No te Preocupes… Esto Jerry lo arregla
Son casi las cuatro de la tarde de un viernes 4 de mayo del 2018, y a poco que haga una parada, llegaré a Bilbao cerca de las siete, rumbo a mi alojamiento y de ahí a la gala de inauguración del FANT. Demasiado justo todo, y no será porque no lo sabía, pero el trabajo es trabajo, y uno arranca cuando puede.
Evidentemente, rápida selección de CDS para el viaje; por ir preparando un poco el calor del MOSMA, John Powell en vena, Paycheck y AntZ, y por supuesto, Jerry Godsmith, y como no… algo vinculado a Joe Dante.
No me digas la razón, pero sin dudar me cojo Small Soldiers, y antes de llegar justo a Bilbao, caen dos reproducciones. Como te echo de menos Jerry… que música, que emotividad, que épica.
Ir conduciendo y comenzar a sonar el Assembly Line de Small Soldiers hace que se me dispare el corazón y, de paso, el indicador de velocidad (reduce, Rubén, reduce). Ya no se hace música como la de antes…
Al ritmo militar y épico de Small Soldiers llego a Bilbao, y gracias a la intervención divina de mi amiga Vane y la casera de mi alojamiento, llego temprano a la gala a tiempo para ver a Joe Dante posando y firmando con todo aquel que se lo pide. Paciencia Infinita…
Mientras entro, me vienen la memoria retazos de mi infancia y juventud, con nombres como Steven Spielberg, John Carpenter, David Cronenberg, Tobe Hooper o el caso que nos ocupa, Joe Dante. Y si tuviese que elegir quien fue el verdadero impulsor de mi pasión por el cine elegiría dos nombres, Spielberg y Dante, y se resumiría, básicamente, en dos películas, E.T. (1982) y Gremlins (1984). Así de resumido.
Mi despertar cinematográfico y musical están vinculados a esas dos películas; E.T. en el cine con mis padres, Gremlins en un beta casero de alquiler, con cinco reproducciones en dos-tres días (que tiempos aquellos, cuando el videoclub era un templo, un auténtico mar de tesoros donde bucear).
Evidentemente, ir a Bilbao al FANT con la excusa de Joe Dante fue todo un acierto; buen cine, buena compañía y buena comida (sí, Bilbao me encanta, me siento como en casa, Gijón; son lugares donde me siento a gusto).
Y por supuesto, ver a Joe Dante es equivalente a recordar a Jerry Goldsmith, como quedó patente en la charla de presentación del libro escrito por Álvaro Pita sobre la figura del maestro, focalizándose la exposición sobre The Twilight Zone (En Los Límites de la Realidad, 1983), película bisagra en el salto cinematográfico del Dante Pre-Twilightz Zone y el Dante Post-Twilight Zone.
Y en ese salto, se quedó en el camino el bueno de Pino Donaggio, quien había hecho un excelente trabajo en Piranha (Piraña, 1978) y The Howling (Aullidos, 1981). No fue personal; el camino de Joe Dante se cruzó con el bueno de Jerry Goldsmith, a quien Spielberg había contratado previamente en Poltergeist (1982), y a quien fichó de nuevo para la puesta en escena de The Twilight Zone (en honor a la verdad, el bueno de Jerry había trabajado en la serie clásica, con excelentes y brutales resultados, como el capítulo de The Invaders).
La conexión fue inmediata; se entendían, se complementaban, incluso se intercambiaban roles. Goldsmith salía como extra en alguna de las películas de Dante (Gremlins y Gremlins 2) y Dante incluso tocó algún instrumento peculiar en las grabaciones del Maestro californiano.
Desde aquella película, Goldsmith se convertiría en el compositor de Joe Dante (salvo excepciones más bien televisivas, donde se salva un episodio de Amazing Stories titulado Boo!), siendo la siguiente parada Gremlins, con un guión de Chris Columbus que tuvo de padrino a Steven Spielberg, y que éste envió personalmente a Joe Dante para que lo dirigiera (éste, que duda cabe, alucinaba, después de haber rodado producciones de corte más bien artesanal o rozando la serie B con Piraña y Aullidos).
Gremlins es la cumbre del estilo Goldsmith de los 80; innovador, orquestal y electrónico, ambos mundos colisionando, necesarios e inentendibles el uno sin el otro (imposible de componer para nadie que no fuera Jerry). Todo ello con el permiso de Innerspace (El Chip Prodigioso, 1986), otra que telita,vamos.
Todo ello (un poco de Alvaro Pita, un poco de Joe Dante) fue construyendo la charla-exposición sobre la presentación del libro, donde el director habló de Jerry Goldsmith y su excepcional relación colaborativa con el compositor.
Y de ahí salió algo que todos, y cuando digo todos, me refiero a TODOS los que amamos la música de cine y en especial la de Goldsmith, entendimos perfectamente cuando Joe Dante lo dijo, y que engrandecía la figura del compositor.
Alguien le había dicho “Tranquilo, si algo no funciona, si algo no va bien, tú no te preocupes, esto Jerry lo arregla”. Tal cual. Vale, una buena banda sonora no arregla una película si es mala de narices, pero muchas veces la maquilla, que no es poco.
Y sin ser necesariamente una película mala, sino que cuando una escena no funciona, cuando una interpretación queda coja, cuando no sabes que hacer o como contar algo… ahí está Jerry y su batuta.
Supergirl (1984) es el perfecto ejemplo de una película mala donde Goldsmith consigue maquillar muchas deficiencias (el CD fuera de las imágenes es una obra de arte, la película aún con música es para hacerse el harakiri); por contra, los 15 minutos de la entrada del Enterprise en la primera película de Star Trek (1979), donde las imágenes de Robert Wise son apabullantes, son narradas musicalmente por Goldsmith con maestría, a quien gustosamente cede el director el mando de la nave.
Y que decir de Poltergeist, la escena donde el matrimonio Freeling se funde en un beso emotivo y desesperado antes de que ella traspase el umbral hacia el otro lado, con la mítica médium observando… no puedo ver esta escena sin emocionarme, sin llorar.
La música lo dice todo; emoción, expectación hacia lo desconocido, puro sentimiento. Sin música, esa escena no dice ni la mitad, y Goldsmith capta magistralmente la esencia de la escena, poniendo el corazón del espectador en un puño, consiguiendo ponerte la carne de gallina.
Jerry Goldsmith lo hacía; dotaba de vida cualquier escena rutinaria de muchas películas fallidas o simplonas (First Knight, Along Came a Spider, Congo, Chain Reaction, Supergirl, King’s Solomon Mines, …). Hacía magia, señores. Componer es a otro nivel por debajo (y en cuanto a la mayor parte de lo que se hace o compone ahora, mejor corramos un tupido velo)
Y como le decía el bueno de Joe Dante a mi amigo Óscar Salazar (Off the Record) tras la entrevista que tuvo lugar en la emisora radiofónica de la SER… “ya no se hace música como la de antes”.
Y que razón tenía. Cómo diría el bueno de Bogart reinterpretado… “siempre nos quedará Goldsmith”.