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Tinker Tailor Soldier Spy

Hace varios meses tuve conocimiento de la adaptación de la novela Tinker Tailor Soldier Spy (El Topo), del genial John Le Carré, uno de mis escritores preferidos de largo, algo que pronto me emocionó sobremanera, seguidor como soy del escritor (desde que viera allá en los 90 The Russia House).


Compositor: Alberto Iglesias

Año: 2011

Lo mejor: El nivel de perfecto ajuste con las imágenes.

Lo peor: Puede resultar densa y compleja, pese a todo.

NUESTRA NOTA

Viendo quien dirigía, actuaba y quien componía el score,… pues que queréis que os diga, comencé a emocionarme. Esa película estaba hecha para mí, tenía mi nombre. Espías, la guerra fría, ese toque frío y aséptico, tan típico de los 70, el repartazo…

Las imágenes, meses después, revelaban que no estaba para nada equivocado; esa película iba a ser de lo mejor del año, y cuando Silva Screen editó el score, poco tiempo tardé en adquirirlo, y utilizarlo de base musical para leerme el libro y ver, posteriormente, la película.

El resultado: una película inolvidable, densa y magnífica, un soplo de aire fresco ante un cine que ha perdido gran parte de su gracia y de su esencia, el de entretener y no dártelo todo hecho, dejando que el espectador participe en la trama, ofreciéndole, en compensación, magníficos planos e interpretaciones.

El Topo – La película

Generalmente, y quien haya leído una novela de John Le Carré lo sabrá, adaptar una obra de este escritor suele ser una tarea titánica, sobre todo si hablamos de auténticos tratados de información como The Russia House o Tinker Tailor Soldier Spy.

La cantidad de información, de personajes y de tramas es directamente proporcional a la complejidad y densidad de las mismas, y en El Topo no iba a ser menos. Hablamos de al menos diez personajes que tienen su incidencia dentro de la trama, con mayor o menor grado de protagonismo, aunque entre ellos destaca el agente George Smiley, llevando el peso de la trama.

Cambiando la estructura del comienzo del libro (de lo que hablaremos después), la película comienza con el capítulo del fracaso de la operación Testimonio en Hungría, que finaliza con el atentado contra el agente encargado de la misma, Jim Ellis (un siempre genial y efectivo Mark Strong), también conocido como Jim Prideaux, y que supone el fin de la carrera del director de operaciones, Control (un genial John Hurt, quien parece vivir una segunda juventud), obligándole a dimitir, y con él, a George Smiley (un Gary Oldman inmenso, de Oscar), su hombre de confianza.

La operación Testimonio había sido orquestada por Control para averiguar la identidad de un Topo, un traidor que está instaurado en lo más alto del Circus (el centro de control de espionaje de Londres), una operación que condenó a Control a su forzoso exilio del Circus.

Poco después, Control fallecerá por su delicada salud, y George Smiley volverá de su gris y aburrida existencia por mediación de Lacon (un genial Simon McBurney), quien le informará de que las sospechas de Control eran ciertas, y que la cúpula del Circus está bajo sospecha, gobernada y liderada por Percy Alleline (un genial Toby Jones), Toby Esterhase (otra genial actuación cortesía de David Dencik), Bill Haydon (el siempre efectivo Colin Firth) y Roy Bland (un seco y duro Ciaran Hands), está completamente bajo sospecha.

Smiley pedirá dos hombres confianza, a Peter Guillam (genial Benedict Cumberbatch, el nuevo Sherlock Holmes de la BBC) y a Mendel (un policía retirado), y comenzará una peligrosa investigación privada para desenmascarar al topo, donde tendrá especial relevancia la historia de un agente del Circus llamado Ricki Tarr (el musculoso Tom Hardy, visto recientemente en Warrior), en búsqueda y captura, y que había entablado contacto con la rusa Irina, quien poseía información sobre la identidad del topo.

Toda la información que va arrojando la película (las incursiones de Guillam en Circus para conseguir expedientes, varios flashbacks, las conversaciones con ex agentes del Circus como Westerby o Connie, la operación Witchcraft, el piso franco de intercambio de información,…) irá configurando un complejo puzzle cuya última pieza será la historia de Jim Prideaux sobre la operación Testimonio.

Todo ello desembocará en un plan maestro tejido por Smiley, resolviéndose el enigma acerca de la identidad del Topo, en un clímax final magistral y realmente satisfactorio, donde un gran gris se cierne sobre todos los personajes y las tramas acontecidas, algo muy habitual en la carrera de John Le Carré, donde ni los malos son tan malos ni los buenos son tan buenos.

Rodada con una precisión milimétrica  por el director Tomas Alfredson (el mismo de la genial y original historia de vampiros Let The Right One In), la película se beneficia por unas interpretaciones magistrales, donde destaca la hábil dirección de los actores, con una fría y realista puesta en escena, claro reflejo de la guerra fría entre los servicios de espionaje británicos y rusos durante todos aquellos años (décadas).

El director ofrece un puzzle incompleto, permitiendo al espectador ir encajando piezas a través de la narración de la historia, a quien se le exige participar en la trama, sometiéndole a un fantástico (y denso) torrente de información, algo que hecho de menos en el cine de hoy, donde las películas se esfuerzan en ser meros vehículos de acción al uso, con personajes planos y ausencia de tramas interesantes, y donde solo importa la cantidad de efectos especiales y explosiones que aparezcan en pantalla.

Además de la magnífica y envolvente historia de espionaje a la que estamos asistiendo durante dos formidables (y nada aburridas) horas, tenemos un sentimiento de soledad y melancolía que emerge en prácticamente todos los personajes de la película (algo patente en el magistral epílogo final), una característica siempre patente en las novelas de espionaje de John Le Carré (la soledad del espía), como en una de sus mejores y primerizas obras, El Espía que Surgió del Frío.

George Smiley personaliza ese sentimiento como el que más, y no puedo quitarme de la cabeza que la increíble y milimetrada caracterización de Gary Oldman ayuda a conseguir que sientas un extraño sentimiento de tristeza y pena por el agente del Circus.

Su maltrecho matrimonio (ese adulterio de Ann Smiley con Bill Haydon), arrastra gran parte de la infelicidad de Smiley, un personaje gris y dedicado por completo a su trabajo, fiel a su país, aunque quizás no convencido (como casi todos los agentes) del fin último del espionaje, de unos ideales cada vez más corruptos y unidos a intereses de todo tipo (a veces contrarios a la ética y a la moralidad).

Pero no es el único personajes; Jim Prideaux representa perfectamente la soledad, un juguete roto y desplazado en el Circus, emocionalmente tocado y desencajado, como la vieja Connie, una de las madres del Circus, como Ricki Tarr, prendado de Irina y loco por recuperarla, o el mismo Peter Guillam, quien se ve obligado a dejar a atrás a su pareja para evitar que sus investigaciones con Smiley puedan hacerle daños colaterales.

Nostalgia y melancolía, con algún toque de romanticismo, mezclado con una historia de espionaje apasionante y excelentemente construida y ejecutada, dan como resultado una película que es como una cebolla; tiene muchísimas capas, todas ellas de susceptible análisis, tanto en conjunto como por separado, cuya narración nunca se ve interrumpida, y que capta fielmente, como pocas películas lo han hecho, el espíritu de las novelas de John Le Carré, la soledad de sus personajes, la prescindibilidad de los mismos al servicio de intereses superiores, y el nuevo orden mundial imperante, un titán que devora y aliena al individuo para conseguir sus fines, convirtiendo a las personas en meros peones de una partida de ajedrez (nada alejado, tristemente, de muchas cosas que vemos hoy día).

Tinker Tailor Soldier Spy – John Le Carré: El Libro

Desde que descubrí a John Le Carré como escritor, leyendo su mítico y demoledor The Spy who Came from the Cold (El Espía que Surgió del Frío), me he hecho seguidor total de toda su obra, y desde ya hace muchísimos años me dediqué a comprar todas sus obras, un lujo de literatura.

Han ido cayendo muchos de sus libros en lectura, como The Tailor of Panama (El Sastre de Panamá), The Russia House (La Casa Rusia) o su comentado Tinker Tailor Soldier Spy, aunque duplican (o casi triplican) los que aún tengo en barbecho por leer.

Y lo que me apasiona de su narrativa, como bien dice un amigo mío (Jandro), es que su escritura es densa y compleja, dándote piezas de un puzzle que ni asomas a comprender, hasta que de repente… Zas… todo empieza a encajar, y los acontecimientos comienzan a precipitarse.

Largas conversaciones, historias densas llenas de datos y personajes, nombres en claves, sentimientos desencontrados, soledad y melancolía, dobles agentes y traiciones, y muchos, pero que muchos, grises. La realidad, dura y seca, sin edulcorantes, sin happy endings en muchísimas ocasiones, o en su defecto, con finales abiertos a la esperanza o a nuevos comienzos (un nuevo reseteo).

Tinker Tailor Soldier Spy es un libro que contiene todo eso y más, una experiencia maravillosa  a través de 408 páginas de brillante narrativa y de compleja construcción, donde se suceden multitud de tramas y subtramas que confluyen en la resolución final sobre quien es El Topo del Circus, y lo que es más importante, sus motivaciones, las que realmente afianzan el sentido del espionaje y la vida de sus integrantes, que no es otra que la nada más absoluta, el gris en su mayor expresión, la despasionalización y pérdida de ideales de los individuos, todo ello recayendo sobre la figura de un personaje sobre el que es casi imposible sentir algún tipo de antipatía.

El Topo, pues, es un complejo libro, que gracias a dios ha sido abordado brillantemente por Tomas Alfredson en la versión cinematográfica, construyendo una narración temporal completamente lineal, salpicada de brillantes flashbacks (destacando la historia de Irina y Ricki, y los tres flashbacks de la fiesta del Circus), donde destaca la brillante secuencia inicial, con la operación Testimonio, sita en Hungría (en el libro, este episodio transcurre en Checoslovaquia, y es ligeramente diferente, aunque el dramático desenlace es el mismo, el tiroteo sobre Jim Prideaux), y la salida de Control del Circus (escena brillante donde Alberto Iglesias nos presenta el tema de Smiley).

Este simple detalle, el del comienzo de la película, es una magistral prueba del magnífico montaje y del espléndido trabajo en el guión adaptado (un Oscar que debería ganar de lejos, y que solo aquellos que hemos leido el libro podemos comprobar).

Sin embargo, el libro comienza con la llegada de Jim Prideaux a Thursgood, una escuela donde dará clase de francés, y donde ya intuimos un oscuro secreto en la figura de este profesor, además de muchísima soledad y melancolía en torno a su figura, que tendrá como fiel compañero al alumno Bill Roach, un chico sin amigos que en el libro tiene mucho más protagonismo que en la película (aunque su aparición esté bien ajustada al acompañamiento del personaje solitario de Jim).

Acto seguido, John Le Carré nos introduce a George Smiley, un individuo gris y tristón, con una paciencia y tranquilidad infinita, capaz de torpedear con interrogatorios sucesivos a cualquier espía o sospechoso, consiguiendo que el interrogado se meta en constantes berenjenales con cada respuesta que da, configurando una red de telarañas en las que envuelve a sus interrogados, una trampa que acaba siempre dando sus frutos (salvo con Karla, su Némesis, el único espía ruso que ha dejado en evidencia a Smiley, el padre de la criatura que se ha infiltrado en el Circus).

Es la aparición de Ricki Tarr y su historia sobre Irina, una espía soviética de la que se enamora, la que comienza a destapar la historia del topo, y con ella, los viejos temores de Control, el anterior (y fallecido) jefe del Circus, temores que se despertaron cuando Percy Alleline consiguió una extraordinaria fuente de investigación, apodada como Merlin, que desvelaba valiosos y cuantiosos detalles sobre el ejército y el servicio de espionaje soviético, a través de la operación Brujería (Witchcraft), sumándose al carro de Percy los agentes Roy Bland, Toby Esterhase y Bill Haydon, casi en una especie de futuro golpe de estado en el Circus.

Lacon, uno de los superiores ante los que el Circus debe rendir explicaciones en sus decisiones, permitirá la caza de brujas de Smiley, quien se servirá de Mendel y de Peter Guillam para llevar a cabo sus pesquisas, devorando expedientes y documentación de Control y del Circus (extraídos furtivamente por Guillam).

Todo ello irá cercando a los sospechosos, Percy Alleline, Toby Esterhase, Bill Haydon y Roy Bland, con especial relevancia a la figura de Jim Prideaux (Jim Ellis), quien tiene alguna de las piezas finales para ir encajando el rompecabezas final, donde el ex agente del Circus revelará todo lo que sabe sobre la operación Testimonio.

Curiosamente, este episodio, que comienza a narrarse en la página 309, pasados ¾ del libro, es el comienzo de la película, algo brillante y que permite al público partir de la idea básica del libro; la investigación que inició Control para cazar a un Topo mediante la operación Testimonio, con la única colaboración de Jim, así como el fracaso de la misma, que originó la caída de Control, así como la “jubilación anticipada” de varios agentes del Circus como George Smiley, Connie o Westerby, todos aquellos que pudieran tener conocimientos que pusieran en peligro la Operación Brujería o el descubrimiento del topo.

El desenlace final, una operación ideada por Smiley para desenmascarar al Topo (donde Mendel, Guillam y Ricki Tarr serán piezas fundamentales para el éxito), pondrá las cartas boca arriba, descubriéndose la identidad del mismo, algo que casi sospechas desde la mitad del libro, y que dicho en palabras de Smiley:

Lo sabía, desde luego. Siempre había sabido que era ()… Lo sabía, igual que Control lo había sabido, e igual que Lacon lo supo en casa de Mendel ()… Todos habían compartido tácitamente aquel no expresado cuasiconocimiento que era como una enfermedad que esperaban desapareciera como si nunca la hubieran tenido, como si nunca hubiera sido diagnosticada”. (página 384).

Curiosamente, la  historia tiene un brillante y relevador epílogo final, esos grises que tanto gustan al escritor, y que Tomas Alfredson, brillantemente, cuenta más explícitamente en pantalla, poniendo rostro e imágenes al mismo (un detalle que el libro omite, hablando solo de las consecuencias finales).

En el fondo, John Le Carré es un sentimental, un romántico,  que busca dotar de alma y sentimientos a sus personajes, de buscar motivaciones por las que seguir respirando, por las que seguir viviendo, una luz cual faro que ilumine la triste existencia del espía, de sus motivaciones. Y es que en esta vida, ni hay buenos tan buenos ni malos tan malos, hay personas con multitud de grises, llenas de aristas y defectos, de los que solo llegamos a conocer un pequeño % de su verdadera naturaleza.

En definitiva, un libro recomendable, y una película formidable.

Alberto Iglesias – Música para un Topo

Curiosamente, Alberto Iglesias inició su bautizo internacional con otra excelente y gran película basada en la obra de John Le Carré, The Constant Gardener (El Jardinero Fiel, 2005), una maravillosa y, de nuevo, melancólica partitura, que supuso la primera nominación a los Oscar para el compositor, y además, la primera para un compositor español.

Era cuestión de tiempo que, con la clase y oficio de Alberto Iglesias, el salto al mercado internacional fuese un hecho consumado, pero quizás pocos pensasen que la primera incursión del donostiarra fuera a terminar en nominación al Oscar, y en una de las mejores películas, y de largo, del año 2005.

Le seguirían joyas como The Kite Runner (nuevamente nominada a los Oscar) y el Ché de Steven Soderbergh, mientras continuaba trabajando a las órdenes, de vuelta a España, con Pedro Almodóvar.

Es este 2011 uno de los años más redondos del donostiarra, donde su nueva colaboración con el manchego, La Piel que Habito (The Skin I Live In) le ha supuesto un nuevo aplauso de la crítica y los aficionados, recibiendo un reciente Goya (su décimo), y acompañado de la genial Tinker Tailor Soldier Spy, sin olvidarnos de su ajustado y brillante trabajo para la película francesa Le Moine (El Monje).

Ya desde las primeras notas del CD, desde el momento en el que el reproductor hace que emerjan las primeras notas del score, comienzas a intuir que estamos ante un gran trabajo, todo un fresco. Y ni tan siquiera ha pasado del corte uno, es más, ni tan siquiera lo has acabado y ya te das cuenta de que estás ante algo, y en mi opinión, de lo mejor del año, sino lo mejor.

Esa especie de jazz improvisado, cargado de melancolía, que acaba desembocando en los acordes melancólicos del arpa, y que dan vida al personaje de George Smiley, es en mi opinión uno de los mejores cortes del 2011 de largo, y quizás es lo que haya pensado la Academia de los Oscar, que ha decidido nominarla a mejor partitura del año, y con justicia.

Es un trabajo complejo y estructurado, denso y brillantemente ejecutado, de forma milimétrica; cada escena de la película se ve beneficiada, y de que manera, de la música del donostiarra. Es la piel que habita en El Topo, recubriendo cada uno de los fotogramas, e incrementando y potenciando cada una de las situaciones que vemos y vivimos en pantalla (la melancolía de Smiley, las investigaciones, la historia de Ricki e Irina, la incursión en el Circus de Guillam para conseguir expedientes o el clímax final).

Es uno de esos ejemplos compositivos donde se agradece el esfuerzo y oficio del compositor, que provoca que el espectador incluso se fije en la melancolía de la banda sonora, en los fantásticos cortes de acción o en la música de tensión que reina en gran parte del score.

Sin lugar a dudas, si de alguna palabra o expresión tuviera que utilizar para definir El Topo, diría que es una auténtica experiencia sonora, un score hecho y creado específicamente para esta película (no lo veo con otra música que no sea ésta).

Aproximación musical: El estilo de Alberto Iglesias

Si tuviéramos que hacer un pequeño resumen de este brillante score, podríamos decir que estamos ante una gran ejecución orquestal basada principalmente en el uso de las cuerdas para generar tensión o hacer avanzar la historia mediante ostinatos rítmicos, con tintes jazzísticos y el uso de armónicos de cuerda, una figura musical que se utiliza para generar tensión y misterio.

Además, Alberto utiliza lo que podría denominarse un estilo próximo a la Messa di Voce para cuerdas, que consiste en interpretar una nota con una dinámica de pianissimo y lentamente abrirla y hacerla más poderosa hasta un forte, reduciendo hasta una dinámica pianissimo como al principio, algo que los violines utilizan en gran parte del score, incrementando y disminuyendo la tensión según interpretan las notas.

Además, las melodías son el ejemplo de un excelente contraste, donde la música es aparentemente lenta, pero avanza gracias los ostinatos rítmicos y veloces de los diferentes instrumentos.

Alberto Iglesias utiliza, además, multitud de instrumentación de vientos, alternándolos para los diferentes temas, dialogando o respondiendo con otros vientos o cuerdas, o utilizados como ostinatos rítmicos (fagot, oboe, corno inglés, clarinete, flauta, trompeta Piccolo o con sordina), además del arpa, que define perfectamente la melancolía y tranquilidad de Smiley, o que bien sirve para generar tensión.

En el acompañamiento orquestal, encontramos el uso de algunos sintetizadores, a veces utilizados como percusión, otras veces como sonido ambiente (pad), el uso de punteos de guitarra overdrive, además de percusión jazzística o bajo.

A continuación, te proponemos un análisis temático del score, con especial hincapié en varios de los highlights del mismo.

Bloques Temáticos

El score contiene un par de elementos motívicos identificables, uno destinado a George Smiley, y otro que podríamos denominar el motivo de amor, al que podríamos sumar un tercero, el corte de acción, que tiene su máxima expresión en el corte Esterhease.

El tema de George Smiley

El corte, George Smiley, es una magnífica pieza de cinco minutos constituirían los Main Titles de la película, donde vemos la dimisión de Control y la posterior salida del edificio del Circus con su segundo de a bordo, Smiley, quien también es cesado por el fracaso de la operación Testimonio.

En realidad, el score debería abrir con el corte dos, Treasure, expresión con la que Control hace referencia a cual es el objetivo de la operación Testimonio, obtener el nombre del Topo, momento en el que Jim Prideaux parte rumbo a Hungría, a su fatal destino.

Aún así, creo que es un acierto total que el CD abra con ese corte, una espléndida pieza que define perfectamente el tono del score, y que sin lugar a dudas, es una de las joyas del score, y uno de los mejores comienzos fílmicos del año 2011.

Alberto Iglesias utiliza una especia de jazz improvisado, que parece ir formando alguna especie de motivo, casi de forma fragmentada; unas delicadas notas de piano y cuerda (haciendo armónicos parta generar misterio), acompañada de percusión jazzística, son el preludio para el sonido del melancólico y solitario solo de trompeta Piccolo que lleva la melodía, acompañada de batería y cuerda.

Los ostinatos rítmicos de cuerda no tardan en aparecer, mediante la figura de stacattos, con el oboe haciendo acto de aparición, y posteriormente el clarinete repitiendo lo mismo que ha entonado el oboe, entrando en otra fase musical donde la trompeta (esta vez con sordina) vuelve erigirse como protagonista, siendo uno de los elementos musicales que definen el carácter pausado, tristón y solitario de Smiley, siendo el clarinete soprano quien también hace aparición para dar el relevo momentáneamente a la trompeta con sordina, que vuelve a tomar el mando.

Todo ello narra la salida del Circus de Control y Smiley, mientras, de forma intercalada, vemos a un elevador interno subiendo documentos y expedientes top secret del Circus.

La trompeta Piccolo regresa en el mismo tono que el inicial, acompañando de percusión jazzística, arpa y sintetizadores pad de ambiente, mientras Smiley hace vida relajada, nadando en un río, o caminando por la calle, hasta que en el minuto 4 y medio emerge el arpa, que interpreta unas delicadas y melancólicas notas que suman el segundo elemento identificable del tema de Smiley.

Es impresionante lo ajustada que está la música con las imágenes, porque cuando vemos a Smiley subir por una calle londinense de cara, y cuando el arpa arranca a interpretar sus notas, justo cambiamos de plano, y la cámara se sitúa a las espaldas de Smiley, enfocando su caminar por la calle.

Cuando Smiley entra en su domicilio, el compositor recupera el tono del principio, donde la trompeta Piccolo y la percusión jazzística rematan magistralmente la faena, con cinco minutos musicales realmente maravillosos y cargados de melancolía.

El tema de Smiley aparece varias veces en la película, destacando en los cortes Control y Karla. En el primero, Guillam y Smiley acceden al piso de Control para revisar toda su documentación privada acerca de la investigación del Circus y el Topo, donde los armónicos de cuerda vuelven a hacer aparición, siendo el preludio de las notas del arpa que enuncia el motivo de Smiley, arropado magistralmente por las cuerdas, desembocando en un tema de misterio donde el fagot hace acto de aparición entre la cortina de cuerdas.

Por otro lado, Karla se corresponde con la historia que le cuenta Smiley a Guillam sobre su encuentro con Karla, donde rememora el interrogatorio al que le sometió, fracasando en su intento de comprar al agente para el espionaje británico.

El compositor ofrece el tema de Smiley, primero en los vientos, sustituyendo la trompeta Piccolo por el clarinete, mientras narra la historia a Guillam, hasta que finalmente reaparece el tema del arpa, para el momento en el que tenemos un primer plano de Smiley, donde le vemos decir como Karla no dijo ni una palabra durante el interrogatorio

Finalmente, el último tema del CD, que sirve de suite del score, y que son los end credits de la película, contiene el tema de Smiley en la parte final del mismo (la primera parte sería el tema de amor y la siguiente el tema de acción).

El Tema de Amor o Romántico (Ricki e Irina)

Curiosamente, y con esto no quiero desvelar nada, este tema de amor no solo acompaña a esta pareja, sino que tiene su incidencia oculta más allá de las intenciones iniciales de hacer acto de aparición primeramente en el momento de la historia de Ricki Tarr, donde habla de su romance con Irina.

Pero una vez pasada la historia, vuelve a sonar acompañando al personaje de Jim Prideaux, pero nada tiene que ver con la relación de Ricki e Irina, aunque si con algún valor sentimental oculto dentro del personaje de Jim que descubriremos en el tramo final (y ojo, nunca se llega a revelar de forma directa, pero si es cierto que la complicidad de la mirada lo dice todo).

Tarr and Irina es un largo corte de desarrollo, el primero de dos, que se destina a la historia que Ricki Tarr le cuenta a Smiley en casa de éste último.

El motivo de amor es una pieza delicada de piano, que Iglesias va esbozando en notas sueltas, donde las cuerdas hacen ostinatos rítmicos de avance, que desemboca en un bello motivo de piano en el minuto 1 y veinte, lo que podríamos denominar el motivo de amor o romántico de la película, y que el compositor asocia a Tarr e Irina.

Tras una fase misteriosa de sintetizadores ambiente (pad), Iglesias recupera el tono del motivo romántico, engendrándose en el arpa y los violines, para finalizar con el motivo romántico, de nuevo a piano.

Thursgood es un corte que se corresponde con la llega de Jim Prideaux al colegio donde dará clases, en Thursgood. Cuando vemos el personaje en su caravana, limpiando sus zapatos, comienza a sonar la música, coincidiendo con la presencia de Bill Roach, el chico con el que entablará amistad, y no es casualidad que en ese momento, cuando habla acerca del nombre del chico, Bill, que Iglesias introduzca el motivo romántico de Tarr e Irina, reflejándonos perfectamente que Jim también oculta un pasado cargado de melancolía y romanticismo.

Jim Prideaux es un corte destinado al personaje de Jim Ellis, cuando éste avista a Smiley cerca de Thursgood, donde el piano enuncia el preludio melancólico del anterior motivo romántico, pero sin llegar a entonarlo (parece como si la visión de Smiley le trajese recuerdos), con el cello entrando en la parte final, añadiendo una dosis mayor de melancolía al personaje de Jim.

El Tema de Acción

Aparece en varios momentos, aunque el más destacable es la que se corresponde con el corte 14, Esterhase, donde Guillam, Mendel y Smiley se llevan a Toby Esterhase a una pista de aterrizaje donde, sutilmente, le amenazan con deportarlo a su país de origen sino les da una serie de datos, especialmente la dirección del piso franco donde intercambian información.

Construcción formidable de cinco minutos, Iglesias sustenta la tensión y el ritmo sobre las cuerdas, que construyen ostinatos rítmicos de avance, con los vientos acompañando (flautas, trompeta, fagot) mientras en pantalla vemos a Smiley y Esterhase hablando, con un avión aterrizando.

Por un momento, la música gana en tensión y reduce el ritmo, donde emerge el piano para llevar el ritmo, acompañando posteriormente de percusión, con las cuerdas ganando cada vez más fuerza, conforme Smiley va acorralando a Esterhase, hasta que finalmente le da la dirección del piso franco, pasado el minuto tres, donde vemos al coche de Smiley y sus hombres dirección al piso franco.

Este tema aparece en la parte final del corte diez, Anything Else?, donde Ricki Tarr cuenta el resto de la historia de Irina, que acaba secuestrada por sus camaradas y enviada en un barco desde Estambul a Odessa, o justo en el momento previo del corte Esterhase, un corte no editado, aunque es una variación del material editado, y que se corresponde con una serie de imágenes donde vemos a Smiley repasando mentalmente a sus sospechosos.

Otras Ideas y temas

Karla

No existe un motivo asociado, pero si me llama la atención que hay dos momentos en la película donde Alberto Iglesias introduce una especie de punteo de guitarra eléctrica (una guitarra overdrive), y que tiene que ver con la figura de Karla, y especialmente, asociado a Control.

El primero transcurre en el tenso Alleline and Bland on the Roof, donde Smiley pide Guillam que se introduzca en el Circus a conseguir una serie de expedientes. Cuando nos enfocan una pieza de ajedrez del tablero del piso de Control, donde aparece la palabra Karla, es cuando Iglesias introduce ese punteo.

La otra incursión de Guillam será el tenso y denso Circus, magistral escena de tensión donde la música de Iglesias se simultanea, en algunas fases, con una canción de los años 30 de George Formby.

El otro momento es el magistral corte de tensión es Control and Westerby, donde las cuerdas alargan las notas para generar zozobra y tensión, es el momento en que Westerby, otro ex agente de Circus, cuenta a Smiley su historia sobre el fracaso de la operación Testimonio (el fue el encargado de las comunicaciones).

Justo en el momento en que  Westerby acude a Control para informarle y esperar nuevas órdenes, es cuando surge de nuevo el punteo de guitarra, donde Karla se ha anticipado a Control, dándole una estocada mortal.

El Piso Franco (Safe House)

La acción que tiene que ver con el piso franco tiene lugar en tres cortes: Polyakov, donde Connie le cuenta a Smiley la historia del general ruso de igual nombre (el contacto para la Operación Brujería), y especialmente, Safe House y One’s Gone.

En el primero, vemos la existencia de un piso donde tienen lugar los intercambios de información, donde, en la parte final, el compositor introduce una percusión electrónica de avance con las cuerdas arropando el conjunto

En One’s Gone, es el plan de maestro de Smiley, donde Ricki Tarr colabora lanzando un cable desde París a Circus. El comienzo del corte es brillante, donde las cuerdas casi imitan el sonido de una sirena o una alarma. La tensión se masca, y un trémolo de cuerda más percusión electrónica avanzan el estallido, donde primero el piano entona un corte de acción fantástico, repitiendo acto seguido la guitarra overdrive (el topo de Karla será desvelado en breve), donde vemos a todo el Circus entrando en el edificio central a deliberar.

El corte sigue su desarrollo y de nuevo encontramos esa misteriosa percusión electrónica que estaba presente y anticipada en el corte Safe House.

Toque étnico en Hungría

El corte Treasure, que sería el que debería abrir el CD, es el que realmente abre la película, donde Control da la orden a Jim de ir a Hungría a contactar con un informante que les dará la identidad del Topo.

El corte es breve pero muy rítmico, y en la parte final, introduce un instrumento de cuerda que otorga al conjunto musical un toque étnico, de Europa del Este, mientras Jim Ellis acude a su fatal cita.

Islay Hotel

Este tema, que se corresponde con la escena donde Smiley situa su primer centro de operaciones en el hotel Islay, tiene su reflejo en el corte 4, Islay Hotel, donde dos clarinetes se juntan para formar un fantástico ritmo de avance: uno, el mas grave, hace el ritmo de avance, mientras el más agudo lleva la melodía, trasmitiendo una sensación de movimiento, tal como vemos en escena.

Canciones – La Mer

Las canciones, muy de la época, son geniales, pero destaca una de ellas por encima de todas, la versión de La Mer que hizo Julio Iglesias (no son familia, que conste en acta) años atrás (muchos años atrás), una mítica y conocida canción francesa, que acompaña todo el desenlace final, hasta que aparecen los títulos de crédito, donde el director nos ofrece una mirada triste y melancólica a todos los maltrechos agentes y protagonistas de la película, con momentazo final para Smiley.

Otra genial canción es The Second Best Secret Agent in the Whole Wide World, cantada por el genial Sammy Davis Jr., que se corresponde con uno de los tres flashbacks donde vemos a todos los trabajadores de Circus disfrutando de una fiesta de final de año (en otro de los flashbacks llegan incluso a cantar el himno nacional de la antigua URSS, donde John Le Carré tiene un pequeño Cameo).

Conclusión

Personalmente, le daría el Oscar a Alberto por este estupendo trabajo; es una pieza básica del engranaje de Tiker Tailor Soldier Spy, y sino, a War Horse del maestro Williams, aunque muy probablemente lo gane Ludovic Bource por The Artist.

No obstante, el ya haber llegado hasta aquí ya es todo un éxito, así que, pase lo que pase, para mí, es una de los ganadores virtuales del año 2011. Enhorabuena.

Listado de Temas

  1. George Smiley (05:19)
  2. Treasure (01:47)
  3. Witchcraft (01:28)
  4. Islay Hotel (00:56)
  5. Control (02:10)
  6. Polyakov (01:50)
  7. Alleline and Bland on the Roof (02:25)
  8. Safe House (01:36)
  9. Tarr and Irina (05:11)
  10. Anything Else? (03:28)
  11. Jim Prideaux (02:09)
  12. Thursgood (02:45)
  13. Karla (02:53)
  14. Esterhase (04:57)
  15. Guillam (01:26)
  16. Control and Westerby (04:02)
  17. Circus (05:26)
  18. One’s Gone (03:36)
  19. Tinker Tailor Soldier Spy (05:57)
  20. Total Duración: 59:21