Hacía quince años que Alejandro Amenábar no realizaba el score de una película suya (Mar Adentro). En el camino dos cintas, Ágora y Regresión, en las que el director había contado con otra perspectiva musical. “Explorar diferentes sensibilidades”, según sus propias palabras. Dejando esa labor a músicos de la talla de Darío Marianelli y Roque Baños. Éste último parecía inicialmente el asignado para llevar a cabo el score de Mientras dure la guerra, aunque finalmente, y debido sobre todo a que el tema principal que ha acabado convirtiéndose en el corazón de la película, apareció en el espíritu creativo de Amenábar desde la preproducción de la cinta.
“Al preparar Mientras dure la guerra empecé a canturrear una melodía, una especie de salmo trágico que no me saqué de la cabeza hasta que me senté al teclado y lo convertí en el tema principal de la película”, explica el director y compositor en las notas de la edición de la banda sonora realizada por Quartet Records.
Ese tema principal, ese “corazón” de la película, que aparece en sus primeras notas de forma mágica en Miguel y Miguelín, tiene su pleno desarrollo en el acto más simbólico de la película, cuando Unamuno y Salvador Vila se sientan a discutir de política a las afueras de Salamanca, ante el paisaje castellano. Muy español, se diría (España, de hecho, se llama el corte en el disco). Es vivo, bello, tiene múltiples vericuetos, sin duda inspirado en la obra de los maestros a los que acudió Amenábar, los Manuel de Falla o Rodrigo. Pero refleja también la contradicción. La de España, la de Unamuno. Y no será hasta el desenlace de la película que volverá a aparecer con esa integridad.
Una melodía a piano abre la cinta y el score (Salamanca, 1936). Es el primero de los temas que presenta Amenábar: una especie de hilo narrativo, de motivo de la Historia, así con mayúsculas. Sobrio, elegante, sentido, es el intelecto, que se opone a otro tema ejecutado en metales y que se asocia con el lado violento de esa España tan bien descrita en esta película (Cruzando el estrecho). Entre ambos, una línea de violín, solitaria, marca el fino alambre que separa esas dos vertientes de una personalidad, de todas las personalidades, con tantos matices que en el score todos los temas comparten acordes de unos y otros en diferentes mezclas sonoras.
Así, el intelecto y el orgullo, y finalmente, el amor, son vasos comunicantes de un tapiz musical breve, intenso, y que otorga a la película una profundidad que las solas imágenes no alcanzan a entender. La película, que muchos han alabado por su contenido lenguaje político, presenta así unas imágenes sencillas, aunque elocuentes. La música susurra al oído del espectador. Se contradice tanto como el español. Como Unamuno. Se equivoca, acierta, y en su conjunto, es la historia misma de orgullo y decepción, aliento y arrepentimiento, belleza y miedo, que en un fin último trata de expresar la obra de Amenábar, en lo visual, y en lo musical. El piano, el arpa, la guitarra, las cuerdas y los metales forman un conjunto, en consecuencia. Como pintar con manchas, extendiendo los colores. Como Goya habría dibujado. Inteligencia, miedo, rabia y amor escapan de esas mezclas.
Por si todo ello fuera poco, el compositor alcanza aquí, ya no solo una gran madurez en el léxico de la música cinematográfica, con una banda sonora sencilla y compleja al mismo tiempo, prueba una vez más de la importante identificación de la música con el todo, sino también en lo instrumental, con el score más pulido de su carrera. Algo así se venía venir en 2001 con la densa, sugerente, y angustiante banda sonora de Los Otros, su score más maduro hasta la aparición de Mientras dure la guerra.
En definitiva, la obra de Amenábar puede ser, a nivel intelectual, la mayor obra músico cinematográfica de la historia del cine español. Y dejando a un lado ese aspecto, una de las mejores muestras de sensibilidad que hemos escuchado en nuestras salas. Una obra maestra de varias capas que difícilmente ningún otro compositor hubiera entendido. Todo ello en escasa media hora. Media hora donde nada se repite, nada suena igual, todo se mueve como nubes en el cielo, como el humor, como el carácter.
Mientras Dure la Guerra
- Salamanca, 1936 2:13
- Cruzando el Estrecho 1:29
- Esto es Fascismo 2:49
- Miguel y Miguelín 2:20
- La Junta 1:47
- España 3:05
- Hacen falta Años 2:22
- La Votación 1:53
- Cuando te Desterraron 3:21
- Cita con Franco 2:07
- El Día de la Raza 4:31
- Créditos Finales 2:56