La música de Último baile en Gibralfaro

Esta breve entrada es un poco diferente a las que soléis leer en AsturScore. Es un tipo de artículo al que a Rubén Franco, nuestro redactor jefe, le gusta llamar “contenido transversal”. Un término que viene de la entrevista que le hicimos al director de orquesta César Álvarez allá por 2016 y que se ha quedado grabado en el ADN de Rubén desde entonces.

Digo que el texto es un poco diferente porque, fundamentalmente, voy a hablaros de un libro. Una pequeña novela que he escrito y que se titula Último baile en Gibralfaro. En cierto modo, y parafraseando al gran Paco Umbral, podría decirse que vengo a hablar de mi libro, aunque no es así exactamente. Voy a hablaros de la música de mi libro (¿la música que se lee?).

Hace unas semanas, Rubén me preguntó por la música que debería escuchar mientras lo leía. Casi sin dudarlo, le dije que El ojo público. Siendo quien es, me preguntó que si la banda sonora de Mark Isham. Yo le respondí que la rechazada de Jerry Goldsmith. Y ahí quedó todo.

Poco después, Eduardo Con, nuestro responsable de contenidos no oficial, me invitó a seleccionar una Playlist para la novela. Debo confesaros una cosa: no escribí la historia escuchando música, lo que no quiere decir que no tenga banda sonora. ¡Vaya si la tiene! Por tener, hasta tiene música la estupenda portada del magnífico ilustrador Diego Cobo. Son los 22 temas que podéis ver aquí debajo:
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Hay un tema por cada uno de los capítulos (veinte, en total), amén de un extra para los agradecimientos. Más que representar una geografía física, la música representa la geografía de los personajes: su interior, la situación. Unas veces es la música en sí misma y lo que sugiere; otras, el título del corte seleccionado.

De hecho, ya puestos, también voy a aprovechar para vender mi libro. Es lo único que os falta para darle sentido a la selección musical. Ahí os va la sinopsis:

Málaga en invierno. Hace tiempo que él ya no se siente fuera de lugar en la ciudad. Su chica, Chelo, parece encontrarse siempre ahí. Mantiene unos pocos amigos, como Andy Romano o la inspectora Montoya. También está su trabajo, aunque ser detective privado no es tan divertido en la vida real como en la ficción. Y el cine. Bendito cine. Eso sí, hay que saber escoger la sesión con cuidado. El crimen, a veces, sale a bailar después de media tarde.

Y el comienzo, por si os pica la curiosidad:

El mensaje lo han escrito con prisa y rebosa esa desesperación pegajosa que grita la palabra peligro por los cuatro costados. El sospechoso quiere reunirse conmigo al aire libre, en lo más alto de la ciudad. Solo hemos hablado una vez y, sin embargo, me ha caído bien. Un tipo decente que ha hecho algo indecente. Lo normal, vamos.

Por ahora, solo está disponible en formato físico, en el siguiente enlace de Amazon.

Espero que os guste la música. Si también lo hace el pequeño divertimento que es Último baile en Gibralfaro, misión cumplida. ¡Gracias por leer!