Análisis
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Género
Aventuras, Drama, Supervivencia
Lo mejor
La majestuosidad y sentido de la aventura de su tema central, todo un clásico del cine contemporáneo y en los últimos años de vida de Jerry Goldsmith, sin olvidarnos del corte climático Deadfall, acción para enmarcar
Lo peor
Absolutamente nada

The Edge

1997

The Edge (El Desafío, 1997) fue una de esas películas que en su día no tuvieron el éxito ni el reconocimiento que se merecían pero que, afortunadamente, con el paso del tiempo se ha hecho justicia, colocándola en el puesto que realmente se merece.

Y esta posición de privilegio se debe a muchos elementos integrados dentro de la película, elementos que la han convertido en un pequeño-gran clásico del thriller de aventuras de los 90, y entre todos ellos hay uno de que es de matrícula, y es la banda sonora que se marcó el amigo Jerry Goldsmith.

The Edge – La Película

Con un guión originalmente titulado como Bookworm, y escrito por el gran David Mamet (el mismo de The Verdict, Wag the Dog, The Untouchables o Glenngarry Glen Ross), la película plantea dos grandes conflictos sobre el papel.

Uno lo vemos en pantalla claramente, y es la lucha del hombre contra la naturaleza, al que le pone rostro un implacable y sanguinario oso salvaje (con escenas de acción realmente brutales y espectaculares, de lo mejor visto en los últimos 30 años).

El otro subyace en la superficie desde el comienzo, pero se va haciendo patente según avanza la trama, y tiene como núcleo la propia naturaleza humana, en concreto la envidia (el ansia por el poder y lo ajeno, por ser más específicos y concretos) y eso queda perfectamente reflejado en el personaje de Bob (gran Alec Baldwin).

Con un guión sólido lleno de muchos y buenos pequeños detalles, la película juega sus bazas primeramente con su trío protagonista; el gran Anthony Hopkins como el millonario Charles Morse, quien aparte de dinero y poder posee inteligencia y una gran pasión por la lectura, el fotógrafo Robert «Bob» Green (quien tiene un affair con la mujer de Morse, interpretada por la modelo Elle Macpherson) y… el oso (que responde al nombre de Bart), un imponente animal cuyas escenas de acción son magistrales y que, no es cosa de coña, realiza una interpretación fantástica (también encontramos en el reparto a Harold Perrineau como Stephen, antes de ser más conocido por ser uno de los protagonistas de inicio de la serie Lost, Perdidos para los amigos).

Añádele las localizaciones naturales (Alberta, en Canadá), la fotografía y una dirección sobria de Lee Tamahori (recién salido de su, en mi opinión, brillante Mulholland Falls) y tienes el mejor pastel, pero aún te falta la guinda… y esa la pone Jerry Goldsmith, quien en 1997, con 68 años, aún daba lecciones musicales a prácticamente todo lo que se hacía en ese momento (con el debido respeto de sus coetáneos en aquel momento, léase John Williams, Ennio Morricone, John Barry, Elmer Bernstein o Maurice Jarrehoy todos ellos desaparecidos tristemente menos el bueno de Williams).

La energía con la que acometió The Edge se nota en cada fotograma, donde todos los elementos juegan un papel fundamental, por supuesto, pero AQUÍ si es GOLDSMITH el elemento que lo unifica todo y le da el remate final, siendo un elemento narrativo o descriptivo cuando es necesario, un protagonista más, incluso cuando no hay música como veremos luego.

The Edge – Jerry Goldsmith en pleno apogeo : 1997

Para los que parecían aferrarse a enterrar la carrera (o al menos hacer de menos) del Maestro Californiano con chorradas estilo «falta de ideas», «poca inspiración», «falta de frescura», «fórmulas repetidas» y cosas similares, un dato sobre el año 1997; Goldsmith participó en 4 películas, por una de ellas fue nominado a los Oscar en L.A. Confidential, una de las mejores películas de los 90 (un clásico del cine actual) y que tuvo la mala fortuna de competir con Titanic (de no haber estado el bueno de Horner, probablemente hubiera sido la segunda estatuilla de Goldsmith), y en otras dos compuso dos de sus mejores y más aplaudidos temas centrales en los últimos años de su carrera, The Edge y Air Force One.

Y falta la cuarta, un derechazo para los que blasfemaban con su falta de frescura, donde se desmelenó con todo una delicia melódica llena de diversión y ritmo, Fierce Creatures (Criaturas Feroces), con un tema central delicioso y maravilloso. Un mal año para un compositor en horas bajas, vamos… y ahora cuanto le echamos de menos…

The Edge llegó en un momento de fertilidad melódica para el Maestro, quien ofrece un tema central solemne y épico para la aventura (uno de los más celebrados en los últimos años de su carrera), pero es que además recupera sonoridad y ecos del pasado para el terror y la tensión que nos lleva a terrenos maravillosos del Maestro, en concreto Alien (1979), lo cual no es poco (ni gratuito).

Con un tema central épico definido, que vertebra la partitura, Goldsmith ofrece dos motivos más, uno para el amenazante oso (5 notas que reflejan un constante peligro) y otro para la naturaleza salvaje (casi una llamada a lo desconocido, a esa sensación de desolación, de estar perdidos ante la inmensidad, en un paraje desértico y baldío).

También es una obra que se zambulle en el Universo de Goldsmith de la época; las violentas percusiones de The Edge para las escenas de las persecuciones tienen también su reflejo en la partitura de L.A. Confidential (en concreto la brillante escena del principio, en el corte Bloody Christmas), y también encontraremos un déja vú en Deep Rising (El Misterio de las Profundidades, 1998), en concreto las rítmicas y propulsivas percusiones del corte False Hope, un corte que la edición discográfica de RCA Víctor omitía y que la de La-La Land Records, la edición de la que hablaremos, si recupera.

Y muchos más detalles que iremos revisando y analizando a continuación.

The Edge – Análisis Temático

La paleta cromática de Jerry Goldsmith para esta partitura se sustenta en tres temas que se conjugan magistralmente durante la partitura:

  • El tema central de la película es toda una oda a la aventura, una melodía espectacular que es construida, a lo largo de sus diferente variaciones, sobre las trompas (French horns), los violines y los vientos.

Nada más arrancar la película, aún sin verse imagen alguna salvo los títulos de crédito, los violines comienzan a esbozar un tema misterioso, y una vez presentado el título de la película, las trompas entran de lleno mientras vemos la cola de una avioneta, anunciando poderosas el tema central, con los violines y los vientos acompañando conjuntamente (Early Arrival).

Ese tema de aventura lo personifica y refleja, pasado el primer minuto, en la figura de Morse, donde le ofrece una versión más cálida y acogedora, un enfoque musical nada gratuito; Goldsmith no solo nos está avanzando la gran aventura que está por venir, sino que nos marca quien es el personaje más relevante, lo humaniza musicalmente.

Es solo un breve apunte, pero dicha fórmula la repite en el siguiente corte, Lost in the Wild(s), donde los personajes principales de la película viajen en avioneta rumbo a la cabaña donde pasarán unos días de vacaciones (cumpleaños y sesión fotográfica incluida).

La música, salvo esa pequeña variación para Morse, se erige épica, poderosa y majestuosa, con las trompas entrando de forma enérgica, y conforme avanza el corte, y son presentados brevemente los dos personajes principales, Tamahori y Goldsmith nos describen, visual y musicalmente, el bellísimo viaje de la avioneta, donde trompas, violines y los vientos madera construyen un ritmo de avance maravilloso.

Pasado el minuto veinte, Goldsmith eleva las trompas y la cuerdas arropan, pero solo la melodía avanza en los métales (las cuerdas quedan sosteniendo la melodía), y cuando ha hecho parte del recorrido de la misma, las cuerdas dejan de alargar la nota y se incorporan a los metales, trazando el mismo discurso. Todo ello da una sensación de grandeza y solemnidad mientras vemos la belleza paisajística de Alberta en pantalla (en realidad Alaska para nuestros protagonistas), explotando la melodía en un gran clímax musical épico antes del minuto dos.

Esta fórmula musical es repetida en el corte Mighty Hunter, donde Morse y Bob viajan a otra cabaña para buscar a un cazador para la sesión fotográfica, en el corte de cierre, End Title (Lost in the Wild)(s), y especialmente en los cortes climáticos finales, The River y Rescued, donde Goldsmith lo ofrece para cerrar el periplo épico de Morse.

Rescued es un extensísimo corte que cierra la película, donde encontramos dos codas musicales nada más y nada menos, a mitad de corte una pequeña elegía musical para el personaje de Bob (maravillosa la sensibilidad musical de Goldsmith para reflejar la crudeza de la muerte y la tristeza de Morse pese a lo que ha intentado hacerle su «amigo»), y la otra en el tramo final, donde Morse, en plena rueda de prensa ante los paparazzi de turno (y tras haberle entregado a su esposa la prueba de la infidelidad, otro buen detalle de guión, sin mediar palabra alguna), anuncia que el ha sobrevivido porque sus amigos, Stephen y Bob, dieron sus vidas por él.

La música aquí esta suavizada y contenida, impidiendo en todo momento que el propio tema estalle de forma épica y contenida a través del leitmotiv central, pero con un toque cálido y heroico. Es esa contención la que impide que pensemos que Morse ha triunfado, que hemos asistido a una gran aventura… nada más lejos de la realidad, como demuestran las lágrimas que asoman en su rostro cuando cierra la película.

  • El tema del Oso, un tema de cinco notas que tiene sonoridades oscuras y cuyas texturas musicales amenazadoras las consigue especialmente a través de experimentar musicalmente con el tono musical de los trombones y el roce de las cuerdas de los violines, provocando un efecto musical de desasosiego y terror, de peligro constante.

El guión ya nos introduce la idea del oso sanguinario con las palabras del dueño de la cabaña, y en la escena en la que Morse baja a hacer un sandwich a su esposa (A Lucky Man / Open Door), Goldsmith aprovecha la puerta abierta de la cocina para introducir las notas musicales del oso, donde en un tono bajo pero inquietante introduce esos trombones y esa cuerdas rozadas, anticipando la línea musical que representará la amenaza del oso (anticipación musical made in Goldsmith) ante el miedo/respeto que vemos reflejado en el rostro de Morse.

Tras la escena del choque, y tras pasar una noche juntos, se encontrarán cara a cara con el oso por primera vez (The Ravine), originándose la primera gran escena de acción de la película, donde Goldsmith define el tono musical de la amenaza con su presencia a través de los trombones y el roce de cuerdas, pero cuando la acción entra en liza, Goldsmith utiliza toda la artillería, con un ritmo violento y agresivo de percusiones para las persecuciones, y las trompas y las cuerdas utilizando todo el rango musical que dan de sí esas cinco notas.

Stephen’s Death es la siguiente parada en su pulso contra el oso, la escena más violenta de la película (espectacularmente rodada, y con especial mérito para Bart), donde Goldsmith ofrece, además del motivo amenazador de la bestia sanguinaria, una rendición fatalista del tema central para el triste fin de Stephen.

El clímax final lo representan Stalking, donde Morse escapa del oso por lo pelos, de nuevo con percusiones agresivas y violentas acompañando al motivo de cinco notas del oso (brillante la aparición del oso por detrás de Morse de forma desenfocada), y sobre todo Deadfall, el temazo del disco, y del que hablaremos luego brevemente, una pieza de acción digna de estudio para las escuelas de composición, y que representa la batalla final a vida o muerte entre el Oso y nuestros protagonistas.

  • El tema de la naturaleza salvaje, baldía y desolada, es un tema con pulso musical que acompaña a los hombres en sus desplazamientos por el paraje deshabitado por donde discurre el oso.

Goldsmith ofrece este tema construido sobre las cuerdas y los vientos con nervio y con sensación de movimiento (ese pulso musical, casi un ritmo de avance por escapar del peligro), y es un tono musical que nos acerca a Alien e incluso a Outland (Atmósfera Cero, 1981) y no es casualidad; en Alien, los siete pasajeros de la Nostromo se enfrentan a la amenaza de un ser extraterrestre en la inmensidad espacial (previa visita al planeta alienígena), en Outland, el Sheriff O’Neill se enfrente en Io (luna de Júpiter) al tráfico de drogas en una mina espacial, y aunque no está deshabitada y hay gente, se encuentra solo ante el peligro, sin ayuda de nadie, y en The Edge, tres hombres, tras un accidente de avión, deberán de sobrevivir en un paisaje desértico ante la inminente amenaza de un Oso asesino.

El hombre contra el entorno, sea alienígena, humano o natural (en nuestro caso, humano y natural), representa el núcleo de la idea musical que subyace aquí, y el primer corte que expande y desarrolla esa idea es Bitter Coffee, primer paseo del trío protagonista para intentar encontrar el camino de vuelta, volviendo, con desesperación, al punto de retorno (con una breve y maravillosa irrupción del tema central por el camino).

Aunque la primera aparición de este tema tiene su lugar en el corte The Fire / Breakfast (primer contacto de los supervivientes con el entorno tras el accidente), Bitter Coffee representa magistralmente esa idea musical (en Alien encontramos pasajes similares para algunos momentos de la superficie del planeta alienígena, o en las pesquisas e investigaciones de O’Neill en Io).

Este tema, que transmite como desorientación (nunca mejor dicho) o desazón, alcanza una cuota musical más seca e intensa cuando Stephen se hace daño con un cuchillo (Wounded), donde las trompas entran de una forma firme y casi fatalista, o especialmente en el brillante corte de Stalking, cuando vemos a Morse pescando, momentos antes de que aparezca el Oso; aquí Goldsmith, inteligentemente, ofrece este tema de forma casi bucólica, pero todo es falsa apariencia. El tema del Osos aparece y rompe con todo.

Tras el clímax con el Oso (Deadfall), principal escollo para poder buscar la salida del bello y desolado paisaje que les rodea, regresa de nuevo este tema en The Discovery / Turn Your Back, donde los dos protagonistas siguen buscando escapar de alguna manera (y donde, ya derrotado el Oso, vuelve a aparecer brevemente su tema, y no es casualidad, porque el peligro aún no ha cesado, pero ya es de otro tipo…).

The Edge – Deadfall

En Stalking, tras escapar a la muerte, Morse habla con Bob y le plantea enfrentarse y matar al Oso; éste ya ha probado la carne humana y no cejará en su empeño de cazarles nunca, con lo que deciden preparar trampas y armas para llevar a cabo dicha tarea.

La tensión musical previa a la confrontación va in crescendo, de forma sutil, sustentada especialmente sobre las cuerdas, hasta que aparece la bestia en escena, donde de nuevo Goldsmith introduce la música del oso, cinco notas amenazadores a través de los trombones y el roce de esas cuerdas de violín, representando no solo la peligrosa figura del oso, sino su mortal avance hacia sus víctimas.

Bob y Morse le tienden una trampa con una bola de madera llena de estacas que solo consigue herirle levemente, momento en que se lanzan a una persecución mortal ladera abajo, con el oso pisándole los talones y Goldsmith sacando todo la artillería, a través de percusiones violentas como ritmo de avance y las trompas y las cuerdas entonando el tema del oso.

Mientras, Bob y Morse se cubren las espaldas uno al otro, con lanzas improvisadas para la ocasión, pero finalmente será Morse quien acabe batiéndose a vida o muerte con el Oso, tras ser herido Bob.

Es entonces, llegado el minuto 4 y 35, cuando Goldsmith brilla como nunca, con las cuerdas enunciando el tema de cinco notas del oso, siendo replicado acto seguido por las trompas, simbolizando el conflicto entre los dos hombre y el oso, para llegado el minuto 5, resolverse finalmente la lucha.

Acorralado Morse, clava la lanza la base de la lanza contra unas rocas a su espalda buscando que el oso quede empalado con su propio peso, y mientras Goldsmith va construyendo un clímax musical de tensión con figuras musicales de acción marca de la casa.

Finalmente, pasado el minuto 5 y medio, la sección de cuerda mantiene un ritmo constante de asfixia musical y desasosiego que se mantiene a modo de ostinato mientras todos los metales (trombones, trompetas y metales) y percusiones interpretan el amenazador  tema del oso en el clímax final, donde este acaba empalado, pero las cuerdas todavía aún siguen sonando de fondo  cuando cesa la violencia musical (el conflicto ha sido duro y encarnizado, y Goldsmith así lo refleja con este final, recogiendo la incertidumbre acerca de si Morse ha salido ileso o no de la carga final del oso).

Toda la construcción musical del corte es impecable, pero el minuto y medio final es de enmarque, un corte agresivo y virulento de acción como hacía tiempo no se escuchaba en Goldsmith (de esa misma época, quizás habría que pensar, no sin razón, en The Ghost and the Darkness, también con animales asesinos, en esta ocasión leones).

The Edge – Apuntes y Curiosidades

  • El coda final, tras los End Credits de rigor, se produce con un corte de tono jazzístico maravilloso (The Edge), donde Goldsmith interpreta el tema principal en clave de Jazz, algo que tampoco era tan ajeno en su carrera (recordemos The Russia House, aunque esa sería evidentemente por el tono jazz de la partitura, pero no tanto en The Vanishing, donde el End Title es una versión jazzy del tema central, o source music de jazz en Mr. Baseball). La edición de La-La Land Records nos propone no solo la versión original de los end credits, sino otra variación alternativa realmente deliciosa, en el mismo tono pero más pausada, y que como dice el bueno de Jeff Bond en las notas de libreto, sería una nota irónica de Jerry sobre la vuelta de Morse a la civilización, a la urbe.
  • El momento del choque, Birds, contiene una fantástica fase musical pasado el minuto uno que coincide cuando la avioneta impacta en el agua y comienza a hundirse. El piloto ha fallecido y los 3 supervivientes emergen a la superficie (el primero Bob). Durante las escenas bajo el agua del lago, Goldsmith introduce las arpas haciendo figuraciones a modo de ondulaciones que emulan el hundimiento y la sensación de desconcierto, una sonoridad que recupera justo al final del corte The Ravine, cuando Morse cae al río y va corriente abajo rumbo a una cascada, donde ese recurso musical es recuperado para resaltar el peligro en el agua. Esa idea musical de oscilación y peligro me trae a la memoria el Poltergeist de Goldsmith, para la larga y mítica escena de la entrada al otro lado para recuperar a Carol Ann (o incluso algún pasaje de Innerspace, con esa sensación de movimiento).
  • La importancia de donde poner o no música es algo que hoy día poco se valora, y que con Goldsmith queda patente que era todo un maestro (como máximos ejemplos tenemos Patton, Papillon o Coma). Tras matar el oso, la primera mitad del corte 16, The Discovery, suena mientras Bob y Morse siguen buscando escapar, encontrándose con una cabaña abandonada que tiene una canoa y un rifle (aunque predomina el tema de la desolación o búsqueda, el del oso aparece para decirnos que el peligro no ha pasado aún). Pero cuando Morse descubre todo el pastel entre Bob y su mujer, toda esa conversación de casi 5 minutos permanece sin música (de hecho no hay un minuto de música en el CD que refleje música no usada). Goldsmith respeta la conversación entre ambos y hace que el espectador se fijo en los actores y sus interpretaciones; no se necesita subrayar nada ahí, son ellos y el guión los que provocan que estés centrado en la película. Cuando salen de la cabaña, entonces retoma los mandos, y en Turn Your Back (Gírate de espaldas, le pide un dubitativo Bob para disparar a Morse sin mirarle a la cara) ofrece una melodía musical sibilina y vil con el roce de cuerdas, recuperando parte del motivo del oso, y revelando que el peligro, como anunció el tema del oso de la parte inicial del corte, no apareció por capricho (aún restaba otro peligro).
  • El tema del Oso, esas cinco notas que suenan maléficas y sibilinas, tienen casi una sonoridad rancia musicalmente, un peligro inexorable que Goldsmith refleja perfectamente a través de esa música, recuperando ese tipo de sonoridad (que no el tema) para las criaturas (o criatura, más bien) de Deep Rising,  o para los Wendol de The 13th Warrior (El Guerrero Número 13, 1999), ese sonido de trombón descendente.

The Edge – Conclusiones

Se puede decir más alto pero no más claro; hoy hace 16 años que falleció el que para mí ha sido el mejor compositor de la historia del cine. Pensaba lo mismo antes de que sucediera y hoy, 16 años después, aún lo pienso con más fuerza.

Su capacidad para entender el cine y narrar musicalmente las películas aún me sigue asombrando y emocionando, con partituras llenas de detalles musicales asombrosos, dignos del mejor de los guionistas de Hollywood posibles (es el Billy Wilder de la música de cine).

Y The Edge lo pone de manifiesto claramente, con un tema central retentivo, poderoso y majestuoso, y una nueva obra de arte musical que, como siempre, hace brillar la película. Lo que hubiera dado por seguir yendo a los cines y ver tu nombre en pantalla.

¡Ave Goldsmith! ¡Hoy sigues más vivo que nunca!

The Edge

  1. Early Arrival (1:32)
  2. Lost In The Wild (3:00)
  3. A Lucky Man / Open Door (1:43)
  4. Mighty Hunter (1:33)
  5. The Spirit (0:37)
  6. Birds (2:22)
  7. The Fire / Breakfast (2:32)
  8. Rich Man (1:01)
  9. The Ravine (4:38)
  10. Bitter Coffee (3:03)
  11. Wounded (1:40)
  12. Stephen's Death (2:27)
  13. The Cage / False Hope / No Matches (3:36)
  14. Stalking (5:48)
  15. Deadfall / Bear Fight (6:23)
  16. The Discovery / Turn Your Back (5:04)
  17. The River (2:27)
  18. Rescued (6:06)
  19. End Title (Lost In The Wild) (2:03)
  20. The Edge (2:58)
  21. False Hope (Alternate Take) (1:09)
  22. Rescued (Film Version Ending) (1:21)
  23. The Edge (Alternate Take) (3:00)
Duración total: 66:15 minutos
Compositor: Jerry Goldsmith
Sello: La-La Land Records
Formato: CD
Fecha de lanzamiento 15 de Junio del 2010
The Edge