Jerry Goldsmith Knows…
Goldsmith, Jerry Goldsmith. Aún me veo de pequeñito, en clase, rellenando listas de bandas sonoras compuestas por Goldsmith, en toda clase de libretas y hojas.
Y aún soy presa de la fascinación que me provocan esas dos palabras: Jerry Goldsmith. Es pensar en el o ver su nombre impreso en pantalla y sentir como una sensación de alegría inmensa recorre todo mi ser. Acción, aventura, fantasía, terror, comedia, romance,… es eso y mucho más.
Para quienes amamos profundamente la música del maestro sabemos lo que significa exactamente Jerry Goldsmith (una conversación que he tenido con varias personas, y hará un año, con mi querido Isra). No hacen falta palabras; sobran. Jerry Goldsmith lo dices todo… es todo.
Aún recuerdo cuando, en los 90, compré Twilight’s Last Gleaming (Alerta Misiles, 1977) en Salesas, Oviedo. De vuelta a Gijón no dejaba de pensar en el momento en el que me sentase y vibrase con la música del maestro, un CD del que por entonces tenía pleno desconocimiento. Y que descubrimiento… como casi todo lo que por aquella época empecé a adquirir (High Velocity, Chinatown, Supergirl, Rudy…).
Es por ello que, ocho años depues de su muerte, siempre me viene a la mente el mismo pensamiento: Jerry Goldsmith es irremplazable, un hueco que aún permanece sin ocupar (y así será hasta el fin de los días, seguro al 100%). Mi corazón aún late con su música, el más grande en mi humilde opinión, y nadie podrá llenar ese vacío. Nadie excepto el mismo.
Su música es mi banda sonora diaria; siempre me ha acompañado en todo momento y para cualquier tipo de situación, emocionándome tanto en genialidades como Papillon como en productos de consumo, estilo Chain Reaction. No hay distinción. Su música me toca, me envuelve, me embriaga. Me transmite algo que muchísimos compositores no podrán alcanzar ni reencarnándose tres veces seguidas (y especialmente las nuevas generaciones).
Y pasan los años y sigo pensando lo mismo; no es agua de mayo, está todo muy arraigado dentro de mí (un pensamiento que se repite una y otra vez, mientras suenan en mis altavoces los dos Flint y The Chairman de Goldsmith).
Escribiendo este artículo, especialmente, hizo que me viniesen a la cabeza dos recuerdos, dos pedazos de la magia de Goldsmith. El primero de ellos tuvo lugar a la salida del trabajo, volviendo a las siete y media pasadas de la tarde para casa, con los cascos puestos, mientras escuchaba Chain Reaction (me chifla el tema central, el corte de acción Ice Chase y el corte final, Out of the Hole).
Precisamente sonaba el Out of the Hole, donde la música de Goldsmith ofrece un bello y romántico crescendo final para la pareja protagonista, cuyo punto álgido coincidió justamente cuando cruzaba la carretera y un rayazo de sol bañaba toda mi cara, provocando el completo ensanchamiento de mis pulmones, una respiración profunda que provocó que se me erizasen los pelos del cuerpo y me asomasen un par de lagrimillas de emoción que contuve como pude. !Y hablamos de Chain Reaction!
El otro momento tuvo lugar tiempo atrás, un viernes, a última hora, cuando ya oscurecía, y mientras estaba en la oficina. Todos se habían marchado, y había puesto el Runaway de Goldsmith, la película fantástica de Michael Crichton con Tom Selleck de protagonista.
Fue el primer score puramente electrónico que compuso Jerry Goldsmith, pero aún así lo disfruto a raudales siempre que lo pongo, pese a las grandes críticas que suscitó. Si, es diferente y extraño en su concepción musical… pero es Goldsmith en cada una de sus notas.
El corte final, The Resolution, cuya apertura es violenta y agresiva, en consonancia con las imágenes del desenlace, desemboca en una fase etérea y ambiental, donde aparece la palabra magia acompañada de Goldsmith (con pequeñas reminiscencias de algunas fases de Alien, salvando las distancias).
Toda aquella fase de transición musical escuchada en el más profundo silencio de la oficina, con los ojos entreabiertos, mientras la oscuridad comenzaba a reinar bañada por la luz tenue de las farolas, me emocionó profundamente, vibrando de nuevo con la magia de Goldsmith (a la que le siguió un rítmico y bello tema de cierre, casi un ritmo pop ochentero a modo de love theme, con reprise incluido del tema de acción de Lockons).
Y ojo… ¡hablamos de una de sus obras más criticadas y demonizadas! ¿Que tiene entonces Goldsmith? ¿Cual es su secreto? Pues, en mi opinión, que sabía componer para la película, al servicio siempre de la imagen (primero), y además, lo hacía con pasión, con profundo amor por lo que hacía (segundo). Amaba lo que hacía, y lo disfrutaba. Y a mi siempre me hizo partícipe de ese disfrute.
Así que, como le dije a Alfonso Conde cuando me preguntó por mi opinión sobre Criminal Law («A mi me gusta», le dije), amo cada segundo que ha compuesto Jerry Goldsmith, disfruto de toda su música sin excepción, sinfónica, electrónica o ambas. Porque suena a él, es su esencia, su toque.
Es por ello que no ver su nombre en ninguna cartelera más de cine me provoca nostalgia y pena (y no es el único; Basil Poledouris, Elmer Bernstein, Michael Kamen, Maurice Jarre…). Siempre lo digo y repito; el día que el murió, una parte del cine murió para mi. Es irremplazable.
Y no soy el único que piensa así; me he encontrado con mucha gente con la que comparto esta afinidad, esta pasión. No miento; es lo que siento, y tal cual lo digo.
¿Que es lo que tiene Jerry Goldsmith? ¿Cual es la magia que emana cada vez que alguien pronuncia su nombre, edita uno de sus discos o ve una película donde el compositor es Jerry Goldsmith?
Who knows what secret lurks in the music of Goldsmith? Jerry Goldsmith Knows…