My Name Is Barry

Escrito por , el 1 abril 2011 | Publicado en Otros

John BarryEs duro levantarte un lunes 31 de enero del 2011 (como todos los lunes), ir a trabajar, y nada más arrancar tu jornada ver publicado en todas partes que John Barry (uno de los magos musicales de la historia del cine) nos ha dejado a la edad de 77 años a consecuencia de un infarto.

Pese a saber de la debilidad del maestro, de que su salud no atravesaba su mejor momento (como ya le sucediera a otros dos genios, Goldsmith y Poledouris), no deja de ser doloroso y triste ver como otro de los GRANDES se va de éste mundo (rumbo a ese paraíso celestial donde deben de estar reunidos todos los grandes, comenzando por los dos ya citados y terminando con gente como Kamen, Bernstein, Rózsa o Herrmann).

Pese a estar retirado del cine (su última incursión sería el film bélico Enigma, del 2001), y a sabiendas de que no vendrían ya más composiciones del genial compositor británico, su pérdida deja un profundo y doloroso hueco en el panorama cinematográfico, una industria que ha perdido parte de su gracia de antaño, y cuyos mayores valedores musicales han ido desapareciendo o se encuentran en tristes semi retiros (como Broughton o McNeely).

Es por ello que desde Asturscore queremos rendir homenaje a este gran compositor, cuya enorme calidad y oficio desembocaba en la elaboración de bellas, envolventes y majestuosas melodías, siendo capaz de trasportarnos a la misteriosa isla calavera, (donde se oculta King Kong), a los confines del Universo en The Black Hole, a lugares exóticos como en Out of Africa, a ser testigos de la amistad entre el hombre blanco y los indios norteamericanos (Dances with Wolves) o a correr todo tipo de aventuras al lado de James Bond.

Pequeña Intro: es de bien nacidos ser agradecidos

Uno tiene sus años (ni pocos ni muchos, los justos), y tiene un bagaje musical detrás, unos conocimientos que se acumulan por simple afición, porque lee los folletos de los CDs o las reseñas de otras personas, o porque conoce a personas con formación musical que te explican lo que es un ostinato o un trémolo de cuerdas, a identificar los instrumentos, o lo que trata de evocar o decirte una estructura musical determinada (las famosas quintas de Goldsmith).

Es por ello que este especial de John Barry, un detallado informe sobre la obra de este genial compositor que presentaremos a continuación, no sería posible de no haber existido una información previa con la que trabajar, información que reside en varios lugares, algunos de los cuales quiero y deseo citar:

  • Los folletos de los CDS (Emi, Silva Screen, Intrada, FSM y Varése entre otras más) con abundantes notas y anécdotas sobre los diferentes trabajos de Barry, con críticos como Jeff Bond o Robert Towson.
  • Los contenidos web disponibles a lo largo de varios lugares de la red (Imdb, Wikipedia, páginas de música de cine).
  • La revista Film Music, en concreto la edición española de Film Score Monthly, el número 10, donde Lukas Kendall hablaba de la historia de las reediciones y el contenido extra, mientras que Sergio Hardasmal comentaba brevemente cada una de las ediciones, contando anécdotas y proporcionando información y valoraciones sobre cada título.
  • El Libro de su amigo Michael Caine (mi actor preferido de lejos), donde cita varias veces la convivencia, en su juventud, con John Barry, con quien coincidiría en varios trabajos cinematográficos y en no pocas juergas de juventud.

Te presentaremos un extenso detalle de la vida y obra de John Barry, tratando de comprimir lo más posible su filmografía, pero también dando el detalle necesario para que el conocedor de su obra haga un repaso/tributo de su obra, y el que desconozca su trabajo, total o parcialmente (me niego a creer que sea total), pueda descubrir auténticas joyas que a día de hoy le eran completamente desconocidas (y de éstas, Barry tiene un montón).

Te invitamos a que cruces el umbral con nosotros, y repases la obra de un compositor con un estilo inconfundible, único en su especie, y a que disfrutes, una vez más (y no será la última) de la magia que salía de la batuta de John Barry.

John Barry, el Comienzo – La Raíz del Genio

Nace en York (Inglaterra) en 1933, creciendo expuesto a todo tipo de música, desde la clásica (Chopin) a cantantes y grupos como Nat King Cole Trio, Count Basie o las Big Band de jazz, destacando la presencia de su madre, una pianista.

Además, Barry crece viendo muchísimas peliculas, lo que despierta el gusanillo en el futuro maestro británico, llamándole la atención genios como Franz Waxman, Erich Wolfgang Korngold y Miklós Rózsa.

Estudiará piano (St. Peter’s School), armonía y contrapunto (York Minster), pasando, posteriormente, tres años en la armada, donde tocará la trompeta y tomará cursos por correspondencia con Joseph Schillinger (quien había enseñado a artistas de la talla de los Gershwin o Goodman).

Posteriormente, dejará la armada, y como muchos músicos de su generación (sin ir más lejos, Henry Mancini o Lalo Schifrin), Barry comenzaría en el mundo del jazz, alternando tonos rock y pop de la época, y formando un grupo llamado The John Barry Seven, que llegaron a firmar contratos con Emi Records

No solo compondría música dentro de su grupo, sino que trabajaría como arreglista para otros compositores o artistas (como Adam Faith en algunos momentos musicales de la película What a Whopper, con quien Barry coincidiría en Beat Girl, donde Adam cantaría alguna canción), o bien realizando versiones de famosos temas de películas (como The Seven Magnificent de Elmer Bernstein, o el Viva Zapata! de Alex North).

Fruto de su obra tenemos auténticos temazos como Walk Don’t Run, Bee’s Knees, Monkey Feathers, Let’s Have a Wonderful Time o Big Guitar. Muchos de ellos recogidos en los brillantes recopilatorios titulados como The Emi Years, con un aroma completamente sesentero, en una maravillosa y refescante fragancia del pasado, otra forma de hacer y entender la música (no como gran parte de los churros musicales prefabricados de hoy día).

El grupo John Barry Seven incluso llegó a salir en una especie de película británica o programa musical pop de la época, llamada The 6.5 Special (1958), como ilustra este video, donde incluso se puede ver a John Barry cantando (y francamente, lo hacía genial) en dos canciones, You’ve Gotta Way y Every Wich Way, dos geniales canciones llenas de ritmo, pegadizas y cuya calidad hace palidecer gran parte de la música que se hace hace día.

Su llegada al cine llegaría por partida doble, en 1960, con el thriller Never Let Go, dirigida por John Guillermin y protagonizada por Peter Sellers, y con Beat Girl, un drama típico de la época, con clubs de Jazz y Rock’n Roll de por medio (lo justo para que Barry demostrase su poderío musical, creando un magnífico tema central, donde los punteos de la guitarra eléctrica y las trompetas llevan magistralmente el ritmo en todo momento, convirtiéndose en una de las piezas claves del autor).

Never Let Go (Hasta el último aliento) ofrece a Barry la posibilida de trabajar música de tensión y acción, pero sin dejar de perder ese toque musical jazzístico de sus inicios de su agrupación musical, resolviendo temas de acción con pasajes musicales de gran intensidad y llenos de ritmos endiablados, realmente fascinantes, con ese toque sesentero.

Beat Girl, junto con su posterior score para The Knack…and how to Get It!, se convertirían en iconos de la música de cine de aquella época, con temas pegadizos y bailables, y un endiablado sentido del ritmo, algo que John Barry manejaba perfectamente desde sus inicios con John Barry Seven.

Beat Girl ha sido recientemente reeditada, y es uno de esas guilty pleasures de todos los que amamos la música de este genio, uno de esos CD que no puedes dejar de escuchar una y otra vez, con un bestial tema central, donde los punteos de una guitarra eléctrica y las trompetas llevan magistralmente el ritmo, donde el resto de temas no le van a la zaga.

Como curiosidad, Fatboy Slim reutilizaría el bestial punteo de guitarra para uno de sus rítmicos mixes musicales, en el corte Rockafeller Skank, lo que no deja de ser un pequeño tributo/homenaje al compositor.

En 1961 realizaría el score de una película televisiva llamada Girl on a Roof, que no alcanza la hora de duración, producto que ha quedado sepultado en el olvido, a diferencia de sus dos primeros trabajos.

Y en 1962, el comienzo de la Leyenda, el inicio de la saga más famosa y longeva de la historia (con el permiso de los Trekkies): el agente 007, aka Bond, James Bond.

John Barry, Licencia para Componer (I): La época Connery

En 1962, el compositor Monty Norman fue contratado para componer el score del por aquel entonces primer film de Bond, sin conocer aún cual sería la repercusión de aquel momento, y cuyo nombre era el de Dr No.

El actor que iniciaría la saga encarnando al famoso agente sería un joven y desconocido Sean Connery, y John Barry sería contratado para hacer una serie de arreglos al famoso tema de Bond, consecuencia del descontento de los productores con el material compuesto por Monty Norman, arreglos que dieron lugar al famoso tema de Bond, y a una polémica sobre la autoría de los derechos sobre el famoso tema, polémica que se resolvería a favor de Monty Norman, quien posee los royalties sobre el tema central.

Polémica o no, hay una cosa que no admitiría discusión: desde aquel momento, John Barry se convertiría no solo en el compositor de la saga, sino en el creador de un inconfundible estilo que le ha hecho acreedor de figurar en la historia del cine por crear el denominado sonido Bond, un toque de distinción y elegancia, pura melodía incluso en los momentos de acción.

Todo lo contrario de Monty Norman, que se limitaría a combinar todo tipo de Source Music (rock, música jamaicana… e incluso con reprises de varios de esos temas) con pasajes incidentales y bastantes sosos, como el corte Audio Bongo.

From Russia with Love (1963)

Monty Norman no repetiría (afortunadamente) en la siguiente película, recogiendo un joven Barry el testigo para la siguiente aventura de espionaje, From Russia with Love (1963), cuyo fantástico tema central encontraría reflejo en la maravillosa voz de un joven Matt Monroe, quien además cantaría la canción Born Free (que le reportó uno de los dos oscar que ganaría John Barry por esa partitura).

Curiosamente, la intro de la película (que con el tiempo se convertirá en marca de la casa) no contiene la pertinente canción de aire bondiano, sustituyéndose por una versión instrumental de la canción (que saldrá en los títulos finales, y a modo de source music durante la película).

El score establecerá en el mainstream de los grandes compositores para John Barry, y además acuñará el estilo musical de Bond, glamour y sofisticación con bellísimas melodías y magistrales ritmos de acción, dominados por ostinatos musicales donde la melodía principal va creciendo y llevando el peso del ritmo mientras en pantalla Bond se libra de sus enemigos o acaba con el villano del turno.

El mejor ejemplo será el corte 007, un motivo donde la percusión y las trompetas construyen un ritmo de acción magistral, sin abandonar nunca la melodía, pero sin perder tampoco el pulso de acción, y donde las trompetas, trombones y trompas (los metales) se configuran como la capa musical del agente 007. Éste motivo será recurrente en varias entregas de la saga, como en Thunderball o Moonraker.

Además, Barry incluye ritmos exóticos, como The Golden Horn o Leila Dances, o toques latinos, enfocados a la etnia gitana, en Gipsy Camp o Guitar Lament, además de reutilizar el tema central a modo de love theme para Bond y Tatiana, la chica protagonista de la película (e inolvidable la presencia de un joven y despiadado Robert Shaw como villano).

La reedición de Emi remasteriza el sonido, pero no ha podido añadir ni un solo minuto adicional, una lástima, donde falta algún corte de source music (como la danza del vientre de la película, o algunos cortes del viaje en el Orient Express).

Goldfinger (1964)

Un año después, en 1964, crearía uno de los mejores temas centrales de la saga para Goldfinger, acompañado por una de las mejores canciones de la historia del cine, con la voz de la incombustible Shirley Bassey, quien repetiría en la canción de Moonraker y Diamonds Are Forever.

La película es todo un éxito, logrando que la canción de Barry gane el Gold Record, una distinción de la época para los artistas que han vendido discos por un valor de un millón de dólares, desbancando del número uno de aquel entonces, nada más y nada menos que una canción de The Beatles.

La letra de la famosa canción correría a cargo de Leslie Bricusee (autor de letras para canciones de películas tan famosas como Home Alone, Santa Claus: The Movie, Superman, Hook, Two for the Road y Victor or Victoria entte muchisimas más) y Anthony Newley (quien además de letrista, era cantante y actor, habiendo compuesto incluso un musical con Bricusse).

El score es considerado por el propio compositor como su favorito, el más personal, donde la potente y enérgica canción principal vertebrará parte del score, con magistrales cortes de acción como Oddjob’s Pressing Engagement (donde Barry ofrece una vibrante versión instrumental del tema central, donde se cuela algún ritmo del tema de James Bond) o Bond Back in Action Again, y especialmente toda la parte final correspondiente al asalto y robo de Fort Knox (los cortes Dawn Raid on Fort Knox y The Arrival of the Bomb and Count Down).

Otra delicia es el Into Miami, un breve pero rítmico motivo para la estancia de Bond en Miami, donde Barry ofrece un motivo vivo y enérgico, en consonancia con las imágenes que vemos en pantalla, con un magnífico solo de saxo del entonces joven músico (y futuro compositor) John Scott, quien no solo colaboraría como músico en ésta película de Barry, sino en algunas otras como The Ipcress File, Beat Girl o The Whisperers (y que además colaboró con John Barry Seven en varios espectáculos, siendo considerado, por aquella época, un virtuoso en el mundo del jazz en cuanto a interpretación de flauta y saxo).

La reedición de Emi añadirá cuatro temas (que ya habían sido editados anteriormente en recopilatorios), siendo uno de los discos de Bond que más disfruto cuando acciono el play (aunque eso es decir poco, porque todos los trabajos de James Bond a cargo de Barry son, cuanto menos, disfrutables al 100%).

Así pués, Barry se encargaría de una larguísima lista de títulos, entre los que figuran Thunderball (1965), You Only Live Twice (1967), On Her Majesty’s Secret Service (1969), Diamonds are Forever (1971), The Man with the Golden Gun (1974), Moonraker (1979), Octopussy (1983), A View to a Kill (1986) y su última incursión en la saga, uno de sus mejores títulos, The Living Daylights, que dio comienzo a una breve incursión de Thimothy Dalton como agente Bond (sumando un total de once títulos, nada más y nada menos).

Thunderball (1965)

Thunderball es uno de los trabajos más densos (tanto musicalmente como en longitud) de Barry para la saga, de hecho, la última reedición, donde ya se incluían 39 minutos extra de música, aún sigue estando incompleta, siendo necesaria una doble edición en CD para dar abasto con toda la música.

De ésta película destaca la magnífica canción principal, Thunderball, interpretada por el gran Tom Jones, canción que sustituiría a Mr. Kiss Kiss Bang Bang, interpretada por Dionne Warwick, lque era la que inicialmente luciría en los títulos de crédito (los productores afirmaron temer que se interpretase mal el título de la canción, y pidieron al Maestro que compusiera otra canción).

Las letras de Thunderball correrían a cargo de Don Black, quien colaboraría con John Barry en varios de sus trabajos, como Diamons Are Forever, Alice’s Adeventures in Wonderland (1972), The Dove (1974) o The Golden Seal (1983) entre otras muchas. Mientras que la letra de Mr. Kiss Kiss Bang Bang correría a cargo de Leslie Bricusse.

Desafortunadamente, solo se ofrecen dos versiones instrumentales de la canción Mr. Kiss Kiss Bang Bang en el CD, no habiéndose podido incluir la que tenía voz de Dionne Warwick, ni tampoco otra versión de la misma canción que era interpretada por Shirley Bassey (la razón: motivos de espacio y presupuesto, algo que quizás, como se comentaba arriba, pueda arreglarse algún día cuando pueda editarse un doble CD).

En éste enlace tienes la versión de Shirley Bassey y en éste otro, la versión de Dionne Warwick, ambas realmente excepcionales. En el CD se recogen dos versiones instrumentales, siendo sustituida la voz por un sofisticado y sensual solo de saxo (en éste enlace tienes esa versión).

Barry recapitula su motivo de 007 creado en From Russia with Love, brillando especialmente en la batalla acuática del final, mientras que para los momentos más pausados y contemplativos, consigue crear unos magníficos tonos musicales submarinos que acompañan las escenas acuáticas (Bond Below Disco Volante o el maravilloso Switching the Body, casi claros anticipos de lo que nos ofrecería en su posterior trabajo para esa genialidad llamada The Deep).

Y por supuesto, esas bellísimas melodías tan características del Maestro, donde coge la melodía central de la canción Mr Kiss Kiss Ban Bang y nos ofrece un magistral corte llamado Cafe Martinique (que encuentra una versión mucho más rítmica y vibrante en el corte Death of Fiona).

En éste enlace tienes una suite del material compuesto por Barry para la película, una auténtica delicatessen. Lo dicho, no tiene desperdicio.

You Only Live Twice (1967)

Pero Barry volvería a subir el nivel: el siguiente título de la saga constituiría una de las obras maestras del británico para la franquicia, You Only Live Twice (Sólo se Vive Dos Veces), donde Barry se aproxima musicalmente con una serie de tonos y sonoridades orientales, además de despleguer un maravilloso y magistral romanticismo, donde destaca la bellísima y sentida canción principal, You Only Live Twice, cantada por Nancy Sinatra (la hija del mítico Frank Sinatra, quien no tuvo pocos problemas para grabar la canción, quien al parecer estaba realmente nerviosa).

La letra de la canción correría a cargo de Leslie Bricusse, quien repetiría tras su aportación a Thunderball y la famosa canción de Goldfinger, pero en solitario, sin la presencia de Anthony Newley, y como villano de la función tendríamos al genial Donald Pleasence (Halloween, The prince of Darkness).

La acción es otra campo musical donde destaca la partitura de Barry, como siempre, donde nos encontramos auténticas maravillas, como Fight at Kobe Dock – Helga, o el magistral Bond Averts World War Three, sin olvidarnos de Little Nellie, donde Barry recupera su tema de 007.

Pero su romanticismo daría también lugar a auténticas maravillas y lujazos como el corte Mountains and Sunsets, bellísima versión instrumental del tema central, o el contenido y hermoso The Wedding, donde las sonoridades orientales inundan y salpican magistralmente el corte.

Y por supuesto, sin olvidarnos de ese toque especial presente en cortes como Capsule in Space o los bonus titulados Soviet Capsule y Spectre and Village (claro anticipo de lo que vendría en Moonraker).

Este score tiene dos interesantes anécdotas: de todos es conocido la pasión y el amor de David Arnold por John Barry y la saga Bond (de hecho, es el actual valedor de la saga). Pues fue este trabajo en concreto, You Only Live Twice, el que obró el milagro en Arnold para decidir ser compositor.

La otra tiene que ver con Robbie Williams, quien incluyó fragmentos del tema central de la película en su canción Millenium, algo que en su día, cuando escuchaba la canción, me llamaba poderosamente la atención (y francamente, quedaba bastante bien).

De hecho, poco después, Robbie Williams se embarcaría a cantar una de las canciones principales de la versión Bondiana bufonesca de Mr Bean en la infame Johnny English (2003), canción donde Zimmer actuaba como uno de los compositores, y la voz del inglés le daba ese toque Bond que requería la canción A Man for All Seasons (donde por cierto, el score correría a cargo de Edward Shearmur, en uno de los mejores trabajos del nuevo siglo de largo).

La reedición de Emi añade un total de ocho nuevos cortes, o lo que es lo mismo, 35 minutos de nueva y apasionante música para uno de los trabajos más redondos de Barry.

On Her Majesty’s Secret Service (1969)

La siguiente película, en 1969, tendría como handicap el retiro de Sean Connery como agente Bond, que sería sustituido por George Lanzeby, quien realizó una excelente caracterización como 007, teniendo como villano al genial Telly Savallas. Sería la única película del actor, quien abandonaría el papel, regresando al mismo Connery.

Maltratada y vilipendiada por muchos en su momento (no obstante, es una de la mejores películas de la saga, con un final demoledor), On Her Majesty’s Secret Service supuso una de las obras maestras musicales no solo de la saga, sino de la filmografía de Barry; de hecho, para éste humilde escribiente, es la mejor partitura de James Bond y una de mis cinco preferidas de John Barry.

Para empezar, Barry compone la que quizás sea la más emotiva y sentida canción de la saga, We have All the Time in the World, cantada por Louis Armstrong poco antes de fallecer, y que tiene presencia en algunos cortes instrumentales de la película, especialmente en la versión instrumental de We Have All the Time in the World.

Hal David proveerá las bellas letras de ésta canción (quien ganó un Oscar por la mítica y bellísima canción Raindrops Keep Falling on My Head), además de otra de carácter navideña Do You Know How Christmas Trees Are Grown?, también compuesta por el maestro británico.

Por si fuera poco, contiene, probablemente, la mejor música de acción de la saga Bond, y ya puestos, quizás la mejor música de acción compuesta por John Barry. Cortes como This Never Happened to the Other Feller (donde un sintetizador sustituye a los punteos de guitarra eléctrica para entonar el toma de 007 de Monty Norman) o las persecuciones y peleas (Ski Chase, Battle at Piz Glory), sin olvidarnos de los espectaculares títulos de inicio, completamente magistrales, donde Barry nos presenta su espectacular tema de acción, con la introducción de un sintetizador muy de la época, que sustituye los habituales punteos de la guitarra eléctrica.

Y luego la melodía, el romanticismo, la belleza de las notas del maestro que acompañan la bella (y trágica) historia de amor de Bond, que convierten a este score en una de las bandas sonoras imprescindibles en cualquier colección de aficionados a la música de cine, máxime cuando la reedición de Emi incluye 39 minutos de música adicional (como los estupendos Escape from Piz Gloria y Bobsled Chase, o el sensual Bond Meets the Girls), además de pasajes musicales previamente descartados dentro del material que fue incluido en su día.

Toda la obra Bond es imprescindible, pero especialmente éste título, cuya omisión supone un delito tipificado en el código penal bandasonoril.

Diamonds Are Forever (1971)

La siguiente entrega de la saga, Diamonds Are Forever, en 1971, supondría el regreso de Connery como el agente 007, retirándose del mismo hasta el año 1982, donde realizaría Never Say Never Again (a cargo de Michel Legrand).

La gran voz de Shirley Bassey regresa, tras Goldfinger, para dar vida a la canción principal de la película, Diamonds Are Forever, que sería premiada a los Ivor Novello, y que curiosamente no gustaba para nada a los productores, lo que provocaría un pequeño conflicto que desembocaría en que Barry no compusiese el siguiente título de la saga, Let Live and Die.

El score tiene toques muy propios de la época en la que transcurre, los 70, con brillantes cortes musicales a modo de source music, brillantes piezas de acción (Gunbarrel and Manhunt, To Hell with Blodelf), música de acción “espacial” (algo a lo que daría rienda suelta en Moonraker, y que brevemente ya había anticipado en Only Live Twice) y abundantes dosis de humor musical, especialmente para los personajes y villanos Kidd y Wint.

Es uno de los mejores trabajos de la saga, y cuya reedición amplio la duración a 34 minutos adicionales, mejorando, notablemente, el horrible sonido del LP en el que fue editado en su día (además de las terribles y horrorosas omisiones).