Michael Kamen: Diez Momentos en la Historia del Cine

Escrito por , el 8 diciembre 2013 | Publicado en Otros

Siempre que nos vemos obligados a elegir, generalmente, solemos encontrarnos con problemas cuando la obra de un autor es vasta y de calidad. Elegir SOLO diez títulos de o diez temas de alguien, o los diez mejores compositores (10 o 20, que más da), suele ser motivo de rompedero de cabeza.

Además, añádele que cada uno tiene sus propias preferencias personales y subjetivas, y ya tienes el lío completo. Y quizás eso es lo bonito de todo esto, que la suma heterogénea de los gustos personales conformen un bloque compacto y homogéneo que habla de la calidad de un compositor, y a su vez, de la heterogeneidad de su trabajo.

En el TOP TEN de Michael Kamen nos encontramos con obras tan populares como Robin Hood: Prince of Thieves o Die Hard, o tan personales como Mr. Holland’s Opus. Y es algo que habla de la calidad de un excelente compositor como Kamen, único e irrepetible.

Por ello, cuando me plantee este artículo, no sabía si lo llevaría a cabo personalmente o con la ayuda de alguien, pero finalmente me he enfundado el traje de Gary Cooper para llevar a cabo esta cruzada en solitario, estilo Solo Ante el Peligro (High Noon).

¿Cómo me he planteado este artículo? Simplemente he pensado en dos cuestiones. Primera, inevitable, mi propio gusto personal. ¿Qué me ha marcado, musicalmente hablando, de Michael Kamen? Si vas a hacer un artículo así, debe existir una raíz sentimental que te ligue a la obra de Kamen, momentos en los que has bajado tus defensas y te has entregado completamente a ese torrente musical que emana de la batuta de Michael. Los momentos kriptonita, vamos.

Y segundo, y no menos importante, has de ser lo más objetivo posible, dentro de tu subjetividad, para tratar de ser consecuente con lo planteas, es decir, elegir los diez mejores momentos musicales a lo largo de la carrera cinematográfica de Michael Kamen, diez momentazos donde la música del Maestro neoyorkino ha brillado con luz propia, aportando su granito de arena a la historia del cine.

Es complicado elegir diez momentos (por cada diez que elijas de Kamen, te vienen 10 o 20 más), pero en mi caso digamos que hay al menos 6 o 7 que no son negociables, ya que están muy cercanos a mi corazón. Son recuerdos que me marcaron de crío y adolescente, y que me acompañarán hasta el día de mi muerte.

Nunca podré estar agradecido con todo lo que Kamen me ha aportado, no existen suficientes palabras de agradecimientos. Lo único que puedo hacer es al menos honrar su memoria con éste extenso e intenso tributo a la obra de un genio.

Gracias Michael, gracias por todo. Gracias por seguir iluminando mi vida cada vez que veo una de tus películas o escucho uno de tus trabajos. Haces que mi mundo sea un poquito mejor, y que las penas sean menos penas, y las alegrías más intensas.

It’s all for you, Michael.

Dedicado a todos los Kamenistas y a la familia de Michael Kamen (Sandra, Sasha y Zoe).

PD:El orden de elección se basa exclusivamente en un criterio temporal/pasional; es decir, el momento en el que fui descubriendo estas joyas musicales durante mi vida.

01 Assault to the Tower (from Die Hard, 1988)

Sentado en la butaca del cine, con 12 años. Primera película sin mis padres, con un amigo de 13 años, la posible tapadera por si nos pusiera impedimentos para ver esta película no recomendada para menores de 13 años.

Mi primera toma de contacto con el universo Kamen fue todo un bombazo en la cara. Primero, la película me noqueó. Sino es la mejor, y creo que lo es, si es una de las mejores películas de la historia de acción. Espectacular, con ritmo y pulso, excelentemente ejecutada y narrada, con un excelente guión, grandes momentos visuales y excelentes interpretaciones. Y ojito con Kamen, porque rompió todos los moldes. Lethal Weapon y Die Hard fueron dos trabajos de referencia, quizás dos de los más representativos en la historia del cine y de la banda sonora.

Y por elegir un momento (hay varios, quizás dos de referente, el elegido y la batalla en la azotea), me quedo con el Asalto a la Torre. Espectacular, Kamen en estado puro.

Ocho minutazos brutales de la mejor música de acción mejor escrita. Kamen juega con todo tipo de motivos y sonoridades (llega incluso a meter a los pocos segundos una batería como sonido moderno, casi como si fuera a arrancar un tema de rock), destacando la apertura del A Singing in the Rain, con un desarrollo musical impecable, que en pantalla no fue trasladado al 100% (cosas del montaje). Esta pieza, obra de arte, justifica de por si tamaña obra maestra musical del género de acción.

Y sí, me desarmó completamente. Momentazo 1.

02 Escape! No Escape! (from Brazil, 1985)

Brazil es uno de los mejores trabajos de Kamen, y reconocido por el propio compositor en muchos momentos de su vida, quizás su mejor obra. Y yo estoy de acuerdo, como para no.

Siempre pensé que fue una pena que Gilliam y  Kamen no siguieran juntos; lo suyo fue un matrimonio visual-musical espectacular. Ambos se entendían perfectamente. Uno hacía la música que necesitaba el otro, y el otro le daba las imágenes que inspiraban tamaña eclosión musical de creatividad, como muy pocas veces se ha visto.

Vista en televisión de crío, no le encontré ni la mitad de la gracia que cuando la vi de mayorcito (vaya cambio, vamos). La perdonable decepción juvenil (solo en parte, pues siempre me gustó) no fue acompañada de la musical. Aquello era de otra galaxia. Qué musicón.

Fue uno de mis primeros Kamen en comprar, y si me apuras, puede que el más escuchado junto con Mr. Holland’s Opus y The Dead Zone. Como para no estar enamorado de esta obra.

Hay muchos momentos a seleccionar, aquí, a puñados, desde el temazo de la Batalla (el futuro germen épico de  Kamen), hasta muchas de las transgresiones y sueños de Sam (un brillante Jonathan Pryce), pero el corte final Escape! – No Escape!, que resuelve magistralmente la película, nos ofrece momentos pastorales y líricos en su primera parte (con una explosión musical inicial) combinados con un demoledor solo de violín final de tono melancólico en la segunda parte, con el motif de Harry Barroso de Brazil como melodía principal.

Trabajo y película a revindicar.

03 Opening Titles (from The Dead Zone, 1983)

Aquí hay mucha, pero mucha tela que cortar. Demasiada, así que como ya hice un Especial 30 Aniversario hace no mucho, prefiero centrarme en el artículo.

The Dead Zone me despierta muchos sentimientos, algunos que ya he plasmado, y otros que me costaría mucho hacer sobre el papel. Siento debilidad absoluta por todo lo que tenga que ver con ésta película, así de rotundo.

Walken lo borda, Cronenberg pone oficio, King configura una de sus mejores obras y Kamen lo da todo, yo diría que dota de corazón y alma a todo el producto final, una gran tragedia humana, una donde el bienestar de la mayoría supera al bienestar de la minoría, como diría el bueno de Spock, lema que hace bueno el personaje de John Smith en el tramo final.

Recuerdo haberla visto en televisión de pequeñito, habiéndola grabado en VHS, y lo recuerdo como si fuera ayer. No lo puedo expresar con palabras, pero me quedé fascinado cuando los Main Titles aparecen en pantalla, configurando los logos de la película (The Dead Zone), donde vemos de fondo  imágenes de pueblos y bosques, con aquella música que abría de forma oscura y terrorífica para dar paso al motivo central, donde Kamen ponía un corazón musical roto, cargado de melancolía y de sufrimiento, aunque también de esperanza.

Los violines, metales y vientos construyeron un tema maravilloso y doloroso, que capta la esencia del personaje de John Smith. Fue, sin ningún género de duda, la puerta que abrió la explosión musical de Kamen, y al que le siguieron todos los demás éxitos del compositor.

The Dead Zone fue el comienzo de la leyenda de Kamen en la historia del cine (sin olvidarnos de genialidades como The Next Man o Venom).

04 Overture (from Robin Hood: Prince of Thieves, 1991)

¿Qué se puede decir que no se haya dicho ya de esta brutalidad de obertura? Pues eso. Que es una genialidad solo al alcance de unos pocos, de uno como Kamen.

Si The Dead Zone fue la tarjeta de presentación, y Lethal Weapon y Die Hard la confirmación de la calidad como compositor en el mainstream de Hollywood, Robin Hood: Prince of Thieves fue el título que grabó su nombre en la memoria de todos los aficionados al cine (y no solo la música del cine).

Casi, y salvando las distancias, Robin Hood fue el Star Wars de Kamen. ¿Quién no ha escuchado alguna vez este tema? Es más, si te gusta el cine (obviando la música de cine como pasión, solo cine), ¿Cómo no vas a conocer este temazo?

Los dos Kevin, Reynolds y Costner, firmaron dos de sus mejores trabajos a su respectivo nivel, con un genial Alan Rickman de villano (no le va a la zaga de su Hans para Die Hard), y donde Kamen no solo se sacó de la chistera uno de los temas más épicos y espectaculares jamás compuestos en la historia del cine, sino que tuvo tiempo, junto con Bryan Adams, para escribir una de las más bellas canciones de la historia del cine, Everything I Do (I Do It for Love).

Sobran las palabras. No diga épica, diga Kamen.

05 An American Symphony (from Mr Holland’s Opus, 1995)

Como con The Dead Zone, podría hacer una tesis con una reseña como Mr. Holland’s Opus. Es la obra cumbre de Kamen, en mi opinión su obra más redonda y madura. De hecho, la sinfonía americana del clímax final, donde Kamen recoge hábilmente todos y cada uno de los motivos principales del score, hilvanándolos perfectamente, es un magnífico collage musical que representa como nunca el universo Kamen por excelencia.

Y transmite la esencia de Kamen, aquello que un lejano Leonard Bernstein le dijera al joven compositor en los 60; experimenta, ve más allá, no te quedes en lo sinfónico. Y eso hizo siempre, ir más allá, y quizás An American Symphony es la mejor pieza de Kamen para representar esa inquietud.

Además, la pasión musical del neoyorkino está presente como nunca, donde un emocionado Profesor Holland (brutal Richard Dreyfuss) asiste, tras años y años de enseñanza, a la sinfonía que lleva años queriendo componer, la sinfonía de todas las vidas a las que ha ayudado y enseñado, sus alumnos.

El derroche sinfónico es bestial, la sucesión de leitmotivs de la película es una maravilla, en perfecta concatenación, y las maravillosas notas de música moderna (guitarra eléctrica y batería acompañando) configuran esta obra como una de las más emotivas del compositor, la que debería haber sido, con justicia, su primera nominación al Oscar a mejor Score (es más, debería haber sido su Oscar).

Como diría el bueno de John Lennon, Life is What Happens To You While You’re Busy Making Other Plans.

06 I Once Met this Beautiful Girl by the Lake (from What Dreams May Come, 1998)

Desarme total, en serio, pero total. Llevaba muchos años sin poder poner este CD y pasar tan siquiera de éste tema hasta este verano, donde retomé mi idilio con este maravilloso score, y gracias a una persona muy especial en mi vida (gracias Vane). No se que tiene, es difícil explicar, pero el tema central de Kamen, basado en la canción Beside You de su grupo de rock sinfónico New York Rock and Roll Ensemble, compuesta a medias por Kamen y su amigo Mark Snow, me desarma completamente.

Los ojos comienzan a llenárseme de lágrimas y las emociones se desparraman. La melancolía y el lirismo de este tema son de otra galaxia. Si tuviera que elegir diez temas a llevarme conmigo a algún lugar, este sería uno. Me transmite paz y serenidad, me hace sentirme vivo, aunque también nostálgico y melancólico (es un tema que define mi estado de ánimo perfectamente). Y además, tenemos a Kamen tocando magistralmente el oboe.

Cuando vi la película en el cine (truño para muchos, interesante para otros, como es mi caso), me quedé fascinado con tres cosas; la primera, el impacto visual de la película, en especial, el descenso a los infiernos de Robin Williams en busca de su mujer. Lo segundo, la desgarradora historia de amor, llena de dolor y penas (como la pérdida de los hijos). Y la tercera… ¿¿hace falta que lo diga?… Michael Kamen.

No es el único motivo, pero Beside You vertebra gran parte del material musical de la película, destacando la parte final, el clímax, donde emerge de forma poderosa y épica, cargado de sentimiento, con toda la orquesta elevando el motivo central a cotas musicales de excelencia.

Lo dicho, desarme total.

That I’d always Be Beside You,
To Watch the Day and Night…

07 Hollywood Blvd Chase (from Lethal Weapon, 1987)

Si Die Hard es un referente en el mundo de la acción, la saga de Lethal Weapon no le va a la zaga. Recientemente editada en Box Set por La-la Land Records (toda la música de la saga, incluyendo multitud de extras), el score de cada una de las entregas siempre vino firmado por el triplete Michael Kamen, Eric Clapton y David Sanborn, aunque el toque Kamen es el más presente de todos, vamos.

Aunque soy más de Die Hard que Lethal Weapon, musicalmente hablando estamos ante dos referentes del género de acción que marcaron tendencias musicales, imposible de negar (incluso para Kamen, con brillantes trabajos como Last Action Hero, Company Business, Road House, Renegades o The Last Boy Scout).

Musicalmente hablando, la saga ha tenido momentazos a puñaos para seleccionar, como la escena del desierto de la primera entrega, la persecución en coche de la segunda con la famosa tabla de surf o el tiroteo final de la tercera entrega, pero si tengo que elegir uno a punta de pistola, me quedo con el Hollywood Blvd. Chase de la primera entrega.

Es una excelente y rítmica pieza de acción, pura adrenalina, y jamás una persecución de coches tuvo una música tan espectacular y bestial como ésta pieza, al menos que yo recuerde (y no, Bullit no cuenta, pues el momento de la persecución no tiene música, ni The French Connection, excelente película con un buen trabajo a cargo de Don Ellis, quien cumple con sobriedad).

Un tour orquestal de cuatro minutos y medio que es una auténtica animalada, donde algún miembro de la orquesta debió de estar al borde del colapso, y que define perfectamente el nervio y tesón musical de Kamen a la hora de componer para la acción.

Con música así, normal que Murtaugh no parara de repetir aquello de que le quedaba poco para jubilarse (o que Riggs quisiera tirarse de lo alto de un edificio con el suicida…). Prohibido escuchar este score mientras se conduce… Peligro de aceleración total.

Grande Kamen.

08 Main Theme (from Band of Brothers)

Como diría mi amigo Berto, pinchamos en hueso (aunque bueno, llevo pinchándolo desde que empecé el especial).

Nunca la televisión, IMHO, retrató la segunda guerra mundial con tanta precisión y humanidad como la HBO con Band of Brothers, un empaque de calidad donde todas las partes forman un conjunto magistral que configuran esta serie uno de los mejores testimonios bélicos de la historia.

Actuaciones, fotografía, dirección, dirección artística, guiones… todo es perfecto, todo está afinado, y todo envuelto con un lazito de calidad, el de Michael Kamen. El alma de la serie se encuentra simplemente en el Main Theme.

Tu escuchas este tema y rememoras toda la serie, es como cuando hueles una fragancia o pruebas un  plato que te recuerda a algo que viviste o experimentaste. Es la misma sensación, como el crítico de Ratatouille.

Escucho este tema central de Kamen (el motivo principal de la serie) y no puedo evitar emocionarme, sentirme una parte más del equipo humano de Band of Brothers. La música transmite esa sensación de hermandad, de camaradería, es algo que nos une y nos hace iguales, formando un todo igual.

Band of Brothers no hubiera tenido el mismo remate de no haber estado Kamen, sin ningún género de dura. Kamen es como el pegamento, lo une todo para dar consistencia al conjunto, es el himno de la serie, aunque no evita que el resto nos desarmemos al escuchar su música.

Quizás Open Range, western crespuscular (su última obra compuesta) transmita esa sensación de melancolía final próxima al fin de su vida, pero Band of Brothers fue, en cierto modo, el comienzo del Réquiem Musical de su vida y obra, un Testamento Musical de pasión elevada a la enésima potencia.

09 Fight on the Wing & Fight on the Wings Continue (from Die Hard 2 Die Harder, 1990)

Quizás, y solo quizás, un día me quedo con Die Hard, y al otro con Die Harder 2. Según me de, vamos. Y es que Die Harder 2, siguiendo el patrón musical de la primera entrega en muchos casos, no es exactamente igual que la anterior.

Me explico. La primera tenía mucha más tensión que acción en el cómputo global, y muchas más referencias cómicas (Winter’s Wonderland, A Singing in the Rain y la novena sinfonía de Beethoven). La segunda tiene como referencia musical a Sibelius y su Finlandia (por cierto, nada cómico, aunque si épico y heroico en el tramo final), y muchísima más acción que tensión. Solo la media hora final, o más, es un compendio musical de acción para enmarcar y enseñar en las escuelas de composición de hoy día.

La pelea en la iglesia, la pelea de la zona de equipaje, la encerrona al equipo de asalto camino del anexo o la persecución a bordo de los vehículos de nieve justifican todo lo dicho, pero la guinda del pastel es la parte final, con los malos yéndose de rositas en el avión, y con McClane en persecución.

La espectacular lucha final en el ala del avión donde van a despegar todos los villanos, incluido el general Esperanza (Franco Nero) y el Coronel Stuart (un gran William Sadler), es un auténtico Tour de Force Kameniano, uno de los mejores momentos de acción de la historia, brillantemente rodado por el finlandés Renny Harlin, y donde la música de Kamen es pura adrenalina, una bomba de relojería a punto de explotar. Los metales son una maravilla, los auténticos protagonistas, aderezados de cuerda y percusión (la parte final del clímax, cuando Bruce Willis y su mechero hacen el resto, es una auténtica pasada, un momentazo de acción de enmarque).

Yipi Ka Yei…

10 Training Montage (from Highlander, 1986)

Highlander es, de lejos, una de esas películas entrañables y mágicas de los 80, un entretenimiento de calidad que hoy día difícilmente vemos en pantalla. Buenas actuaciones (Clancy Brown y Sean Connery se desayunan, comen, meriendan y cenan la función), con Russell Mulcahy realizando un excelente trabajo de cocina con todos los ingredientes, coctelincluido de violencia y buenos F/X (de la época, pero buenos al fin y al cabo), y, como no, una mezcla explosiva, todo un éxito, las míticas canciones de Queen con el score del genial Michael Kamen.

Kamen tuvo que compartir cartel con Queen (ya ves tu el problema) y el resultado fue una mezcla maravillosa de canciones y música orquestal que aún no conoce edición como dios manda (al tiempo, supongo, aunque ya llevemos camino de los 30 años).

¿Quien no conoce Who Wants to Live Forever, A Kind of Magic o Princess of the Universe? Canciones que marcaron a toda una generación de cinéfilos y amantes de la música, tanto del grupo como de la buena música, con ese toque mágico, con ese toque tan “Queen”.

Pero es que el score de Kamen no le va a la zaga, para nada; un tema central solemne, melódico y épico, destinado a nuestro héroe, MacLeod (el habitualmente acartonado Christopher Lambert), anticipo del mejor en Kamen en camino (Robin Hood : Prince of Thieves, por ejemplo), un bello tema de amor basado en la canción de Queen, aunque llevado al terreno de Kamen y abundantes cortes de acción, con rebrotes virulentos y agresivos, resaltando la fiereza de los combates a espada de los protagonistas.

Quizás, y solo quizás, si tuviese que elegir un momento sería el Training Montage, ese momento en que Ramírez entrena a MacLeod, preparándolo para lo que acontecerá en breve. El tema se solemne, épico y heroico, interpretado de forma pausada, cogiendo fuerza según avanza, con la orquesta yendo in crescendo, demostrando la mejoría de las habilidades de MacLeod.

There Can Be Only One. And This One was Kamen.

BONUS 01 Vulcan and Venus (from The Adventures of Baron Munchausen, 1988)

Sería injusto no citar ésta (aunque The Three Musketeers y esta ocupaban con dudad mi número diez), pero me he decantado por la calidad de éste gran trabajo, la segunda intervención de Kamen en el Universo de Gilliam, otra auténtica joya, y máxime por la barra libre que le permitió utilizar al compositor, un espectáculo circense y épico que se configura como una delicatessen musical.

Un temazo central, derroche épico y sinfónico por doquier, momentos de gran comicidad (la alocada canción del sultán), otro gran tema para el sultán, con tonos étnicos, y un bellísimo Waltz, destinado a la presencia de las mujeres en el Universo del Barón, que tiene su punto álgido en el baile de Venus (una jovencísima Uma Thurman) con el Barón Munchausen, ante la presencia de un cada vez más escocido Vulcan (genial Oliver Reed).

Kamen construye una pieza exquisita y de gran calado sinfónico, puro derroche clasicista que, a modo de Waltz, acompaña la imaginería visual de Terry Gilliam, una de esas escenas del universo fantástico ochentero que hoy día casi seguro jamás veremos en el cine de ahora.

La película fue un fracaso total de taquilla, pese a que el tiempo la ha puesto en el lugar que merece (con momentos tan hilarantes y bufonescos como el viaje a la luna, la batalla final o la ejecución del soldado interpretado por Sting, breve cameo, ante un genial e indignado Jonathan Pryce, momento Monthy Python total), y supuso el fin del binomio Kamen-Gilliam (desconozco la razón, sinceremante), pero esta poderosa combinación nos dejó en la memoria de los aficionados más de un buen momento como éste.

Larga Vida al Barón Munchausen.

BONUS 02 The Cardinal’s Couch (from The Three Musketeers, 1993)

The Three Musketeers marcó el comienzo de una breve pero fructífera relación de Kamen con Stephen Herek durante dos películas más (Mr. Holland’s Opus, en nuestro Top, y 101 Dalmatians). Muchos vieron en The Three Musketeers una especie de continuación musical del éxito de Kamen en Robin Hood: Prince of Thieves (y quizás no les falte razón).

Otra adaptación cinematográfica de un gran clásico, una canción retentiva y exitosa (All for Love), aventuras por doquier a la vieja usanza… Pero hay una gran diferencia, a mi gusto o criterio. Mientras que Robin Hood tiene un tema tremendo, de lo mejor jamás compuesto para el cine, The Three Musketeers tiene una mayor variedad temática, mayor riqueza y profundidad (y no entro a discutir cual es mejor… es más, no quiero, ambas están muy cerca en mi Top Ten de Kamen).

El tema del cardenal (un gran Tim Curry), el tema de D’Artagnan, el tema de Milady de Winter,… todo ello con un clasicismo y un sentido de la aventura elevado a la enésima potencia (donde incorpora el maravillo clavicordio, uno de mis instrumentos preferidos).

Hay muchísimos momentos para elegir; el main Title con la presentación del cardenal (que temazo, incluyendo coros, y de tono oscuro y siniestro), la primera pelea de espadas, el clímax final (no editado en el CD… a ver para cuando una completa), los disparos de cañón (Cannoballs, un tema si editado y que me encanta)… pero si he de elegir uno como representativo sería The Cardenal’s Couch, cuando nuestros héroes roban el carruaje del cardenal y se lanzan a una frenética huida, con la guardia del Cardenal pisándole los talones.

Los metales, poderosos y heroicos como pocas vecen se han escuchado en una película moderna (poco después, comenzaría a imperar otro patrón musical del que prefiero no hablar), dan fuerza y consistencia a la huida, con las cuerdas acompañando en tamaño frenesí musical, configurando un ostinato musical constante de avance (dando forma musical a la huida y echando humo literalmente).

Un sinfonismo arrollador y clasicista, el de toda la vida (el bueno), nos golpea a lo largo de casi cinco minutos en un corte memorable, digno de este Top Ten más Bonus. Y una de las últimas películas de aventuras de las de siempre, sencillita pero resultona.

All for One, and One for All.