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Al Salir del Cine: «Sicario: Day of the Soldado»

Escrito por , el 4 agosto 2018 | Publicado en Apuntes

Pocos nos esperábamos que después de una película tan redonda como Sicario se hiciese una secuela. La incógnita era ver que aportaba esta versión dirigida por el italiano Stefano Sollima, director de la estupenda Suburray de la reconocida serie de TV Gomorra. Y la verdad es que poco o nada aporta salvo una visión levemente más optimista de sus personajes principales. Si en la película de Dennis Villeneuve había puro temperamento audiovisual aquí no encontramos con una narrativa más pausada y reposada, reflexiva incluso, pero viviendo de la misma contundencia en la resolución de las escenas más violentas. Esto tampoco es de extrañar pues el director italiano es otro experto en hacer que los hechos delictivos formen parte de la cotidianidad del hombre. Con todo y pese a su escasa inventiva y aportación es una película realmente notable.

La banda sonora de Hildur Guðnadóttir sigue exactamente los mismos parámetros que la construida por Jóhan Jóhansson para Sicario. Estamos hablando de música críptica, que sobrepasa el paroxismo, viciada, malsana y que sigue ese sonido retentivo y sincopado creado por el islandés y que encerraba a los personajes en una espiral de angustia e imposible marcha atrás. Sin embargo, al ser prácticamente la misma banda sonora el efecto no es el mismo que aquella. Y esto se debe, sobre todo, a los estilos narrativos tan dispares de ambos directores. Mientras que en aquella se aplicaba de forma mucho más precisa y concreta en determinadas escenas aquí hay un abuso de la música y su aplicación está mucho más extendida y, por lo tanto, su efecto queda más diluido aunque sigue siendo igualmente tóxico. Esto me da a pensar la enorme importancia de que director y compositor hablen el mismo lenguaje cinematográfico para que la experiencia audiovisual tenga un mayor impacto en el espectador. Aporta un tono más humano a los personajes que les concede un pequeño resquicio de escapatoria, apenas perceptible, en contraposición a la completa opacidad de Jóhansson.