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Comedia
Lo mejor
La capacidad del francés para dar con el tono musical que requiere el universo cinematográfico de Wes Anderson en esta antología de tres historias sin despeinarse
Lo peor
Nada nuevo bajo el sol, pero todo se encuentra perfectamente integrado y engrasado, sólido y efectivo, con momentos brillantes, como el Obituary

The French Dispatch

2021

En la variedad está el gusto, y no todos los platos son del agrado del público; mientras que algunos hemos degustado The French Dispatch (La Crónica Francesa, 2021) como un trabajo divertido y brillante del siempre genial Wes Anderson (con sus virtudes y sus defectos, que son pocos), otros habrán pasado con más pena que gloria por este nuevo ejercicio fílmico del director.

Poco más se podría añadir, en la misma línea, con el trabajo de Alexandre Desplat, aunque creo que, siendo justos, el francés cumple sobradamente, dándole el color y el tono que el director necesita para su película, con oficio y maestría.

The French Dispatch – La Película

Para este humilde servidor, cada película de Wes Anderson es celebrada como una nueva invitación a la diversión, siempre a través de sus delirantes y surrealistas personajes y situaciones, y todo ello envuelto de una brillante factura técnica (un aspecto que jamás falla en el universo del director).

No es The French Dispatch una película redonda comparada con otras obras suyas (o sea, nada nuevo bajo el sol), máxime si tenemos en cuento el pico de madurez creativa que alcanzó con su The Grand Budapest Hotel (El Gran Hotel Budapest, 2014), quizás su mejor obra, impecable a todos los niveles (interpretativos y técnicos), pero si es que una bonita carta de amor al periodismo, en concreto al magazine del New Yorker, tomando incluso algunas referencias reales pasadas por el filtro de Anderson (tanto en nombres como en narrativa). De hecho, sobre The French Dispatch, el propio director afirma que se trata de 3 cosas: una antología, una película francesa (nos encontramos con referencias a Jacques Tati, Godard y Tintín) y el New Yorker (magazine).

En la película de Wes Anderson, el magazine en cuestión recibe el nombre de The French Dispatch of the Liberty, Kansas Evening Sun (para los amigos, The French Dispatch), y está dirigido por Arthur Howitzer Jr. (un genial Bill Murray como siempre), quien fallece de un ataque al corazón. Siguiendo los deseos expresos del editor jefe, recogidos estos en su testamento, la publicación del magazine se suspende, siendo el último especial un artículo que consta de tres historias y un obituario.

Las tres historias, que son las que vemos en pantalla, son relatadas por J.K.L. Berensen (genial Tilda Swinton), Lucinda Krementz (otra no menos genial Frances McDormand) y Roebuck Wright (interpretado brillantemente por el solvente Jeffrey Wright). Todo ello se convierte en una brillante carta de amor que es un auténtico festín intenso de recursos visuales y lingüísticos, no apto para todos los paladares (quizás puede ser agotador), pero que para los que amamos el cine, y en especial a Anderson (que ha creado un género propio), constituye un soplo de aire fresco en un panorama cinematográfico a veces huérfano de ideas y de voces propias.

Completan el reparto nombres como Benicio del Toro, Adrien Brody, Timothée Chalamet (que no se pierde una últimamente, y que esta brillante), Mathieu Amalric, Owen Wilson, Léa Sedoux, Edward Norton o Christoph Waltz, casi nada. Y, como no, su «meiga musical», el gran Alexandre Desplat.

The French Dispatch – Desplat, Mon Amour

Foto de Christophe Simon

Los tiempos cambian, pero las relaciones permanecen, y con ellas la lealtad y la simbiosis de la imagen-sonido que han caracterizado a muchos de los grandes tándem cinematográficos, desde el ya mítico Spielberg-Williams y Hitchcock-Herrmann hasta el Almodovor-Iglesias, sin olvidarnos de Dante-Goldsmith y, como no, del que forman Anderson-Desplat.

Alexandre Desplat es siempre la guinda de cualquier pastel que nos brinde el director, ese elemento extra que propulsa y envuelve la brillantez técnica y narrativa de todo tipo de recursos del Universo de Anderson. Como en The Grand Budapest Hotel, puede que también sea esa la mejor partitura del binomio que representan ambos, pero todas sus colaboraciones rozan habitualmente la brillantez compositiva, permaneciendo como excelentes y sólidas partituras del francés (Fantastic Mr. Fox o Island of Dogs).

The French Dispatch no iba a ser menos, aunque se encuentre quizás a medio peldaño por debajo de aquellas, por no aportar un grano de genialidad extra al margen de la solidez compositiva que ofrece la partitura, una obra tan madura y genial como predecible, a excepción del brillante Obituary.

Quizás la razón sea que, en ésta ocasión, y de forma justificada, Desplat debe coexistir con una gran cantidad de música preexistente, toda ella justificada y que aportan un contrapunto musical de contraste con la música de Desplat, y también se complementa e integra de forma perfecta.

The French Dispatch – La partitura

La música de Alexandre Desplat es siempre un firme guante que se ajusta y se mimetiza con el universo de Wes Anderson. Y en ésta ocasión tenemos un producto dividido en sketches con un hilo conductor narrativo como es el mundo de la noticia (el periódico), algo que permite al compositor pintar diferentes cuadros que captan magistralmente el tono cinematográfico de lo que vemos en pantalla, siempre de forma elegante y muy del estilo del francés.

En la partitura, dicho por el francés, se observan influencias de músicos como el pianista minimalista Erik Satie o el compositor de de jazz Thelonious Monk. Todo ello lleva a que el uso del piano tome unas tonalidades jazzísticas, bluesy e incluso de reminiscencias clásicas.

Con un obituario de apertura, la delicada música de Desplat está presente en la primera historia, con espacio para la música preexistente, mientras que en la segunda es todo música preexistente que contextualiza e intelectualiza el discurso de los protagonistas. Y para rematar, tenemos el tutti Desplat más Andersoniano total, ese de películas como The Grand Budapest Hotel, que con un único y excelente tema central pinta toda la historia con total protagonismo sin ningún tipo de intrusión musical ajena, solo Desplat, divertido y rítmico.

The French Dispatch – Obituary

Obituary es la pieza que abre la película y también la edición discográfica; es un corte maravilloso y magistral, realmente inspirado. Desplat ofrece un motivo solemne para presentarnos The French Dispatch, para tratar de darle un tono elegante, distinguido y majestuoso a la historia de este peculiar periódico, pero también un contrapunto cómico y casi bufonesco.

Todo un clásico, con mucho ritmo, y con el sonido del trombón haciendo acto de aparición de una forma cómica pero acertada, sumándose el magistral sonido de un clavicordio para darle ese toque distinguido, siendo complementado posteriormente por el piano, y donde los vientos (tanto metales como de viento) dialogan entre ellos en el desarrollo del tema (instrumentos como el trombón, trompeta, trompa o flautas).

Un juego de pizzicatos finales y el clavicordio acaban por ir llevando el corte a su tramo final de forma magistral, configurándose como uno de los mejores cortes musicales del año 2021, acertando de pleno para darle ese contrapunto del universo caricaturesco y surrealista que evoca la película de Wes Anderson.

Esta misma pieza, que sirve de apertura y presentación de la película, es la misma que también se utiliza a modo de epílogo, cerrando de forma perfecta la historia del editor jefe y fundador de The French Dispatch of the Liberty, Kansas Evening Sun.

The French Dispatch – The Concrete Masterpiece (by J.K.L. Berensen)

En la primera de las tres historias, el francés opta porque sea el piano, a través de las delicadas manos del solista Jean-Yves Thibaudet, quien hable por sus protagonistas.

Con una aproximación musical clásica e intimista, el piano acaricia o percute según requiera la narración de la historia para describir la extraña y surrealista relación romántica (y a ratos de dominación) entre el preso Moses Rossenthaler (un estrambótico Benicio del Toro), artista casual (las cosas del arte moderno, que te pilla en prisión) y su guardiana y vigilante penitenciaria Simone (una bellísima y contenida Léa Seydoux).

El corte Simone, Naked, Cell Block J. Hobby Room es el mejor ejemplo de presentación, donde el pianista nos muestra el tema central de esta historia, omnipresente a lo largo de la historia. Acariciando el piano, que escupe melosamente las notas musicales del motivo compuesto por Desplat, nos encontramos con un tema musical exquisito y tierno, extremamente delicado, que nos traen a la memoria otros trabajos del francés, como la genial La Venus a la Fourrure (La Venus de las Pieles, 2013).

Por contra, en Cadazio Uncles and Nephew Gallery, Desplat imprime un tono de más urgencia y con mayor intensidad, donde el tema central suena más serio, aún exquisito pero ya no tan delicado, y que acompaña a las disputas / diferencias «creativas» entre el autor (Moses) y sus mecenas (los Cadazio).

En definitiva, una obra exquisita acompañada de música preexistente donde el director enlaza las partes más clásicas de Desplat con música más de primeros siglo (XXI, se entiende) con piezas más modernas ajenas al francés, como el Libertango de Grace Jones o de tono más vintage como el After You’ve Gone (una canción que siempre me encantó en la genial película de Bob Fosse titulada All That Jazz). Todo ello coexiste no solo musicalmente, sino también de forma visual entre la historia que se narra (de tonos más clásicos) y la narradora, J.K.L. Berensen (en una época más moderna y actual).

Hay que destacar la genial pieza The Berensen Lectures at the Clampette Collection, una pieza enérgica donde el piano marca un ritmo que lleva el peso de la melodía, una pieza utiliza con fuera y energía mientras la redactora del artículo, J.K.L. Berensen, cuenta la historia de Moses Rossenthaler en la Clampette Collection ante un auditorio lleno de público (Tilda está inmensa, como siempre, proporcionando en varios momentos varias escenas realmente cómicas).

The French Dispatch – Revisions to a Manifesto (by Lucinda Krementz)

La segunda historia, una carta de amor al mítico mayo de 1968 francés, está huérfana de Desplat, imponiéndose en su lugar la elección de una serie de piezas de diferentes tonos musicales que van desde el pop sesentero tan de aquella época (desde el francés hasta el italiano, de la mano de piezas preexistentes de Ennio Morricone, haciendo un genial uso de su L’Ultima Volta de la banda sonora de  I Malamondo del año 1964) hasta melodías más clásicas o sinfónicas, donde destaca el genial Adagio compuesto por el Maestro francés Georges Delerue para Comptes à Rebours (Cuenta Atrás, 1971).

Es el corte de Morricone el que más veces aparece en esta historia (casi como si fuera el «tema central» o «leitmotiv» de la historia), aunque cobran especialmente relevancia dos canciones parisinas, J’en déduis que je t’aime de Charles Aznavour y Aline de Jarvis Cocker (esta última cierra el disco editado de ABKCO Records).

Precisamente sobre esa canción, Aline, escribe el director en el folleto de la edición discográfica que 20 años atrás estaba en una fiesta en París en un antiguo club nocturno llamado Castel, donde compartió mesa, sin saberlo, con un icono de la música francesa, Christophe («el no hablaba mucho inglés, y yo no hablaba mucho francés, y aún así compartimos una cálida conversación). Antes del postre, alguien aparición sobre el hombro de Christophe y le susurró algo oido, y justo antes del postre, se dirigió a un pequeño teclado de Yamaha y comenzó a tocar la canción de Aline, uniéndose todo el club a cantar con el.

Christophe no pudo vivir para ver la película completada años después, ni tan siquiera para hacer un dueto con Jarvis Cocker, pero el director homenajea al cantante a través del personaje de Tip-top en la película (ficticio cantante de la película) y del espíritu francés y bohemio que se ve y se respira en gran parte de la película (la comida y la música, presentes en esta anécdota del director, también lo están a lo largo de la película del mismo).

The French Dispatch – The Private Dining Room of the Police Commissioner (by Roebuck Wright)

Toda la película es Wes Anderson (menuda perogrulladas ¿verdad?), pero la historia final es el sumun total del estilo del director, y así lo entiende también el bueno de Desplat, que entrega una partitura perfecta y monotemática que se ajusta milimétricamente a toda la disposición narrativa del director.

Con un estilo similar (que no igual) al de trabajos como en The Grand Budapest Hotel, Desplat presenta un tema principal que es el hilo conector de la última media hora de película, y que acompaña a las aventuras y desventuras del reportero Roebuck Wright, quien mientras es invitado a cenar por el comisario de la policía, asistirá al surrealista secuestro del hijo de éste y a su aún más surrealista operación de rescate, una maravillosa y divertida locura visual y narrativa (tan previsible como hilarante y desternillante).

Desplat es cómplice total de Anderson, y ambos construyen una historia musical y visual donde es fácil practicar la inmersión y dejarse llevar por la corriente, y que pone la guinda final al sabroso pastel cocinado en The French Dispatch.

La tercera historia tiene el mismo ritmo musical, o si se prefiere (que sería más correcto), el mismo tono, pero no por ello es algo monótono o repetitivo, ya que Desplat juega con el ritmo o los instrumentos para agilizar o potenciar lo que vamos viendo en pantalla  (persecuciones, humor, conversaciones…).

Es genial como en la escena de los presentadores de los raptores del hijo del comisario  (Kidnappers Lair) Deplast introduce los acordes de una guitarra en el tema central y como, a su vez, vemos en pantalla a Edward Norton, uno de los raptores, cogiendo una guitarra y comenzando a tocar las mismas notas (aparentemente) que oímos en pantalla. Lo dicho, la comunión visual y musical entre Anderson y Desplat es bestial.

En todos los cortes, ese tono ligero y cómico es enfatizado por instrumentos como el trombón tenor o la tuba, y los ritmos se conducen e intensifican a través del uso del piano (el principal obstinado rítmico de avance de los cortes en esta historia), los pizzicatos de los bajos (double basses y upright bass) o el uso del banjo, sin olvidarnos de los vientos (flautas o fagots), timbales (me encanta el uso de estos en las bandas sonoras de Desplat) o la celesta.

The Private Dining Room of the Police Commissioner es el perfecto corte que recoge a modo de ejemplo todo lo comentado anteriormente, definiendo perfectamente el tono de esta tercera historia. Desplat sabe jugar perfectamente con esta paleta musical, detectándose maravillosas virguerías habituales en el francés con los vientos (como el comienzo del corte Blackbird Pie) o la modulación en la acción, que arranca de forma divertida en Commandos, Guerrillas, Snipers, Climbers and the Jeroboam (hilarante escena), y que alcanza su cenit rítmico en el genial Animated Car Chase (uno de los mejores momentos musicales y cinematográficos del 2021 de lejos).

Cierra la historia una rendición final del tema central de esta historia con Lt. Nescaffier (Seeking Something Missing…), donde Desplat ofrece una contenida y delicada versión a modo de cierre.

Conclusiones Finales

The French Dispatch es otra obra musical de Alexandre Desplat que demuestra la excelente madurez musical del francés, que vive un gran momento de forma, y la perfecta simbiosis que forma con su pareja de baile Wes Anderson, dos «autores» que se entienden a la perfectamente y que, a día de hoy es imposible ver al uno sin el otro, complementándose perfectamente.

No tiene el punto de genialidad de obras como The Grand Budapest Hotel, pero si que es un ejercicio sólido y efectivo, resuelto con brillantez y lucidez, y con momentos musicales magistrales, como el mencionado Obituary. Altamente disfrutable, tanto dentro de la película como fuera de la misma.

The French Dispatch

  1. Obituary (3:30)
  2. After You’ve Gone – Gene Austin & Candy and CoCo (1:07)
  3. Simone, Naked, Cell Block-J Hobby Room (2:54)
  4. Fiasco – Gus Viseur (2:58)
  5. Moses Rosenthaler (2:29)
  6. I’ve Seen That Face Before (Libertango) – Grace Jones (4:30)
  7. Mouthwash De Menthe (1:56)
  8. Sonata For Mandolin And Guitar A-Dur K.331, Adagio – Boris Bjoern Bagger & Detlef Tewes (3:34)
  9. Cadazio Uncles and Nephew Gallery (1:56)
  10. “Inseguimento al Taxi (The Chase)” (From The Scent Of Mystery) – Mario Nascimbene (2:40)
  11. The Berensen Lectures at the Clampette Collection (1:51)
  12. L’Ultima Volta (From I Malamondo) – Ennio Morricone (2:34)
  13. Tu M’as Trop Menti – Chantal Goya (1:47)
  14. J’en déduis que je t’aime – Charles Aznavour (3:05)
  15. Fugue No.2 in C minor [The Well-Tempered Clavier – Book 2 BWV 871] – The Swingle Singers (1:19)
  16. Adagio (Bof Compte A Rebours) – Georges Delerue (3:13)
  17. Police Cooking (1:49)
  18. The Private Dining Room of the Police Commissioner (5:10)
  19. Kidnappers Lair (2:01)
  20. A Multi-Pronged Battle Plan (1:37)
  21. Blackbird Pie (0:53)
  22. Commandos, Guerillas, Snipers, Climbers and the Jeroboam (0:52)
  23. Animated Car Chase (1:52)
  24. Lt. Nescaffier (Seeking Something Missing…) (1:56)
  25. Aline – Jarvis Cocker (3:32)
Duración total: 61:05 minutos
Compositor: Alexandre Desplat
Sello: ABKCO Records
Formato: CD
Fecha de lanzamiento 22 de Octubre del 2021
The French Dispatch