Jungle Cruise

Jungle Cruise es una banda sonora que mezcla música de aventuras, fantasía, y comedia a partes iguales, y que en todas sus facetas resulta espléndida. Es obra del compositor norteamericano James Newton Howard, un veterano de Hollywood que a sus 70 años no parece mostrar ningún signo de cansancio, y que por lo visto en este score y en muchos otros recientes (Raya y el último Dragón), adora su profesión, y más concretamente la música para divertir y emocionar. Howard alterna obras serias, como la reciente News of the World, con otras más desenfadadas en las que a estas alturas ya puede ser considerado uno de los más grandes de la Historia del cine: el género de la aventura y la fantasía.

Tal es así que cualquier aficionado espera cada nuevo trabajo en este género de James Newton Howard con la expectación de ver y escuchar algo que se sabe de antemano que va a ser sobresaliente, con el único pero de esperar a ver cuando muestra algún tipo de señal de repetición, de piloto automático, de cansancio en el género al fin y al cabo. Howard ha compuesto la música, las grandes obras de películas como  The Last Airbender (Airbender, el último Guerrero, 2010), Maleficent (Maléfica, 2014), Waterworld (1995), Atlantis (Atlantis: El Imperio Perdido, 2001),The Water Horse: Legend of the Deep (Mi Monstruo y yo, 2007) y un largo etcétera. Pues tras escuchar Jungle Cruise habrá que seguir esperando sentados para encontrar en su obra esos signos de cansancio que tarde o temprano a todo compositor le llegan. Jungle Cruise es una fantástica banda sonora en la que Howard vuelve a reinventarse a sí mismo y al género al que tanto ha dado.

La principal crítica que se ha vertido sobre esta obra es muy curiosa. El score está plagado de buenos y variados temas. Es extensa, ajustada a la perfección a las imágenes, dota de emoción a la historia, contiene clichés del género, referencias a grandes obras (especialmente a los scores de Williams para Indiana Jones), y el propio sonido moderno del compositor, que tan bien mezcla el sonido clásico de la orquesta con otros elementos como sintetizadores, coros e instrumentación étnica. Sin embargo, cada uno de esos elementos parece no haber satisfecho a todos por igual. Quizá sencillamente haya gente cansada de todo lo bueno. Suele ocurrir. Es lo que ahora se llaman “haters”. Antes de la era de internet se llamaban, sencillamente, personas negativas.

Para los que abren los ojos y los oídos, para los que se entusiasman hasta con poco, para los amantes de la aventura, Jungle Cruise es una delicia. La película de Jaume Collet Serra, protagonizada por Dwayne Johnson y Emily Blunt, entretenida y sorprendente a ratos, pretende seguir la estela de otras franquicias de Disney, léase Piratas del Caribe (con éxito entre el público) o Prince of Persia (abortada por falta de éxito entre el público), en donde temas tan clásicos del cine como la acción, la comedia, el romance y el misterio sean el leitmotiv principal que guía la narración. Que Howard haya llegado a un proyecto como este se debe a su fructífera y larga colaboración con el estudio del ratón Mickey, puesto que se trata de la primera ocasión en la que colabora con el director catalán.

Aventura o acción, comedia, romance y misterio hemos dicho. Y para cada una de esas propuestas Howard tiene colores en su paleta. Destaca especialmente la música asociada a la aventura y la comedia. Es el signo distintivo de la partitura. Los principales temas del score combinan esos dos elementos. Así, nos encontramos ante la dificultad de identificar uno de los temas como el principal para todo el conjunto. Hay un tema para cada uno de los protagonistas, Frank y Lily, y otro más genérico, que es el que más se asemeja a lo que podríamos definir como un tema principal, de la aventura, del barco o crucero en el que se desarrolla la aventura. Curiosamente este último es el único de los tres que no aparece en la suite con que comienza la banda sonora, y que en realidad se corresponde con la pieza que ocupa los títulos de crédito, preciosa por cierto, tanto visual, como musicalmente. Este tema, con gran tono cómico y aventurero, y ejecutado en metales a modo de fanfarria, con acompañamiento de percusión que quiere otorgarle un toque geográfico (la película se desarrolla en el río Amazonas) tiene una cualidad que no tiene ninguno de los demás que plagan el score. Y es que si existiera un termómetro de melodías pegadizas, este tema de la aventura estaría en el top. Es “un diez de pegadizo”.

Es curioso que esta situación en la que un tema asociado a un concepto general de la película, digámosle la aventura, resulte al final uno de los menos utilizados, y al mismo tiempo el más reconocible. Lo mismo hizo Howard con uno de sus temas para la primera cinta de Animales Fantásticos, donde el tema menos utilizado era de nuevo “un diez de pegadizo”, aquel que surge cuando el protagonista Newt Scamander llega en barco a Nueva York. Era como en esta ocasión, un viaje en barco hacia una gran aventura. Y como en esta ocasión tan solo vuelve a salir un par de veces más. En esta ocasión, este tema de la aventura tiene su aparición estelar en el corte A steamer to Brazil. A partir de ahí, es probable que uno pase una semana canturreándolo a todas horas.

Los dos otros temas de acción y aventura, dedicados a los protagonsitas, son los que realmente pueblan el score. Desde la suite que en el álbum aparece en el primer corte, y en otros como Breaking into the archives o Stop Her (el de Lily) o Jungle Cruise o Sub Attack (el de Frank). El tema de Frank tiene además una evolución muy interesante a lo largo del score, puesto que la percepción del personaje va cambiando. Y al final lo que en inicio era una fanfarria acabará siendo una bonita pieza llena de nobleza  representada con las trompas (I want you to rest now).

La música de acción, como es marca de la casa Howard, es magnífica. Ejemplos hay muchos, pero destacan especialmente tres. El primero de ellos es The Market Chase, donde recurre a los temas de los dos protagonistas y que es la pieza que a algunos recuerda a la forma de componer acción en películas de aventuras de John Williams para las películas de Indiana Jones. Es un corte fantástico, donde el uso de los metales en distintos ritmos resulta emocionante, y que a pesar de contener abundancia de marcas en la secuencia (aquellos puntos que el compositor tiene que considerar para representar musicalmente, dígase saltos, caídas, expresiones faciales, o cualquier otro evento) resulta perfectamente cohesionado musicalmente y no se resiente en su escucha aislada.

El segundo es The rapids, donde de nuevo los metales, pero también cuerda y percusión confieren tensión a las imágenes, que además en esta ocasión lo necesitan, pues la escena es bastante previsible. Howard se pone manos a la obra para hacer al espectador creer que igual si, que igual se mueren todos ahogados en un rápido del río Amazonas. Maravillosa música de acción in crescendo, que por cierto, no se lo pierdan, acaba resuelta en un pasaje musical con cuerda precioso que tiene un aroma de cine clásico sorprendente, pero que encaja perfectamente con el color orquestal de la partitura en su conjunto.

El tercer corte al que nos referimos es el que marca el punto de inflexión en el desarrollo de la película, The Tree Fight. En esta ocasión a los metales, la percusión y la cuerda, Howard añade la guitarra española como elemento de tensión, puesto que en pantalla aparecen los conquistadores de la leyenda que forma parte del argumento de la película. No pierde identidad ni cohesión el score, puesto que las líneas mediante las que se ejecuta la música de acción son similares a las encontradas ya anteriormente, con abundancia de percusión y el liderazgo de trompas, trompetas y tubas, más la guitarra y los coros. Si nos fijamos en los tres cortes de acción mencionados, aunque repetimos que hay muchos más, desde la persecución en el mercado y hasta esta lucha en el árbol, la acción cómica ha ido dejando cada vez más espacio a la acción dramática, y eso, aparte de otras genialidades, es un golpe maestro.

El otro gran aspecto que abarca musicalmente Howard en Jungle Cruise es el misterio y la fantasía. Quien espere encontrar en este score uno de esos momentos de magia tan típicos de Howard en el que se te eriza el bello con su música de fantasía, puede sentirse afortunado. Jungle Cruise, de nuevo, otra vez más, también los trae. Me refiero, quienes sienten eso saben a qué nos referimos, a un sentimiento de esos de vuelco en el corazón, de boca abierta, de secreción lacrimal, como cuando Aang levantó las aguas en The Last Airbender, o como cuando Crusoe salta la red para escapar de los alemanes en The Water Horse: Legend of the Deep. Cada uno tendrá sus favoritos, pero en Jungle Cruise Howard consigue otro de esos momentos tan únicos cuando los pétalos de luna florecen hacia el final de la película. El tema se compone de una serie de notas ascendentes mediante cuerda, sobre una cama de coros que conducen hacia una rendición final emocionante que se cierra de forma magistral.

El aspecto fantástico del score se completa con el tema de los conquistadores españoles y la leyenda de los pétalos, para lo que Howard emplea como base el tema Nothing Else Matters de Metallica. Lo adorna con guitarra española y coros, creando un efecto mágico que emplaza la historia de manera fantástica. Los dos cortes donde aparece en el álbum son exquisitos. La escena inicial donde surge el primero de esos dos momentos, es pura música de cine.

El tercer gran elemento musical del score corresponde a la faceta romántica, y aunque no le queda tanto espacio para respirar como otros, de nuevo Howard lo resuelve con maestría. Cortes como Encantado, Lily Snoops, Trader Sam o I built a boat son delicados, con viento madera, piano, acompañando a veces imágenes originales y bellas, como las filmaciones en una cámara antigua que realizan los protagonistas en un momento dado de la película. Por momentos recuerda al James Newton Howard que ponía música para películas románticas o comedias románticas como French Kiss (1995) o One Fine Day (Un Día Inolvidable, 1996). Es un maestro de la melodía. Y nunca está por debajo de su nivel. En Trader Sam, sin ir más lejos, consigue uno de esos momentos tan “pop” que tan bien sabe trabajar.

Al final, la sensación que Jungle Cruise deja en el espectador/ oyente es muy similar a la que queda cuando escuchas las primeras veces esa otra obra que ya hemos mencionado de Animales fantásticos y donde encontrarlos. Multitud de temas y elementos musicales, bien cohesionados, y que necesitan de alguna que otra película, no porque no estén completos de por sí, sino porque apuntan a un desarrollo más profundo del que tienen en apariencia. Algo similar a lo que sí ocurre con el tema de Frank y las múltiples facetas en las que se desarrolla en Jungle Cruise, hasta acabar siendo el protagonista con sus nobles French Horns en I want you to rest now, donde parece que finalmente la música descansa. Como parece que los resultados en taquilla han acompañado, quien sabe si finalmente el resto de temas lleguen al mismo lugar. Pero en cualquier caso, y aunque no sea así, el score de Howard tiene toda la pinta de ser uno de esos que resistirá el paso del tiempo. Huele a clásico del mañana.