Historias de Halloween: Entrevista a Javier Bayon

Escrito por , el 25 octubre 2024 | Publicado en Entrevistas

Carátula BSO Historias de Halloween - Javier BayonCon motivo del reciente lanzamiento de la banda sonora Historias de Halloween (2024) hemos tenido la enorme oportunidad de hablar con su autor, Javier Bayon, un joven compositor español ampliamente reconocido en el ámbito del cine y la televisión por su capacidad para crear atmósferas sonoras complejas y emotivas. Con una carrera marcada por proyectos notables, ha trabajado en producciones que van desde el drama hasta el terror, destacando el cortometraje La octava dimensión, la comedia de acción Welcome to Acapulco o la serie de intriga Dorien.

Su banda sonora para Historias de Halloween ha sido ampliamente elogiada por capturar la esencia del cine de terror clásico con un enfoque renovado. El tema principal, ¿Te gustan los cómics?, destaca por su evolución desde una interpretación de soprano hasta un arpegio electrónico, inspirado en los estilos de John Carpenter y Claudio Simonetti. Este tema actúa como un nexo que une las cuatro historias de la película.

Bayon utiliza una rica mezcla de sintetizadores analógicos (como el Juno 60, Moog One, Prophet 5 y Oberheim) junto con una orquesta de cámara, logrando una atmósfera que combina lo clásico y lo moderno. La banda sonora también incluye elementos tradicionales del terror, como coros y mandolinas, evocando los pasajes sonoros de películas tan icónicas como Los chicos del maíz y Pesadilla en Elm Street.

Además la influencia de compositores como Jerry Goldsmith y Richard Band es notable, con quienes Bayon tiene una conexión profesional. En temas como La Herencia, las orquestaciones son sofisticadas y recuerdan al estilo de Bernard Herrmann, fusionando armonías complejas con elementos de sintetizadores, siendo uno de los momentos más destacados de la partitura.

En esta presentación, exploraremos su enfoque y proceso creativo para dar vida musical a una narrativa tan envolvente como perturbadora, ademas de conocer de paso un poco quién es Javier Bayon.

Javier Gimeno-Bayon, nacido en Barcelona en 1980, mostró un temprano interés por la música. Mientras estudiaba neurociencia, tuvo la oportunidad de componer bandas sonoras para cortometrajes en la escuela de cine ESCAC, lo que despertó su pasión por la música cinematográfica. Estudió cinco años con el galardonado compositor Leon Willett, y posteriormente perfeccionó su formación con Joan Albert Amargós y Lluis Verges.

En 2014, se unió a Discordian Records y cofundó la compañía internacional Summer76music, especializada en música publicitaria para grandes marcas como Coca-Cola, VW y Nike. Ha colaborado con figuras como Javier Navarrete, Ludovico Einaudi y Pharrell Williams, y ha trabajado en proyectos premiados como el corto Timecode, ganador de la Palma de Oro en 2016.

Entre sus logros destaca su música para el western 10 Miles to Bisbee, que fue galardonada en el Festival de Cine de Sitges en 2015. También ganó el Golden Eye por Mejor Música de Cine Internacional en el 12º Festival de Cine de Zúrich en 2016.


 

Lo primero que queremos saber es, ¿cómo llegas al proyecto?

Llegué a este proyecto casi por casualidad, en un momento en el que no pensaba involucrarme en nada nuevo. Había sido un año de trabajo intenso, con mucha música producida para películas, componiendo para un largometraje y un documental. Llegó el verano, y sentía la necesidad extrema de tomarme un descanso, tenía el cerebro derretido y ya me había prometido a mí mismo que cualquier proyecto grande que surgiera lo rechazaría o lo pospondría hasta Septiembre. Sin embargo, todo cambió de golpe cuando mi gran amigo y colaborador habitual, Iván Cester, me habló de Historias de Halloween.

En cuanto leí la primera página del guión, todas mis expectativas vacacionales se esfumaron. Era imposible decir que no a un proyecto que, no solo era una intrépida película de género, sino un homenaje a esas películas de Serie B con las que siempre he estado obsesionado desde niño. Era un sueño hecho realidad: tener la oportunidad de escribir música para una obra que celebra todas esas influencias que me han marcado abisalmente.

Además, el proyecto venía de la mano de Kiko y Javi Prada, con quienes ya había trabajado en una serie de RTVE de terror llamada Dorien. Colaborar con ellos es siempre una experiencia fantástica, son cineastas que realmente aman el cine, especialmente el cine de género, y se rodean de su «familia» creativa que crece con cada nuevo proyecto. No podía perderme la oportunidad de sumarme a esta aventura y formar parte de algo tan especial.

¿Cuál fue tu principal inspiración a la hora de componer el leimotiv central de la película, especialmente al vincularlo con el personaje de Luis y los cómics?

Desde el primer momento tuve claro que cada una de las historias debía tener su propia personalidad y así ayudar a capitular la historia, pero también que necesitaba un tema central que acompañase al espectador durante todo el viaje.

Así que nació el tema principal que representa a Luis y su relación con las historias del cómic, mundo de fantasía. El tema, que ya aparece como música adelantada en los créditos iniciales, va transformándose con la trama, reflejando los desafíos dramáticos en su viaje mental. Sin embargo, también tiene una función narrativa: su recurrencia sirve para situar al espectador dentro de la imaginación de Luis y recordarle que todo lo que ve está teñido por su fantasía.Cada nota busca conectar con ese sentimiento nostálgico de los miedos infantiles, pero también resaltar la creatividad desbordante del protagonista.

Quería que el leitmotiv fuera aterrador en un sentido, algo que evocara esos miedos infantiles universales, y por eso pensé en una melodía vocal que capturara esa sensación de asombro y terror que uno siente de niño. Me inspiré en las historias de terror quelees cuando eres pequeño, como las que aparecían en el mítico álbum de monstruos de 1986 (editado por Carme & Ricard), con relatos sobre figuras sobrenaturales como Carmilla o la Dama Blanca. También me vinieron a la mente las historietas de Richard Corben, llenas de ilustraciones oscuras y atmósferas inquietantes, así como las películas en las que los niños desempeñan un papel central, como Flowers in the Attic o Children of the Corn, donde lo infantil y lo macabro se entrelazan.

Aunque el motivo puede parecer un recurso demasiado manido, esta película trata precisamente de homenajes. No veía otro leitmotiv posible que no fuera un tributo sincero a esas influencias. Quería que esta banda sonora fuera la más honesta hasta el momento, así que permití dejarme llevar haciendo un collage con esos recuerdos que aparecían como viejos recortes de revista.

En la partitura destaca la escalofriante voz de Francesca Betti Fulan, ¿cómo fue la colaboración con la soprano italiana para crear el aura inquietante con su interpretación vocal en el tema principal?

Francesca Betti es una talentosa actriz y cantante italiana residente en Tokio. Desde el principio supe que ella era la opción ideal para capturar el tono inquietante que buscaba. Su condición de actriz y su inocente voz la hacían perfecta para encajar en el sonido que quería crear en Historias de Halloween.

Tenía en mente las icónicas melodías que Anton García Abril había compuesto para La noche de Walpurgis, en las que las psicodélicas voces femeninas desempeñaban un papel central para transmitir lo sobrenatural. Este interés no surgió de la nada: en el festival MOSMA del año pasado, tuve el honor de crear una suite con los temas más míticos del Fantaterror español, incluyendo algunos de García Abril. Fue un reto, ya que muchas de esas partituras no están disponibles, y tuve que sacar los temas de oído. Poder escuchar uno de los temas más escalofriantes del terror de los 70 en directo, encima interpretado a partir de mis propios arreglos, fue una experiencia increíble.

Cuando presenté el proyecto a Francesca, ella nunca había escuchado la música de La noche de Walpurgis, me confesó que le puso la piel de gallina al escucharla por primera vez. Eso fue clave para que comprendiera de inmediato la atmósfera que queríamos recrear. Desde ese momento, nos pusimos a trabajar en diversas escenas, experimentando con su voz para encontrar el matiz exacto. Al final aportó una interpretación fascinante, llena de matices, que contribuyó a crear un ambiente sonoro cargado de misterio y nostalgia, elevando la banda sonora a un nuevo nivel.

Uno de nuestro superhéroes es Richard Band, ¿de qué manera influyó tu amistad y colaboración previa con Band en la composición de esta banda sonora? ¿Puedes contarnos alguna anécdota cuando trabajaste codo con codo con él en el MOSMA 2023?

Influyó al máximo. El año pasado, tuve el privilegio de trabajar durante meses en la transcripción y orquestación de algunas de sus obras más emblemáticas para un concierto en su homenaje. Creo que fui elegido para ese trabajo por ser su mayor fan en toda la península. Eso me permitió adentrarme en su estilo y comprender los detalles que hacen su música tan especial. Fue un proceso arduo, intercalando este proyecto con otros trabajos, y abarcó desde transcripciones de oído hasta la adaptación de viejos manuscritos originales escritos a mano por el propio Richard. Algunas de las bandas sonoras que trabajé incluyen piezas icónicas de Troll, Re-Animator, y Puppet Master. Esta inmersión en su obra marcó significativamente el tono y el espíritu que elegí para la música de la película, especialmente en cuanto a la combinación de elementos clásicos y experimentales que caracteriza su estilo.

Una anécdota genial surgió precisamente con Puppet Master. Me volví loco tratando de descifrar las letras de los coros, que no estaban en ningún manuscrito, y que eran totalmente incomprensibles. Después de varios días intentado sacarlas de oído, decidí preguntar directamente a Richard. Con su característico sentido del humor, me explicó que las letras no seguían un idioma real, sino que eran una mezcla inventada de latín, alemán y lo que él denominó «puppet-eze» – una especie de idioma ficticio que siempre usaba para sus coros terroríficos. Eso me encantó e inspiró, fue un claro ejemplo de su enfoque lúdico y creativo hacia la música.

Cuando conocí a Richard, le conté que durante años habíamos montado con mi socio y hermano Luc Suarez (que precisamente me había presentado a Richard) – nuestro estudio en el sótano de mi casa, construyéndolo con nuestras propias manos mientras escuchábamos la banda sonora de Troll en un viejo cassette en bucle. Me hizo mucha ilusión cuando sugirió que lo llamáramos «HERBA HERBA WE Studio», en honor a una de las frases ininteligibles de la canción «Cantus Profane» de esa banda sonora. Es un compositor y una persona fascinante y trabajar con él es una pasada!

Uno de los momentos de grabación de la banda sonora

¿Qué desafíos enfrentaste al combinar sintetizadores analógicos y orquesta de cámara para crear la atmósfera terrorífica de la película?

El desafío al combinar sintetizadores analógicos y orquesta de cámara para la banda sonora fue más bien conceptual que técnico. Desde el principio, mi enfoque fue tratar los sintetizadores no como elementos separados de la orquesta, sino como instrumentos con la misma importancia y función poética que cualquier otro en la plantilla. Una vez compuestos los temas principales y secundarios, comencé a orquestar las piezas considerando los sintetizadores como parte integral del conjunto, integrándose de manera orgánica con la orquesta. De hecho mi idea al principio era solo utilizar sintetizadores, pero de forma natural imaginaba orquestaciones clásicas y ello se convirtió en oportunidad de explorar nuevas posibilidades tímbricas, y una forma de enriquecer la paleta sonora con texturas nuevas para mi.

En la BSO se aprecia un claro homenaje a compositores de la talla de John Carpenter, Claudio Simonetti, Jerry Goldsmith, Charles Bernstein, Jonathan Elias o Elliot Goldenthal, ¿porqué decidiste incluir elementos de bandas sonoras clásicas de terror en Historias de Halloween?

Incluir elementos de bandas sonoras clásicas de terror en Historias de Halloween fue una decisión natural, ya que el proyecto rinde homenaje a esas películas que me han fascinado desde pequeño. Desde que leí el guión, entendí que la película buscaba capturar la esencia del cine de terror de los 70s y 80s, un cine que no solo se distingue por su estética visual sino también por sus icónicas bandas sonoras y su peculiar diseño sonoro. Compositores como John Carpenter o Claudio Simonetti fueron pioneros en el uso de sintetizadores para crear atmósferas que redefinieron el género, y sus influencias no podían faltar en una película que celebra precisamente ese legado.

Por otro lado, también quería que la música contribuyese a situar al espectador en un universo cinematográfico atemporal, donde se sintieran ecos los grandes maestros del terror. Referencias a compositores como Jerry Goldsmith o Goldenthal, con su habilidad para entrelazar lo sinfónico y lo perturbador, me ayudaron a construir una paleta sonora rica en texturas y matices. En muchos sentidos, la banda sonora es una carta de amor a esas influencias, pero también una forma de reinterpretar sus técnicas para adaptarlas a una narrativa moderna.

¿Cómo influye tu experiencia como orquestador al crear armonías complejas y melodías sombrías, como se aprecia en el episodio La Herencia?

Uno de mis primeros acercamientos serios a la música sinfónica fue cuando descubrí a Frank Zappa, cuyo enfoque ecléctico me llevó a compositores como Edgard Varèse, Maurice Ravel y, sobre todo, Igor Stravinsky. Tras estudiar composición, decidí dedicar un año completo al estudio exhaustivo de La consagración de la primavera. Cada día, al volver de la universidad, me adentraba en su intrincada maraña de instrumentos entrelazados, técnicas extendidas, centros politonales y un fascinante juego de disonancias. Esa experiencia no solo me dio una sólida base en la composición moderna, sino que también me enseñó a manipular texturas orquestales para crear atmósferas llenas de tensión y dramatismo.

Al abordar el tono thriller de La Herencia, mi admiración por Bernard Herrmann también ha jugado un papel importante en mi enfoque, ya que su capacidad para tejer melodías perturbadoras y orquestaciones inquietantes es una gran fuente de inspiración. En este episodio, trabajé con la idea de entrelazar las voces de la orquesta de manera similar a como lo hacía Stravinsky, pero adaptándolas al lenguaje del thriller Herrmanniano.

¿Puedes contarnos alguna anécdota en el proceso creativo de la banda sonora?

Una de las anécdotas del proceso creativo de la banda sonora surgió justo al inicio. Cuando me contactaron en mayo para participar en Historias de Halloween, me dijeron que necesitaban la música lista para el 10 de junio, ya que debían hacer la mezcla en sonido Dolby Atmos en México y tenerla lista para enviarla a un festival. Era la oportunidad que había estado esperando por años, y era para ya!… así que no dudé en cancelar todos mis otros compromisos para dedicarme por completo.

El primer paso fue llamar a mi gran amigo Sergio de la Puente, quien colabora conmigo asiduamente y tiene un increíble ejército de sintetizadores clásicos y modernos en su alucinante estudio Wavehill en Madrid. Me trasladé allí de inmediato para comenzar a componer cuanto antes, estuve un intenso mes grabando aquí y allá, intentando sacar lo máximo posible y ajustándome al presupuesto que tenía. Fue un mes de trabajo intensivo, pero finalmente, el 10 de junio, tenía toda la banda sonora prácticamente terminada y mezclada. Sin embargo, cuando me puse en contacto con el director y el equipo de sonido, descubrí que había malinterpretado la fecha límite: no era para el 10 de junio, sino para el 10 de julio. ¡Me había adelantado un mes! Aunque fue una confusión, el resultado fue positivo, ya que me permitió trabajar con más calma en la fase de ajustes finales y sobretodo tomarme unas (parciales) vacaciones.

Otra anécdota interesante es que, apenas recibí el guión, se lo envié a Mr. Band y le propuse co-componer la banda sonora o al menos que se encargarse de escribir los Main Titles, mientras yo desarrollaba el resto de la música. A Richard le encantó el guion y la idea del proyecto, pero lamentablemente, nuestras agendas no coincidieron para llevarlo a cabo esta vez. Aun así, fue un intercambio muy enriquecedor y esperamos poder colaborar con él en un futuro cercano, ya que descubrimos una afinidad creativa muy especial orquestando para su concierto en el MOSMA y mientras discutíamos ideas para la película.

 

Y ya para finalizar la entrevista nos gustaría saber algo más sobre ti:

Queremos saber de tu boca… ¿Quién es Javier Bayon? ¿Cómo ha evolucionado tu estilo compositivo desde tus primeros trabajos hasta tus proyectos más recientes?

Desde que tenía ocho años y me regalaron un órgano Casio, supe que quería dedicarme a la música. Recuerdo que me obsesioné con el demoledor solo de guitarra de Jennifer Batten en «Beat It» de Jackson. No entendía que era eso y lo necesitaba entender. Pedí una guitarra eléctrica a mis padres y desde entonces, la música se convirtió en mi neurosis. Durante la adolescencia, comencé a interesarme en muchas cosas: el cine (especialmente la cultura de serie B), la música psicodélica, el noise, la música sinfónica, rodar en Super 8, la ciencia, los cómics y cualquier cosa que pudiera estimular mi mente.

Aunque estudié química e ingeniería, la música siempre estuvo ahí, acompañándome. Aprovechaba cada momento libre para componer, hacer música para cortometrajes o grabar discos experimentales en una grabadora de cassette de cuatro pistas. Fue justo antes de presentar mi doctorado en neurociencias cuando decidí dejarlo todo y lanzarme de lleno en la música, fundando un estudio especializado en crear música para audiovisuales.

En mis primeros trabajos, mi estilo era una especie de mezcla de todas las cosas que admiraba, una especie de «copia» pastiche de mis influencias, con toda la honestidad y el entusiasmo de quien empieza. Pero con el tiempo, mi manera de componer y producir afortunadamente ha evolucionado, especialmente al profundizar en el lenguaje cinematográfico. Aprender a leer una película y entender por qué necesita música, y para qué, ha sido el mayor cambio en mi forma de abordar la composición en cine. Entendí que la música en una película no es simplemente un fondo sonoro, sino que puede apoyar el guión, manipular al espectador y acompañarlo emocionalmente en el acto de «vampirización» que supone ver una película.

¿Cómo abordas la creación de música para géneros diferentes, como el terror o la ciencia ficción, en comparación con otros géneros más dramáticos?

Cada proyecto es único y, por lo tanto, requiere un enfoque diferente. No me centro tanto en el género, sino en el desafío creativo que representa cada vez. Es decir, si vas a estar metido en un proceso creativo tan duro, lo más importante es buscar la ilusión. La clave para mí está en encontrar una idea que actúe como detonante creativo, algo que me motive a explorar nuevas sonoridades y a buscar formas distintas de contar la historia musicalmente. Ya sea terror, ciencia ficción o drama, los compositores solemos buscar aportar una perspectiva fresca y significativa que complemente las emociones y necesidades narrativas de la película. Lo importante es estar dispuesto a experimentar y adaptarse a lo que el proyecto necesita.

¿Cómo ves el futuro de la música cinematográfica en cuanto a tecnología y la integración de nuevos sonidos?

La evolución tecnológica en la música cinematográfica es, sin duda, un arma de doble filo. Por un lado, ofrece acceso democratizado a herramientas creativas poderosísimas, permitiendo a casi cualquier persona experimentar y producir obras con una calidad técnica que antes solo estaba al alcance de grandes estudios. Esto fomenta la creación y facilita el acceso a una vasta cultura musical, lo cual es positivo. Sin embargo, la otra cara de la moneda es la tendencia a la homogeneización. La facilidad con la que se puede crear música mediante estas tecnologías puede llevar a que muchos artistas opten por el camino fácil, limitándose a usar herramientas preestablecidas, loops y bibliotencas de sonido que resultan cómodos, pero creo que carecen de profundidad y de una búsqueda artística genuina.

Esto lleva a una especie de pereza creativa, en la que se busca más impresionar o trascender socialmente que construir una obra que resista el paso del tiempo. Asi que se corre el riesgo de producir música sin la misma honestidad ni el esfuerzo intelectual que requería antes un viaje artístico profundo. A lo largo de la historia, los estilos musicales solían reflejar una enorme diversidad y personalidad, con compositores y artistas que definían eras con su individualidad. Hoy, en cambio, es común encontrar una uniformidad de estilos y fórmulas, una especie de conformismo que explota la tecnología para obtener productos rápidos y efectistas.

Por supuesto, esto no significa que la tecnología sea negativa per se; al contrario, es una herramienta increíble para aquellos que la utilizan con un propósito auténtico y experimental. La verdadera cuestión radica en el enfoque del creador: si se usa la tecnología como un medio para explorar nuevas fronteras sonoras y construir una voz única, el futuro de la música cinematográfica puede ser tan innovador y variado como lo ha sido en el pasado. Sin embargo, será necesario un esfuerzo consciente para evitar la comodidad y la tentación de conformarse con lo fácil.

Y ya por último, vamos a rematar la entrevista con unas breves preguntas personales. Lo primero que te venga a la mente. Solo tienes que dar una respuesta. ¿De acuerdo? ¡Pues vamos!

Una película… La planète sauvage de René Lalou con la increíble música de Alain Goraguer

Un instrumento musical… Muy difícil, pero te diré una Fender Jaguar de 1965 Un libro… El fin de Mr. Y de Scarlett Thomas
Una ciudad… Roma
Una canción… Getalongwithasong de Embryo

Una serie de televisión… La Mesías

Muchas gracias por tu tiempo y tu amabilidad Javier

Mil gracias a vosotros!!