FANT 25, el fantástico con ahínco
Jueves, 14 de abril de 1994. El salón de actos de la bilbaína Biblioteca de Bidebarrieta acoge la proyección de la película Terroríficamente muertos. Asistimos al nacimiento de la I Semana de Cine Fantástico de Bilbao, una “locura” de Javier G. Romero, que surge como extensión natural de su publicación Quatermass. Durante sus primeros años de existencia, visitan la capital vizcaína nombres del fantástico tan ilustres como Paul Naschy, Jesús Franco o Narciso Ibáñez Serrador. En su sexta edición, el Ayuntamiento de Bilbao recoge el testigo de la organización y la semana pasa a ser festival y a llamarse FANT. Muchas vicisitudes después y crisis económica por medio, el festival se halla dirigido por Justo Ezenarro y se puede decir que avanza con pasos lentos, pero firmes. Clara muestra de ello, la vocación de atracción de estrellas internacionales, que no sólo disfrutan de la ciudad, sino que también se dan baños de multitudes.
Aprovechando el aniversario, el conjunto de actividades previas al festival, englobadas dentro de la denominación PreFANT, se ha extendido durante varios meses. Presentaciones de libros, preestrenos, exposiciones o un ciclo, en colaboración con la Fundación BilbaoArte Fundazioa, dedicado a Mary Shelley, para celebrar los doscientos años de la publicación de Frankenstein en 2018. Entre los preestrenos, el 7 de marzo, le tocó el turno a 70 Binladens, la última propuesta cinematográfica de Koldo Serra, con música de Fernando Velázquez. AsturScore tuvo la oportunidad de charlar con el director y el resultado lo podéis leer en nuestra sección de entrevistas.
Las actividades también pisaron, aunque fuera de puntillas, el espacio primigenio del festival en uno de los Diálogos con la literatura de Bidebarrieta Kulturgunea. El 9 de marzo, los escritores Elia Barceló y José Carlos Somoza charlaron sobre literatura fantástica con la periodista Elena Sierra, del periódico El Correo. Ambos autores destacaron la libertad que concede el género a la hora de escribir, ya que “creas un mundo nuevo sin necesidad de explicar por qué pasa lo que pasa.” Barceló contó al público asistente el argumento de su relato Mil euros por tu vida, que dio pie a una versión cinematográfica bastante interesante titulada Transfer. Ella tiene claro que “el cine de ciencia ficción se basa en los efectos especiales y las explosiones, pero la literatura trata de personas y de sus problemas.”
El jueves 2 de mayo, la víspera de inaugurar oficialmente el festival, se proyectó en la Sala BBK la película The Stuff. In-Natural, del recientemente fallecido Larry Cohen. Primera proyección dentro de la sección Maestros del FANT, se trata de un film absolutamente delirante sobre un adictivo yogur que surge de la tierra y convierte en fanático zombi a todo aquél que lo consume. Resultó curioso observar la entrada de unos cuantos espontáneos de cierta edad en la sala, y el abandono de la misma por parte de algunas señoras que peinan canas desde hace años, al comprobar la naturaleza de la película.
A continuación, se pudo ver el documental Jack Taylor: testigo del fantástico, de Diego López, precedido por el cortometraje de Wiro Berriatúa, Abuelita. Una historia sobre súper heroínas protagonizada por Diana Peñalver, presente en la sala y jurado del festival este año, y que cuenta con Jack Taylor en el papel de villano. Curioso experimento que mezcla realidad y mundos fantásticos y que viene a decirnos que no siempre podemos escoger el rol que jugamos en nuestras vidas. Tras las proyecciones, se desarrolló un interesante coloquio, moderado por Javier G. Romero (Cine-Bis), entre el mismo Jack Taylor, que recibió el FANT de Honor, y Diego López (El buque maldito). López no se considera director y el documental es más una reivindicación, “la mirada del fan que le da un espacio a su mito.” Por su parte, Taylor explicó que, en sus comienzos, no entraba dentro del prototipo de galán que se estilaba, por lo que se desplazó a lugares en los que pudiera destacar, trasladándose de los Estados Unidos a México y, de allí, a España. Entre recuerdos, comentó que el “fantaterror” español de la época era pura artesanía, ejecutada por buenos profesionales, recalcando que “aunque no había dinero, había verdad.”
El viernes por la mañana, el director Fred Dekker, que sería homenajeado esa misma noche en la gala inaugural, reconocía ante los medios sentirse “emocionado y un poco abrumado” en su primera visita a nuestro país y confesaba que siempre ha querido volver a dirigir, aunque los estudios no lo han llamado, porque “mis películas como director no han tenido éxito.” Durante la charla, comentó que la música de cine es fundamental en su vida y que escribe sus guiones mientras la escucha. De hecho, el primer día de grabación de la banda sonora de Una pandilla alucinante, que según Dekker es “uno de los mejores trabajos de Bruce Broughton“ y “lo que proporciona unidad a la película”, no pudo evitar romper a llorar. También reconoció que necesitaba a Basil Poledouris para RoboCop 3 porque, sin él, “no se podía afirmar que se tratara de una película de RoboCop.”
El Ayuntamiento tiró la casa por la ventana para la gala de inauguración y cerró la calle del Teatro Campos, con alfombra roja y tarta de 25 aniversario incluida. Durante la misma, presentada por Lander Otaola, en lo que viene siendo un clásico, e Ylenia Baglietto, se entregó el FANT de Honor a un agradecido Javier G. Romero y el premio Estrella del FANTástico a Fred Dekker que, claramente emocionado, dijo: “me habéis hecho sentir como un triunfador.” La anécdota de la noche la dejó Otaola comentando, sin saber que se trataba del director del largometraje inaugural, el divertido calzado de un simpático Joe Penna, que le siguió el juego sin ningún problema.
Ártico es una película de supervivencia cuyos primeros 20 minutos se ven como un documental de naturaleza, con una cámara estática, igual que las que ruedan animales. Un ejercicio de estilo que sale adelante por el buen hacer de Mads Mikkelsen, que es capaz de llevar la película sin apenas diálogo. Comentaba divertido el director que tenían tan sólo 45 páginas de guion y que unos preocupados productores no dejaban de decir “necesitamos 90 minutos de película.” Con una banda sonora a cargo de Joseph Trapanese, muy en la línea de Oblivion, Penna afirmó que la música aporta mucho a la película y que le “encantaría poder volver a trabajar con el compositor.” Un comentario a tener en cuenta, considerando que Penna es músico él mismo, siendo conocido en YouTube como MysteryGuitarMan.
De entre todas las películas de la Sección oficial, Bosque maldito se alzó merecidamente con el galardón a mejor largometraje. La proyección en los Golem Alhóndiga representaba el estreno español del film dirigido por el irlandés Lee Cronin que, ante una sala a rebosar, comentaba jocosamente que había realizado “el anuncio de Durex más largo de la historia.” Si bien es cierto que la historia gira alrededor del muy manido doppelgänger con elementos de El sexto sentido, La invasión de los ultracuerpos o El pueblo de los malditos, consigue hacer que se vean frescos, a pesar del exceso de finales o de la intrusiva música de Stephen McKeon.
Junto a ella, también se pudo ver la nueva entrega de la saga de La venganza de los muñecos, con la música de Richard Band como referencia y guiada por una curiosa marcha. Puppet Master: The Littlest Reich es una película irregular que ofrece lo que promete: un montón de sanguinolentas muertes, a cada cual más delirante, mientras unos muñecos nazis tratan de conquistar el mundo (léase, hotel de pequeña población) para mayor gloria del Tercer Reich. Por su parte, Peripheral, servida por Paul Hyett, director de la simpática Howl: Aullido, resultó tener unas ambiciones excesivas para su mensaje simplista y sus ampulosos diálogos. La actriz protagonista, Hannah Aterton, presentó la película, pero desapareció misteriosamente para el coloquio. El estreno mundial de The Chain, con música de Arnau Bataller, reunió en la sala a gran parte del reparto (Adrienne Barbeau incluida), la directora de arte y a los productores, que arroparon a David Martín Porras tanto en la presentación como en la proyección, ya que no habían visto todavía la película finalizada. En el coloquio posterior, el director afirmó que “es fácil juzgar un mal crimen”, ya que el protagonista padece lo suyo durante el metraje, hasta llegar a la sorpresa final. El film parte de una premisa interesante, ligeramente basada en hechos reales, pero al guion le falta reposo.
El ganador del Panorama fantástico resultó ser el mediometraje Escombros, del coruñés Álvaro Pita. Un delirio que mezcla la crítica social con el cine de acción más descerebrado de los ochenta y que su director ha tardado 8 años en completar. Experimento absolutamente alienígena, con escenas que parecen salidas de Corrupción en Miami, y que invita a identificar la infinidad de homenajes a otras películas a ritmo de una banda sonora compuesta por el propio Pita junto con Hugo Paradela y en la que prima la electrónica. A pesar de las opiniones enfrentadas de la sala, no cabe duda de que se trata de un cine que sale de las entrañas y que arriesga en lo que quiere contar. Al igual que el premio al mejor cortometraje dentro de la misma sección, que recayó en Switch, trabajo fin de curso de la belga Marion Renard. Curiosa historia, con escenas de sexo bastante explícito, en la que una adolescente descubre su sexualidad.
El festival también tuvo la suerte de contar con el equipo al completo de El cerro de los dioses de Daniel M. Caneiro, quien, tras muchos años enviando cortometrajes sin suerte, se mostraba gratamente sorprendido de que hubieran seleccionado su película. Como él mismo dijo, refiriéndose al argumento de su falso falso documental, “todo el mundo tiene algo que lo lanza a la fama. Llámalo criatura o llámalo padrino.” Quizá la idea resulte un tanto alargada, pero ha conseguido meter en el ajo a unas cuantas caras conocidas del cine español.
FANT al rescate revisitó Muertos y enterrados, o el farol del alfarero, de Gary Sherman, aprovechando su visita a la ciudad como miembro del jurado de la Sección oficial. Y con quien próximamente se publicará una entrevista, en la que habla sobre su carrera y sobre su colaboración con el compositor Joe Renzetti. Resultó harto curioso que tanto él como su traductora se quedaran en la sala durante la proyección. Tras ella, Sherman contaba que habían pasado 8 años desde su trabajo anterior y que “quería hacer algo que de verdad deseara. Una película sobre el totalitarismo, sobre gente controlando a otra gente.” Para terminar diciendo que “los ordenadores jamás serán capaces de sustituir al desaparecido Stan Winston.”
A continuación, siguiendo con el tema de los enterramientos, llegó el Premio FANTrobia de esta edición: Guillermo de Oliveira, con su Desenterrando Sad Hill. Las notas de Zeltia Montes envolvieron al público de una sala casi llena. Y eso que la película se estrenó en los cines el año pasado y se encuentra disponible en Netflix desde Navidad. La presentación corrió a cargo del propio director junto con uno de los protagonistas, Joseba del Valle, para desgranar la génesis del proyecto. La ilusión de la película bebe de la ilusión de lo que cuenta y el sueño imposible de los protagonistas también se ha convertido en el sueño del realizador de sacar adelante su proyecto sobre el cementerio del trielo final de El bueno, el feo y el malo.
La gala de clausura del festival, amenizada por María Goiricelaya, Miren Gaztañaga y Ane Pikaza, tuvo lugar en el auditorio del museo Guggenheim. Durante la misma, con gran repercusión en los medios a nivel nacional, se hizo entrega del galardón Maestro del FANTástico a J.A. Bayona, que agradeció que no le hubieran llamado director jurásico y quedarse sólo en un monstruo que ha hecho lo imposible por el cine que tanto ama. Guillermo de Oliveira también recogió su FANTrobia y aseguró que iba a seguir trabajando para ser digno merecedor del premio. Como proyección de clausura, pudo verse la surrealista y divertida comedia francesa Bajo arresto (Au poste), en la que un interrogatorio en una comisaría se convierte en una historia absurda, fantástica, delirante y en la peor pesadilla de sus protagonistas, mientras Quentin Dupieux, director y guionista, se ríe del público sin piedad. La noche se cerró con un Art After Dark en el atrio del museo, en el que Carlos Bayona hizo las delicias del respetable pinchando discos junto a su hermano. Todo un espectáculo ver a la gente preguntándole a J. Bayona por su hermano Carlos para hacerse una foto con él. Y es que, por una cosa o por otra, pocos asistentes del festival acudieron a la fiesta final.
Han pasado 25 años desde aquella primera proyección en la Biblioteca de Bidebarrieta, pero la aventura que empezó como una labor de amor por parte de Javier G. Romero está en buenas manos. Tanto Justo Ezenarro como el equipo formado por Eugenio Puerto, Asier Guerricaechebarria o Irma Cerro mantienen vivo el espíritu y la energía necesarios para continuar sacando adelante una “locura” como ésta. Para muestra, un botón: el sábado 11 de mayo, una vez finalizado el festival oficialmente, la Sala BBK acogió la proyección del Palmarés y ahí estaba Ezenarro, a nivel personal, acompañando a su esposa y a unos amigos a los que había recomendado la película ganadora de la Sección oficial. Eso es amor al fantástico. ¡Larga vida al FANT!