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Al Salir del Cine: “Yuli”

Escrito por , el 16 enero 2019 | Publicado en Apuntes

Póster película YuliSiempre comprometida con las historias que cuenta Icíar Bollaín trata de enseñar con parca honestidad la realidad que circunda a los personajes de sus historias así como ésta afecta a sus vidas. Esta vez se centra en Yuli en contar la vida del bailarín cubano Carlos Acosta que fue el primer bailarín de color en obtener papeles relevantes dentro del mundo ballet. Lo hace con cierta tendencia a irse al docudrama y sin incidir de formas más directa en las duras condiciones familiares que lo rodearon para llegar dónde llegó. Salvo la figura del padre, que Bollaín que retrata con rabia y fiereza, siempre acompañado de un magnífico actor, las figuras femeninas parecen convidadas de piedra cuando también resultaron fundamentales. Llama especial atención cómo le marcó la enfermedad de la hermana y que aquí es tratada con un breve esbozo con el que apenas se llega a transmitir su importancia. La mirada se desviará más hacia la realidad social de Cuba pero sin la sentencia de otras de sus películas siendo el resultante final un dibujo algo difuso y escasamente enfático de todas las circunstancias que le rodearon. El verdadero interés y el fuerte de Yuli residirán en las espectaculares coreografías de baile que de forma sumamente sutil y hasta apasionada captarán, esta vez sí, todo el proceso de conversión de niño a gran figura de la danza de Acosta.

Y para ello jugará un papel fundamental la banda sonora de Alberto Iglesias. Será la que cuente y hasta narre perfectamente solapada a los números de danza esta trayectoria vital de Carlos Acosta. La marcada expresividad de la música, unida a su exquisita delicadeza y sensibilidad, hará que percibamos sin casi darnos cuenta todos esos estados emocionales por los que atravesó y que sea relativamente fácil empatizar con él. Su belleza plástica en Yuli no está por lo tanto reñida con su poder narrativo aunque los pasajes que quedan fuera de las danzas no resulten tan fundamentales para el propio devenir de los hechos. A cambio, estas partes ofrecen una inspiración y belleza en la melodía realmente disfrutables como la que se nos muestra nada más arrancar la película. Pero lo mágico de todo esto es que toda esta suerte de danzas compuestas por Iglesias podría formar perfectamente parte de un repertorio clásico debido a su gran calidad. Podríamos decir en conclusión que es uno de los trabajos más importantes del año, tanto a nivel musical como por su repercusión en la película, y que ya de paso nos vuelve a mostrar el enorme talento de un compositor incapaz de perder un ápice de su personal estilo, hasta componiendo música para géneros muy alejados de lo que habitualmente hace.