Jerry Goldsmith, VII Aniversario: Reflexiones

Escrito por , el 13 julio 2011 | Publicado en Apuntes

JERRY GOLDSMITHSiete años, que se dicen pocos. Siete nada más y nada menos, como los que lleva el Festival de Úbeda funcionando a pleno pulmón, los mismos que Jerry Goldsmith pasó a convertirse en leyenda, inmortalizándose desde la otra vida con su impresionante y magistral legado musical.

Algunas veces lo sigo hablando con mucha de la gente que me rodea, muchos que opinamos igual sobre el mismo tema, y siempre acabamos llegando a la misma conclusión (algo que me entristece tanto como me alarma): desde que murió Jerry Goldsmith, una parte del cine se ha muerto para mí, así de rotundo.

Suena dramático, y quizás exagerado, pero es lo que siento. Algo ha cambiado dentro de mí desde ese día; una parte de mi ilusión (la de ese niño que hay dentro de mí, el que brincaba con cada nuevo proyecto de Goldsmith) se ha muerto con el Maestro, se ha ido directamente a su tumba, a yacer a su lado, y no precisamente a esperar tiempos mejores, ni resurrecciones imposibles.

La ilusión, eso si, ha dado paso a la magia, la que sigue estando presente en mi vida cada vez que pongo uno de sus discos, la misma que tenía desde que, siendo crío, vi Gremlins cinco veces en dos días (alquilada en VHS), y disfrutaba una y otra vez con los créditos finales o el rescate de Gizmo, o la que estaba presente cuando tres amigos exploraban el universo en busca de contacto alienígena a bordo de una especie de batiscafo espacial.

Es de esos pocos compositores (casi el único, me atrevería a decir) del que puedo escucharme todos los minutos y segundos de cada uno de los cortes y motivos que componen toda su obra sin cansarme en absoluto.

No encuentro desperdicio alguno, disfrutando tanto sus obras maestras reconocidas (Alien, Legend, Star Trek, Papillon, The Sand Peebles) como con sus trabajos más polémicos (Alien Nation Rejected Score, Criminal Law, Runaway).

Su música es el perfecto refugio para cualquier tipo de situación anímica (tristeza o alegría), logrando reforzar lo bueno y suavizar lo malo, o convirtiendo los grises en blancos. Mismamente, el mes pasado, acabé un curso de formación de RSC al ritmo selvático de Congo, uno de esos trabajos de los que guardo un inmenso cariño desde que viera la película en el cine, allá por 1995.

Tal es el poder de su música que cuando sale el tema, o me lo preguntan, siempre digo lo mismo; si tuviera que irme a vivir a una isla desierta, y tuviera que llevarme solo una cosa, algo material (no personas), elegiría la música, y de tener que elegir un disco, sería Papillon de Jerry Goldsmith.

No puedo vivir sin música, y menos sin la de Goldsmith; todos los meses del año repongo una y otra vez su obra, disfrutándola cada vez más y más, descubriendo nuevos detalles musicales.

Y eso amor tan profundo por su obra tampoco me impide olvidar las salvajes y negativas críticas que tuvo desde algunos sectores por su obra desde los 90 en adelante, realmente injustas y destructivas, hasta el punto de, como todo gran artista, parece que ahora que se ha muerto es cuando comienzan a ensalzarse sus virtudes, a reconocerse su obra.

PapillonAhora que la gente se ha dado cuenta de la orfandad que ha sufrido la música de cine sin Goldsmith, muchos valoran grandes trabajos de acción como Chain Reaction, U.S. Marshals, Executive Decision o Deep Rising.

¿Dónde está esa música ahora?. ¿Quién la compone?. Selecciona cualquier película de acción moderna, cualquiera, y dime si hay tantos temas memorables al año como los que había en la época Goldsmith. ¿Cuántos temas de acción memorables, o si lo prefieres recordables, hay hoy día?.

Solo un corte acción como The Hijacking de Air Force One (la escena de la toma del avión presidencial y la huida del presidente hacia la cápsula de escape) merece estar entre lo que debe ser un tema de acción: gran intensidad musical, con pasajes musicales vibrantes y poderosos, y una estructura musical donde se conjuga el tema de los terroristas, el tema del AFO y el tema de acción principal, donde las trompas, los violines y los snare drums (cajas) convierten este corte en lo que DEBE ser un corte de acción.

Sin olvidarnos de otros momentos míticos como las persecuciones de Basic Instinct, el Following Chen de U.S. Marshals, la épica y la acción en esa genialidad que es The Shadow, el terror, la aventura y el exotismo del África colonial en The Ghost and the Darkness, el ataque de los Drones en Insurrection, las plagas de The Mummy, el vuelo del Phoenix en First Contact, la brutal paliza al comienzo en L.A. Confidential, la confrontación final en Camelot de First Knight, la batalla de Mulan contra los Unos en pleno alud, el Valhalla de The 13th Warrior, la pelea con el sanguinario oso en The Edge, las desmaterializaciones de Hollow Man, el salvaje, agresivo y percusivo ritmo del clímax final de The River Wild, el heroico y espectacular motivo central de Executive Decision o la batalla de los gorgonitas contra el comando de élite en Small Soldiers (Casi Nada).

Mismamente, si seleccionas el corte The Ransom, de su masacrada y vilipendiada composición para Along Came the Spider, siete minutos de acción magistralmente ejecutados y construidos, uno se da cuenta de que ESTO ya no se hace. ¿Es original, aporta algo nuevo?. Puede que no, pero es oficio al servicio del cine, es magia envolviendo productos típicos y trillados, a los que la dimensión musical del Maestro da vida propia, añadiéndoles un plús.

Tampoco quisiera ser tan excesivamente dramático, ya que nos quedan cortes de acción que suelen venir de grandes compositores como James Newton Howard, James Horner, Christopher Young o John Williams, pero poquito más (sumándose gente como John Powell o Michael Giacchino). La esencia musical se ha perdido en gran parte del proceso, se ha desnaturalizado.

El cine es Fast Food, y eso a veces es bueno según que determinadas películas, y otras veces es realmente nefasto, con un giro y una tendencia musical con la que no estoy francamente de acuerdo.

Y ahí estaba el bueno de Goldsmith para dar la nota (y nunca mejor dicho), para romper el molde, hasta que su vida se apagó, pero no su voz, que sigue hablando a través de su música.

Quizás más vale que sea tarde que nunca, pero ahí estuvimos unos cuantos para defender a capa y espada al Maestro, aunque dicho sea de paso, tres narices me importaba el resto, pues yo seguía disfrutando de su batuta mágica, esa de la que salían tan memorables melodías.

Gracias Jerry, no hay dinero que pague la inmesa felicidad y satisfacción que llena mi ser cada vez que escucho tu música. Solo lamento no poder haberte conocido en vida, pero eso espero tenga fácil solución, en el Otro Lado.

Anécdota

Recuerdo una anécdota del propio Goldsmith, en un breve documental que vi hace unos años donde contaba uno de los momentos más bellos que había vivido en su vida, uno de esos donde la música compuesta trasciende más allá de las imágenes para las que sirvió de sostén.

Medicine ManContaba Goldsmith el caso de un enfermo de cáncer que estaba enamoradao de la música de Medicine Man, y que poner el CD y escuchar aquel score le daba fuerzas para seguir adelante, para continuar luchando por sobrevivir (algo que no me extraña, cuando escuchas temas tan magistrales como The Trees), precisamente para una película cuyo argumento principal era la búsqueda de un antídoto contra el cáncer en plena selva, con mensaje ecologista de por medio (y con Sean Connery con coleta que bine parecía un clon del Maestro Goldsmith, algo que dicen por ahi fue intencionado homenaje al compositor).

Tal fue su amor y pasión por aquella música, que fue el propio Hospital el que acabó poniendo a reproducir aquel CD para todos los pacientes de aquel ala, inundando las habitaciones y los pasillos con un torrente musical de luz y de vida, una colorida paleta de bellas y exóticas melodías.

Y eso, como bien decía Goldsmith, era una de las cosas más bonitas que le habían pasado como compositor, como su música había trascendido más allá del celuloide, eliminando la barrera del cine, y traspasando el umbral de lo cotidiano, ayudando a que alguien se sintiese mejor y a combatir aquella terrible enfermedad.

Esa es la magia del Maestro; eso es JERRY GOLDSMITH.