de marcado carácter español Bull run, sin lugar a dudas uno de los temazos de acción del año. Queda así trazada una banda sonora que poco o nada aporta nada a la ya brillante filmografía de Powell pero que, desde luego, es todo un gozo tanto en su escucha aislada como dentro de la propia película, amén de que, como el resto de toda su obra, tiene entidad propia y está llena de gracia y desparpajo.
Las trepidantes y espectaculares escenas de acción del filme de Paul Greengrass para Green Zone, sobre la frustrada misión de unos soldados americanos en Bagdad quedan reforzadas por una agresiva, vibrante y muy percusiva música con ciertas connotaciones árabes. Es una música que se limita simplemente a acompañar la acción de forma muy contundente y hasta violenta, siendo particularmente llamativos los temas de los asaltos o las persecuciones por las calles de Bagdad como en Evac preps o, sobre todo, en Attack and chase. Fusiona espectacularmente lo orquestal con lo electrónico y tiene como gran handicap el resultar una música bastante explotada ya en filmes de este tipo. Mucho más discretos y funcionales fueron los resultados para la interesante película Fair Game (Caza a la espía).
Klaus Badelt
Sin lugar a dudas uno de los compositores por los que cada vez tengo menos prejuicios y se me va destapando como un compositor de gran talento y creatividad es Klaus Badelt. Este año también ha sido especialmente fructífero para él. Destacar sin duda una de las bandas sonoras para comedia del año Le Petit Nicolas (El pequeño Nicolás), encantadora película francesa en torno al mundo infantil que cuenta con un delicioso y original tema principal como eje de la historia. Su obertura, acompañando a la genial presentación de los personajes y a los títulos de crédito iniciales constituye para este que escribe uno de los momentazos del año.
De nuevo para el cine francés (parece que todo el talento de Badelt está explotando en Europa) es la música para la peli de animación Dragon Hunters (Cazadores de dragones). Se trata de una vigorosa partitura con ciertos tonos orientales en honor a su protagonista y excelentes (y no muy típicos) momentos de acción. Contiene uno de los temas principales más contundentes de este año.
Prueba de la versatilidad del compositor alemán ha sido también el bonito tema de amor para la comedia L´Arnacoeur (Los seductores), película que musicalmente sólo destaca por ese tema (porque el resto no tiene ningún sentido) o la densa y oscura música para Solomon Kane. Se trata ésta de una música de cierto carácter medieval. Un épico tema dedicado al protagonista será sobre el que gire esta película de brujas y hechicería. Se trata de una creación estupendamente estructurada, que ambienta extraordinariamente esta siniestra película y, sobre todo, que destaca por citado tema principal, conociendo variaciones de índole muy distinta, desde las más agresivas dedicadas a los momentos en el que él es un villano a las más románticas y afligidas, personificadas en su tema de amor. Finalmente, para la película española Entrelobos compuso otro evocador tema, muy repetido a lo largo de la peli, que alcanza grandes cotas de hermosura en sus variaciones más intimistas, sobre todo las de guitarra.
Alexandre Desplat
Pero si hay un compositor que año tras año es nombre propio ese es el de Alexandre Desplat. Este año nos ha traído algunas de las composiciones más notables y preferidas por los aficionados. The Ghostwriter (El escritor) es una elaborada partitura de misterio que recuerda vagamente en sus texturas a esa música de film noir de la época clásica pero que tiene el inconfundible y único sello del francés. Su excelente y original tema principal es bastante definidor del carácter del protagonista y de la historia: es una música sincopada, retentiva, circular, obsesiva, que parece que no va a ninguna parte y que no va a conocer desenlace y que, además, emula en algunas partes lo que podría ser el soniquete de una máquina de escribir. La disonancia en algunas de sus partes remarca la enigmática y fantasmagórica identidad del escritor, del que no conocemos su nombre. De él únicamente sabemos que poco a poco se verá atrapado en una espiral de conspiraciones, enigmas y preguntas sin respuestas de la que le será imposible escapar. Sin duda se erige entre uno de los temas más importantes y originales del año. En líneas generales es una música que cuenta con una gran progresión dramática y que plasma perfectamente el entorno turbio y enigmático sobre el que se mueve el escritor. Sólo al final de la historia parecerá (sólo parecerá) que la música conocerá un fin y un propósito.
De gran poderío dramático y sorprendente variedad temática es la música para Harry Potter And The Deathly Hallows, Part 1 (Harry Potter y las reliquias de la muerte, Parte 1). Desplat sustituyó a Nicholas Hooper en esta última película de la saga y ha conseguido darle una nueva vuelta de tuerca (musicalmente hablando) a esta franquicia, que si bien no ha hecho olvidar el memorable tema compuesto por John Williams (imposible de hacerlo) sí que al menos ha aportado su peculiar estilo y ha dotado a la saga de una vertiente dramática y oscura hasta ahora casi inexistente.
Fantastic Mr. Fox (Fantástico Sr. Fox) es una original película que utiliza la técnica del story motion para contar la historia de un zorro que aspira a convertirse en una buena persona (o buen zorro). Una música divertida, alegre, desenfadada, llena de dinamismo y frescura, con ciertos guiños a la música de western italiano acompaña las andanzas de este cánido. Más modestos fueron sus resultados para la menos inspirada Tamara Drewe.
Desplat siempre ha sido un compositor de gran ingenio y sobre todo de probada elegancia. Prueba de ello es otro de esos scores que lleva su inconfundible sello, sobre todo en su fantástico tema principal. Chéri es una irregular comedia con la gran Michelle Pfeiffer como protagonista en la que el galo hace gala de una gran picardía e ironía para retratar a unos personajes que intentan dejar de ser convencionales…..pero no lo logran.
Como colofón a este sobresaliente año Desplat nos ha regalado la refinadísima banda sonora para The King´s Speech (El discurso del rey), una banda sonora con un tema principal de gran elegancia para definir el carácter egregio del protagonista (e incluso su lado más humano) y otros de índole más intimista y dramática para significar el dolor y malestar que le produce la forma en que fue tratado durante su infancia, y cuyas secuelas aún arrastra y son, al fin y al cabo, las responsables de su tartamudeo.
James Newton Howard
Tal vez el compositor vivo más importante que hay trabajando regularmente en la actualidad es el maestro (permítaseme la expresión) James Newton Howard. Cada trabajo suyo me recuerda a esos momentos en los que esperábamos con ansiedad la nueva obra de Williams, Bernstein o Goldsmith. Es un compositor con una categoría tremenda, capaz de reinventarse a sí mismo. Esto mismo ya lo demostró el año pasado con la genial Duplicity y este año lo ha vuelto a hacer con uno de los scores más sobresalientes que cierra el año: The Tourist. Mezcla con tremenda solvencia y dinamismo esos ritmos más modernos algo powellianos con una bellísima parte lírica que denota tanto el romance que ambos protagonistas van construyendo como el idílico y mágico lugar donde transcurre la acción, dejando en su conjunto una música de gran prestancia y realmente encantadora. Temas como Bedroom dreams, A very nice hotel o el vibrante tema de acción Rooftop run así lo demuestran.
Junto a The Tourist y la ya mencionada Salt destacar uno de los trabajos más importantes y elaborados del año. The Last Airbender es la séptima colaboración de Newton-Howard con M. Night Shyamalan. El compositor construye una música que recoge en todo momento el elemento más místico y espiritual de la fallida y decepcionante película. Construye un poderosísimo y contundente tema principal para designar el domino de los cuatro elementos, representados en el avatar y hace deambular en todo momento la partitura por lo evocador, lo religioso y lo contemplativo, resultando un trabajo final de enorme belleza, elegancia y refinado estilismo.
No sólo pienso que es una de las bandas sonoras del año, sino que contiene el que tal vez es para mí el temazo del año en Flow Like Water, verdadero despliegue de espiritualidad, fuerza y sentido melódico en un tema de incomparable belleza que va fluyendo lento y poderoso hasta el dominio total por parte del protagonista del elemento agua. Eso sí, puede resultar algo dura de escuchar de forma aislada en alguna de sus partes. Menos destacada pero con unos chispeantes y originales títulos de crédito finales es la música para Nany McPhee & The Big Bang (La niñera mágica y el Big Bang), película en la que sustituye a Patrick Doyle como compositor principal.
Un género olvidado: La música para comedia romántica
Sin lugar a dudas uno de los géneros para los que es más difícil componer es para el de la comedia romántica. El bajo nivel de espectacularidad (debido al propio género) unido a que el público que escucha bandas sonoras suele ser mayoritariamente masculino hace de la música de este género una de las menos valoradas por el aficionado. Ayuda a ello los trabajos poco destacados y altamente incidentales que se han hecho para este género en los últimos años.
Pero si hay un compositor que es capaz de rescatar este género de la más completa inopia ese es Randy Edelman. Encasillado en este tipo de género (por algo será) ha dado trabajos muy destacados a lo largo de su carrera (Seven Days, Seven Nights, Beethoven, For Richer Or Poorer) y el de este año me atrevería a decir que ha sido el mejor de su trayectoria en este género. Leap Year (absurdamente traducida por Tenías que ser tú) es una simpática película sobre una mujer que viaje a Irlanda para pedirle a su novio matrimonio (existe una costumbre en este país que los días 29 de los años bisiestos las mujeres pueden realizar este acto). La música acompaña a los jóvenes protagonistas en su ardua travesía de manera dinámica, alegre y desenfadada. Con un tono marcadamente irlandés, folk, preciosos momentos románticos y originales momentos humorísticos, la escucha de esta música constituye una verdadera delicia no sólo en la peli, sino en su forma aislada. Para mí sin lugar a dudas ha sido una de las mejores del año.
Más funcional y rutinario pero con momentos de gran belleza es la música de John Debney para otra comedia romántica Valentine´s Day (Historias de San Valentín).
Stephen Trask era el encargado de sustituir a Randy Newman en la tercera parte de Los padres de ella y la verdad es que el resultado, aunque previsible (todo suena mucho a música incidental de comedia), resulta simpático. En Little Fockers (Ahora los padres son ellos) Trask compone un estupendo y original tema para el protagonista, muy juguetón y rítmico, que se erige como lo más destacado de la banda sonora. El resto son meros temas de acompañamiento que refuerzan la comicidad y el dinamismo de la historia. Destaca entre estos el que hace mención a Greg Focker (Ben Stiller) como nuevo padrino del clan Byrnes (cuyo patriarca es el personaje interpretado por Robert De Niro). Aquí Trask homenajea de forma muy simpática a la inmortal música que popularizó Nino Rota en esa obra maestra que es la película de Francis Ford Coppola. Se trata, en definitiva, de una música funcional pero alegre, resuelta con gracia y estilo.
Basado en un libro: El imperecedero cine de aventuras juvenil
Las obras de literatura dedicadas a niños y adolescentes se han convertido en los últimos años en un auténtico filón para la industria cinematográfica, desde las aventuras del mago más famoso del mundo Harry Potter a las cada vez más populares Crónicas de Narnia. Este año ha sido especialmente productivo en este género, encontrándonos numerosas obras adaptadas que además, cuentan con estupendas bandas sonoras.
Krabat (Krabat y el molino del diablo) es una popular novela de la literatura alemana de 1973 sobre un joven que llega a convertirse en maestro de las artes oscuras. Cuenta con un score de Annette Focks que resalta tanto el elemento épico y heroico como el más romántico, con un delicadísimo y bello tema de amor cantado dedicado a la joven de la que se enamorará. Se trata, en líneas generales, de una música oscura, densa, que también resalta entre sus notas la parte demoníaca, sustentada en crípticos y opacos temas de carácter tenebroso. Recuerda en ocasiones por tono medieval a la música que Howard Shore compuso para The Lord Of The Rings (El señor de los anillos).
The Secret Of Moonacre (El secreto de la última luna) es una aburridísima y desangelada película en torno a una joven que posee la única llave para salvar un reino. Lo más destacado de este desaguisado es la bellísima y original música de Christian Henson que resalta en todo momento el elemento mágico y fantasioso de la historia. Esto queda perfectamente plasmado en su estupendo tema principal, de tono ensoñador e idílico y que conocerá radiantes variaciones, sobre todo en los cortes Into the book o All´s well that end´s well. Sus potentes y rítmicos temas de acción, no exentos de elegancia, no hacen sino confirmar una de las bandas sonoras más completas, homogéneas y sorprendentes del año.
Una de las bandas sonoras (y película) más esperadas del año era Alice In Wonderland (Alicia en el país de las maravillas). Danny Elfman volvía a componer para Tim Burton y de nuevo se esperaban grandes resultados de una de las colaboraciones más productivas de la reciente historia del cine. El pelirrojo compositor volvió a sus orígenes y nos sorprendió con uno de esos carismáticos temas que le hizo tan popular a principios de los 90, uno de esos temas que se te queda grabado una vez que lo escuchas. Una estimulante y cálida voz femenina acompañada de coros marca el ritmo de uno de los más originales y reconocibles temas del año. Elfman vuelve a sus raíces con una música que enfatiza el lado más oscuro y siniestro de la historia que se nos narra, pero, a decir verdad resulta en su conjunto una partitura bastante convencional y rutinaria. Nada nuevo (aparte del tema principal desde luego) desde luego pero al menos es una música que tiene oficio y que está fantásticamente resuelta. Ese Alice´s Theme se convierte así en uno de los temas más representativos de este 2010 y sustituye que digamos al Married life de Up como tema emblemático del año.
Uno de los compositores europeos que actualmente goza de mayor prestigio es Frederic Talgorn. Cada banda sonora suya se espera con ansia por los aficionados. La que nos regaló este año tiene el gran handicap de ser conocida con bastante anterioridad, ya que su edición data de diciembre de 2008. Les Enfants De Timpelbach (Los niños de Timpelbach) es la historia de unos niños que, por unos días, se hacen dueños del pueblo dónde viven, ya que los adultos huyen cansados de su indisciplina. La música rescata ese componente infantil y también picarón de los jóvenes en todo momento. El carácter ensoñador y hasta mágico de sus bellísimas y líricas melodías no hace sino resaltar el que es uno de los trabajos más elegantes y con mayor clase del año. Aunque peca de cierta monotonía en ocasiones, resulta en líneas generales un trabajo de enorme clase, con un fantástico y picarón tema principal que se erige sin duda entre los más importantes y destacados del año.
David Arnold era el encargado de sustituir a Harry Gregson-Williams en la tercera parte de la que se está convirtiendo en una de las sagas más prolíficas del actual cine juvenil, Las crónicas de Narnia. En The Chronicles Of Narnia: The Voyage Of The Dawn Treader (Las Crónicas de Narnia: La Travesía del Viajero del Alba) Arnold reutiliza el estupendo tema creado por Gregson-Williams y añade nuevos temas de carácter lírico y evocador para resaltar el carácter mágico y aventurero de la historia.
Sin embargo, podríamos decir que en líneas generales es un score bastante irregular, pues cuenta con grandes momentos (como el principio o el final) y otros sumamente triviales, rutinarios, insustanciales y nada inspirados que poco o nada aportan a la trama. Esto es aún si cabe más “grave” teniendo en cuenta la tremenda categoría del compositor y el tipo de material con el que contaba. Pero desde luego que eso no es óbice para disfrutar del que pienso es uno de los trabajos importantes del año pues, como comentaba, cuenta con momentos realmente espectaculares y de enorme belleza.
Resaltar sobre todo esa parte final y dentro de ésta dos instantes muy definidos:
1) la espectacular batalla final, representado en el corte Into Battle, en la que una sinuosa y maligna melodía va reptando por el agua hasta convertirse en una poderosa y demoníaca marcha para representar al horrendo ser con el que tienen que enfrentarse los protagonistas y cuya voz serán unos imponentes y agresivos coros masculinos (que ya aparecen antes en el brillante corte The Green Mist); la batalla desembocará en un antológico momento final de desgarrador sinfonismo y terrorífica fuerza dramática en el que es para mí uno de los momentos más apabullantes y poderosos del año y hasta me atrevería a decir que de los últimos años
2) la despedida de los protagonistas de Narnia, sustentado en los cortes Ship To Shore y Time To Go Home, verdadero despliegue de emotividad y sensibilidad de Arnold en uno de los momentos más hermosos, emocionantes y sentidos que nos ha dejadi este 2010.
Destacar por otra parte la dinámica y enérgica Gulliver´s Travels de Henry Jackman, una divertida partitura de ciertos tonos mediaventureros con un poderoso tema principal y ágiles melodías que refuerzan la acción y el sentido heróico de la historia.
Otros trabajos destacados: El Suspense sigue dando sus frutos
Uno de los trabajos de suspense más sobresalientes que ha dado el cine español en los últimos años ha sido el de Buried (Enterrado) de Victor Reyes. Un inquietante tema principal abre unos brillantes títulos de crédito que ya nos anuncian lo complejo de la trama. Es una música con cierto carácter críptico, que suena precisamente a eso, a algo subterráneo, escondido, que está enterrado. De tono asfixiante en ocasiones (sustentado sobre todo en ciertas partes atonales) y de terrible dramatismo y desolación en otras, es una viva expresión del terrible drama y la tensa situación que vive el protagonista.
De esta manera se convierte en una música de importante trascendencia psicológica: hay momentos de verdadera angustia, que no dejan respirar al protagonista (esos “golpecitos” que se podrían asemejar a leves inhalaciones de oxígeno o golpes propiamente dichos dados a la caja) y otros en los que tiernos y nostálgicos temas recuerdan a su esposa y de alguna manera suponen un respiro para él. De esta manera, la partitura de Reyes expresa los profundos deseos de Paul Conroy (Ryan Reynolds) de reencontrarse con su mujer pero también el peor de sus miedos de no poder salir de dónde está encerrado. Angustia y esperanza se dan la mano en una banda sonora que sabe perfectamente jugar sus bazas ante el escaso espacio del que dispone. Ambas partes alcanzan su mayor intensidad en uno de los más prodigiosos, escalofriantes y desoladores finales que haya visto jamás en el cine. La música es, en definitiva, un personaje más de la película, respira y sufre como el protagonista, tiene vida propia.
Chloe es una de esas bandas sonoras que se adaptan como un guante a la película. Tremendamente sugerente juega perfectamente con la actitud fría y falta de moral de la protagonista con la calidez que pone en sus relaciones. Un notable trabajo en definitiva de Mychael Danna que ambienta perfectamente (una vez más) la película de su amigo Atom Egoyan y que, en algunas partes, recuerda a la música de Thomas Newman.
En un tono y para un género muy distinto Danna compuso The Time Traveller´s Wife (Más allá del tiempo) una hermosa banda sonora de sentidas y hermosas melodías en la que la parte más lírica se conjunta con otra más atemporal y atonal para contarnos una historia que va más allá del tiempo.
El compositor estrella del año pasado, Michael Giacchino, regresó con un discreto trabajo para el remake de la película sueca Let Me In (Déjame entrar). Si bien no tiene la sutileza y el amor por el detalle de la brillante música de Johan Söderqvist (el de Giacchino es un trabajo más genérico), sí que resulta una composición bastante sugerente y por momentos realmente aterradora. Tiene momentos intimistas realmente hermosos, como el tema de amor, pero su gran handicap reside en que ocasiones bebe demasiado de la excelente música del mismo compositor para Lost (Perdidos), tanto en sus temas de suspense como en los íntimos. Como aportación más destacada resaltar el tema de la protagonista, un gélido cántico femenino tan aterrador y desconcertante como cálido y hermoso.
Otras de las tantas adaptaciones de este año de películas e historias ya existentes es The Picture Of Dorian Gray (El retrato de Dorian Gray). El cada vez más inédito Charlie Mole compuso uno de los temas más originales, románticos y a la vez aterradores del año. Un siniestro y demoníaco vals de tono neorromántico domina una película cuya mayor virtud es su peculiar música, su extraordinaria ambientación y, otra vez, la gran interpretación de Colin Firth.
La Polémica del año: The Wolfman
No cabe duda que una de las bandas sonoras más comentadas del año ha sido la música que Danny Elfman puso para la enésima adaptación al cine de la historia del famoso licántropo. Menospreciada por unos y alabada por otros no cabe duda de una cosa: el uso que hace del conocido tema principal de Drácula de Wojcieh Kilar es evidente. Sin embargo, Elfman lo hace evolucionar de forma distinta a lo largo de todo el metraje y construye una verdadera banda sonora de terror con temas perfectamente estructurados, opresivos que consiguen una perfecta complicidad con las espeluznantes imágenes. El resultado es decepcionante para algunos (yo creo que por el simple hecho del recuerdo de esa obra maestra que es la música de Kilar) y admirable por otros. Para mí, sencillamente es un claro ejemplo de cómo construir una banda sonora de terror que de verdad cause ese efecto y no chirríe con temas efectistas o estridentes que no guardan ninguna coherencia con la historia.
Un capítulo aparte: Oceanos, poesía en movimiento
De sorpresa mayúscula se puede calificar tanto la música como el documental al que este año Bruno Coulais puso la música. Oceans (Océanos) es un extraordinario manifiesto, magistralmente rodado con preciosistas y detalladas imágenes sobre los habitantes de los fondos marinos. Más que un documental sobre la vida y costumbres de estos seres es una oda a los océanos, un bello cántico en el que confluyen los seres más minúsculos, las grandiosas ballenas, los simpáticos delfines o los veloces leones marinos. Crea además conciencia sobre el peligro al que están siendo sometidos estos ecosistemas por parte del hombre, mostrando espeluznantes escenas de matanzas o los terribles efectos de la contaminación marina. Un documento de excepcional valor ecológico y moral y que cuenta con una excepcional música del peculiar compositor francés.
Coulais nos sumerge en las profundidades marinas de la mano de pacíficas y tranquilas melodías, llenas de hermosura, translúcidas como el propio mar al que pone música. La inmensidad y lo inalcanzable del océano queda retratado a través de una música en ocasiones solemne, de gran lirismo, misteriosa y enigmática a veces (como la compuesta para fotografiar a los habitantes de los arrecifes) de terrible dramatismo en otras (como la dedicada a las matanzas). El francés crea un nexo común para todas las criaturas en un tema central de carácter evocador y que refleja perfectamente lo eterno e imperecedero de los océanos. Las cuerdas del arpa nos introducirán de lleno en lo etéreo e insondable del fondo marino, las del chelo nos transmitirán un profundo sentimiento de paz, tranquilidad e compasión hacia las criaturas que estamos viendo (parecerá que nos hablan) y la flauta de pan nos llevará a la grupa de las ballenas hacia aquellos lugares dónde aún no ha legado la mano del hombre.
Coulais crea un peculiar universo musical en el que sus notas se mueven según los movimientos de los animales: habrá vibrantes y enérgicos temas para los saltos de los delfines o los picados de las gaviotas, parsimoniosas melodías para el nadar de las mantas o pizpiretas y refinadísimas danzas para los sinuosos movimientos de las anguilas o las serpientes de mar. La parte más dramática quedará reflejada en unos poderosos y apesadumbrados coros que, en forma de réquiem, lamentan el profundo destrozo al que está siendo sometido el mar. Todo ello, el nacimiento y la muerte, lo grácil y lo torpe, lo tranquilo y lo agitado Coulais lo retrata de forma sumamente poética, delicada y acompasada. La música tiene ese halo de misticismo que envuelve el mar. No es nada escandalosa (aunque a veces cuente con enérgicos temas), fluye mansa y tranquila como nadan los habitantes de los océanos….es poesía en movimiento. Habría mucho para discutir y analizar de este homenaje a los fondos marinos: Coulais lo que pretende con su música es que veamos belleza en lo que habitualmente no vemos, que incluso sintamos compasión por seres que no son humanos y que, en definitiva, nos demos cuenta de que más allá de la tierra que pisamos hay un universo que siente, vive y padece. Apela a nuestro raciocinio para mover nuestro corazón.
No todo sale como esperamos: las ¿decepciones? del año
Como buen entusiasta de la música de cine se me hace difícil hablar de decepciones de este año en el sentido más estricto de la palabra, pues siempre encuentro algo, por mínimo que sea, por lo que una banda sonora merezca la pena.
Sin embargo, sí encuentro trabajos que por el tipo de peli podrían haber dado mucho más de sí. Viene siendo habitual que este tipo de películas casi siempre vienen de la factoría de Jerry Bruckheimer…..y este año no ha sido una excepción.
The Sorcerer Aprentice (El aprendiz de brujo) de Trevor Rabin, por ejemplo, resulta ser un score tosco, chirriante, con temas que se dedican más a hacer ruído y a impresionar que a acompañar (y si lo hace lo hace de forma muy escandalosa que digamos) o a guardar una mínima relación las imágenes.
Prince Of Persia: The Sands Of Time es otra de esas películas que contaban con un material excelente para poner una gran música. Harry Gregson-Williams bebe de populares fuentes como Lawrence de Arabia para construir un destacado tema principal que es lo más resaltable de la banda sonora junto a un breve y divertido motivo para la carrera de avestruces. El resto es música meramente funcional, rutinaria, previsible y nada original aunque muy bien resuelta y estructurada y con un notable ritmo y fuerza. Pese a que no deja de ser algo poco inspirado sí que al menos cumple con su cometido y resulta de lo mejorcito hecho en la factoría de Jerry en los últimos años.
Harry Gregson-Williams parece empeñado en no destacar en el actual panorama de la música de cine, pese a llevarse una vez tras otra los proyectos más apetecibles por un músico. Este año nos trajo también otro de esos trabajos de sonoridades modernas y poco inspiradas que viene siendo tan habitual en él en sus colaboraciones con el director Tony Scott para el filme Unstoppable (Imparable). No dejo de pensar que hubiese hecho un Jerry Goldsmith con este tipo de pelis adrenalíticas con trepidantes secuencias de acción. Aunque adolezca de una tremenda simpleza, no es de los peores trabajos de Gregson-Williams en este género y hay que tener en cuenta que tal vez sea el mismo Tony Scott el que demande este tipo de música.
Totalmente decepcionante es la música para Kick-Ass, co-escrita por Henry Jackman, Marius De Vries y John Murphy, con puntuales temas de Danny Elfman o Ilan Eshkeri. Se trata de una banda sonora bastante convencional y rutinaria con un notable y heroico tema principal (aunque ninguno de los compositores llega a desarrollarlo plenamente como hubiera sido deseado).
El resto del score girará fundamentalmente sobre el citado tema y conocerá distintos estilos, desde el más orquestal y clásico impuesto por Jackman a lo más electrónico y moderno compuesto por De Vries o a lo meramente ambiental y oscuro tratado por Murphy. Se trata, en definitiva, de una música que enfatiza la acción, con escasa o nula inventiva, totalmente ambiental y que no aporta nada a este 2010. La mezcolanza de estilos y autores metidos no hacen sino entorpecer para mi gusto el resultado final.
No tan decepcionante pero sí algo irregular es la partitura de John Debney para Iron-Man 2. Este compositor atesora una gran calidad y, particularmente, esperaba mucho más de este trabajo. Debney construye una banda sonora en la que sobresalen sus poderosos y metálicos temas de acción y, sobre todo, un contundente y violento tema para el villano, aderezado por solemnes coros rusos. Para el protagonista construye un vibrante y heroico tema de acción que, si bien no está del todo desarrollado y no es todo lo inspirado que podría ser, sí que al menos tiene garra y fuerza. Como punto flaco destacar las partes más incidentales, tremendamente funcionales y ambientales pero resueltas con gran oficio. Es, en líneas generales, un trabajo poco inspirado y correcto. Se echa en falta algo más de riesgo en un compositor que puede dar mucho más de sí y que este año ha tenido estupendas oportunidades para lucirse.
Destacar entre sus cortes especialmente dos: Mayhem In Monaco, estupenda fusión entre lo orquestal y lo electrónico en el que los dos temas referenciales (el del héroe y el del villano) se abrazan de forma algo torpona pero espectacular para construir una de las escenas clave de la película y, sobre todo, el excepcional Ivan´s Metamorphosis, en el que asistimos a la génesis del temible Ivan Vanko (interpretado fríamente por Mickey Rourke) a través de una oscura y soterrada melodía que irá adquiriendo poco a poco forma hasta convertirse en un contundente y tétrico tema representante de toda la maldad y odio que alberga este villano. Todo un despliegue de progresión y fuerza melódica de su compositor.
Tal vez el mejor ejemplo de lo que ha supuesto este 2010 el score para la nueva versión de Ridley Scott del mítico personaje Robin Hood. La música, compuesta por Marc Streitenfeld. Es una música puramente funcional, que refuerza la acción de manera sobresaliente y efectiva. Se echa en falta aquello que demandan muchos aficionados: un tema de esos llamativos que identifique al protagonista y que a la vez de juego. No se puede decir que esta sea una mala banda sonora pero sí que adolece de esas cualidades que a un buen melómano le gustaría.
Esta es la música que en líneas generales trazaría para 2010: una música carente de espíritu y de personalidad (en lo que el aspecto más puramente musical se refiere) pero de una efectividad y complicidad tal con las imágenes que hace que muchos de estos trabajos no se puedan calificar con el maniqueo y extendido vocablo de “malo”. Se ha sustituido la magia por el pragmatismo, se ha pasado de lo general a lo concreto. Estamos en tiempo de crisis, y en vez de tomar helados tal vez nos corresponda tomar habichuelas, no igual de sabrosas claro está, pero sí muy útiles y beneficiosas para que ese organismo llamado “película” funcione.
Conclusión
2010 ha sido un año en la que la música ha ido muy ligada a las imágenes. Si se quiere entender el valor musical de este 2010 tendremos que recurrir muchas veces al visionado de la película y no quedarnos simplemente con lo que escuchamos en el cd. Para mí ha destacado sobremanera la música en los melodramas, siendo particularmente evocadora y resolutiva en muchos casos. En el género de acción todo ha sido mucho más funcional y resuelto con oficio, cosa que no es de extrañar mirando la tremenda calidad de algunos de los compositores que hay detrás. Dónde de nuevo podemos encontrarnos los procesos de creación más destacados es en la animación, algo que viene siendo habitual en los últimos años y seguramente debido a la gran libertad que permite el género.
Muchos creen que la funcionalidad está reñida con la calidad. 2010 es un buen año para demostrarles que no es así. Creo sencillamente que hay que despertar de esa época en la que vivíamos de temas espectaculares. Hoy en día el espectáculo se ha sustituido por lo seguro y la exaltación de la fuerza bruta a dado paso a la exaltación de las emociones y lo más intimista. La única crítica que se lo podría poner a la música de hoy en día es la falta de riesgo pero, como ya he comentado, muchas veces esto escapa de la mano del compositor. También es cierto que muchos aficionados viven anclados en tiempos pasados, cuando cada tema que salía les emocionaba y les hacía creer que lo que estaban escuchando era lo mejor que había. Ahora sencillamente hay que ver la película para saber que se está escuchando realmente. Sólo así se puede comprender el verdadero valor de la música que se hace hoy en día.
En 2011 nos esperan numerosas películas en las que la música tiene un verdadero filón para desplegarse y lucirse. El cine de animación, que tan buenas y variadas obras nos ha dado en los últimos años tiene una cita con películas como Cars 2, Rango, Happy Feet 2, Kung-Fú Panda 2, Río o Mars Needs Moms. Esta cuatro últimas serán responsabilidad del que es el auténtico rey en este género: John Powell. Uno de los géneros más explotados en los últimos años, el de superhéroes tendrá cuatro ineludibles citas en X-Men: First Class, Thor, Capitán América (suena el nombre de Alan Silvestri como compositor asignado) o Green Lantern. Remakes de películas clásicas como Perros de paja o La cosa (previsiblemente con música de Marco Beltrami) también llegarán a nuestra cartelera y su música será toda una incógnita, al igual que pasará con la música de Cowboy Vs. Aliens (supuestamente de Harry Gregson-Williams) o la música para la nueva versión de Jane Eyre (Dario Marinaelli).
Compositores destacados de este 2010 regresarán con nuevos trabajos: Danny Elfman con Restless (nueva peli de Gus Van Sant) y Real Steel; James Newton Howard regresará a la animación con Gnomeo & Juliet y con el drama Water For Elephants (además de la ya citada Green Lantern); Hans Zimmer de nuevo se montará en el barco de Piratas del Caribe con Pirates Of The Caribbean: On Stranger Tides y supuestamente volverá a poner música a la segunda parte de Sherlock Holmes, además de volver a colaborar con Ron Howard en la comedia The Dilemma o volver a la animación con la ya mencionada Rango o Kung-fú Panda 2 (de nuevo mano a mano con Powell); James Horner pondrá música al drama The Song Of Names y a Cristiada, y finalmente, Alexandre Desplat volverá a tener un año realmente ocupado con The Burma Conspiracy (secuela de Largo Winch), la segunda parte (y última película de la saga) de Harry Potter And The Deathly Hallows, su nueva colaboración con Chris Weitz tras “La brújula dorada” en The Gardener o, sobre todo, la esperadísima nueva película de Terence Malick llamada The Tree Of Life, de la que supuestamente será el compositor.
También habrá regresos muy esperados: Patrick Doyle con La Ligne Droite (nueva colaboración con Régis Wagner), Rise Of The Apes, A Dead Man In Deptford o, sobre todo, la ansiada y esperada Thor de Kennet Brannagh; Michael Giacchino será otro sobre el que se fijen muchos ojos ya que su 2011 viene bien cargado con la cuarta entrega de Mission:Impossible, la citada Cars 2 y Monte Carlo, pero sobre por la esperada Super 8, el nuevo proyecto de uno de los tótems actuales de Hollywood, J.J. Abrahams. Pero si hablamos de regreso esperado ese es desde luego el de John Williams. El maestro volverá por partida doble con sus trabajos, ambos con Steven Spielberg, para War Horse y The Adventures Of Tintin: The Secret Of The Unicorn.
Cuando imágenes y música se funden en un todo perfecto
Los 12 Momentos Música e Imagen del Año 2010
(Todo este apartado contiene SPOILER ~ No recomendado para quien no haya visto las películas)
1. From Master To Student To Master de The Karate Kid nos ofrece la redención de Mr. Han (Jackie Chan) y el afianzamiento como aprendiz de Dre (Jaden Smith). Unas tenues y delicadas notas a piano nos introduce una escena de elevado contenido dramático. Mr. Han nos descubre porque cada 8 de Junio destroza su coche. El piano se convierte en el único protagonista musical en el instante que cuenta a Dre la razón de su pena. Parece que llora con él. Es un momento de suma aflicción y tristeza y ese piano, de forma delicada y sentida, así lo expresa. La historia conmueve a Dre y nos conmueve a nosotros: la suya no es sólo una relación de maestro/alumno, va más allá. Dre coge sus palos de entrenamiento para el Kung-fú y la música vuelve a cambiar. Lentamente ésta se va abriendo (tornándose orquestal) y se vuelve un poco más optimista, reapareciendo el tema del kung-fú. Empujado por su fuerza de voluntad y determinación Mr. Han se pone a entrenar de nuevo a Dre. A partir de aquí veremos una larga secuencia de imágenes en que vemos a maestro y alumno entrenar en distintas localizaciones, cada vez más fuerte, cada vez más duro. El tema del kung-fú ha adoptado una fuerza y determinación tremendas. Dre se siente más seguro de sí mismo, más confiado. El tema sigue su progresión hasta terminar en un contundente final. Dre ha asentado sus conocimientos y ya está preparado para el combate final. Es, en definitiva, uno de los binomios música-imágenes con mayor fuerza y mejor progresión dramática que he visto en los últimos años.
2. Paul (Ryan Reynolds) tiene que tomar una decisión; se le acaba el tiempo y su vida pende de un hilo; una apresurada marcha cargada de suspense y tensión aparece significando tanto lo terrible de la situación como el hecho de que se le acaba el tiempo. La melodía, en su momento final, se vuelve más tenue, más pausada: algo no ha salido bien. Ocurre lo que peor podía pasar: instantáneamente aparece una escalofriante y descorazonadora melodía dramática a modo de adagio para resaltar tal fatídico momento. Sin lugar a dudas es, para el que escribe, uno de los climax finales más sobrecogedores, intensos y espeluznantes que ha dado el cine en los últimos años. Los terribles cortes You Show Blood/I´m Sorry Paul, I´m So Sorry de la película Buried dan fe de ello.
3. Andy se ha hecho todo un hombre y le toca ir ya a la Universidad. Tiene que desprenderse de sus “amados” juguetes pero no sabe a quién dejárselos. La dulce Bonnie es la única persona en la que parece puede confiar. Triste y cabizbajo se dirige a su casa para entregárselos. Empieza a sonar una tierna y dulce melodía mientras los va sacando de la caja y presentándoselos a Bonnie. El último en salir es Woody. A Andy le cuesta mucho decir adiós a su vaquero favorito. El mismo tema empieza sonar a piano, se vuelve más melancólico y tierno si cabe. Andy juega junto a Bonnie con sus juguetes por última vez mientras escuchamos el citado tema extenderse y sonar más hermoso y más nostálgico que nunca. Finalmente Andy se mete en su coche y se marcha, no si antes echar su última mirada, dar su último adiós a sus amigos. Woody resucita y le corresponde. La música ha alcanzado su grado de emoción máxima…..y la escena también. Tal vez sea para el que escribe uno de los instantes más emocionantes y más conmovedores del año. Gracias a escenas como ésta muchas cosas cobran valor. Se trata, por supuesto, del corte So Long de la película Toy Story 3.
4. Los recuerdos se acumulan en la mente de George (Colin Firth) y lo azotan como el mar golpea fieramente las rocas. Uno tras uno los instantes que pasó con Jim, su pareja (Matthew Goode) van deambulando por su mente como fantasmas de los que es imposible escapar. Todo pesa demasiado, la nostalgia, el deseo, la ira, los olores, los sabores…. para seguir con una vida que realmente no sabe si desea. Una de las piezas más desgarradoramente hermosas que se ha escrito en los últimos años para el cine expresa la soledad de un hombre, su tristeza, sus anhelos y su imposibilidad de huir de los recuerdos. And Just Like That de A Single Man (Un hombre soltero) es el testimonio de un hombre que se ha resignado a ser feliz, a encontrar otra persona que amar y por la que ser amado. El acto final de la película, en una excelente interpretación de Colin Firth en que los gestos y la mirada lo dicen todo, recoge la supuesta redención del hombre que acepta su destino mientras un chico al que se creía podía amar duerme desnudo en su sofá. Un chelo nos descubre esa infinidad de nostálgicas y apesadumbradas emociones con las que vive y le torturan….y de las que no puede escapar. Hasta que su motor deja de funcionar.
5. En Un Drôle De Sujet De Rédaction de Le Petit Nicolas (El pequeño Nicolás) un libro se abre y aparece una maestra pidiendo a sus alumnos que escriban una redacción sobre aquello que les gustaría ser de mayores. Automáticamente aparece una tierna e inocente melodía que presenta a Nicolás, principal personaje de esta historia. Será él quién nos cuente la historia de su pandilla y a lo que aspiran a ser de mayores (ya que él no lo tiene aún claro): Alceste, el niño que no puede parar de comer quiere ser ministro y el tema principal suena de forma un tanto pomposa y señorial (con unas trompas de tonos muy graves y acompasados); Geoffrey es el niño rico del grupo que consigue todo lo que quiere y unos elegantes y suntuosos violines abren un motivo que bien se podía asemejar a un vals para definir su distinguida condición; Clotaire, el niño despistado y que saca malas notas quiere ser campeón ciclista y de repente escuchamos el timbre de una bicicleta y el tema principal sonando de forma un tanto apresurada (a modo de sprint) y algo torpona; Eudes sueña con ser bandido y una melodía al más puro estilo gangsteril años 70 lo representa (al igual que lo hará también con el director y los vigilantes del colegio); Ruffus, el niño bromista sueña con ser policía como su padre, y el tema principal se vuelve algo jocoso y socarrón; finalmente Nicolás recordará lo que le hubiese gustado ser a su padre y un vibrante swing emula la destreza de un futbolista o la rapidez de un nadador. Por último, vuelve a reaparecer el tema principal de forma cálida y tierna para hacer mención a la relación y el cariño que le muestra su madre. Queda así perfectamente trazado el entorno que conforma la vida de Nicolás (amigos y familia). Hemos asistido así a un desfile de estilos y ritmos musicales en la que queda perfectamente definido cada personaje de esta simpática y tierna historia. Acto seguido nos encontraremos con el mismo tema principal plenamente desarrollado en unos fantásticos títulos de crédito en los que, a través de dibujos en lo que podría ser un cuento de cartón desplegable, vemos un hipotético día en la vida de Nicolás. Un desenfado silbido marca el ritmo de un tema en el que confluyen un sinfín de sonidos (desde timbres de bicicleta a matasuegras pasando por lo que parece ser maullidos de gato o el mismo sonido que producen las cadenas de bicicleta al pedalear) e instrumentos (tiernos y traviesos violines, rimbombantes y circenses orquestas, acordeones que le da un marcado e inocente sabor francés). Queda así retratado el jovial e inocente mundo infantil en que los juegos, las relaciones con la pandilla o la asistencia al colegio forman parte de ese mundo sabiamente plasmado en la música. Sin lugar a dudas es uno de los temas más simpáticos y originales del reciente cine. Una delicia
6. Nos montamos a lomos de Desdentao, el dragón que Hiccup, protagonista de How To Train Your Dragon (Como entrenar a tu dragón), “adopta”. Está dispuesto a probar el mecanismo que le ha diseñado para la cola (perdida en parte en un accidente) para que pueda volver a volar. Se presenta repentinamente su vigoroso tema principal de carácter celta. El dragón estira sus alas, se prepara para coger velocidad y el tema se expande un poco más. Estamos atravesando gigantescos acantilados, rozando las nubes, volando incluso a ras del agua a una velocidad de vértigo. Una indescriptible sensación de libertad y paz nos invade: estamos vivos. Hiccup sigue poniendo a prueba a su dragón e intenta subir hasta lo más alto pero tiene un descuido y cae, la música parece que desciende en su fuerza, que se apaga y cae en picado, como el protagonista….hasta que el dragón lo rescata y el tema recobra todo su dinamismo y fuerza, suena más exultante, más poderoso, más pletórico que nunca. Seguimos volando a través de los parajes de las tierras vikingas y no queremos que esta experiencia se acabe…..pero Desdentao ya no puede más, se le ha acabado el gas. Una pequeña nota de humor pone fin a esta prodigiosa pieza llamada Test Drive, ejemplo perfecto de cómo fundir imágenes y música, haciendo que parezca que eres tú el que está volando a velocidad de crucero. Un alarde de imaginación, inventiva y poder melódico. Por escenas como ésta simplemente merece la pena pagar la entrada.
7. En Chase Across DC de la película Salt, Angelina Jolie huye de sus captores por las calles de Washington. Una de las más trepidantes e intensas piezas de acción de este año acompaña a la protagonista a través de los andenes del metro, de las mismas calles de la ciudad, de los nudos de autovía o en sus saltos imposibles a camiones. La música se mueve a ritmo de la misma acción, acelerando su ritmo en las carreras, transmitiendo emoción en los saltos, manteniendo la tensión en los momentos que parece va a ser atrapada. 100% pura música de acción que no te deja respirar y con la habitual elegancia que incluso en estos géneros imprime Newton Howard a sus bandas sonoras. Tenemos así otra muy buena escena a añadir a la larga lista de persecuciones antológicas de la historia del cine. La música le da en esta ocasión un nervio y un ritmo terribles a la escena que hace que prácticamente te levantes de la butaca, resultando uno de los momentos más adrenalíticos y vibrantes de la película y por lo tanto de este año.
8. El acto final de Inception (Origen) ofrece un verdadero tour de force de la música. Tres cortes caracterizarán este momento. En el corte Dream Within A Dream todos se preparan para la patada final. La etérea y onírica música de Zimmer se vuelve más caótica, más turbia, más grave para que los protagonistas salgan de los distintos niveles de sueño en los que han sido imbuidos. Resalta así de alguna manera la confusión y el caos que podría haber en el inconsciente humano ante las tensas escenas que se producen en la película en su tramo final. Todo ocurre de forma bastante apresurada y hasta me atrevería a decir que violenta y la música también refleja este aspecto. El tiempo se acaba y todo debe estar perfectamente coordinado. Pero ocurre un contratiempo. Male (Marion Cotillard) vuelve a aparecer para retener a Cobb (Leonardo Dicaprio). El corte Waiting for a Train nos ofrecerá la catarsis de Cobb. El protagonista se ve atrapado en el nivel más profundo de sueño. Su mujer le persuade para que se quede y las emociones, los recuerdos, los instantes vividos pesan demasiado en la mente de Cobb para que éste pueda abandonarla. La música se vuelve tremendamente melancólica, nostálgica. Asistimos a un tema brillantemente construido en el que electrónica y partes orquestales se funden de forma magistral para, de nuevo, retratarnos el mundo de lo etéreo, pero esta vez sobre el terreno de las emociones más íntimas del protagonista. El tiempo se está acabando y la canción de Edith Piaf nos anuncia la última patada y que tenemos que dejarnos caer al vació y despertar. Reaparecen los tonos violentos, agresivos del corte Dream within a dream mientras vemos la furgoneta ya casi rozar la superficie del agua y a los protagonistas ir despertando en sus distintos niveles de sueño. La música sacudirá de forma virulenta a los personajes para que vuelvan al mundo real. Finalmente, el corte Time nos ofrecerá con su tono relajado y liberador el despertar de los protagonistas de esta extraña y excitante experiencia. Se produce así un brillante climax final en la que la música ofrece un verdadero tour de force con las impactantes imágenes. Sin lugar a dudas una verdadera obra de arte de la cinematografía moderna.
9. En The truth about Ruth de The Ghost Writer (El escritor) el escritor fantasma (Ewan McGregor) ha descubierto algo importante en las memorias de Lang. Una enigmática melodía empieza a sonar, apareciendo ese sonido de campanillas que no hace sino denotar que se trata de algo de suma trascendencia. Coge el manuscrito y empieza a subrayar las primeras frases de cada capítulo. La música, con su tono misterioso, va remarcando los subrayados con notables acordes. La melodía sigue su progresión dramática y enigmática y reaparece el tema principal: el soniquete de la máquina, el tono disonante referido a la personalidad enigmática del escritor…..la melodía va progresando, parece que por fin va a llegar algún sitio, mientras una nota del escritor dirigida a Ruth (Olivia Williams) va pasando de mano en mano. El crescendo es mayor y parece que por fin vamos a descubrir a la misteriosa persona que urdió todas las maquinaciones. La melodía por fin se expande, se abre y descubre quién hay detrás de la máscara. Parece que ese sonido circular y sincopado va a tener un desenlace y el culpable al fin va puede ser ajustuciado……..hasta que un coche atraviesa a toda velocidad la calle, unas papeles salen volando y el tema se corta abruptamente. La música no ha conocido un fin y la identidad del susodicho sigue siendo una incógnita….al menos para los vivos. Todo ello, en un increíble plano secuencia de enorme sutileza y detallismo, y de ciertas connotaciones hitchcockrianas. No hay diálogos, e imágenes y música presentan una complicidad perfecta.
10. En Romantic Flight de How To Train Your Dragon (Como entrenar a tu dragón) nos montamos a lomo de nuestro dragón con la chica que nos gusta. Tenemos una sensación de paz y libertad que no habíamos tenido antes. Atravesamos las nubes (y las tocamos) mientras contemplamos una bella puesta de Sol, nos dejamos a atrapar por la belleza y la magia de la aurora boreal para, finalmente, llegar a nuestra aldea (ya de noche) y admirar el hermoso y tranquilo lugar dónde vivimos. En nuestro vuelo nos ha acompañado una bellísima música, mágica, envolvente que nos invita a creernos que lo que estamos viviendo en ese momento no es un sueño (aunque lo parezca). Hay escenas es la historia del cine que nos invitan a dejar volar nuestra imaginación y hacen que creamos que somos los protagonistas de una gran aventura y esta es una de ellas. Uno de los momento más mágicos del año acompañada de una música que precisamente invita a eso, a soñar.
11. Todo ha terminado. Un memorable plano en la que vemos a Natalia (Carolina Bang) caer envuelta en una cinta roja desde lo más alto de El Valle de los Caídos da pie a una trágica secuencia musical. Es en este momento cuando el tema principal alcanza uno de sus máximos niveles de dramatismo. Lo escuchamos en su nivel más agudo, acompañado de la voz de una soprano. La ironía de Baños es tremenda: en el final del corte Fighting for her love asistimos al último acto de esta esperpéntica “comedia” que es Balada Triste De Trompeta. Acto seguido veremos como se llevan el destrozado cuerpo de la chica mientras oímos el funesto y apesadumbrado tema de amor en forma de réquiem (Final Tragedy). Los dos payasos (Carlos Areces y Antonio De La Torre) ríen y lloran de forma desconsolada en el furgón policial. La música, pese a resultar melancólica, parece que se está riendo de ellos. Cinismo puro y duro.
12. Asistimos a un mágico baile en el que un niño y un dragón intentan conocerse (y conectar) mutuamente. Los imperiosos de las relaciones humanas aquí funcionan perfectamente. En Forbidden Friendship de How To Train Your Dragon (Como entrenar a tu dragón) una melodía va creciendo como se afianza una buena amistad si se van dando los pasos correctos. Al final todo puede desembocar en algo bello y mágico que dure para siempre y suponga un alivio para las personas que buscan mucha veces alguien en quién apoyarse. Ese alivio parece que se manifiesta en esa voz del final que resuella tranquila ante uno de los mayores lujos de esta vida: tener a alguien en quién poder confiar. No hay excesiva técnica, ni matices, todo es más simple y a veces esto puede resultar tremendamente significativo y mágico.
20 Compras Obligadas
- How To Train Your Dragon (John Powell)
- The Wolfman (Dany Elfman)
- Leap Year (Randy Edelman)
- The Last Station (Sergey Yevtushenko)
- Baarìa (Ennio Morricone)
- Inception (Hans Zimmer)
- Le Petit Nicolas (Klaus Badelt)
- Charlie St. Cloud (Rolfe Kent)
- Lope (Fernando Velázquez)
- The Stoning Of Soraya M. (John Debney)
- The GhostWriter (Alexandre Desplat)
- Percy Jackson And The Lightning Thief (Christophe Beck)
- The Karate Kid (James Horner) (CD-R)
- Balada Triste De Trompeta (Roque Baños)
- Predators (John Debney)
- Mao´s Last Dancer (Christopher Gordon)
- The Tourist (James Newton Howard)
- The Secret Of Moonacre (Christian Henson)
- La Herencia Valdemar (Arnau Bataller)
- Krabat (Annette Focks)