Especial Memorias Blade Runner: 30 Aniversario

Escrito por , el 2 octubre 2012 | Publicado en Otros

El 25 de Junio del 2012 se cumplía el 30º aniversario de una de las mayores obras maestras que ha dado el género de la ciencia ficción, la inmortal Blade Runner (1982), cinta de culto a medio camino entre el cyberpunk y el noir, dirigida por un entonces inspirado Ridley Scott, y que adaptaba la maravillosa novela de Philip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?.

Es curioso lo cruel e injusto que a veces es la vida con determinadas películas, como la que nos ocupa, resultando un fracaso de taquilla y en muchos casos hasta de crítica, algo que ha sucedido a otras grandes película como The Thing (La Cosa, 1982), consideradas ahora clásicos, y que han pasado con total justicia al olimpo de las genialidades. Vendría a ser algo así como el caso de innumerables artistas muertos que adquieren reconocimiento tras su muerte y, transcurrido un tiempo, en sus obras se reconoce el maravilloso toque de un maestro (en el cine suelen ocurrir casos similares). Solo el tiempo termina poniendo cada película en su justo lugar, demostrando lo efímera que es la fama (rotundos éxitos de otros días que hoy duermen el sueño de los justos, y viceversa).

Blade Runner es a día hoy película de referencia, clásico ineludible e inspiración para el cine venidero del género, así como de la literatura. Su fascinante universo visual sigue considerándose uno de los mejores (y más plausibles) futuros del ser humano: una suerte de ciudad nocturna de pesadilla, eternamente empapada por la lluvia y ambientada por luces de neón. Omnipresentes carteles de luz parpadeante, iluminan una urbe monumental y superpoblada, un L.A. donde los hombres son como autómatas y las máquinas aspiran a vivir como hombres. Humanidad es un término ambiguo…

Deckard (espléndido Harrison Ford) representa esa ambigüedad. Su frío y solitario trabajo de retirar replicantes, va dejando un vacío en su interior que solo éstos parecen poder llenar. Sobre todo la bella y enigmática Rachel (una jovencísima y bellísima Sean Young), aunque quizás también Roy Batty (impagable Rutger Hauer), con su imparable deseo de vivir, y ese monólogo final, que merece la pena recordar fue en parte improvisación del actor.

Llena de anécdotas e historias (aún recuerdo escuchar en la tertulia de cine de la 2 de Garci,  que la razón de rodar de noche no fue para ambientar, sino por temas de costes y efectos especiales), hoy queremos reunir a varios miembros de AsturScore y firmas invitadas, para compartir sus impresiones con vosotros. Echemos un vistazo atrás, al pasado, una mirada nostálgica que nos retrotraiga a los 80, una década maravillosa en cuanto a cine y música de cine.

Repasemos el trabajo de Vangelis, y su fusión perfecta con las imágenes de Ridley Scott. Este es nuestro tributo a un título que durante 30 años ha tenido la virtud (o el defecto) de no dejar indiferente a nadie.

Rubén Franco

¿Qué es Blade Runner? ¿Que tiene esa película que tanto fascina a los aficionados al cine y la ciencia ficción? ¿Que la ha convertido en un clásico? La respuesta; es toda una experiencia, sonora y visual. Uno no puede dejar de escuchar el score de la película sin visualizar en su mente la ciudad de L.A. (sus calles, sus edificios, la lluvia…), y uno no puede ver la película sin omitir el fabuloso trabajo de Vangelis.

La principal virtud de la película es haberla convertido en un clásico imperecedero, digno de la mejor cosecha del mejor de los vinos; con los años mejora, un gran reserva. El trabajo de dirección de Ridley Scott, las actuaciones, la fotografía, el guión (adaptación fantástica y libre del clásico de Philip K. Dick), los efectos especiales, la dirección artística, los efectos sonoros… todo es una obra maestra desde el comienzo hasta su clímax final, una película llena de guiños al espectador (como el edificio Bradbury), y de frases y momentos memorables, «momentos que NO se perderán en el tiempo».

En cuanto al score, solo puedo decir dos cosas; es uno de los CDS que más he escuchado en mi vida, y segunda, la capacidad de evocación musical que posee esta música. Es cerrar los ojos e imaginarme que estoy en una ventana cuyas vistas son L.A. 2019, viendo volar los coches sobre los enormes edificios, con carteles publicitarios de todo tipo y una lluvia que no cesa de caer sobre la ciudad.

Piezas como Blade Runner Blues, Memories of Green, el Love Theme, Wait for Me o Rachel’s Song me alejan totalmente del mundo real; me desligan de todo lo que me rodea, y durante un momento, mi alma no está aquí. Cuantas veces he apagado las luces de madrugada, abierto las ventanas, y observado Gijón de noche, al ritmo de Vangelis (especialmente el Blade Runner Blues).

Imposible no enamorarse de Blade Runner, una de esas pocas películas que aún poseen la cualidad de sorprender y sugerir, aún habiéndola visto varias veces, algo que se ha perdido hoy día, «como lágrimas en la lluvia«.


Carlos Mulas

Toda película tiene momentos clave, desde el punto de vista del lenguaje cinematográfico, en los que ya sea visualmente, musicalmente, o a base de líneas de diálogo, se establece una conexión con el espectador. Son los momentos, las escenas,  por las que finalmente recordamos con cariño una película. La música suele estar presente en casi todos ellos, como el elemento que permite la identificación de nuestros sentimientos, nuestros estados de ánimo, con lo que la película trata de contarnos.

Vangelis siempre ha sido un genio, desde mi punto de vista, en eso de crear estados de ánimo. El caso de Blade Runner es incluso paradigmático. Envolviendo las imágenes con su música, trata de contar algo, no sólo de acompañarlas. El sonido realmente especial (yo además añadiría espectacular) de Blade Runner, nos está contando cosas desde el primer segundo, permitiendo que de alguna forma, empaticemos con los personajes.

Los créditos iniciales, de una sobriedad casi extrema (fondo negro y letras blancas), y la única escena de la película que no transmite absolutamente nada visualmente (a no ser precisamente esa sobriedad), es donde encontramos esa especie de lamento, yo siempre la he considerado una canción triste de voz solitaria, interrumpida a intervalos por golpes lejanos, casi como disparos que resuenan en la conciencia de alguien. Un canto triste y solitario. Es tarea de nuestro subconsciente, el asociarlo con el asesino o con la víctima, con el cazador o con la presa, con el blade runner o con el replicante, aunque justo al comienzo ni siquiera tenemos esa referencia.

Resulta impresionante, aunque realmente carece de sutileza, ver como los dos roles se invierten a lo largo de la película, o quizá sucede que nunca existieron como algo separado. Sea como sea (los conceptos en esta película son bastante difusos, no existen diferencias reales), llegados al famoso soliloquio final, el pequeño lamento regresa, con las teclas emulando las lágrimas en la lluvia, dando a entender la misma soledad existencial que al principio, pero transformando la tristeza en un sentimiento final de paz. Aquí claramente hay que identificarse con el replicante, o aceptar que no se tiene corazón… En el momento de morir, Vangelis nos hace regresar rápidamente del shock por la humanidad demostrada finalmente por el replicante, al blade runner tendido en el suelo, con un solo sonido. El mismo golpe, o disparo, que sonaba al principio, resuena ahora una única vez, golpeando la conciencia del asesino al que le perdonan la vida, justo cuando el director se centra en su rostro.

Si lo que consigue Vangelis con su música a lo largo de toda la película, no fuese suficiente para calificarla de obra maestra, yo solo podría recurrir a estos dos momentos para intentar convencer a alguien de lo contrario. Blade Runner no sería lo mismo sin Vangelis, y estos 30 últimos años yo no habría regresado una y otra vez al Los Angeles de 2019.


Firma invitada… Luis Fernándo Rodríguez Romero

Los que hemos visto la película nunca olvidaremos su comienzo. «This was not called execution. / It was called retirement«. A continuación suena una potente percusión que nos indica el tiempo y el lugar de la narración: «Los Ángeles, November 2019«. Y en ese momento música e imagen se fusionan en una de las escenas más evocadoras y maravillosas de todo el género de la ciencia ficción.

Antes de Blade Runner, por supuesto, había visto muchas películas de ciencia ficción, pero ninguna consiguió realmente meterme de lleno, arrojarme a su «distópico» universo… como «Blade Runner». Y gran parte del mérito se debe a su compositor, Vangelis. Los sonidos de su legendario Yamaha CS-80 se convirtieron en la réplica sonora perfecta a las sugerentes imágenes de este clásico inmortal de la ciencia ficción.

Hasta tal punto es así, que me resulta imposible escuchar temas como el Blade Runner Blues y no visualizar una gran urbe americana del futuro, a altas horas de la madrugada, anegada bajo una eterna lluvia, y habitada por almas perdidas y abocadas a la soledad, incapaces de conciliar el sueño, mirando por la ventana de su habitación, sumidas en sus pensamientos. Tal es la magia de Vangelis y su irrepetible legado musical.

«I’ve seen things you people wouldn’t believe«… y Vangelis retoma el tema del comienzo para acompañar los últimos instantes de vida del personaje interpretado por Rutger Hauer. Hay tristeza en la música, sí, pero al mismo tiempo se percibe también un sutil destello de esperanza. Porque, al fin y al cabo, y como decía el poeta: «All that we see or seem / Is but a dream within a dream«.

Luis Rodríguez es sevillano, tiene 35 años y trabaja como profesor de inglés. Es fan de Vangelis, Tangerine Dream, Georges Delerue, Christopher Young y Hans Zimmer, entre otros.


Firma invitada… Israel Pedraza Aguilar

Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto brillar rayos C en la oscuridad cerca de las Puertas de Tannhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

Estos dos minutos resumen la filosofía de la vida. Dos minutos que dan al Cine más que muchas horas sumadas de muchas películas que pasarán sin pena ni gloria por la Historia del Cine. Dos minutos que sí que otorgan gloria al Cine, con mayúsculas, que hizo Scott, Ridley, hace ahora 30 años.

La Música, también con mayúsculas, que compuso Vangelis, es de las que perdurará en la memoria del espectador, aficionado o no a la música de cine. Para este soliloquio final de Roy Batty, compone un paso del miedo a la muerte (tanto la de Deckard como la del propio Batty), con esas campanas de fondo, anunciando la muerte, a la liberación final, en una de las declaraciones de amor (lo de Batty para mí lo es) más majestuosas del Cine. Vangelis, completamente inspirado.

En definitiva, para mí, sólo por esos dos a cuatro minutos merece la pena volver a ver esta película una y otra vez, sobre todo ahora, como homenaje en sus 30 años de vida.

Israel Pedraza es un aficionado a la música de cine, sobre todo de compositores como Jerry Goldsmith, Georges Delerue o James Horner, que vio por primera vez esta película con 14 años.


Firma invitada… Miguel Garre

El tiempo ha puesto en su lugar a esta obra magna de la ciencia ficción y obra maestra absoluta de la historia del cine. Hoy en día es difícil que alguien no reconozca la importancia e influencia de esta excelente película.

Tercera obra maestra consecutiva del director (tras Los Duelistas y Alien), y anterior a otros 3 filmes magníficos (Legend es más floja de guión pero tiene unos diseños espectaculares, La Sombra Del Testigo, podría ser un buen telefilme pero el estudio psicológico de los personajes elevan la película a un gran trabajo y Black Rain es un thriller impecable), es, sin embargo, Blade Runner, la obra más redonda de Ridley Scott y es difícil en un segundo visionado ver la cinta del mismo modo que en el primero.

Lo que en principio parece un film de acción para lucimiento de Harrison Ford (tras sus papeles de Han Solo en La Guerra De Las Galaxias e Indiana Jones) es en realidad una reflexión sobre la propia condición humana, con un impresionante reparto: Daryl Hanna, Brion James, Edward James Olmos, Joanna Cassidy,…. y, sobretodo, un grandioso Rutger Hauer, que le roba la mejor escena de toda la película a Ford en uno de los momentos más míticos del cine y que nos mueve a que en un segundo visionado busquemos identificarnos con su personaje y sus miedos casi más que con el interpretado por el protagonista.

En el apartado musical se contó con Vangelis, compositor más dedicado a sus álbumes propios que a la composición de bandas sonoras, de las cuales, de todos modos, ha realizado un buen puñado durante los años. Debo decir que no es mi banda sonora preferida de los filmes de Scott, ni es de mis scores preferidos, pero realmente, en este caso, el director encontró un cómplice perfecto en el músico, que realiza un trabajo que se ajusta perfectamente a este universo tan particular de esta adaptación libre (muy muy libre) de un relato de Philip K. Dick y lo dimensiona de manera sorprendente con una partitura muy atmosférica, pero dotada también de una gran belleza.

Al final Blade Runner, película y banda sonora, han alcanzado la condición de obras maestras y clásicos de la historia del cine. No está nada mal, ¿no?

Miguel Garre es de Barcelona. Tiene 43 años y es aficionado a la música de cine desde tiempos inmemoriales. Le gustan sobretodo Basil Poledouris y Christopher Young.


Firma invitada… Óscar Salazar

Evocar es todo un arte. Algo inaprensible, poético y difícil de conseguir. Aunque hubo un tiempo en que parecía sencillo, en que el ritmo era más pausado, a principios de los años ochenta.

Blade Runner es una clara muestra de lo que se puede evocar con una historia, a través de imágenes, palabras y música. Comenzando por el título de la novela original (¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?) hasta llegar a la tonalidad del color de la fotografía de la película, pasando por los símbolos y el universo sonoro.

La música de Vangelis es un reflejo de ello. Traslada al oyente al mundo del futuro con tan solo cerrar los ojos. Las gotas de lluvia le golpean en el rostro y se convierte en un adocenado habitante más de ese incierto futuro. Pasa a formar parte del creador que deberá enfrentarse a sus creaciones. ¡Menuda decepción para el títere que se ve obligado a descubrir el secreto del mago de Oz! Como para el resto de los seres vivos (originales o replicados), la decepción convive con la esperanza.

Si hay algo que estos treinta años han permitido apreciar es que, cuando una película es buena, no envejece, sino que se transforma en un clásico. Ni acumula kippel, ni se pierde en el tiempo como lágrimas en la lluvia.

Óscar Salazar nació en Barakaldo (Bizkaia) hace unos cuantos años. Gran parte de ellos los ha pasado enganchado a una pantalla, desde que descubriera por primera vez que un tipo en pijama podía volar. Después llegaron la música que acompañaba a las imágenes y los libros que las generaron. Ninguna de las tres cosas ha vuelto a abandonarlo. Entre sueños, estudió Ingeniería Industrial y lleva una vida paralela en la que trabaja en una gran multinacional. Incluso, hasta es posible que alguno de vosotros os hayáis encontrado con él en el mundo real.


Firma invitada… José Luis López Durán

Mi película de ciencia ficción preferida. La cuadratura del círculo. Yo creo que ni Ridley Scott se esperaba lo que hizo. Es una Obra Maestra con mayúsculas y, por si fuera poco, la Banda Sonora le va de anillo al dedo. De hecho, creo que cualquier otra música hubiera encajado mucho peor…existe un trailer sobre el 30 aniversario con una música que no es de Vangelis… ¿Se han vuelto locos?

El film de Ridley Scott es como el buen vino, cuantas más veces lo ves, más te gusta… Conforme pasa el tiempo, va adquiriendo la posición que se merece. Recordemos que en su estreno tuvo críticas muy duras, como ésta de Diego Galán en el Diario El País en el año de su estreno, 1982: “Una historieta pretenciosa (…) el edulcoramiento de la vulgar peripecia del protagonista y la confusión con que está rodada convierte en monótono cartón-piedra lo que quizá estuviera concebido como estrella de la película (…) Blade Runner más parece en ocasiones un spot televisivo que una película hecha seriamente. Debería costar menos la entrada. (…) fueron escasos los críticos que no supieron apreciar la dificultad que tiene Scott para narrar con sencillez una historieta tan simple.»

A la película ni le sobre ni le falta nada. Además, se adelanta a su tiempo en algunos aspectos. Por ejemplo, cada vez que paso por Plaza de Callao en Madrid y veo el “pantallón” que han puesto en la fachada del Cine que da a la Plaza… Esas imágenes de pantallas gigantes en los edificios… eso es ahora… Esos robots de juguete que tenía JF Sebastian… Ahora han sacado un dinosaurio pequeñito, lo último en robótica que parece un juguetito del susodicho ingeniero… Lo que no vaticinaron fueron los teléfonos móviles (ninguna película de ciencia ficción lo ha hecho, que yo recuerde)… La única llamada de teléfono de la película, que le hace Deckard a Rachel, fue desde un videoteléfono empotrado en la pared en manos libres en un Pub…

La magia de la película y su originalidad no tienen fin y se respira en todo el film… La sublime estética, ese piso de Harrison Ford (Deckard) bajo el sonido de Blade Runner Blues, ese Love Theme con saxo excepcional, esos giros imposibles a la hora de analizar fotografías, ese test Voight-Kampff tan original y psicológico a base de preguntas para analizar el reflejo pupilar y la respuesta emocional para saber si uno es un replicante o no (los ojos tienen una importancia tremenda en esta película, de hecho, la primera vez que aparece la Tyrell Corporation al principio del film, esa Gran Pirámide, hay un primer plano de un ojo, el ojo de la pirámide, símbolo de Dios… Tyrell es el creador de los replicantes… En cierta manera su Dios… Roy, ese replicante interpretado por Rutger Hauer, tendrá la oportunidad de conocer a su creador y enfrentarse a él…), ese monólogo del final del mismo Rutger Hauer con el tema de fondo de Vangelis Tears In Rain… Que grande es Blade Runner

Vamos con algunas anécdotas de la película:

  • El aire “Noir” de la película tiene una explicación simple. El bueno de Ridley dijo que se rodó siempre de noche para que no se notaran los decorados… Que grande eres Ridley…
  • Como en todas las películas, existe algún que otro gazapo. Cuando la replicante de la serpiente se pone las botas en el camerino, éstas tienen tacón y cuando sale corriendo perseguida por Deckard y cae en las cristaleras de los escaparates al alcanzarle los disparos de éste… No tienen tacón… pero a esto no se le llamó ejecución, se le llamó retiro…
  • La versión del Director es muy parecida… Se suprime la voz en off, aparece un Unicornio en un sueño de Deckard para darnos más pistas de que es un replicante (a estas alturas no creo que haya ninguna duda ¿no?) y en los créditos del final se suprimen esas imágenes paisajísticas a pleno día, que por cierto, eran metraje sobrante de Kubrick del inicio de la película El Resplandor. Y es que hay que aprovecharlo todo. Otro ejemplo, el piso donde vive JF Sebastian son antiguos decorados de My Fair Lady… Lo que no cambiaron, evidentemente, fue el gran tema de Vangelis End Titles, la archiconocida música que sonó hasta de sintonía de Informe Semanal en los ochenta.
  • No es una película en la que Harrison Ford sea el valiente superhéroe. Deckard es patoso y torpe en las persecuciones y hay algo de malicia de él, por ejemplo, cuando le comenta a Rachel que sus recuerdos son implantados y falsos de manera tan brusca sabiendo que ella no sabe que es una replicante. Es más, a los dos únicos replicantes que mata en la película son, atención al dato, mujeres. Sin embargo a él le salvan la vida dos veces: Rachel le salva la vida disparando al replicante Leon cuando éste le estaba “majando a palos” y al final Roy le perdona la vida… Quizás porque cuando le quedaba el último suspiro se dio cuenta del valor que tiene la vida en general, la vida de todos…
  • En cuanto a la Banda Sonora, otra Obra Maestra… Junto a Chariots Of Fire y 1492 Conquest Of Paradise es mi podium de BSO de Vangelis, mi músico predilecto.
  • Como es habitual en Vangelis, no toda la Banda Sonora se puede escuchar en la película… Existen cortes que tan solo están en el CD… por ejemplo, el genial tema Rachel’s Song… Asimismo, existen momentos musicales de la película que pertenecen a trabajos anteriores del artista griego, en este caso, la genial Memories Of Green pertenece al disco See You Later dos años antes (1980).
  • La Banda Sonora tardó en editarse 12 años… Pero mereció la pena… El CD editado en 1994 es completísimo… Me encanta de principio a fin… Totalmente recomendable.

Es toda una experiencia vivir con miedo… Eso es lo que significa ser un esclavo… yo he visto cosas que vosotros no creeríais… Que grande es Blade Runner…

José Luis López nació en Málaga en 1977. Reside actualmente en Madrid. Es médico y músico compositor. Profundamente influenciado por la música de Vangelis, Jean Michel Jarre, Mike Oldfield, Tangerine Dream, Brian Eno, Hans Zimmer, Jan Hammer, The Alan Parsons Project, entre otros… Tiene editado dos trabajos bajo el nombre artístico de “Lopez Duran”: Uno en solitario llamado “Blue Moon” (2008) (Vaso Music) y otro junto a varios compositores del mundo llamado “Healing Music From Around The World volume I” (2010) (Healing Music Records).