Recordando a Basil Poledouris
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El 8 de noviembre de 2006 dejó este mundo Basil Poledouris. Para los aficionados crecidos o nacidos en los ochenta, uno de los más grandes. Y para muchos más. Pero es que este músico con nombre de ratón superdetective nos hizo navegar desde las películas familiares (El regreso de Lassie, ¡Liberad a Willy!, El libro de la selva: la aventura continúa) hasta lo prohibido, que tardamos unos años en ver (RoboCop, Los señores del acero, En tierra peligrosa). Nos acompañó durante un buen tramo de nuestras vidas. Y eso no se olvida, por mucho que haya pasado una década. Que no nos parece tanto, la verdad, si echamos la vista atrás. La mejor demostración de que cuando decimos de un músico que se va, que su música siempre nos acompañará, debe de ser verdad. Estos diez años han pasado en nada. Será que sigue con nosotros.
Pero nos acordamos y, desde AsturScore, le queremos rendir tributo, y que si hay alguien que no se acuerde, por descuido, lo haga. Y para eso le rendimos este humilde homenaje, recordando diez años después quién es para nosotros, y para nuestros amigos, para sus amigos, Basil, Pole. El único compositor al que todos abreviamos al llamar. Porque es el nuestro. No se nos ocurre nada más importante que decir.
JOHN FRIZZELL
Hace diez años descubrí a una persona que cambió mi vida, porque cambió mi modo de ver la vida misma. Pensé que me embarcaba en un viaje musical para celebrar la increíble obra de uno de los verdaderamente grandes compositores de cine en lo que, al devenir de los acontecimientos, se convirtió en algo que sirvió a un fin mayor.
El plan era coordinar una interpretación en directo de extractos del trabajo de Basil para Conan en Úbeda, durante su festival de música de cine. Al acercarse la fecha del evento, quedó meridianamente claro que la salud de Basil podría hacer imposible su asistencia. Tan sólo unos días antes de que voláramos desde Los Ángeles, nos comunicó que se unía a nosotros. Durante el vuelo, no parecía nada bien y no pude evitar preguntarme si todo aquello era buna idea. En el primer ensayo en Úbeda, Basil parecía un poco inquieto, incómodo y, sin embargo, emocionado, como si algo se estuviera fraguando en su interior. La música sonaba bien, aunque prepararla para el público iba a llevar un cierto tiempo de ensayo. Y, entonces, Basil se levantó y cogió la batuta. De repente, se llenó de una energía, de un entusiasmo y exuberancia tales que yo no los había visto jamás.
Los cinco días siguientes, Basil estuvo a tope. Se unió a todas las comidas, a todos los conciertos. Nos reímos, hablamos y contemplamos nuestras vidas dedicadas a la música; juntos, con los otros compositores y con los demás amantes de la música de cine que allí estaban. Todos disfrutando del momento y, a pesar de su frágil salud, Basil disfrutó esa semana como un hombre aferrado a todo lo que la vida puede dar.
Al volver a Los Ángeles, su salud declinó y no pasó mucho tiempo antes de que nuestro querido amigo nos dejara. Pero eso semana en Úbeda fue la mejor lección de vida que he visto nunca. Y, en mis propios momentos difíciles, pienso en cómo Basil encaró y se aferró a la existencia durante esos pocos días, expresando no sólo que la música es arte, sino, mucho más importante, viviendo su misma vida como arte.
John Frizzell es un compositor estadounidense de cine y televisión. Se le conoce por sus colaboraciones con Mike Judge en Beavis y Butt-Head recorren América, Trabajo basura o la serie El rey de la colina. El resto de su obra incluye trabajos como Aún sé lo que hicisteis el último verano, Alien resurrección, Un pueblo llamado Dante’s Peak (con James Newton-Howard), 13 fantasmas, Barco fantasma, Dioses y generales (con Randy Edelman), Stay Alive o La cosecha. Más recientemente, ha compuesto la música para la serie de televisión The Following.
LOLITA RITMANIS
He tenido el gran honor de trabajar como orquestadora de Basil Poledouris en un puñado de películas, incluyendo Liberad a Willy 2, En tierra peligrosa, Alerta máxima 2, Locos por el básquet y Amanda, por nombrar unas cuantas. Tanto Basil como el ingeniero Tim Boyle, el editor musical Curtis Rousch y el legendario orquestador Grieg McRitchie me acogieron en su círculo a mediados de los 90.
Basil parecía tener el don de llegar al corazón de una escena de modo transparente y significativo. Sacaba lo mejor de la gente porque trataba a todos aquellos que trabajábamos para él haciéndonos sentir apreciados y respetados. Recuerdo dormir en el sofá de mi estudio, esperando a que el FAX arrojara los siguientes 8 compases que tenía que orquestar. Una vez que recibía el bosquejo de Basil, orquestaba esa sección y… ¡a esperar a los siguientes 8 compases! A menudo mi trabajo tenía lugar durante el sprint final del proyecto, inmediatamente antes de grabar con la orquesta.
Siento un profundo agradecimiento por haber tenido la oportunidad de haber sido parte de este equipo durante unos años, justo antes de que decidiera lanzarme a mi propia carrera como compositora. Me encantaba escucharle hablar de su familia. Resultaba evidente que la familia lo significaba todo para él.
Lolita Ritmanis ha sido nominada a los Emmy en 10 ocasiones, habiendo ganado en 2002 por su trabajo en Batman del futuro. Los créditos de Lolita incluyen: Los Vengadores unidos, La Liga de la Justicia, Batman: la broma asesina o Teen Titans. Su obra de concierto ha sido interpretada en el Centro Kennedy para las Artes Escénicas, en el Lincoln Center de Nueva York, en el Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife (Fimucité) o en el Festival de Música de Cine de Cracovia. Como orquestadora, ha trabajado con los compositores Michael Kamen, Basil Poledouris, Mark Snow o Shirley Walker, entre otros.
EDWIN WENDLER
Cuando pienso en Basil Poledouris y su música, me vienen a la mente grandes intenciones, emociones fuertes y lucidez temática. Tanto si escribía para piano solista (Fiesta de despedida) o para masa orquestal con coro y sintetizadores (La caza del Octubre Rojo), siempre había una mano firme guiándote en la narración, haciéndote sentir emoción pura en el viaje. Viendo fotos de él, se puede llegar a la conclusión de que era un tipo fuerte y robusto; pero, por supuesto, tenía un lado tierno, vulnerable, del que se ha escrito de manera abundante. Por lo que he oído, Basil no sólo se preocupaba por su familia y amigos, sino también, de manera sincera, por sus fans.
Me gustaría centrarme en dos composiciones que no aparecen normalmente en la lista de sus mejores trabajos; pero que, por diferentes razones, siempre me han acompañado: Poledouris sentía una gran pasión por el mar y todas las actividades relacionadas con él, motivo por el que su partitura para La fuerza del viento es tan especial. Es una historia sobre carreras de veleros y, prácticamente, se puede sentir la brisa marina mientras se escucha la música. También admiro su trabajo para Los asesinatos de mamá, una de las mejores partituras que he escuchado en una comedia. Un homenaje al género de asesinos en serie, escrito de una manera maravillosamente juguetona e inspirada.
Me alegra ver que sellos discográficos como Varèse Sarabande e Intrada se encuentran muy activos editando o reeditando su música. Y, en adelante, me encantaría asistir a la resurrección de la inactiva basil-poledouris.com, ya que solía traernos reveladores comentarios, escritos por el propio compositor, sobre proyectos concretos.
Más información sobre Edwin Wendler en www.edwinwendler.com
LUKAS KENDALL
La primera vez pensé que Basil Poledouris debía de ser el nombre de un compositor inmigrante de 90 años que no hablaba inglés. Entonces vi en la televisión “Basil Poledouris, ganador del Emmy por Lonesome Dove”, y parecía un mecánico de coches con esmoquin. Después conocí al verdadero Basil Poledouris y resultó ser la persona más auténtica, humilde y cálida que se pueda imaginar: un surfero californiano, padre de clase media con una familia estupenda y que, al mismo tiempo, resultaba ser un compositor lleno de talento.
Dado que era tan accesible (era el único Basil Poledouris en la guía telefónica) y escribía “nuestro” tipo de banda sonora – sinfónica y melódica – se convirtió en favorito de los aficionados, escribiendo la música que desearíamos poder componer nosotros. Sus triunfos (como volver a trabajar con Paul Verhoeven) eran nuestros triunfos. Los desaires contra él eran desaires contra nosotros. Gastamos cientos de dólares en conseguir sus CD más difíciles de conseguir, descatalogados, y encima estábamos contentos de hacerlo: poner una copia de una rareza como Cherry 2000 en el reproductor hacía que todo valiera la pena.
Basil era, en muchos sentidos, el último de su especie. Su gran fuerza como artista era poner música a personajes masculinos, desde Conan hasta Robocop –guerreros, gladiadores, soldados, cowboys– evocando las emociones que los personajes masculinos tenían prohibidas por la sociedad. Nuestra cultura ha evolucionado no solo hacia un tipo diferente de sonido para la música de cine, sino también hacia una manera de pensar diferente en lo que respecta a los hombres y sus sentimientos. Esto hacía que Basil fuera, aún más, nuestro héroe, en la correcta lucha por mantener vivo algo con lo que crecimos y necesitábamos. Su música y el legado que deja nos conmovieron profundamente. Basil, te echamos de menos y te queremos.
Lukas Kendall es el fundador de Film Score Monthly, una revista, discográfica y página web dedicada a la música de cine.
DIRK WICKENDEN
Basil Poledouris – Abrazando la dicotomía
En un período de tres años, la música de cine perdió a muchos de sus grandes exponentes, desde Michael Kamen (2003) a Elmer Bernstein, David Raksin y Jerry Goldsmith (todos en 2004) y Shirley Walker y, quien nos ocupa aquí, Basil Poledouris en 2006.
La relación más duradera de Basil fue con el director John Milius. Muy poca gente pone en duda que Conan, el bárbaro es su obra maestra por excelencia. Como el propio Milius dijo en el funeral, “éramos los hermanos oso”. Él parecía un oso, por su fuerza y el gran corazón que se puede escuchar en su música, especialmente en aquellos momentos que requerían una escritura más delicada. Pero también sabía componer para la acción más masculina. Siempre podía contarse con él para encontrar temas perdurables en sus scores. En el documental Basil Poledouris: His Life and Music, Basil contaba como cuando estaba al piano trabajando en los temas de Conan sentía una presencia paseando tras él, algún tipo de criatura. Basil le preguntó a Milius si sintió lo mismo mientras escribía el guion de Conan y la respuesta fue que sí, pero sin entrar en detalles.
Uno de mis scores favoritos de Basil es En tierra peligrosa, que le dio a Basil la oportunidad de utilizar vocalistas indios Inuit en una partitura llena de acción. Otra de mis preferidas es Un vaquero sin rumbo, donde la música engloba perfectamente al personaje protagonista, el lugar y la época en los que transcurre la acción, como debería ocurrir en toda buena partitura.
Hay determinadas bandas sonoras que podemos elevar a la categoría de historia del cine, y yo citaría Conan como una de ellas, en la misma línea que el Ben Hur de Rozsa, no en términos de temática, pero sí de la importancia que tenían para sus respectivas películas, a través de la búsqueda de un sonido particular.
Dirk Wickenden es un saxofonista, periodista de música de cine, y consejero del Michael Kamen Estate. Sus entrevistas y artículos han aparecido en Legend (la revista de la Sociedad de música de cine de Goldsmith), Soundtrack: the Collector´s Quarterly y también en Film Score Monthly Online. Unos cuantos de sus antiguos artículos han sido recopilados en www.runmovies.eu. Además, su colección de cuentos cortos Inside Outside my Head se encuentran disponibles exclusivamente a través de Amazon.
GODWIN BORG
Descubrí a Basil por primera vez a edad muy temprana. De niño conseguí colarme en el cine y ver unos minutos de Conan, el bárbaro, hasta que un empleado me pilló y me echó (teniendo en cuenta que la película era sólo para adultos y yo tenía 9 años…), pero esos minutos bastaron para que la música me cautivara para el resto de la vida. Basil ha sido desde entonces mi compositor favorito de todos los tiempos y Conan, el bárbaro, mi obra musical favorita.
Traté de ponerme en contacto con Basil durante muchos años y, finalmente, un día fue él mismo quien se puso en contacto conmigo, después de que alguien le dijera que estaba intentando conocerlo. Ahí tenéis una muestra de cuánto se preocupaba por la gente y de su consideración. Con el tiempo, mi compositor favorito se convirtió en un amigo querido, a quien siempre tendré en gran estima y al que echaré de menos como si fuera parte de la familia.
Si por algo destacaba Basil, aparte de por su música, era por su humanidad, su amabilidad y por su sincera forma de ser. Aquellos que tuvimos la fortuna de poder conocerlo en persona podemos confirmarlo, ya fuéramos amigos, familia o cualquiera cercano a él. Y si nunca pudiste conocerlo, ten por seguro que sí lo hiciste, porque su música no era tan sólo la voz de las películas en las que trabajó, sino que también la de su propia alma, gentil y poderosa, amable y fuerte, noble e irrepetible.
Basil, siempre estarás en nuestros corazones. Te quiero y te echo de menos.
Godwin Borg nació en Malta en 1973 y lleva trabajando activamente en el mundo de la música desde finales de los 80. En 2008 crea Kronos Records, un sello musical independiente especializado en bandas sonoras, tanto clásicas como modernas. En sus siete años y medio de actividad, Kronos Records ha editado más de un centenar de CD. En 2016 ha comenzado la andadura de Vulkan Records, un nuevo sello especializado en el Metal.
RAÚL MARTÍ
Conocí a Basil Poledouris el sábado 18 de Abril de 1998 en el Royal Albert Hall (Londres, Inglaterra). John Barry dio un concierto ese día y yo sabía de antemano que estaría ahí y que tendríamos la oportunidad de hablar, aunque fuera brevemente. El día anterior, en la disquería de los mellizos Martin y Philip Masheter (Rare Discs), estaba su agente Richard Kraft, quien necesitaba una copia de Honor y Gloria, que justamente había llevado conmigo.
Durante el intervalo del concierto fui a la barra por un trago y ahí me lo encuentro a Basil, de smoking, y me presento. Su gentileza fue tal, ya que me agradeció que le facilitase mi tan preciado CD, y hablamos unos minutos, preguntándome cuál era el score que más me gustaba… A lo que contesté que me había llamado mucho la atención Amerika. Su rostro se iluminó y me dijo que tenía buen gusto.
Entonces se acercaron su esposa Bobbie y su hija Zoë. Basil me firmó Cherry 2000, del cual Bobbie dijo que “ni siquiera ellos lo tenían», y prometió devolverme el de Honor y Gloria dedicado. Cosa que cumplió. Nos saludamos y fuimos a seguir disfrutando la segunda parte del concierto de John.
Basil era un maravilloso compositor y un excelente ser humano. ¡Basil era un grande! Por suerte, su obra perdurará por mucho tiempo.
Raúl Martí es productor ejecutivo en el sello discográfico Howlin’ Wolf Records y ha colaborado con ellos en los lanzamientos de Música en espera, de Guillermo Guareschi, o de I Spit on Your Grave 3: Vengeance Is Mine, de Edwin Wendler.
MANUEL DÍAZ NODA
Yo he sido un aficionado a las bandas sonoras relativamente tardío. Si bien durante mi infancia cayó algún disco en mis manos, no fue hasta mi adolescencia, ya con 14 años, que me dejé seducir por la música para el cine. Una de las primeras bandas sonoras que adquirí fue La caza del Octubre Rojo de Basil Poledouris, que siempre me fascinó por la fuerza de su música y me indignó por lo escueto de la edición discográfica.
A partir de ahí, Poledouris pasó a ser uno de mis músicos de cabecera y empecé a recuperar algunos de sus trabajos previos, especialmente Conan, el bárbaro y RoboCop, además de seguir todo lo que iba incorporando a su filmografía. De ésta, me fascinan especialmente sus colaboraciones con John Millius y Paul Verhoeven (curiosamente dos cineastas que alternarían en el apartado musical a Poledouris con otro titán, Jerry Goldsmith).
Conan, el bárbaro y el Superman de John Williams son las dos partituras musicales que escucho de manera más reiterada y asidua, sin que hayan perdido un ápice en la emoción que me generan. Otro trabajo del compositor fundamental en mi experiencia como aficionado ha sido El lago azul, una partitura de una belleza y sensibilidad magistral. Poledouris destacó especialmente como compositor para películas de espacios abiertos e historias grandilocuentes, sin embargo, era su vena intimista, repleta de ternura y pasión, pero sin caer en sentimentalismos, la que finalmente me seducía más que sus grandes temas épicos.
A pesar de sus grandes aportaciones a la música para el cine, desgraciadamente, fue también un compositor infravalorado por la industria. Siempre me pareció una gran injusticia que el autor de partituras como El gran miércoles, Amerika, Adiós al rey o Los miserables. La leyenda nunca muere, se viera relegado a producciones desmerecedoras de su talento como RoboCop 3, Alerta máxima 2 o Cocodrilo Dundee en Los Ángeles, por mucho que él siempre cumpliera con nota en cada una de ellas.
Como muchos, viví la muerte de Basil Poledouris como la pérdida de un familiar, alguien cercano que me acompañó, y lo sigue haciendo, en momentos importantes de mi vida.
Manuel Díaz Noda es crítico de cine en el blog Adivinaquienvienealcine.com, además de colaborar en televisión (La Luna de Teidevisión Canal 6), radio (Radio Candelaria, Gente Radio) y en el magacín digital Elblogferoz.com. Desde 2007 forma parte de la organización del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife (FIMUCITÉ) y también ha colaborado en sus diversas publicaciones: 2001, la música del futuro; Alien, la sinfonía biomecánica; La conexión Williams-Spielberg y Tócala otra vez, Oscar.
GERMAN BARÓN
Siempre recordaremos aquella noche de Julio en la que el gran Basil Poledouris tuvo una revelación (él lo llamó una epifanía). Esto es: descubrir en esos inolvidables días en Úbeda que su música era apreciada, querida y amada por miles de personas y aficionados de todas las partes del planeta… Han pasado años y seguimos amando, adorando, respetando la música del maestro, evidentemente porque es una obra hecha desde el alma y el corazón.
En tiempos como los actuales, en los que la mayor parte de la música de cine se ha despersonalizado, en los que el estilo y la imaginación han sido sustituidos por los lugares comunes, por un sonido estandarizado y por la sorpresa cero, en el que se obliga a hacer lo que funciona (o lo que se cree que funciona) y en el que el compositor ya no es artista sino mero engranaje, vale la pena mirar atrás (un poquito) y ver cómo eran las cosas hace unos años.
Eran tiempos en los que reinaban los maestros y cohabitaban diferentes generaciones. Donde destacó con muchísima fuerza el maestro de apellido griego. Lo tenía todo: estilo marcadísimo, una fuerte personalidad, talento para la imagen… Siendo el rey del cine épico en la década de los ochenta y los noventa firmando obras descomunales como Conan, el Bárbaro, Los señores del acero y todo un sinfín de joyas que van por todos los géneros y estilos. También fue uno de los primeros en sufrir los cambios y las nuevas tendencias…
Aunque el destino, dentro de la amarga y cruel enfermedad que tuvo que soportar, le guardó una agradable, justa y merecida sorpresa: aquella noche inolvidable, mágica y única que vivirá (como la propia obra del maestro) en la memoria de los presentes.
Germán Barón Borrás es profesor de Medios Audiovisuales, compositor de músicas para cortos, colaborador en la organización del Festival de Música de Cine Ciudad de Úbeda, aficionado y loco por las bandas sonoras desde que empezó a fijarse en ellas en su más tierna infancia.
JUAN ARBONA
La primera vez que vi el nombre de Basil Poledouris fue en un pase de la película Conan, el Bárbaro, en una lluviosa tarde de domingo en el desaparecido Cine Nuevo Hispania de Palma de Mallorca. La sala de 600 butacas estaba abarrotada, sólo quedaba la tercera fila (150 pesetas de entonces). En fin, decidí entrar. ¿Qué iba hacer en un día tan gris? Pero, a pesar de todo, presentí que iba a ser algo especial. Después de unos espectaculares títulos de crédito, llegó el clímax con el ataque al poblado, continuando con la épica historia. Gran parte de la experiencia se debió a la impresionante música del maestro, resultando ser uno de los días más mágicos que he vivido como espectador.
Ambos nombres vuelven a cruzarse en mi camino un cuarto de siglo después. Esta vez en la mística y maravillosa ciudad de Úbeda. Ni podía creerlo. Iba a poder saludar en persona a uno de mis ídolos. Se iba a repetir la magia vivida tiempo atrás. Basil Poledouris iba a dirigir la música que había creado tantos nuevos aficionados. No cambiaría esos momentos por nada del mundo. Sobre todo, después de conocer el esfuerzo titánico que había hecho por estar allí.
Llegó la noche del concierto. Todos los presentes con la emoción contenida y el corazón en un puño. Momentos antes empieza a oírse un rumor en el patio del Hospital de Santiago: “Basil, Basil, Basil.” Un rumor que va adquiriendo fuerza hasta que aparece sobre el escenario. Aplausos a rabiar. Un reconocimiento inmenso en ese corto e irrepetible momento de nuestras vidas.
Quiero pensar que, cuando se fue de este mundo, se cruzó en su memoria esa noche mágica que nos regaló a todos lo que tuvimos la suerte de conocerlo, respetarlo y amarlo. Un momento que vivirá para siempre en nuestros corazones.
ÉPICA y MAGIA. Éste es su legado.
Juan Arbona Comellas es presidente y miembro fundador de la Asociación Balear Amigos de las Bandas Sonoras (ABABS). Ha participado en congresos, festivales y conciertos de música de cine en Valencia, Sevilla, Úbeda, Barcelona, Córdoba y Londres. Ha colaborado en jornadas con los músicos Enrique Escobar, José Sola y Joan Bibiloni. Ha impartido múltiples conferencias de temática cinematográfica y escrito en diferentes medios sobre compositores de música de cine.
ANTONIO PARDO
A mí me contaba mi viejo que un tal Basil Poledouris había compuesto Conan, el bárbaro, me lo contaba diciéndome algo así como: “cierto, hijo mío, pero recuerda que no es Conan todo lo que reluce”…
Durante años tuve como libro de cabecera una extraordinaria obra llamada La discoteca ideal de la música clásica donde se podía leer, entre otros muchos, el siguiente epígrafe: Músicos de una sola obra. En este capítulo, el autor, un tal Kenneth McLeish, mencionaba a unos cuantos músicos cuya reputación venía avalada por la creación de un solo opus. Creo recordar (la memoria es caprichosa) que entre ellos se encontraba el italiano Albinoni y su conocido adagio en sol menor, por citar una de las más conocidas. ¿Sólo una?, preguntaba mi amiga la ignorancia, ¡Qué barbaridad!…
Pues bien, esta realidad que acontece con bastante asiduidad en la música clásica se puede extrapolar, sin temor alguno y de un modo similar, a la cinematográfica. Nombres tan ilustres como los de Conti, Holdridge o el de Poledouris forman parte de ese grupo de músicos que para el común de los mortales (el neófito, nunca el melómano) siempre estará ligado al nombre de una sola obra.
Realizando una pequeña y doméstica labor arqueológica, nos encontramos con títulos tan emblemáticos como Los miserables. La leyenda nunca muere, encargo que Poledouris escribió tras ser rechazada la propuesta del compositor libanés Gabriel Yared, otra más; o la épica y lírica Adiós al rey, paradigma de la excelsa melodía poledouriana (permítanme esta pequeña licencia) que, junto a El lago azul o Los señores del acero muestran la enorme capacidad que el músico de Kansas City tenía para conectar con la parte emocional del espectador. ¿Una sola obra?, pregunta la ignorancia desde el final del trayecto… Cómo olvidar las voces rojas de su militarizada La caza del Octubre Rojo o la intimista desnudez de su desgarradora Fiesta de despedida, quizás la obra más humana de cuantas compuso el genio.
Cómo olvidar… Ahora soy yo, más añoso y sabio, quien le dice a mi viejo: “ves, ahora les puedo contar a mis hijos que Poledouris fue y es mucho más que Conan”.
Antonio Pardo Larrosa es autor de Sotto Voce: Artículos, reseñas y otras chanzas y de El baúl de los genios y coautor, junto a Antonio Piñera, de James Horner, el don de la inmortalidad. Colaborador habitual de Sinfoníavirtual, Latecla 88, Scoremagacine, Bandasonora.org, Musicadecineblog.com y de la revista Melómano, es miembro del jurado de los Premios de la Crítica Musical Cinematográfica. También ha colaborado en el ensayo Regreso al motel Bates.
RUBÉN FRANCO
Basil Poledouris. O el músico que escribía con el corazón. El genio que inyectaba emociones y sentimientos a los pentagramas musicales. Solo escuchar la partitura de las aventuras y desventuras de tres amigos surfistas a lo largo de los años es el perfecto ejemplo para describir a este maestro. Pocos compositores primerizos pueden presumir en sus comienzos de haber compuesto tamaña obra maestra.
Pero hay tantos ejemplos. Él puso emoción a Conan para reflejarnos el amor y el dolor por la pérdida de Valeria. Puso sentimientos a RoboCop para describirnos la rabia y la frustración por la destrucción de su universo familiar. Puso belleza y esperanza en la selva de Borneo para el Rey valiente (otrora soldado cobarde). Puso amor, fiereza, épica, belleza y drama en una época convulsa, violenta y sucia en Los señores del acero. Él añadió emoción y bravura para contarnos la historia de la derrota y posterior victoria americana en la regata de veleros de la Copa América. Incluso puso emotividad al inexpresivo de Steven Seagal en Alerta máxima 2 para el tema de la familia o en En tierra peligrosa para la belleza del medioambiente.
Basil Poledouris es único e irrepetible, escribía con el corazón y su música traspasó el umbral de la pantalla para quedarse en nuestras vidas (Conan, el bárbaro es idioma musical universal). Y quienes lo conocían hablaban de su humanidad y cercanía, alejadas de esa imagen de divos o de estrellas que tenemos de los que trabajan en Hollywood. Él estaba por encima de todo eso. Era un ser humano de carne y hueso, puro sentimiento.
Gracias, Pole. Tú me emocionaste como pocos lo hicieron. Farewell to My King!
Rubén Franco es cofundador de la web AsturScore, creada en agosto de 2010, y el actuál presidente de la Asociación Asturiana de Música de Cine. Ha participado en BSOSpirit escribiendo artículos y también en la organización del Festival Internacional de Música de Cine Ciudad de Úbeda y del Festival Internacional de Música de Cine Provincia de Córdoba. También ha participado en las jornadas organizadas por Oviedo FilmMusic Live