Mi Favorita de… BERNARD HERRMANN

Escrito por , el 24 agosto 2011 | Publicado en Otros

El 29 de Junio del 2011 se cumplió el centenario del nacimiento de uno de los grandes de la música de cine por antonomasia, el gran Bernard Herrmann.

Compositor versátil e innovador donde los haya (un adelantado a su época), compaginó una intensa y difícil colaboración con el genial Hitchcock, con auténticas monstruosidades compositivas como Psicosis, Con la Muerte en los Talones, Vértigo o Falso Culpable, con sus colaboraciones en el género fantástico (a través de esas criaturas de diseño de Ray Harryhausen), o de sus magistrales composiciones para directores de la talla de Brian De Palma, Martin Scorsese, Robert Wise, Orson Welles o François Truffaut.

Desde AsturScore, hemos querido rendirle un pequeño homenaje a este genio eligiendo entre nosotros cual creemos es nuestra favorita del maestro neoyorkino.

Daniel Fernández

Elegir una obra entre todos los monumentos musicales que tiene un dinosaurio como Bernard Herrman es harto difícil. Podría irme fácilmente a cualquiera de las películas que hizo con Hitchcock, especialmente obras maestras como Vértigo o Psicosis. O también hacia esas obras de cine fantástico en las que su música siempre le daba un toque innovador a la película.

Pero puestos a elegir me voy a quedar con una banda sonora que siempre me ha fascinado. Journey To The Center Of The Earth (Viaje al centro de la Tierra, 1959) tal vez sea esta una de las bandas sonoras más originales que recuerdo por cómo se construyó la música. Herrmann utilizó únicamente instrumentos de viento (ayudado por la percusión) para recrear un ambiente inhóspito, opresivo, arcaico. El uso del órgano ayudó a darle una gran solemnidad al conjunto y un carácter casi religioso. Escuchar suite

Jerry Goldsmith repetiría ese mismo esquema de sonoridades primigenias en su excelente Planet Of The Apes diez años después. Siempre he considerado esta obra de Herrmann como una de las más arriesgadas, innovadoras y brillantes de todos los tiempos, que siempre me ha despertado una gran admiración y me ha transportado sin casi esfuerzo alguno a la época de los dinosaurios.

Eduardo Con Laso

Score emblemático en la historia del cine y sobre todo en el género de terror, Psicosis (1960) supuso para mí el descubrimiento de este compositor neoyorquino, con un planteamiento completamente original, escribiendo únicamente para una orquesta de cuerdas (anecdóticamente, Herrmann argumentó que ello se debía a que la película era en blanco y negro).

Su famoso y agresivo arranque se quedó grabado en mi memoria, generándome una gran incomodidad cuando veía la película, y todo ello gracias a la maestría de Herrmann para crear una música casi obsesiva, donde destaca un halo oscuro y siniestro. Sin duda alguna, esta banda sonora se convirtió en una de mis favoritas del maestro, hasta el punto de conseguir de mí que la escuchase obsesivamente tantas veces que ya me la conozco de memoria. Escuchar preludio

Berto Pena

Elegir mi trabajo favorito del que es mi compositor favorito es una tarea imposible. Descubrí la música de cine prácticamente de la mano de Herrmann y desde mi adolescencia me enamoré de su música. Vértigo, Con la Muerte en los Talones, el Fantasma y la Sra. Muir y Fahrenheit 451 han sido siempre mis partituras favoritas. Pero hoy en día me quedo con Operación Cicerón (5 Fingers, 1952). Una obra bastante temprana en su carrera cinematográfica y que después de cientos —tal vez miles— de audiciones me sigue impresionando. Y cada vez más.

5 Fingers es una banda sonora que, a pesar de no ser muy extensa, concentra tal cantidad de elementos herrmannianos, que emociona e impresiona a partes iguales como sólo él podía hacerlo. Intensidad, romance, medio oriente, suspense con una sección de cuerda y viento tan de él, que a día de hoy nadie ha podido reproducir su estilo.

En 5 Fingers está el Herrmann de Ciudadano Kane, el de Hitchcock y también alguno más. Tanto si lo quieres descubrir como redescubrir, empieza por esta obra que tantos han pasado por alto.

Rubén Franco

Mal tema elegir la mejor obra cuando hablas de compositores como Goldsmith, Rózsa o el caso que nos ocupa, Herrmann. En mi caso me encuentro entre mi debilidad por el Herrmann fantástico (Jason and the Argonauts o The 7th Voyage of Sinbad) y el Herrman Hitchkoniano (incluyendo aquí, incluso, sus obras con De Palma), y sin olvidarnos de maravillas como The Day the Earth Stood Still, Fahrenheit 451 o Taxi Driver.De  todo ello, quizás me quedaría con dos títulos de la era Hitchcock, Psycho y North by Northwest (Con la Muerte en los Talones, 1959), y puestos a elegir, la segunda.

Es una de las mejores combinaciones musicales-cinematográficas que he visto en mi vida. La película es redonda, una excelente fusión de thriller, acción y sarcasmos en continua evolución hacia el magnífico clímax final, donde Herrmann se luce sobremanera, y donde destaca ese magistral y espectacular motivo central que abre la película, completamente antológico, vibrante y enérgico, un puro frenesí orquestal que captura como pocas veces lo ha hecho una película, la esencia al 200% de la persecución que sufre el brillante personaje de Cary Grant a manos de James Mason y sus secuaces. Escuchar tema

Aunque se podrían hablar en similares términos musicales de muchas obras de Herrmann como en Vertigo, Pyscho o Taxi Driver, con esa capacidad para saber iluminar las imágenes a las que acompaña su música, mi elección, en estos momentos, sería para North by Northwest.

Carlos Mulas

Cuando uno piensa en toda la carrera de un portento de la música de cine como Bernard Herrmann, le vienen a la cabeza tantos títulos… Encontrar uno que resalte como el mejor, sería como encontrar la proverbial aguja en el pajar, sencillamente imposible. Desde el cariño que siento por todas esas grandes películas y sus músicas, desde el Ciudadano Kane al Ultimátum a la Tierra, me resulta pecaminoso destacar una por motivos puramente musicales o cinematográficos. Es algo que no me ocurre con muchos compositores, y la razón de que en lo que a Herrmann se refiere solo pueda pensar en razones egoístas y absolutamente personales para elegir una.

La película es Taxi Driver (1976) del genial Martin Scorsese. La película que define la trayectoria de un actor icónico de Hollywood como es Robert deNiro, y una de las cintas más importantes de la historia del cine, además cuenta con música de Herrmann, lo que la hace más grande aún. El compositor supo dotar de una sutil y oscura atmósfera musical a este drama, sobre todo a través de su tema principal, una maravilla por sí solo, que además supone un elegante broche final a su carrera (fue uno de sus últimos trabajos) por diferir bastante en estilo de sus más conocidas bandas sonoras. Una impagable muestra de talento y genio. Escuchar temas

Pero la razón de elegir Taxi Driver, como digo es más personal que otra cosa. Podría enumerar las virtudes de esta banda sonora como podría hacerlo de otras cincuenta, pero al final no sería mejor que las demás, solo mi favorita por haber sido mi primer CD de Herrmann, recopilatorios aparte. Me acompaña desde mis inicios y regresa a mí cada cierto tiempo, como si los años no hubiesen pasado. Para mí siempre será el sonido de Nueva York.

Rafael Martínez

Conocí la música de Bernard Herrmann obviamente por las películas con Alfred Hitchcock, aunque creo que lo primero que vi de él fue un film de serie B llamado It’s alive (1974), dirigido por Larry Cohen, y una ya de las últimas películas de Herrmann, seguramente alimenticia, antes de la gran despedida como merecía en Taxi Driver. Pero si hay algo con lo que me quedo de él, es su colaboración en varias películas con el productor Charles H. Schneer y su socio y creador de efectos visuales Ray Harryhausen. A pesar de la durísima oposición inicial de Herrmann a trabajar en estas películas, creo que es su etapa más interesante junto con la de Hitchcock, quizás más colorista y no tan dura como la de Hitchcock, aunque los títulos que hizo junto al maestro del suspense pesan mucho más históricamente en su carrera como compositor, que los films que hizo para Schneer y Harryhausen, que eran pura serie B.

Hace varios años, el propio Ray Harryhausen me confesó que su compositor predilecto era Miklós Ròzsa, y no tanto Herrmann (que era una elección de Schneer), y también estaba muy satisfecho del trabajo de Jerome Moross para The Valley of Gwangi (1969), ofrecida en un primer momento a Herrmann (que no sabemos por qué la rechazó), y que Herrmann delegó en su mejor amigo desde la infancia, Jerome Moross. No obstante, y con la visión que da la distancia en años, Harryhausen me decía que Moross había sido algo descarado al utilizar parte de su material para The Big Country (Horizontes de grandeza, 1958) en el film de Gwangi (aquella noche íbamos a ver Gwangi justo a continuación en un ciclo homenaje).

Pero si hay dos trabajos de Bernard Herrmann que me encanten de la etapa Herrmann-Schneer-Harryhausen, son Simbad y la princesa (1958), y Jason y los Argonautas (1963). Por cierto, con respecto a Simbad y la princesa (The 7th Voyage of Sinbad), mi score predilecto de Herrmann, tuvo lugar una anécdota cómico-macabra (más bien dantesca), en un antiguo cine de Gijón en la época que se estrenó el film, y fruto yo creo del carácter algo arcaico de las gentes que viven una dictadura (recordemos que el fútbol y el cine, eran dos de los lugares donde la gente se desahogaba a veces de las miserias diarias). Lo que nunca imaginó ni supo Herrmann, es que las 3 notas dominantes del tema principal de Simbad y la princesa, un tema como un ritmo a modo de danza oriental, servirían para que el público se animara al unísono a recalcar las percusiones con sus pies en el suelo. El resultado fue que se derrumbó parte del entresuelo, y algunos quedasen sentados sobre un piso que dejaba ver la parte de abajo (construcciones españolas de la época). Escuchar temas

Afortunadamente sólo hubo heridos de poca consideración, y significó casi la puntilla final para dicho cine. De todas formas, ellos sí que supieron sentir y sentirse poseídos por el «espíritu» de la música de Bernard Herrmann.

Pablo Laspra

Personalmente, a pesar de no ser un fan empedernido de la música de Herrman, y aunque pienso que fue un pionero y un maestro “orfebre” en la técnica de la composición audiovisual, cuando los medios y el apoyo de las productoras aun no eran tan amplios como hoy en día, si que considero que tiene un estilo muy característico, y aunque por norma general sus obras no me producen ningún sentimiento, ni de rechazo ni de atracción, reconozco que la partitura que más me ha llamado la atención por su sonoridad, estructura y densidad armónica es The Man who Knew Too Much (El hombre que sabía demasiado, 1956)

Tiene unas sonoridades que, una vez más, he visto muy reflejadas en partituras clásicas de concierto. Quizás nadie más lo perciba como yo, pero no dejo de ver, tan solo por estructura armónica y de orquestación, a Holst y su suite de Los Planetas. De acuerdo, melódicamente no se parece en nada, aunque si que utiliza las mismas secuencias y giros tonales en su tema principal para los efectos de tensión-distensión modal.

Asimismo, encuentro que en el avance de la película, se va haciendo más y más densa una situación que es hábilmente mantenida con gran tensión precisamente por la utilización de este recurso musical tan clásico en la música que lo acompaña. Herrman era un claro sinfonista, al menos en esta obra, y sin quedársele pequeño el papel, logra hacer una partitura que para mí, es de lo más interesante que he oído de él. Escuchar preludio

Quizás a partir de este artículo empiece a interesarme más por su obra más sinfónica… Quién sabe…