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The Grand Budapest Hotel

Acabada en el 2013 y estrenada en el 2014, su llegada a los cines fue como un soplo de aire fresco (más aún para los que gozamos con el Universo de Wes Anderson).

The Grand Budapest Hotel (2014)
Compositor: Alexandre Desplat
Año: 2014
Lo mejor: Todo; el aroma musical de la Europa del Este, el tono Jazzy y los endiablados ritmos juguetones, con temas para todos los personajes.
Lo peor: Algunos temas quizás sean tan cortos, pero es que ni eso. Es divertida, fresca y original, un soplo de aire fresco NUESTRA NOTA

De hecho, las recientes nominaciones a los Oscar han puesto de manifiesto las sensaciones de que estábamos ante un producto de gran calidad, sin concesiones al gran público,  y que probablemente solo disfruten los amantes del director (cine de autor) o los que se dejen llevar por su exquisitez , su surrealismo y su mala leche, todo ello envuelto en una artificiosa y maravillosa aureola de clasicismo.

En cuanto al francés, Alexandre Desplat, firma el que podría ser, sin lugar a dudas, su mejor año, independientemente de que hablemos de alguna de las bandas sonoras del 2014 sea su mejor obra (para el que escribe, The Grand Budapest Hotel es un auténtico banquete, y una de sus obras más redondas y maduras, de una gran riqueza temática).  ¿Se llevará la ansiada estatuilla? Si de mi dependiese, SI.

The Grand Budapest Hotel – La Película

Tratar de resumir el argumento de una película de Wes Anderson suele ser tarea harta complicada, especialmente por la multitud de personajes que, de una u otra forma, tienen su papel en la trama, y con ellos, toda clase de sentimientos flotando en el aire, adornado con un tono surrealista, cómico y ácido. O te encanta y te seduce hasta el último detalle, o lo aborreces hasta límites insospechados. Todo depende de cada uno.

Lo que está claro es que la Academia ha reconocido los méritos de la que podría ser una de las ganadoras del año; 9  nominaciones donde destacan por un lado apartados técnicos (maquillaje, fotografía, montaje, diseño de vestuario y diseño de producción) y por otro lado los artísticos (mejor película, mejor director, mejor guión original y mejor banda sonora).

Lo normal, conociendo los gustos de la Academia, es que se nos pueda ir de vacío, pero no debiera; simplemente el fantástico guión original, la banda sonora o la fotografía son merecedoras del Oscar.

Llama la atención, además, que con un excelente plantel de actores, todos ellos enormes, sea cual sea su contribución, no encontramos una sola nominación al mismo; quizás la más clara y justa hubiera sido a Ralph Fiennes, enorme toda la película, y como secundario para Tony Revolori como el joven Moustafa.

En cuanto al argumento, destacar la facilidad de Wes Anderson para en 99 minutos contarnos muchísimo más que muchas de las películas que habitualmente nominan a los Oscar, y que exceden tranquilamente las dos horas largas (pasando incluso las dos horas y media). No se trata de metraje, sino de profundidad, de la línea argumental, de la inmensa cantidad de detalles que contiene la película (para perderse y seguir descubriendo cosas con cada visionado) y de la necesidad de saber contar historias con lo estrictamente necesario, evitando los excesos (y no me refiero a los habituales del cine de Anderson, maravillosos todos ellos).

Para empezar, fantástico el comienzo estilo muñeca rusa, haciendo un viaje temporal desde el presente hasta los años 30; Wes introduce a una chica que lee un libro en los tiempos actuales, mostrando la lectura del prólogo escrito por el escritor en 1985, interpretado por Tom Wilkinson, donde se nos relata que la historia que se nos va a contar se basa en una visita que llevó a cabo en 1968 al Gran Hotel Budapest, donde el joven escritor, ahora interpretado por Jude Law, conoce a Zero Moustafa, un gran F. Murray Abraham, dueño del  hotel, quien a su vez le narra al escritor la historia de cómo se erigió dueño del hotel, lo que hace remontarse la historia a 1932 (maravilloso todo ello).

Este mismo recurso cinematográfico, lo que otorga a la historia una concepción clásica y novedosa de narración, es reutilizado, de la misma forma, pero a la inversa, para cerrar la película.

La historia, la principal (la que nos concierne), nos sitúa pues en 1932, donde se nos presenta a M. Gustave (un Ralph Fiennes impagable, en uno de sus mejores papeles), conserje del Gran Hotel Budapest, quien entablará amistad con un joven Moustafa, convirtiéndose éste en su protegido, un mozo de portería (“¿Es verdad que, de un modo subrepticio, ha contratado a este joven para el puesto de mozo portería?”).

Gustave no está por la labor, pero finalmente Moustafa, tras un tercer grado de lo más divertido entra a formar parte del staff del hotel, donde Gustave goza de una excelente reputación, cuidando al detalle la satisfacción de todos los clientes del Gran Hotel Budapest (y sus caprichos), especialmente las señoras mayores, su debilidad (ancianas, rubias, ricas, inseguras, ….), con quienes cruza el límite constantemente… Un canalla, vamos, aunque adorable (es imposible no empatizar con él).

Precisamente es su debilidad la que nos lleva al núcleo argumental de la trama; el asesinato de sus “amantes/queridas”, la anciana Madame D (la familia Desgoffe und Taxis), interpretada por una siempre genial y marciana Tilda Swinton.

Gustave y Moustafa acuden raudos al funeral, donde el albacea de la familia, Vilmos Kovacs (impagable Jeff Goldblum) anuncia que Madame D ha dejado en testamento un cuadro de incalculable valor (el niño con manzana) a Gustave, lo que provoca malestar entre los descendientes de Madame D, especialmente en su maquiavélico hijo Dmitri (un genial Adrien Brody), acompañado de su mano derecha, el siniestro investigador privado J.G. Jopling (brutal Willem Dafoe, que literalmente mete miedo).

Todo ello originará un cúmulo de situaciones y extrañas circunstancias que llevarán a Gustave a robar el cuadro sin haberlo heredado aún legalmente (en complicidad con Moustafa) y acabar yendo la cárcel acusado de matar injustamente a Madame D.

Y todo esto en solo media hora… todo lo que sigue es una auténtica maravilla, con exquisiteces visuales una tras otra, donde conoceremos a la chica que amaba Moustafa, la brutalidad de Jopling, la hermandad de las llaves cruzadas (con Bill Murray en aparición estelar), la cárcel (donde conoce Gustave a Ludwig, un genial Harvey Keitel)  hasta llegar incluso a la ocupación nazi, con un tramo final vibrante, aderezado con un bello y melancólico epílogo.

Y repito… todo ello en hora y media (¿Quién dijo que no se pueden contar historias interesantes con la suficiente profundidad emocional, delirantes y ácidas?).

Y sin olvidarnos de citar el nombre de muchísimos más actores que aparecen en la película: Edward Norton, Owen Wilson, Jason Schwartzman, Saoirse Ronan, Bob Balaban o Matthiew Amalric, algunos habituales en el cine de Wes, como Jason.

Lo dicho, no hay nada que desentone en ésta película, todo encaja y funciona perfectamente. Definitivamente, una de las películas del 2014.

The Grand Budapest Hotel – Anécdotas y Curiosidades

  • Las 3 líneas temporales de la historia, 1932, 1968 y 1985 fueron rodadas con diferentes ratios de visión (1.33, 1.85 y 2.35:1)
  • El hotel está situado en la ficticia República de Zubrowka, que por las localizaciones y los escenarios (así como la música) bien podría ser un país de Europa del Este, a más señas alpino. Cerca de Rusia, cerca de Rumania, cerca de Alemania… quien sabe.
  • El guión original de Wes Anderson, nominado a los Oscar, está inspirado en los escritos del escritor austriaco Stefan Zweig, en concreto en la novelas Twenty-Four Hours in the Life of a Woman (1927) y Beware of Pity (1939), además de su autobiografía, The World of Yesterday (1934-42).
  • De gran recorrido mundial (especialmente europeo y latinoamericano), y de tendencia izquierdista, el escritor Zweig y su segunda esposa se irían a vivir a Petrópolis (Brasil) en 1941, suicidándose el 22 de febrero con el convencimiento de que la Alemania nazi se expandiría por todo el mundo (sus libros habían sido prohibidos en la Alemania nazi de 1936). Curiosamente, la historia original del Hotel Budapest que Moustafa cuenta al joven escritor finaliza con la ocupación alemana, donde da por terminada su historia en un excelente y melancólico epílogo final.
  • Para la excelente ambientación y los escenarios se planteó la posibilidad de utilizar ordenador. Wes se negó, prefiriendo recurrir en lo posible a localizaciones, y cuando no, a miniaturas, que pese a notarse deliberadamente esa artificialidad, le confería a la película un toque exquisito y surrealista muy propio para el Universo Anderson (quienes hayan visto, por ejemplo, The Life Aquatic with Steve Zissou me entenderán perfectamente).
  • La película es una producción alemana e inglesa, y gran parte de la misma está rodada en Alemania, concretamente en Görlitz, o en los Estudios Babelsberg, a las afueras de Berlín. Además, la ciudad de Görlitz no ha acogido pocos rodajes modernos: Inglorious Bastards, The Reader, The Book Thief o la nefasta versión de Around the World in 80 Days de Jackie Chan.
  • El tono rosa del hotel está basado en el Bristol Palace, un hotel situado en Karlovy Vary (la República Checa).
  • La mansión de Madame D, ‘Schloss Lutz’ (la que da origen al conflicto de la película), es en realidad el castillo de Hainewalde, que fue ocupado en 1933 por las tropas nazis y usado como campo de concentración provisional para prisioneros políticos. Tras la  guerra, se convirtió en una casa residencial, estando vacía desde 1972. Una asociación privada fundada en el 2002 trabaja en su preservación.
  • Pese a que el exterior del hotel y el funicular son miniaturas, el fastuoso y maravilloso vestíbulo del hotel es real, en concreto Görlitzer Warenhaus, un gran almacén de 1913 situado en el extremo oriental de Demianplatz, que permanecía cerrado y en espera de demolición, hasta que llegó el equipo de producción de la película (de hecho, el mismo se alojó en el último piso). El director estuvo a punto de comprarlo, pero tras el rodaje se encuentra en proceso de restauración.

El universo Anderson y el universo Desplat: Andersplat

Desde que se conocieran allá por 2009, con Fantastic Mr Fox, peculiar película de animación, Wes Anderson y Alexandre Desplat parecen entenderse perfectamente (al primero le gusta mucho introducir piezas musicales de todo tipo en sus películas, incluso adaptar música clásica o tradicional, y el segundo ha sabido ganarse el puesto, añadiendo la dimensión musical necesaria sin renunciar a su propio estilo). De hecho, Desplat fue nominado al Oscar por su excelente trabajo en Fantastic Mr Fox.

Moonrise Kingdom (2012) fue su siguiente colaboración, otra excelente comedia ácida de Anderson donde había gran cantidad de música clásica contemporánea y algunas canciones, aunque con poca presencia (aunque relevante) de música del francés. Los ritmos juguetones aquí serán un anticipo de algunas líneas musicales del Hotel Budapest, el germen de un estilo por llegar (aunque sin el colorido de la Europa del Este).

Si bien no fue nominada, si lo ha sido la tercera (y mejor) colaboración de ambos (sin lugar a dudas), donde Desplat le gana el pulso a Anderson, logrando que el 90% de la música de la película sea del francés.

El resultado es exquisito, rítmico y memorable, con motivos musicales que los aficionados al francés (y los amantes del cine de Anderson) recordarán y disfrutarán una y otra vez en audición aislada, como es mi caso.

Sin lugar a dudas, este trabajo merece estar en el podio, por derecho propio, entre uno de los más destacados del 2014, y muy probablemente (en mi humilde opinión) merezca llevarse el Oscar.

Análisis Temático – Bienvenidos al Universo Andesplat

La partitura de Desplat se compone, esencialmente, de tres motivos centrales, donde añadiría dos más; uno para el siniestro J.G. Jopling y otro para Luzwig, y si me apuras, un pequeño apunte musical esbozado, un tema para la policía de Lutz, un apéndice del motivo de los Viajes, Persecuciones y demás Aventuras. Todos ellos, eso sí, comparten instrumentación de Europa del Este (cimbalones, cítaras y balalaikas), configurando un todo homogéneo (el mismo aroma musical), aunque temáticamente heterogéneo (Cada tema es perfectamente reconocible).

También introduce elementos como la celesta o el glockenspiel, que le dan  un tono como de cuento, también entroncando con el clima y la estación del año (probablemente invierno…  o no).

Los temas en cuestión son:

  • Tema de Moustafa
  • Tema de Madame D (aka Tema de Dmitri)
  • Tema de los Viajes  (Something for Gustave)
  • Tema de J.G. Jopling
  • Tema de Luzwig
  • Tema de la Milicia/Policía de Lutz

Además, en la linea de las películas de Wes Anderson, nos encontramos con música ajena al compositor (Source Music) que sirve para ambientar la historia y que, afortunadamente, no desentona para nada con el material compuesto por Desplat.

Breves Curiosidades

Al escuchar la partitura de Alexandre Desplat uno descubre que el compositor ah hecho sus deberes. Hay quien disfrutará más (Servidor) o menos con este trabajo, dentro o fuera de la película, pero lo que es incontestable es que la música responde al contexto geográfico, histórico y emocional de la película.

Geográfico por la instrumentación utilizada, muy de la Europa del Este, especialmente la cuerda pulsada, visible en instrumentos como el cimbalón y la cítara (con ese toque húngaro) o el sonido ruso de las balalaikas (las típicas guitarrillas que tanto nos emocionaron en Doctor Zhivago).

Histórico por el tono jazzy de la partitura; el bajo y la batería de escobilla son muy de aquella época, los años 30, con ese sonido rítmico tan maravilloso que hoy día poco (o nada) vemos y oímos en el cine (que bien lo hacían gente como Henry Mancini o Lalo Schifrin).

Y emocional porque, para eso, Desplat es un compositor de música de cine; sabe unir el contexto geográfico con el emocional en el tema de Moustafa, ofreciendo variaciones de todo tipo (desde alegres como el tema central del personaje, hasta melancólicas como en The Mystical Union), o convertir un tema de un personaje en el motivo de los villanos con la inclusión del órgano, sin olvidarnos del tono de cuento que tiene en muchos momentos (también estacional) con el uso de la celesta y el glockenspiel.

Y hay aciertos maravillosos como el tema de Jopling, un ser que parece hacer surgido de lo más profundo de la noche, un maldito vampiro (el Nosferatu de Murnau o el Drácula de Stoker, ambos afincados en la Europa del Este) con toques nazis-psicóticos. El órgano representa la principal característica, y las baterías militares lo ssegundo (especialmente en el caso de Dmitri).

También es curiosa la simetría compositiva; si Wes Anderson abre y cierra la película de la misma forma, con el mismo recurso, igual hace el amigo Desplat. El primer tema que se oye (si salvamos los metales alpinos del tema del funicular, un corte de 36 segundos), es el motivo de Moustafa, y el que cierra la partitura, en tono más melancólico, es también para Moustafa. Al principio, el tema de Madame D nos muestra el conflicto de la historia, conflicto que se traslada, musicalmente, a los villanos de la función, donde entra en liza el juego el tema de acción, es decir, el de los viajes y persecuciones, que acompaña en todo momento a las aventuras de Gustave y Moustafa, volviéndose el hilo conductor en el tramo final.

Por cierto, hay un genial uso de los ritmos percusivos, con especial mención a los timbales en el tema de Luzwig, que me recuerdan a aquella pieza de Birth llamada Timpani, donde Desplat se despachaba a gusto con este instrumento musical.

Si el año pasado Philomena se coló en los Oscar sin ser una banda sonora nominable (aunque viendo el nivel, perfectamente se podía nominar), este año Desplat ha participado con cinco composiciones que, salvo Unbroken (que cumple perfectamente sin más, con un buen tema), cualquiera de las otras cuatro podían ser perfectamente nominables (bueno, 3, porque The Monuments Men fue un fracaso de película a muchos niveles, desinflándose completamente).

No estando Thomas Newman, y tampoco rivales reseñables (exceptuando el ganador del globo de oro), este debería ser el año de Desplat, por ésta (para mi la verdadera ganadora) o The Imitation Game. Creo que ya toca (aunque bueno, también le tocaba ya a Thomas Newman y asi estamos, esperando).

Que más dará, ¿no?

Tema  de Moustafa

Se podría decir que es el tema central (es el personaje que narra la historia, y él es parte indispensable en el devenir de los acontecimientos). La presentación de éste personaje en concreto, si salvamos al escritor (un peón necesario para entrar en materia), es el verdadero inicio de la historia principal.

El mejor corte es el tercero, Mr Moustafa, donde se nos desarrolla el tema completa: Desplat introduce primero la cítara, y acto seguido el cimbalón húngaro, para meternos en materia, ambos instrumentos de la Europa del Este, enunciando el maravilloso, rítmico y alegre motivo de Moustafa, con un magistral arropamiento de balalaikas, momento en el que la celesta pasa a enunciar el motivo durante unos segundos, para dar relevo de nuevo a la cítara y al cimbalón.

Durante todo el corte, un bajo marca el ritmo, llegando incluso a entrar en escena  la típica batería de escobilla de los años 30 (pasado el minuto 2), añadiendo un toque jazzy al conjunto final, con acompañamiento del glockenspiel (un sonido de campanilleo maravilloso, muy de cuento de hadas).

Como se puede observar, solo este tema ya añade una riqueza temática y una construcción maravillosa, donde Desplat apunta haber hecho deberes, y saber meternos en situación (diversión y contexto geográfico-temporal).

Este motivo aparece a lo largo de todo la partitura, destacando en algunos momentos brillantes, especialmente en el tramo final. Por ejemplo, la delicada y melancólica versión de The War (Zero’s Theme), donde Desplat construye un breve y dramático corte con el tema de Moustafa, donde musicalmente se nos relatan las vicisitudes del joven chico, un inmigrante exiliado de la guerra, todo ello a través del cimbalón principalmente.

Third Class Marriage sigue similar desarrollo y tono (bella apertura de la cítara y posterior entrada de las balalaikas, donde incluso el arpa se cuela en la fiesta), o el corte que cierra la película, The Mystical Union, donde asistimos a la boda entre Zero y Agatha, con todos los conserjes (Gustave incluido) de la hermandad de las llaves cruzadas.

Aquí, un silbido melancólico, acompañado de balalaikas, abre el corte, de bella factura, y que sirve para que Zero nos cuenta el final de una bella aunque melancólica historia (de ahí el tono musical final, completamente acertado), con la celesta y el glockenspiel cerrando (se acabó el cuento, nos viene a decir Desplat)

El tema de Moustafa también aparece, aunque no desarrollado, en el genial The Society of the Crossed Keys, donde Gustave pide ayuda a sus iguales, y donde una excelente narración visual permite ir pasando de conserje en conserje, y de hotel en hotel, vía llamada telefónica, donde descubrimos, en cada una de esas llamadas, la importancia de tener un buen mozo de portería (divertida narración visual de Anderson, de nuevo).

Pizzicatos, cítaras, cimbalones, balalaikas, percusión (maravillosos los timbales y los snare drums, que le dan casi un toque militar, o el glockenspiel) y la batería construyen un magistral corte rítmico (uno de los mejores de lejos), donde asoma el tema de Moustafa, aunque la melodía principal de este corte parezca llevar vida apropiada (el motivo de Zero sirve para reflejar la importancia de los mozos de portería para sus conserjes).

En Cleared of all Charges, Desplat nos devuelve el tono optimista y alegre del corte 3, para el momento en el que es resuelta la inocencia de Gustave en el clímax final; tras una apertura tensa, el arpa disipa las dudas y de nuevo emergen las balalaikas y la cítara para traernos la versión triunfal del tema de Moustafa.

Sin lugar a dudas, este tema es la joya de la corona, abre y cierra la partitura, aunque no es la única maravilla, como veremos a continuación.

Tema  de Madame D

Es el motivo más curioso de todos, porque 1) define a la misteriosa y mística Madame D, 2) es el tema que nos lleva a la trama principal de la película, relacionándolo con Gustave (de hecho, el tema que se esboza en el corte M. Gustave H. Overture es una especie de eco del motivo de Madame D), y  3) sirve para presentarnos, en un tono siniestro a través del órgano, al hijo de de Madame D, Dmitri Desgoffe und Taxis.

Cuando  Moustafa nos presenta a Gustave, tras sonar esa breve overtura, el motivo emerge en pantalla la surrealista y el exagerado drama (pura comedia) para la despedida de Madame D con Gustave, quien parte rumbo a su mansión (A Prayer for Madame).

El tono musical del tema está entroncando en la sonoridad de la Europa del Este, enunciado por el cimbalón y las balalaikas (en la parte final el glockenspiel y la celesta hacen acto de aparición).

En contraste, acto seguido, The New Lobby Boy nos muestra la continuación de la despedida de Madame D, con una maravillosa versión del motivo a través del bajo y  una pandereta, que toma un tono jazzy cuando entra en juego la batería de escobilla, acompañando al cimbalón y las balalaikas, mientras vemos en pantalla como Gustave da órdenes precisas a Moustafa para que ponga una vela para velar por Madame D y traerle un pastel al conserje con lo que sobre de la moneda que le ha dado.

En  el breve corte Schloss Lutz Overture, Gustave y Moustafa llegan a bordo de un taxi a la mansión Schloss Lutz, donde vivía Madame D, donde Desplat nos deslumbra con una brillante fanfarria de metales para el momento de la llegada, con aparición del glockenspiel y el órgano.

El corte The Family Desgoffe und Taxis recupera el tono del tema A Prayer for Madame, añadiendo baterías militares al final (snare drums), un tono musical que anticipará las conexiones de algunos miembros familiares con los nazis, lo que nos lleva al brillante momento de la lectura del testamento, Last Will and Testament, donde se nos presenta al pedante albacea (genial Goldblum) y a los villanos (Brody y Dafoe), con el tema de Madame D como hilo conductor (genial entrada musical, rozando lo absurdo y cómico en pantalla) hasta encontrarnos de lleno con el motivo de ese psicópata nazi llamado Jopling, el esbirro de Dmitri.

El tema de Madame D es, pues, una pieza fundamental en el primer tercio de la película, pero su uso es de lo más curioso. En su presentación es solemne, excesivo y dramático (tres en uno como los huevos kínder). De nuevo el cimbalón y las balalaikas son esenciales aquí. Este tema acompaña a todo lo relacionado con Madame D al inicio (la despedida de Gustav y su vuelta a casa).

Con la muerte de Madame D se vuelve trágico, transformándose  finalmente siniestro gracias a la intervención del órgano a la llegada de los protagonistas a la mansión de Schloss Lutz para la lectura del testamento, donde el tema cede el testigo a Dmitri y Jopling, entonado de forma negativa, reflejando así la vileza del dúo calavera (vaya par).

Tema de los Viajes, Persecuciones y demás Aventuras

Es curioso que Gustave, el personaje principal de la historia narrada por Moustafa, no tenga un tema central definido (quizás porque, al final, el narrador es la voz principal, definiendo el tono de la partitura). No obstante, como titularía el bueno de Henry Mancini, este tema podría ser el Something for Gustave, ya que acompaña al personaje (además de a Moustafa) en todas sus peripecias.

Este motivo, de tono jazzy en muchos momentos, es utilizado por Desplat para todos los desplazamientos, así como  demás persecuciones y aventuras que vivan nuestros protagonistas, destacando los diez minutos finales, un auténtico banquete musical de gran calidad.

La primera aparición tiene lugar en Daylight Express to Lutz, así como en el regreso de la mansión al Hotel Budapest, Night Train to Nebelsbad. Los metales (grandiosos, seña de identidad de este motivo, y otorgándole un tono de grandeza), el glockenspiel, la pandereta, el cimbalón, balalaikas y cítara construyen el motivo con la batería de escobilla como ostinato de avance (en éste caso casi simulando el sonido del tren).

En el tramo final del Daylight Express to Lutz encontramos un tema más militar y percusivo, con crescendo final de snare drums y timbales, un breve e intenso motivo que Desplat asocia a la policía de Lutz, del que hablaremos posteriormente.

En el segundo corte, el viaje de vuelta, destaca la magistral presencia del bajo, que junto con la batería de escobilla permite el lucimiento primero del glockenspiel, y posteriormente del arpa. Una gozada.

También sirve este tema para dar lustre a la policía de Lutz, otorgándole un toque más militar con los timbales, explosionado finalmente este matiz en el internamiento en la cárcel de Gustave en  prisión, en el breve aunque intenso Check Point 19 Criminal Internment Camp Overture.

El motivo parece querer reaparecer en el comienzo del percusivo Escape Concerto (asoma pero desaparece ante la fuerza de la huida programada por Luzwig, cuyo motivo tiene una presencia protagonista), pero es en M. Ivan (genial Bill Murray) donde de nuevo reaparece de forma rítmica y jazzy, con Ivan, Moustafa y Gustave a bordo de un taxi, recibiendo instrucciones de la sociedad de las llaves cruzadas.

Finalmente, Desplat se lanza a una fiesta musical de altos vuelos en los últimos diez minutos finales; Canto at Gabelmeisters’ Peak nos ofrece de nuevo una versión rítmica y jazzy del motivo, aunque aquí introduce cánticos gregorianos (maravillosa toda la escena final con la llegada de los protagonistas hasta el monasterio, donde entablan conversación con el mayordomo francés de Madame D).

Poco dura la paz, pues Jopling despacha al francés y pasamos a la persecución más trepidante y absurda de la película (y ya puestos, de la historia del cine);  con un tono de cartoon de la warner, Moustafa y Gustave se lanzan a la persecución de Jopling a bordo de un trineo, mientras éste baja esquiando, todo ello a toda pastilla.

La música es trepidante, desarrollando el motivo de la persecución, donde asistimos a una fase musical trepidante con el cimbalón interpretando las notas musicales a toda castaña (transmitiendo esa sensación de velocidad); puro virtuosismo musical, una delicatesen.

En A Troops Barracks (Requiem for the Grand Budapest), el otro corte de cinco minutos, nuestros protagonistas, tras librarse de Jopling, vuelven al Budapest para recuperar el cuadro, con la mala suerte de que los nazis han tomado el Hotel, aunque trazarán un plan de acción para recuperar el cuadro con la ayuda de Agatha.

Aquí el tono es militar total; timbales y baterías militares (snare drums) marcan el ritmo constantemente, con simbología nazi ocupando el hotel. La aparición del órgano, de nuevo, viene acompañada de la presencia de Dmitri, quien se cosca de la presencia de Agatha, complicándose todo.

La sección de metales (maravillosas trompas), de nuevo poderosos y solemnes, emergen para trazar fanfarrias especialmente al comienzo del tema, y tras un estallido de órgano (donde Dmitri, enfadado, incrementa el ritmo de persecución), asistimos a un genial y absurdo tiroteo con la música acompañando de forma sutil, sin ser intrusiva.

Estos diez minutos finales, sin lugar a duda, podrían ser la perfecta muestra del estado de gracia del francés y una de las razones para alzarse con la estatuilla. Lo dicho, una maravilla.

Tema de J. G. Jopling

Es tan fuerte la presencia visual de éste personaje (entre ridícula y aterradora, aunque más lo segundo, sinceramente) que Desplat nos brinda un motivo musical a la altura de este magistral villano.

Jopling es presentado en sociedad en Last Will and Testament, el momento de la lectura del testamento. Cuando la cámara enfoca a Dmitri y Jopling (impagable momento visual donde éste último tiene cara de perro asesino) Desplat ofrece un tema siniestro, a la par que rítmico y divertido. Es la génesis del motivo de Jopling, que escucharemos en todo su esplendor en el tema J.G. Jopling, Private Inquiry Agent.

Aquí, Desplat abre con un inquietante sonido de órgano (por momentos me recuerda a su papel de Nosferatu en La Sombra del Vampiro, con un tono musical clásico y siniestro), donde el cimbalón y las balalaikas, instrumentos bandera por antonomasia de la partitura, enuncian un motivo repetitivo e incisivo, con el bajo o la pandereta apareciendo fugazmente, hasta que unos coros masculinos cantan un absurdo y maravilloso ritmillo (Baaaaa-rum, Te-rum Te-rum-Term-Te-rum, Baaaaa-rum….) sumándose el órgano para dar por cerrada la presentación del personaje, totalmente surrealista e inquietante, mientras se aleja de la mujer a la que estado interrogando/atemorizando (la hermana del mayordomo francés de Madame D).

Por último, tenemos uno de los mejores cortes (y por ende, de las mejores escenas de la película), donde Jopling sigue al abogado Vilmos Kovacs en The Cold-Blooded Murder of Deputy Vilmos Kovacs. No solo es uno de los mejores cortes de la película, sino una de las mejores escenas, y ya puestos, de lo mejor del 2014 de lejos.

La construcción es magistral, totalmente ajustada a las imágenes, donde el tema de Jopling aparece con un ritmo endiablado que va cogiendo velocidad en el tramo final, camino que recorre con todo tipo de sonoridades rítmicas, y donde el cimbalón (acompañado magistralmente por el bajo) es sustituido en el clímax final por el órgano que hace las veces de éste para enunciar el tema de Jopling, desembocando en un crescendo final crispante y aterrador donde el asesino consigue a su presa (magistral la escena de la persecución en el museo, un lujo de dirección y fotografía como pocas veces disfruté en años).

Tema de Luzwig

Luzwig es el cabecilla de un grupo de presos que idea un estrambótico y ridículo plan de huida de la cárcel (estrambótico y ridículo cuando lo veamos en pantalla). Es pensar una y otra vez en ésta escena y no puedo para de reírme, sinceramente.

El corte que Desplat nos brinda aquí está lleno de percusiones de todo tipo, que dan la sensación de constante movimiento, una característica que se apega al personaje, maquinando y urdiendo el plan de huida, plan al que se adhiere Gustave, formando parte esencial de él a través de la colaboración, desde fuera de la cárcel, de Agatha y Moustafa.

A  Dash of Salt (Luzwig’s Theme), Desplat introduce un juego divertido de percusiones (baterías, timbales), donde se añaden la campana e incluso palmadas, añadiendo un toque jazzy con la batería de escobilla.

Más rítmico y variada es la huida, Escape Concerto, digna de ver mil veces en pantalla, donde Desplat incrementa los elementos percusivos (como los triángulos), y sigue con el tono jazz con el bajo y la batería de escobilla, añadiendo un estupendo ritmo de acción al minuto y cuarenta, donde uno de los presos entabla pelea a muerte con varios policías.

Tema de la Milicia/Policía de Lutz

Como ya habíamos comentado, la primera aparición de este breve motivo está en el tramo final del corte Daylight Express to Lutz , un tema de corte militar y percusivo.

El breve y genial corte The Lutz Police Milita nos devuelve ese tono percusivo, aunque más suave y más rítmico, explosionando en la fanfarria Check Point 19 Criminal Internment Camp Overture, el triunfo de la policía al capturar e internar a Gustave como principal sospechoso del crimen a Madame D.

Hay algunas breves apariciones posteriores, donde Edward Norton siempre representa al principal cabecilla de la policía, destacando el tramo final, donde la policía también juega un papel esclarecedor en el clímax final.

No obstante, este subtema vendría enganchado al motivo de los Viajes, Persecuciones y Demás Aventuras. Aún con esas, si tiene cierta entidad, pero solo reseñable por la capacidad de Desplat para extraer un matiz adicional del tema raíz.

Source Music

Anderson, amigo él de incluir (con criterio) música a modo de source music o de hilo conductor, no deja atrás la sana costumbre y aquí introduce materialen la línea de lo que Desplat ofrecerá, formando un tono homogéneo que para nada desentona con la partitura (pudiendo escucharse todo perfectamente junto).

Por ejemplo, la brillante y alegre pieza de Vivaldi Concerto for Lute and Plucked Strings I. Moderato, que acompaña al inicio de la relación de Moustafa y Agatha, dándole un aire alegra y vivaz a través del clavicordio.

O el corte de apertura, un canto tirolés al estilo de los Alpes, o el bello y lírico tema The Linden Tree, del compositor Vitaly Gnutov, interpretado por la Osipov State Russian Folk Orchestra.

Aunque destacan, por encima de todo los dos cortes finales, Kamarinskaya y Moonshine, ambos incluidos en la película a modo de end credits, dos piezas vibrantes y rítmicas, con un tono musical ruso muy acentuado.

El primero, interpretado por la Osipov State Russian Folk Orchestra y compuesto por Vitaly Gnutov, es todo un prodigio musical a través de las panderetas y las balalaikas, de ritmo endiablado, mientras que el segundo es un arreglo de la pieza tradicional Moonshine llevado a cabo por Alexandre Deplat, donde además de las susodichas balalaikas y un ritmo de bajo a modo de ostinato, acabarán incorporándose a la fiesta los coros masculinos e incluso el órgano. Una auténtica fiesta musical digna de tan suculento manjar compositivo.

En conclusión

Sinceramente, es una partitura adictiva, esencial en la película (un personaje más); es fresca y divertida, homogénea y heterogénea a la vez, y una de las mejores y más divertidas obras de Alexandre Desplat, realmente original.

Sin lugar a dudas, se ha convertido en una de mis guilty pleasure, una de esas que no podré dejar de escuchar cada año, y cuya sola audición me recordará cada esquina y arista de esta maravillosa y exquisita película.

Listado de Temas

01. s’Rothe-Zäuerli Öse Schuppel
02. The Alpine Sudetenwaltz- Alexandre Desplat
03. Mr. Moustafa- Alexandre Desplat
04. Overture: M. Gustave H- Alexandre Desplat
05. A Prayer for Madame D- Alexandre Desplat
06. The New Lobby Boy- Alexandre Desplat
07. Concerto for Lute and Plucked Strings I. Moderato Siegfried Behrend & DZO Chamber Orchestra
08. Daylight Express to Lutz- Alexandre Desplat
09. Schloss Lutz Overture- Alexandre Desplat
10. The Family Desgoffe und Taxis- Alexandre Desplat
11. Last Will and Testament- Alexandre Desplat
12. Up the Stairs/Down the Hall- Alexandre Desplat
13. Night Train to Nebelsbad- Alexandre Desplat
14. The Lutz Police Militia- Alexandre Desplat
15. Check Point 19 Criminal Internment Camp Overture- Alexandre Desplat
16. The Linden Tree Osipov State Russian Folk Orchestra, Vitaly Gnutov
17. J.G. Jopling, Private Inquiry Agent- Alexandre Desplat
18. A Dash of Salt (Ludwig’s Theme) – Alexandre Desplat
19. The Cold-Blooded Murder of Deputy Vilmos Kovacs- Alexandre Desplat
20. Escape Concerto- Alexandre Desplat
21. The War (Zero’s Theme) – Alexandre Desplat
22. No Safe-House- Alexandre Desplat
23. The Society of the Crossed Keys- Alexandre Desplat
24. M. Ivan- Alexandre Desplat
25. Lot 117- Alexandre Desplat
26. Third Class Carriage- Alexandre Desplat
27. Canto at Gabelmeister’s Peak- Alexandre Desplat
28. A Troops Barracks (Requiem for the Grand Budapest)- Alexandre Desplat
29. Cleared of All Charges- Alexandre Desplat
30. The Mystical Union- Alexandre Desplat
31. Kamarinskaya Osipov State Russian Folk Orchestra, Vitaly Gnutov
32. Traditional Arrangement: Moonshine- Alexandre Desplat

Duración total: 59:49
Compositor: Alexandre Desplat
Sello: ABKCO Records
Formato: CD
Fecha de publicación: 3 de Marzo 2014
Premios: Nominada a Oscar  2014