Goldsmith in Action (Top 10)
Mira que no me gusta nada ponerme a hacer Top 5, o Top 10, o Top X, pero nada de nada; al final siempre acabas diciendo aquello de «no metí esta», o «me olvidé de aquella», o simplemente un día hiciste un ranking X con determinadas bandas sonoras o compositores, y al siguiente día harías otro Ranking ligeramente diferente (tampoco va a cambiar tan radicalmente, vamos).
No obstante, he decidido ponerme manos a la obra con mi primer Top Ten, o Ranking 10, y hacerlo, eso sí, de algo en lo que uno pueda hablar con cierta propiedad, llevando como llevo años y paños escuchando la música del que para mí es Maestro de Maestros, Jerry Goldsmith, versando dicho ranking sobre los 10 mejores momentos de acción de sus bandas sonoras, sin menoscabo de equivocarme o dejarme olvidados determinados trabajos, o simplemente priorizar unos por encima de otros (a matter of tastes).
Lo que si he decidido es acotar lo que se entiende en este Top o Ranking (Goldsmith in Action) por acción, para poder hacer futuros rankings e intentar matizar perfectamente los géneros.
Así pues, he decidido incluir, solamente, aquellos momentos de acción que se deriven de películas que especialmente sean de acción, abarcando el espectro a thrillers o géneros que siempre tengan como base la acción (sean aventuras, ciencia ficción o fantástico como veremos entre las elegidas), dejando de lado obras maestras como The Wind and the Lion, Lionheart, First Knight, Masada, The Ghost and the Darkness, Night Crossing, The Sand Peebles o Papillon por ser simplemente películas épicas, históricas, dramas o basadas en hechos reales, y especialmente, porque su base no es la acción, pese a tener algunos de los momentos más intensos de acción en la carrera del compositor (como sucede con mi querida The 13th Warrior, en el famoso corte de The Hunt de Planet of Apes, o en su genial Timeline).
Supongo que el criterio será discutible para muchos, pero como es mi ranking personalizado, pues he decidido acotar el tema de las elecciones, y he pensado que este método puede ser la mejor solución posible para este momento (una que me permitirá poder establecer más rankings en el futuro, independientemente del compositor o género).
De igual forma, cada puesto en el ranking no implica un orden de preferencia (aunque el primero es inamovible, innegociable). Es decir, el primer puesto sería tan válido como el décimo, y no fue mi ánimo tratar de jerarquizarlo, aunque puede que en parte haya sido inevitable. Casi tal cual lo fui pensando, acto seguido lo fui apuntando en la libreta a sucio, y así han ido apareciendo en este Top Ten.
Así que vámonos a este Top Ten : Goldsmith in Action, y a ver en cuantas coincidimos o no:
1. Hot Water (Outland) 1981
Sean Connery interpreta al sheriff O’Niel, enviado a las minas de Io a imponer la Ley entre la comunidad de mineros y las grandes corporaciones, en una suerte de Solo Ante el Peligro espacial, dirigido con pulso por un entonces genial Peter Hyams.
Las extrañas muertes-suicidios de varios mineros, que aparentemente pierden la cordura, desvelarán una trama de drogas utilizadas para incrementar el rendimiento de los mineros, donde todo parece indicar la misma dirección: las grandes corporaciones, y en particular un genial Peter Boyle, el mandamás en Io.
Sin muchos compañeros alrededor que le apoyen, y su familia abandonando esa fosa aséptica espacial, O’Niel tratará de acabar con el tráfico de drogas y capturar a todos los implicados, empezando por uno de los principales camellos que van de un sitio a otro colocando el material, Spota.
Y así llegamos a Hot Water, quizás el mejor tema de acción de Jerry Goldsmith, quizás el mejor tema de acción de la historia, una pieza furiosa y agresiva, de lo mejor que, en mi opinión, se ha compuesto en la historia del cine (escena de Hot Water).
El tema comienza con una apertura que va generando una tensión increscendo, con el piano y los metales abriendo la marcha, incorporándose los habituales violines marca de la casa, todo ello con O’Niel vigilando desde el centro de control de cámaras todos los movimientos de Spota, lanzándose a la acción cuando comprueba como el camello ha hecho su business, no sin antes coger su rifle.
La persecución es frenética y por todo tipo de niveles y pasillos espaciales (un auténtico laberinto), donde Goldsmith brillan con tal intensidad que es imposible no dejarse envolver por el salvaje torrente musical de acción que fluye de su batuta.
Los metales y las cuerdas echando humo, los french horns y sus habituales trompetas abiertas lanzando y dialogando en la persecución, los violines formando figuras frenéticas que incrementan la tensión y otorgan dinamismo a la escena (toda en una suerte de ballet Stravinskiano), con una percusión atronadora y magistral (pasaje musical no incluido en el montaje final de la película) para la pelea final entre O’Niel y Spota en la cocina de un restaurante, donde el camello arroja la droga a la freidora (Hot Water).
Pocas veces se puede escuchar tantas veces un tema y descubrir tantos y tantos detalles. Definitivamente, uno de los mejores temas escritos para el cine, y cuyas dos versiones, la compuesta para la película (editada recientemente por FSM) y la preparada para el álbum (GNP Crescendo), son igualmente disfrutables. Y sin olvidarnos de otros temazos como Spiders, The Hunted o The Airlock.
Obra Maestra, y peliculón.
2. The Big Jump (Total Recall) 1990
Siendo sinceros, Total Recall podría ser, igualmente, la mejor banda sonora de acción de la historia, y bien podríamos haber elegido tanto este tema como los cortes Clever Girl, End of a Dream, The Massacre o The Treatment (vamos, que bien podíamos copar gran parte del Top Ten con Total Recall).
E igualmente podría ser la mejor película del actor Arnold Schwazenegger, quien aporta cierta bis cómica a su personaje de Doug Quaid, un individuo del montón que tiene sueños recurrentes con Marte, decidiendo acudir a Memory Call, para disfrutar de unas vacaciones mentales en Marte y sacarse de la cabeza esas fantasías.
Pero nada más lejos de la realidad; el proceso saldrá mal, y se verá envuelto en mil y una persecuciones que le terminarán conduciendo al planeta rojo, donde decubrirá la verdad sobre esos extraños sueños: Doug es en realidad un agente exiliado a la Tierra, al que se le borró la memoria para evitar que recordarse nada acerca de su pasado, todo ello liderado por el villano de turno y cacique del empolio marciano, el genial y vil Cohaagen, interpretado por un genial Ronny Cox, quien soltará a su doberman de caza para capturar a Doug (un genial e irrepetible Michael Ironside).
Si además dirige Paul Verhoeven y basamos la película en una historia del genial Philip K. Dick, pues apaga y vámonos (con una genial Sharon Stone como la esposa de Doug, en realidad un agente de Cohaagen).
En cuanto a Jerry Goldsmith… pues que decir, lo borda (literalmente), desde el primer al último segundo de los end titles, logrando una partitura que rezuma acción, ciencia ficción y fantasía en cada uno de sus cortes, aunando orquesta y sintetizadores de una forma tan magistral e indisoluble como pocas veces se haya visto, destacando auténticas genialidades como el fantástico tema The Mutant (una oda a la fantasía, que te teletransporta a otro mundo), o el brutal cierre, A New Life, una oda a la aventura, de gran belleza musical, y que se convierte, con derecho propio, en uno de los mejores cierres musicales de la historia (algo en lo que es experto Goldsmith).
The Big Jump, precisamente, es quizás el highlight del score, el mejor y más contundente corte de acción, cuatro minutos y medio de puro músculo, donde metales, cuerdas y sintetizadores configuran un ritmo de avance y huida para Quaid y su compañera de fatigas Meline.
Los sintetizadores le dan ese toque fantástico de ambientación en torno al planeta Marte, un toque futurista y moderno (algo que, en mi opinión, dominaba en solitario el Maestro, como ya demostrase en trabajos como Logan’s Run o en la saga de Star Trek); pero no solo se configuran como una ambientación musical (como sucede en otros cortes), sino que se convierte en parte del ostinato de acción del corte, y otras veces incluso llevando el peso de la melodía.
Mientras, la sección de metales (trompas, trompetas y trombones) y los violines van generando capas musicales de auténtico frenesí musical, siempre conjugándose, hasta el momento en los que metales se erigen como protagonistas absolutos, mientras los violines refuerzan la acción.
Y como no, la acción no es acción si no aparece la percusión, especialmente los snare drums (esas maravillosas baterías), con un clímax final maravilloso y muy a la Goldsmith.
Una auténtica delicia de score que tiene delito no haber comprado para lucirlo en la estantería de tu casa (una deluxe edition de Varese de setenta y pico minutos largos de duración), y con el recuerdo de que nunca un tema central de una película tuvo tanto calado entre los aficionados al deporte en España, concretamente el fútbol.
3. Escape from Torture (Rambo: First Blood Part II) 1985
Si Total Recall puede ser el mejor score de acción de la historia es, casi por muy poco, con el permiso de la secuela de First Blood (Acorralado 1982), titulada como Rambo: First Blood Part II.
Al igual que Total Recall, la segunda parte de Rambo tiene un puñado de cortes que bien podrían copar el Top (es más, entre Total Recall y Rambo: First Blood Part II podíamos hacer un Top Ten, o casi Twenty, de Goldsmith in Action, y quedarnos tan anchos… eso si, sin faltar Hot Water). Maravillas como Betrayed, Ambush, Revenge, Pilot Over o Home Flight lo justifican.
En esta segunda parte, secuela a mayor gloria de la bala fácil y el cuasi récord de muertes a manos de una única persona (quizás superado por Arnie en Commando, ahi andará la cosa), el amigo Rambo, el de no siento las piernas o que comería cosas que harían vomitar a una cabra, se nos va de regreso al Vietnam en teórica misión de reconocimiento (para rellenar el expediente y tranquilizar las conciencias ajenas), pero pronto descubrirá un campamento de prisioneros americanos, y por ahi, el amigo Rambo, no pasa.
Abandonado y traicionado en la jungla, decidirá convertirse en su liberador y en el exterminador rusos y vietnamitas por igual (no se puede decir que este hombre sea racista, vamos), con momentos tan antológicos como el «Murdock, te mataré», «mi único amigo es este cuchillo» o el «Misión Cumplida» del final (cuchillo en mesa clavado ante la atónita mirada del crápula de Murdock, el reciente desaparecido Charles Napier).
Y como no, para este producto fascistoide propio de la era Reagan, dirigido con oficio por George P. Cosmatos (el mismo de Leviathan o The Cassandra Crossing), Jerry Goldsmith se despachaba a gusto, y de que manera, madre mía. Si la primera parte nos regalaba un score brillante, con un tema central, el de Rambo, maravilloso, y un motivo de acción magistral, aquí lo coge todo, lo mete en una cocketelera y lo eleva a la enésima potencia, ofreciéndonos, de regalo, dos maravillosos y bestiales motivos; uno para los rusos (de claras connotaciones negativas) y otro para los vietnamitas (una exótica percusión que brilla con luz propia en el corte Betrayed).
En este caso, Escape from Torture musicaliza justo el momento de la huida del campamento de nuestro superhéroe bélico preferido, desde el momento en el que se deshace de sus torturadores hasta que finalmente se evade del campamento con la inestimable ayuda de la asiática Co (quien será carne de cañón al poco tiempo).
Las trompas y las trompetas, y un ritmo frenético de cuerda, desatan una espiral de música de acción heroica e intensa como muy pocas veces se había oido, con el famoso motivo de Rambo acompañando su huida, donde el marcamo de las baterías militares (los snare drums) configuran magníficos ostinatos de acompañamiento, con los famosos sintetizadores ochenteros del Maestro de la coleta. Tres minutos y medios gloriosos que nunca me cansaré de escuchar.
Se puede decir más alto, pero no más claro; si alguien realmente inventó la música de acción, a estas alturas del ranking, es el amigo Goldsmith.
Consejo: La edición de Varese es un auténtico Tour de Force, y la de Silva Screen, si tuviera homogeneidad en la calidad de sonido, aún sería mejor, aunque contiene varios cortes maravillosos que la de Varese no ha incluido. Cada cual que escoja.
4. Break Out (Capricorn One) 1978
La Gran Mentira Espacial: que el hombre llegase a Marte, según el guión de esta fantástico thriller setentero, una idea que sirve para echarla más leña al fuego con los que dicen que el viaje a la luna fue un montaje.
Conspiraciones paranoicas propias de los 70 (como echo de menos este cine) con un cocinero de lujo, de nuevo Peter Hyams, y un reparto donde brillan el periodista investigador interpretado por Elliot Gould, el astronauta Brubaker interpretado por James Brolin, el siempre genial Telly Savalas (aunque sea un pequeño papel) y el villano de la función, un genial Hal Hoolbrock como el jefe del lanzamiento, James Kelloway.
La NASA simula el lanzamiento de un viaje tripulado a Marte, cuando en realidad la lanzadera espacial ha sido lanzada vacía; los astronautas han sido retirados a unos estudios cinematográficos donde les forzarán a continuar con la gran mentira antes de admitir que la lanzadera estaba defectuosa, lo que arruinaría el programa de la Nasa y la recepción de más fondos.
El plan se complicará cuando un invesitgador comience a tirar del hilo, mientras los tres astronautas deciden escaparse cuando descubren que el plan de Kelloway consistirá en anunciar que los tripulantes no han podido regresar a la Tierra, falleciendo al entrar en la atmósfera (claro indicio de la inmediata prescindibilidad de los astronautas).
Y ahi surge Jerry Goldsmith (en realidad mucho antes), para golpernos en todos lo morros, con este sensacional Break Out, que recoge la sensacional y magistral huida de los astronautas, donde emerge todopoderoso el espectacular motivo de la Nasa (Tema de la Nasa), una de los mejores fanfarrias y motivos que ha compuesto el Maestro, donde una agresiva percusión y unos atronadores metales (las trompas suenan como nunca) se erigen como la funesta y vil marcha de una Nasa que ofrece su cara más oscura y siniestra.
Editada por GNP Crescendo y, posteriormente, por Intrada (Sold Out) de forma completa y tal como suena ya aparece en la película, conviene evidenciar la diferencia de las dos versiones que incluye , aunque eso sí, ambas son espectaculares.
En la edición de Intrada, Break Out tiene la duración que se corresponde con la película, cinco minutazos donde Goldsmith intercala brillantemente las escenas del anuncio de la Nasa con la huida de los astronautas, donde unos frenéticos violines y el piano van construyendo un ritmo de tensión increscendo, con sintetizadores muy de los 70. En los momentos en los que la música se intensifica, ésta se vuelve más enérgica y vibrante, con un ritmo de piano maravilloso y la aparición de los snare drums, donde además, comienzan a sumarse a la fiesta, tanto en las figuras de tensión como en las de acción, los french horn (trompas) y las trompetas.
El corte explosiona, finalmente, en un magnífico clímax final cuando los astronautas secuestran una avioneta de la NASA y se fugan de la pista de aterrizaje, con uno de los mejores cortes de acción del Maestro, y de postre, de la historia, un manual de lo que debería ser un hábil manejo de los tiempos y de construcción temática.
En cuanto al corte de GNP, el Break Out dura menos, tres minutos escasos, pero curiosamente es la suma de dos momentos de la película; la primera parte del corte sería el clímax final de acción (que en el disco de Intrada encontraríamos en la parte final del corte The Station), y donde Goldsmith nos ofrece el motivo de la NASA de una forma enérgica y vibrante, mientras que la segunda parte nos encontraríamos con el material de acción de la huida de los astronautas, donde Goldsmith deshecha toda la construcción de tensión para ofrecernos, directamente, la música de acción sin pausas (evitando así la música que acompaña el anuncio de la NASA sobre los astronautas).
En cualquier caso, ambas son joyas, y no son los únicos cortes; The Snake, Docking, The Long Climb o su Main Title son ejemplos magistrales lo que debería ser música de acción.
5. You’re Renewed (Logan’s Run) 1976
¡Renuévate!. Máxima de la película, para una población que vive encerrada en la cúpula de Logan’s Run, que debe renovarse (morirse, vamos) cuando la luz de la palma de la mano le parpadea, o lo que es igual, cuando alcanzan la edad de 30 años (mejor vivir intensamente y morir joven, debió pensar alguno, a lo James Dean).
Una patrulla de policías/vigilantes se encarga de hacer velar la ley, y de capturar a todos aquellos que no cumplan con la obligación de la renovación. Uno de ellos, Logan (Michael York) terminará rebelándose y huyendo con una chica llamada Jessie, mientra su amigo Francis (un genial Richard Jordan), otro vigilante, irá tras ellos, descubriendo la verdad más allá de la cúpula, en el mundo exterior (Santuario), donde se encontrarán con un anciano interpretado por Peter Ustinov.
Score denso y complejo, con una construcción temática impecable, Jerry Goldsmith combina música electrónica para la futurista vida dentro de la cúpula, donde destacan cortes tan complejos y duros como el del Carrusel de la renovación del comienzo de la película, con música orquestal para los pasajes que transcurren fuera de la cúpula, en el mundo exterior (como el excepcional The Monument); y por el medio, una lucha entre ambos tipos de música, donde acaba llevando el peso la acción orquestal cuando Logan se pone manos a la obra y decide huir al exterior.
Dentro de esa genial partitura, editada en todo su esplendor por FSM (una edición impecable y obligada), destaca su fantástico y enérgico motivo de acción, que alcanza su máximo esplendor en el corte You’re Renewed (en esta suite puedes escuchar el magnífico corte), momento en el que Francis da caza a Logan en el Santuario, y comienzan una fatal lucha a muerte.
Goldsmith ofrece un corte agresivo y salvaje, que transmite la ferocidad de la batalla cuerpo a cuerpo, donde piano, violines y metales construyen un corte frenético, desembocando en tres fatales explosiones orquestales, que denotan el fin de tan tormentosa batalla.
Es, quizás, una obra que muchos olviden por su complejidad y la oscuridad de la película (que, siendo sinceros, ha envejecido bastante mal en algunos puntos, y que creo está siendo objeto de remake), pero que es, y de lejos, una de las partituras más fascinantes del autor, con cortes de acción tan interesantes como The Sun, A Little Muscle, Intensive Care o The Key/Box.
6. The Hijacking (Air Force One) 1997
Wolfgang Petersen, el mismo de las geniales Das Boot (El Submarino) y The Nerverending Story, dirige este vehículo de acción a mayor gloria de Harrison Ford, metido a presidente de los EE.UU. pistola en mano, y que combatirá a los terroristas rusos (liderados por un genial Gary Oldman) que han secuestrado el Air Force One (¡¡¡Comor!!!).
Acción de todos los gustos y colores, con algunas escenas hilarantes y dignas del mejor Michael Bay o Roland Emmerich (como el avión de combustible que explosiona justo encima del AFO), lo mejor que nos dejó esta película fue, como no, el pedazo de partitura de acción de un Jerry Goldsmith pletórico, que tuvo que hacer frente a dos semanas escasas de composición tras haberse rechazado el efectivo y oscuro score de Randy Newman para la película, y donde incluso Joel McNeely tendría que echar una mano al Maestro para aportar varios temas al montaje final por temas de agenda (como algunas partes de los combates aéreos).
Lo primero de todo, destacar su mastodóntico, patriótico e inspirado motivo central, dedicado al presindente de los EE.UU. y a su avión presidencial, solemne y glorioso, donde las trompas y las trompetas enuncian el sentir norteamericano de toda una nación a ritmo de Goldsmith.
De lejos, es uno de los mejores motivos del maestro en los 90 (pieza angular en los conciertos que Goldsmith daría en los sucesivos años), y donde además nos encontramos con otros motivos musicales, como el destinado a los rusos, una pieza de connotaciones orientales cuyo sabor soviético se hace patente (algo que al maestro se le da bien, como en Rambo III o The Russia House), y un fantástico tema de acción, propulsivo y rabioso, como gran parte del material de acción que Goldsmith ofrecía por aquella época.
Precisamente, el tema que abre la película nos muestra los tres motivos, donde brilla el tema presidencial, aunque la burrada vedrá bastante después, con The Hijacking, momento en el que los terroristas toman el avión y el presidente comienza una frenética huida de la mano de sus guardaespaldas rumbo al módulo de escape.
Para los que se les llenaba la boca pronunciando a los cuatro vientos la escasa calidad de Goldsmith en los 90 (craso error, como se puede observar con joyas como Rudy, Medicine Man o Mulan), Air Force One vino (una vez más) a constatar el dominio de Jerry Goldsmith del lenguaje cinematográfico.
Pieza tremenda de casi ocho minutos de duración, donde toda la orquesta (metales, cuerdas y percusión) se lanzan a una persecución frenética, donde el tema de los rusos y el del presidente se alternan sucesivamente (simultaneándose entre sí), perfecto simil musical de la huida que presenciamos en pantalla, mientras un ostinato de acción constante permanece en la base (especialmente sostenido en la percusión de los snare drums, típicas del maestro, y las secciones de metales).
Diálogos entre metales y cuerdas, incorporaciones masivas de toda la orquesta para el primer semiclímax, y acto seguido, un clímax final agresivo y virulento, con la orquesta echando humo, y el tema de los rusos cerrando el corte con toque de campana incluido.
Un auténtico Tour de Force que con derecho se cuela en el Top, y que servía para continuar incrementando la leyenda de Jerry Goldsmith, una sombra que hoy día todavía se cierne sobre el mundo de la música de cine, y cuya ausencia se nota enormemente.
Como único deseo: una edición completa que incluya todo el material de Goldsmith y de McNeely compuesto, incluyendo la versión coral del tema de los rusos, que la rácana edición de Varése bien sabe a poco.
7. Final Battle (Rambo III) 1988
Aún recuerdo con cariño cuando mi amigo Carlos Mulas se compró en CD, allá por finales de los 90, la edición de Scotti Brothers (poco score de Goldsmith y varias canciones). No había nada mejor que aquello por aquel entonces (poco después, tiendas como Rosebud y Vinilo ayudarían a quitarnos la razón con la edición completa de Intrada), así que agradecimos el CD y lo disfrutamos como enanos (el trío calavera por aquel entonces, Edu, Carlos y yo).
Y dentro de aquella minúscula representación musical se encontraban dos cortes de aúpa, dos magistrales momentos de acción: The Game y Final Battle, ambos con una estructura similar, aunque el último tenía una duración muy superior, y un mayor desarrollo temático.
En cuanto a la película, Rambo III, estamos ante el enésimo producto fascistoide del amigo Sly (hoy día puede que Rambo se uniese a los rusos y cambiase el sino de la batalla), y no por ello menos divertido, volviéndose a beneficiar, y de que manera, de la mano de Jerry Goldsmith, quien añade temas nuevos como el de Afganistán, o recupera otros tan magistrales como el de los rusos.
Precisamente, de la conjunción de varios motivos nace Final Battle; ostinato de cuerda (que violines), de metales (que trompas, que french horns) y de percusión, todo ello en constante dinamismo (Puro Goldsmith), y sobre ello una construcción impecable, con el tema de acción desarrollándose, ganando cada vez más y más en intensidad, con un pequeño oasis de tensión musical donde las cuerdas anticipan el desenlace del mismo, haciendo eclosión el tema de Rambo, acto seguido el de los rusos, y de nuevo, explosión maravillosa del motivo en claave heroica de Rambo.
Y es cuando el corte, amigos míos, coge carrerilla, entrando los famosos snare drums del maestro (esas baterías), y donde toda la orquesta se va lanzando hacia el frenesí musical, enunciando una y otra vez el tema de acción, mientras Rambo (en su tanque) y el malo malísimo ruso (en su helicóptero) se lanzan cual cruzada uno contra el otro, explosionando el tema de acción de Rambo en el tramo final, completamente in crescendo, hasta el clímax final, con el ya famoso desenlace (bien para Rambo, no tanto para el ruso).
Si uno no se emociona con construcciones musicales así, es que no tiene sangre en las venas, o que es de horchata, como le diría el doctor McCoy a Mr. Spock.
Como anécdota, decir que varios momentos de la película fueron rellenados con material del segundo rambo de Goldsmith, en lugar del material de acción compuesto por el maestro, como el «flamante» Flaming Village. Y no podemos olvidarnos de la gran cantidad de magistrales cortes de acción con los que bien podríamos hacer casi otro Top Ten (The Long Climb, Going Down, The Boot, Night Fight…). Casi Ná.
8. As you Wish – End Title (The Challenge) 1982
Película de acción de corte oriental a cargo del artesano John Frankenheimer (Ronin, Seconds, The Train, French Connection II), donde un joven Scott Glenn interpreta a un boxeador contratado para ocultar una espada samurai e introducirla en Japón, pero todo se complicará durante su tarea, siendo secuestrado por una banda de criminales que buscan el sable (relacionado todo ello con una contienda que tiene lugar entre hermanos por la posesión de dos espadas gemelas desde 37 años atrás).
Si hay algo que a Jerry Goldsmith se le de especialment e bien (bueno, se le da bien todo) es el toque oriental. Es maravilloso comprobar como esas sonoridades del extremo oriente captura la esencia de los personajes y las situaciones de las películas que le asignan, utilizando instrumentación y percusión de corte oriental de todo tipo (japonés, chino…).
La lista se encabeza con la que es una de sus obras maestras (Top Ten para mi de la obra Goldsmith), la genial y brutal The Sand Peebles (El Yang-Tse en Llamas, 1966), el que debería haber sido, en mi opinión, el primer oscar del maestro, donde un tema central épico (apabullante), un bellísimo tema de amor y excelentes cortes de acción dan vida al drama histórico que rodea a la tripulación del Sand Peebles, donde nos encontramos con actorazos como Steve McQueen o Richard Crenna.
Pero no serían sus únicas incursiones exitosas, destacando el temazo central de The Chairman (La Sombra del Zar Amarillo, 1969), con unos temazos de acción finales espectaculares, o llegando a la recta final de su carrera, una de sus últimas obras maestras, Mulan (1998), la que a la postre fue su última nominación al Oscar (injustamente perdedora), y donde un bello tema central dedicado a la chica, un tema épico de aventuras a la vieja usanza y un genial tema para los Hunos daban vida a este maravilloso y exquisito score.
The Challenge (El Reto del Samurai, 1982) tiene el problema de ser una película bastante oscura, pese a ser hija de un director como Frankenheimer, y que pasó de puntillas entre el público aficionado al cine, y a Jerry Goldsmith, quien si bien conoce el dato de ser obra del compositor, muy pocos la han escuchado o conocen, o simplemente ni la mencionan una vez escuchada.
Y sin embargo, es una de sus obras más inspiradas en los 80, periodo fecundo del autor (quizás su periodo más bestial, el que va desde finales de los 70 a mediados de los 80), donde destaca la contraposición de dos ideas; un tema de gran belleza y excelente desarrollo, interpretado por la orquesta e instrumentación étnica, de tono oriental, my pausado y delicado, y en contraposición, música de acción muy percusiva (por momentos recordándome a Planet of Apes en los primeros cortes de acción) y sobradamente agresiva y salvaje, reflejando la crudeza de la historia y de las peleas, especialmente el cuarto de hora final, donde Goldsmith nos propone un auténtico Tour de Force.
La «burrada» comienza con el corte Surprise Visitor / Forced Entry, puro Goldsmith en acción, donde toda la orquesta se luce presentando un corte de acción sorprendente y a la Goldsmith, seis minutos de frenesí musical, con fases realmente violentas, donde metales, percusiones y cuerda subrayan el fragor de la batalla final
Pero la cosa no acaba ahi; el desenlace es añun más bestial. La primera parte del corte final, As You Wish (escena de la película), es una auténtica animalada, un ostinato salvaje de tambores y timbales sirven de base para que los metales y las cuerdas construyan un ritmo agresivo para el combate final, de lo más violento y salvaje jamás compuesto por Jerry Goldsmith, y cuyo climático y magistral desenlace nos lleva al End Title, un reprise delicado y contenido del bello motivo central a modo de coda final.
Editada por Prometheus en su día, es un CD descatalogado, y es una lástima, porque creo que es una de las mejores obras del autor, una completa desconocida para muchos, y una fuente de placer inmensa.
9. Roxy Loses (Basic Instinct) 1992
No es extraño ver otra película de Paul Verhoeven dentro del Top Ten de Jerry Goldsmith, y máxime cuando hablamos de la genial Basic Instinct (Instinto Básico, 1992), magistral y tramposo thriller de connotaciones eróticas que sentaría las bases de los futuros thrillers, tanto a nivel de película como de música.
La química entre sus actores principales es evidente (Michael Douglas, quien acabaría en una clínica de desintoxicación para sexo adictos, y una sensual Sharon Stone), la dirección es magistral y dinámica, las escenas de acción son extraordinarias, con grandes dosis de violencia (como el crimen que abre la película), además de explícitas escenas de sexo y un buen guión.
El partiturón de Goldsmith sería nominado a los Oscar, con total justicia, y quizás contra pronóstico por el tipo de película (quizás haya sido una de las últimas sorpresas a mejor score nominadas por la Academia en este sentido), con un motivo central antológico, definido como una melodía envolvente, donde las cuerdas te arropan y seducen, apretándote y soltándote, dulcemente, hasta que, finalmente, Goldsmith te clava su aguijón, con una explosión violenta y agresiva para el momento del crimen/clímax, según corresponda.
Hay tantas escenas míticas que podríamos empezar y no acabar, donde imagen y música van de la mano, como el famoso interrogatorio de Catherine Tremell (Crossed Legs), la persecución de coches (Night Life), el clímax final con el crimen del ascensor (Games Are Over) o el famoso polvazo del siglo (Pillow Talk).
Aunque si de acción hablamos, aunque el Night Life es brutal, me quedaría con el fantástico Roxy Loses, donde la lesbiana amante de Catherine (Roxy) se lanza con su coche para intentar atropellar al detective Curran, con fatal desenlace para la chica.
Piano y cuerdas van contribuyendo a generar misterio y tensión (con los violines alargando las notas de una forma inquietante y sinuosa), hasta que los metales hacen acto de aparición mediante las trompetas, lanzándose en un frenético y salvaje ritmo de acción, donde los violines, piano, percusión, sintes y de nuevo metales echan literalmente humo.
Diálogos con alternancia de las cuerdas con las trompas y las trompetas (o simultáneamente), van lanzando el frenético y poderoso motivo de acción hacia un crescendo final apabullante, deshecho magistralmente por los violines, que interpretan el motivo central, acompañado de pizzicatos de cuerda.
En definitiva, Goldsmith y Verhoeven son éxito asegurado, como más tarde demostrarían en su última colaboración, Hollow Man (El Hombre sin Sombre, 2000), un excelente score que, como los buenos vinos, ha ido madurando cada vez más y más, convirtiéndose en un magistral trabajo del Maestro.
Consejo: Si buscas la esencia de la partitura, la vieja edición de Varése Sarabande, con sus cuarenta y poco minutos escasos te será más que suficiente, aunque si eres completista, de cabeza a la edición de Prometheus.
10. No Sale (King Solomon’s Mines) 1985
Otra burrada, asi de claro. La pelicula está ligeramente (y libremente) basada en la famosa novela de H. Rider Haggar, que tan buenos resultados ha dado en otras versiones, y tan cutrillos en otros (como es el caso que nos ocupa)
Producida por la defunta Cannon, y dirgida con cierto oficio por J. Lee Thompson (con quien Goldsmith colaboraría en The Chairman, The Reincarnetion of Peter Proud y Caboblanco), la película trata de hacer un refrito con la clásica historia del héroe Alan Quatermain, adaptándola como un vehículo de acción más al uso, con escenas dificiles de digerir o aptas para el delirio sumuns (y acto seguido, unas gotas de colirio).
Richard Chamberlain interpreta al famoso héroe, una joven y bella Sharon Stone hace de compi, y tenemos como malos malísimos a Herbert Lom (el famoso jefe inspector Charles Dreyfus de la saga de La Pantera Rosa) y John Rhys-Davies (Gimli en The Lord of the Rings y Shallah en la primera y tercera entrega de Indiana Jones).
Musicalmente siempre se ha dicho, y con razón, que este fue el Indiana Jones de Jerry Goldsmith, e incluso hay quienes la equiparan a nivel de calidad, y razón no les falta. Un temazo central de aúpa, destinado al héroe y sus aventuras (que se encuentra omnipresentes en todo el score).
Y muchisima acción, vamos, lo que más. Y hablamos de otro disco que casi podría copar un Top Ten, con salvajadas tan maravillosas como Have A Cigar (donde además introduce el tema de las valkirias de Wagner para el personaje de Herbet Lom, como en Forced Flight), Under the Train, Dancing Shots, Forced Flight, The Crocodiles o Falling Rocks/Final Confrontation, por citar unos cuantos cortes.
Sin embargo, por destacar uno de esos cortes, me quedaría con No Sale, un maravilloso corte de tres minutos y medio que nos encontramos al principio de la película, y donde tras una vibrante apertura, la orquesta se lanza en un Tour de Force increíble, donde las trompas y las trompetas enuncian el motivo central, mientras que violines y percusiones imprimen ostinatos de urgencia y gran intensidad dramática, completamente increscendo, con maravillosas apariciones de golpeteos de campana.
Es la tarjeta de presentación perfecta para una hora y cuarto de acción y aventuras despampanante, (en una maravillosa edición de Prometheus) donde Goldsmith le saca brillo a a todos los instrumentos de la orquesta… y se queda tan ancho.
Top Ten Flexible
Es complicado elegir siempre Tops o Rankings donde encorsetar lo mejor de algo o alguien, para luego decir o pensar aquello de… mejor 20… o 30.
Se han quedado fuera joyas de todos los gustos y colores:
- El material de acción de la agresiva y violenta The Cassandra Crossing (El Puente de Casandra, 1976), una auténtica gozada setentera del Maestro, donde demostraba el genial momento de forma que vivía.
- El primer First Blood del Maestro, con momentos tan magistrales como la huida de la cárcel (The Razor, con esa explosión maravillosa del motivo central), la escena del acantilado ( Hanging On) o la cacería de la montaña (Mountain Hunt).
- El material de acción de películas de los 90 como U.S. Marshals, como el genial Following Chen, su Chain Reaction y la persecución del hielo (Ice Chase), o las escena del acoplamiento del Remora con el avión secuestrado en Executive Decision.
- El repertorio de acción de The Mummy (1999) del Maestro, para enmarcar, especialmente la segunda parte de la película, y que se ha quedado fuera del ranking por nada (sinceramente, me lo pensé mucho, y mañana me arrepentiré, seguro).
- El temazo de acción para el avión secuestrado en Ransom (aka The Terrorists, 1975), con Sean Connery de protagonista.
- Las peleas de los protagonistas de The Edge (El Desafío, 1997) con el oso asesino que ronda por los bosques, con temazos como The Ravine o Deadfall / Bear Fight.
- El material de acción de Hollow Man, en el año 2000, donde todavía Goldsmith ofrecía un gran pulso para la acción.
- El fantástico corte del pago del dinero en Along Came a Spider (La Hora de la Araña, 2002), recogido en el corte The Ransom, puro Goldsmith.
Y un largo etcétera, que por seguir me paro, porque podríamos estar así hasta el día del juicio final.
Y estoy seguro que a vosotros os vendrán más temas, y que incluso cambiaríais algunos de los temas elegidos por otros más de vuestro gusto, y sin faltaros razón, pero este ha sido mi ranking, y espero os haya gustado, aunque sea por confrontar los gustos y las elecciones.
Un abrazo a todos y Feliz 83 aniversario del gran Jerry Goldsmith, para este humilde servidor, el mejor compositor de la historia.