Crónicas: Oviedo FilmMusic Live!

Escrito por , el 1 marzo 2015 | Publicado en Crónica

Pasados unos días del primer FilmMusic Live! (Jornadas de Música de Cine de Oviedo), es momento de reflexionar y hacer un repaso calmado a sus principales actividades. Celebrado entre los días 18 y 21 de febrero, la mayor parte del evento estuvo formada por unas jornadas musicológicas, impartidas en diversos espacios relacionados con el mundo de la música, el audiovisual y la cultura. Aunque tal vez sea más correcto decir unas jornadas cinematográficas, ya que más que hablar de música se habló de cine y de cómo narrar historias con música. El empleo de compases y de notas quedó reservado para los ensayos de orquesta y coro, que estaban preparando el gran concierto final, celebrado el sábado 21 en el Auditorio Príncipe Felipe de la capital asturiana.

Día 1 – El Origen de FilmMusic Live!

El pistoletazo de salida a las jornadas tuvo lugar en el mismo auditorio el miércoles 18 a las 6 de la tarde, con la presencia de los organizadores y de los principales valedores del evento. Comenzaron la presentación Inmaculada González, Primer Teniente Alcalde y Concejal de Gobierno de educación y cultura del Ayuntamiento de Oviedo, e Iván Ardura, director de instituciones de La Caixa en Asturias, dando paso a Rubén Franco, presidente de la Asociación Asturiana de Música de Cine.

Rubén explicó a los asistentes que el origen de la asociación es fruto de la pasión de seis amigos que se conocieron en el Festival Internacional de Música de Cine Ciudad de Úbeda y que, en 2010, decidieron dar el paso y fundar una página web de reseñas, AsturScore. Todo ello para difundir la música de cine y, también, para dar a conocer a nuevos compositores. De hecho, y citando a Berto Pena, uno de los fundadores de la web, Rubén aclaró que “a todo el mundo le gusta la música de cine, pero no lo sabe.”

A continuación, intervinieron Patxi Aizpiri, director del Coro de la Ópera de Oviedo, y Conrado Xalabarder, crítico de la revista Fotogramas y alma máter de MundoBSO, una completa base de datos online de bandas sonoras, con más de 18.000 de ellas. Refiriéndose al concierto de clausura, Patxi comentó que lo que se iba a oír ese sábado eran obras de gran riqueza que llegan a todos los públicos. De hecho, Conrado añadió que un evento así es una apuesta segura y que la cultura es el mejor antidepresivo en tiempos de crisis.

Para cerrar el acto, Pablo Laspra, director de las jornadas, explicó que el FilmMusic Live! no es una fórmula nueva, pero que sí daba sus primeros pasos en Oviedo. Y, haciendo un resumen del programa del concierto, invitó a todos a los presentes en la sala a asistir al mismo.

Día 2 – Humo y Espejos

El día siguiente al mediodía, en el Colegio San Ignacio, Conrado Xalabarder impartió la primera conferencia de las jornadas. En un salón repleto de estudiantes, Conrado explicó que la gente que trabaja en el audiovisual se dedica a engañarnos y que, si no lo consiguen, es que algo han hecho mal. Es decir, un niño no debe ver los hilos del titiritero. Con la música sucede lo mismo, está en una película para narrar, para dar información. Y el ejemplo más sencillo es el siguiente: escena bonita más música bonita resulta en una escena muy bonita; pero, ¿qué pasa si a una escena bonita le ponemos música apocalíptica? Conrado pasó el resto de la hora larga de conferencia explicando, con música e imágenes, por qué el espectador nunca cuestiona la música y los diferentes recursos que pueden emplearse para transmitir información, para manipular o para identificar una música con un concepto.

“Se acabó ser espectadores.” Así comenzó la charla de la tarde en la Escuela Universitaria ESNE. No hay que ver la pantalla. Hay que mirar desde ella hacia fuera. En una clase con estudiantes de varias disciplinas y unos cuantos de ellos interesados en trabajar en el mundo de los videojuegos, Conrado fue desgranando qué es lo que hace buena a una banda sonora.

En el caso del audiovisual, la música debe ser útil a la narración. Y eso es el resultado de un análisis intelectual. No hay que hablar de emociones, porque son subjetivas. En realidad, ¿qué es una música romántica? Algo diferente para cada uno. Pero los conceptos son objetivos: una música para una pareja de ancianos, que han resistido a los embates de la vida, llena de dignidad y melancolía Un compositor que trabaja en una película de terror no puede pasar miedo componiendo, tiene que dar miedo.

Día 3 – Los Gritos del Silencio

El grueso de las conferencias de la mañana del viernes tuvo lugar en el Conservatorio Superior de Música del Principado de Asturias, con el profesor y compositor Fernando López Blanco como anfitrión.

La primera de las charlas, a cargo del pianista y también compositor Pablo Laspra, versó sobre las herramientas disponibles para la música audiovisual y el saber cuándo usarlas. En general, un director de cine tiene claro lo que necesita de la música, pero no posee conocimientos musicales. El compositor debe hacer al director partícipe de sus ideas, con argumentos sólidos. Y, tan importante como la música, es saber dónde no debe haberla. El silencio es música.

Para Pablo, la música no debe subrayar lo que ya se ve. Es algo que sirve para salvar las carencias de los actores, para meterse en los personajes, para narrar. Es necesario saber usar la música. ¿Hay que emplearla en esta escena? ¿Debe empezar antes? ¿Debe acabar más tarde?

Y, para conseguir todo la anterior, hay un montón de clichés que un compositor puede emplear. Tener influencias no es malo. Al contrario, resulta imposible no tenerlas. Improvisar sobre un cliché es una fuente de inspiración como cualquier otra. Y Pablo se encargó de demostrarlo, haciendo uso del piano que había en la sala.

Después de un descanso, Conrado Xalabarder tomó el relevo para desarrollar el concepto de “sacrificar para beneficiar”. Concepto de especial importancia, si se considera que la conferencia tenía lugar en un conservatorio. Para él existen tres tipos de compositores. Está el compositor que piensa: ¿qué puedo hacer por la película?; lo que no está nada mal. Existe el compositor que piensa: ¿qué puede hacer la película por mí?; el intruso, el que quiere destacar. Y, finalmente, tenemos al compositor que piensa: ¿qué puedo hacer con los espectadores?; el auténtico cineasta. Lo importante es la película, no la música. Por eso, a veces, hay que sacrificar la música y el ego del compositor para beneficiar a la película, que es un trabajo de equipo. Con el director no hay que hablar ni de música ni de emociones, sino de conceptos. La emoción será el resultado.

La conferencia de la tarde se celebró en el aula magna del edificio histórico de la Universidad de Oviedo. El profesor de música y audiovisual Eduardo Viñuela Suárez expuso que la música hoy en día se consume, en gran parte, en formato audiovisual, empleando plataformas como YouTube. Y recalcó la importancia de la música como lenguaje y elemento narrativo, para ceder la palabra a Conrado Xalabarder, que nos presentó su último libro, El Guion Musical en el Cine. Libro que recoge gran parte de las reflexiones y ejemplos que habían podido oírse los días anteriores, aprovechando el autor para comentar lo que puede ser el germen de su próxima publicación.

La música es un elemento artificial. En la vida real no suena una banda sonora. Además, podemos elegir si queremos escuchar algo o no. Pero en el cine no hay elección. La música nos controla. Y partiendo de la base de que el tercer tipo de compositor comentado un poco más arriba es el cineasta, se trata de que el compositor tome sus decisiones desde la misma pantalla. No mirando la película, sino siendo parte de la misma. Se trata de meter al espectador directamente en el mundo de la ficción.

Día 4 – El Amanecer de FilmMusic Live!

El sábado era el día grande del evento, con el concierto como colofón final. En la previa, y para ir calentando motores, se desarrolló en el propio Auditorio Príncipe Felipe una mesa redonda con participantes provenientes de diferentes campos: Óliver Díaz (director de orquesta), Celsa Alonso (Universidad de Oviedo), Fernando López Blanco (Conservatorio Superior de Música), Conrado Xalabarder (MundoBSO, revista Fotogramas), Rubén Franco y Braulio Fernández (AsturScore) y Pablo Laspra (director de FilmMusic Live!).

Durante el coloquio se trataron diversos temas, comenzando por el ya tópico de qué es la música de cine, como música aplicada unívoca, y si se puede comparar con la música clásica. Asunto que llevó la conversación hacia el mundo de la ópera, donde la música se encarga de añadir lo que el texto no explica. Todo ello seguido por un breve análisis de la evolución musical del último siglo, tanto en el mundo del cine como en general, suscitando una interesante controversia sobre si la música de cine funciona en concierto o no, para que los presentes terminaran contando qué bandas sonoras les habían marcado en su vida.

Después de un parón para  preparase, el concierto comenzó puntualmente a las 8 de la tarde, con el auditorio lleno hasta la bandera. 1.500 localidades que llevaban agotadas desde la víspera, gracias a unos precios populares y a lo atractivo del repertorio a interpretar, con conocidos temas de películas del Hollywood reciente. Un evento promovido por la empresa Soundtracks Live!, de Mikael Carlsson, y presentado en el auditorio por el director de las jornadas, Pablo Laspra.

La orquesta Oviedo Filarmonía, dirigida por Óliver Díaz, interpretó la primera parte del concierto, dedicada en exclusiva a música orquestal. El maestro Díaz supo extraer lo mejor de la orquesta en una interpretación equilibrada y fiel a los tempos originales, consiguiendo centrar toda la atención de los asistentes en la música.

El primer tema en escucharse no fue precisamente uno de los más sencillos, Regreso al futuro de Alan Silvestri. La orquesta salió airosa del trance y consiguió meterse al público en el bolsillo para, a continuación, entrar de lleno en el mundo del western con Mil maneras de morder el polvo, de Joel McNeely. La siguiente suite quizá fue la que más floja sonó, El señor de los anillos, de Howard Shore, para pasar rápidamente a El discurso del rey, de Alexandre Desplat, que cautivó a los asistentes con su delicadeza y elegancia. Y ya, huyendo de toda sutileza y capturando la atención del respetable, niños incluidos, Cómo entrenar a tu dragón, de John Powell. Una pieza en la que la orquesta lo dio todo. El único pero que quizá podría ponérsele es que habría sido una suite ideal para la segunda parte del concierto, al unirse el coro a la orquesta.

Uno de los momentos mágicos de la noche tuvo lugar cuando empezaron a sonar las primeras notas de piano de Cinema Paradiso, de Ennio Morricone, al que el maestro Díaz supo extraerle todo el jugo, en su sencillez, para volver a saltar al western con Wyatt Earp, de James Newton Howard. Las cuerdas estuvieron especialmente brillantes en Cadena perpetua, de Thomas Newman, para retomar la potencia orquestal de En busca del arca perdida, de John Williams, y el famoso tema de Indiana Jones.

Tras un cuarto de hora de descanso, se unió a la orquesta el Coro de la Ópera de Oviedo, dirigido por el donostiarra Patxi Aizpiri. Un coro ampliado con voces del Conservatorio Superior de Música para llegar casi hasta las cien personas. A destacar que el público fue capaz de mantener los aplausos mientras todos sus componentes iban ocupando su lugar en el escenario. La increíble entrega tanto de coro como de director mostró sus resultados durante la segunda parte del concierto, comenzando con Eduardo Manostijeras, de Danny Elfman. Quizá lo que mejor sonó, musicalmente hablando, fue la suite de Avatar, de James Horner. Si bien es cierto que había una lucha increíble por mantener el equilibrio entre la orquesta, la percusión y el coro, el maestro Díaz fue capaz de juntar el puzle y evitar que las piezas se dispersaran.

Continuando con temas fácilmente reconocibles, le llegó el turno a Piratas del Caribe, de Klaus Badelt, con su solo de chelo. Quizá la música quedara un poco más desnuda en concierto que en la película, pero sigue sonando muy efectiva. Y, siguiendo por la senda del cine de animación, orquesta y coro entregaron en bandeja la fantasía de Shrek, de Harry Gregson-Williams, para pasar posteriormente a la épica de Hans Zimmer y su Gladiator. La breve y efectista Iron Man 3, de Brian Tyler, sirvió de preámbulo a la coda final: Independence Day, de David Arnold.

Las casi dos horas de concierto habían pasado como un suspiro, con el público incapaz de parar de aplaudir. Orquesta y coro en pie en el escenario, saludando junto a Óliver Díaz, Patxi Aizpiri y Pablo Laspra. Un aplauso sincero para felicitar el duro trabajo de todos ellos y el buen resultado del concierto en particular y de las jornadas en general. Algo que le valió al público una nueva interpretación del tema de Indiana Jones, a modo de bis.

Sólo nos queda esperar que, gracias a la calurosa acogida del evento, esto no se quede en una mera gota de agua y pueda convertirse en todo un océano. El buen hacer de los miembros de la Asociación Asturiana de Música de Cine parece que empieza a dar sus frutos, aparte de esta página web de AsturScore. Y, sobre todo, espero que las jornadas sean capaces de mantener ese punto diferenciador de master class, de charlas formativas orientadas al mundo de la universidad y del conservatorio, porque de los nuevos músicos depende el futuro de la música de cine.

¡A empezar a trabajar en el Oviedo FilmMusic Live II!