Al Salir del Cine: “Blackwood”
Ardo en deseos de leer la novela. Esa es mi primigenia impresión después de ver la película. Lo mejor que puedo decir del film dirigido por Rodrigo Cortés es el amor que hay por el oficio. Cortés cuida los detalles, a los actores, las secuencias, los distintos planos e incluso es un maestro a la hora de medir los tiempos. Sin embargo, todo se evapora a la hora de no explotar un guion que no es siquiera la mitad de lo que podría haber sido siendo su tímido y torpe discurrir por los aspectos psicológicos el gran eslabón a superar del que ni siquiera reconoce su potencial. Efectivamente, la película cae en los recursos típicos del género y acaba convirtiéndose en una más pese a una premisa bastante interesante. No se vislumbra la libertad creativa de Concursante o Buried, posiblemente porque éste sea un encargo.
Complicada la labor de Víctor Reyes pues, como en Grand Piano, tiene que enfrentarse al complejo reto no sólo de componer una pieza que forma parte del relato sino cuyo artífice además es un virtuoso del piano. Y ya no sólo es que salga reforzado de esta ardua tarea, sino que convierte la banda sonora en uno de los aspectos más destacados de la película. Una pieza para destacar el virtuosísimo artístico no sólo en el personaje principal, sino en el resto de personajes extendiéndose en una suerte de magistral secuenciación de escenas de las protagonistas. Un inspirado tema para la mansión a modo de vals acompasa los pasos por la mortecina Blackwood y música de misterio y dramática, más recurrente pero completamente efectiva, completa este cuádruple cuadro de un trabajo que sin ser el mejor del compositor, pues la sombra de Grand Piano es alargada, ocupa un puesto destacado en la música de este año y congracia la dupla Cortés/Reyes como una de las más prometedoras y compenetradas del actual cine.