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Género
Lo mejor
La personalidad desbordante del compositor y la construcción dramática y narrativa de la partitura.
Lo peor
Que sea tan difícil encontrar trabajos de este tipo hoy día.

Madres Paralelas

2021

Diría que viene a ser un tópico, al menos desde hace décadas, afirmar que el cine de Pedro Almodóvar se ha constituido como un género cinematográfico en sí mismo. Pero por más que evitemos repetir este tipo de frases hechas o chascarrillos, no queda más opción que admitirlo para nuestros adentros y asentir.

Cabría preguntarse el porqué, pero la realidad es que el cine “almodovariano” es tan rico en matices y nos asaltarían tantas respuestas que quedaríamos embriagados de posibilidades que existen. Por ello nos centraremos en una de las más fundamentales, que no es otra que el uso de la música en su cine.  Y esto no es empresa fácil, ya que la obra de su ya eterno colaborador (todos saben que hablamos de Alberto Iglesias) crece en complejidad y matices con cada trabajo.

En Madres Paralelas (2021), su decimosegunda colaboración (decimotercera si contamos el cortometraje La Voz Humana), director y compositor afrontan un filme tremendamente ambicioso, un melodrama repleto de temáticas dispares (algo que en manos de otro director resultaría excesivo, pero dentro del estilo del manchego se asume sin preocupaciones) donde principalmente defienden dos actos de bondad hacia la sociedad: la maternidad y la memoria histórica.

Hablo por mí y por tantos otros aficionados a este maravilloso arte al agradecer la existencia de compositores como Alberto Iglesias, artistas con una profunda voz propia que son fieles a sí mismos, no importan las condiciones. Gracias a tan poderosa personalidad (la del compositor y en este caso también la del director), este melodrama trasciende sus fronteras y pasa de lo que podía haber sido, es decir, una película convencional, a lo que realmente es: un filme fuera de lo común, completamente atípico en su tono, planteamientos y devenires.

Considero que la propuesta musical de los cineastas (y con esto me refiero al uso de la música en y para la película) es brillante. Iglesias propone de principio a fin una música interior, una propuesta narrativa que nace de Janis (una magnífica Penélope Cruz) y que se mantiene pegada a ella mostrando su verdad más sincera, siendo las notas musicales las que expresan sus sentimientos y miedos. Lo que la protagonista calla lo grita la música en su nombre. Sabemos lo que siente y lo que sufre, sus emociones son cristalinas ante nuestros ojos gracias a la labor del compositor.

El tono escogido es tan heterogéneo como los estados de ánimo de la protagonista a lo largo del metraje, una montaña rusa de emociones que varían y se amoldan a los acontecimientos dramáticos que le toca vivir. En Madres Paralelas hay un gran espacio para la narrativa cinematográfica a través del uso de la música. Un espacio que alberga las entrañas emocionales de la protagonista y que sirve como lugar de recogimiento en el que encontrar consuelo interno, donde reflexionar sobre lo que somos y lo que queremos ser. Es la música que te guía a conocerte y a tomar las decisiones correctas; pero ante todo es la música de la bondad.

Podemos afrontar la propuesta cinematográfica de Alberto Iglesias desde varios frentes, asimilando el recorrido narrativo de los diferentes temas centrales que vienen a definir a la protagonista y que dan respuesta a los inconvenientes que ésta tiene que sortear. Al final descubriremos que en esta partitura existe una fuerza inconmensurable que redime y encauza todo lo que hay a su alrededor.

Antes de leer las siguientes líneas recomiendo ver la película ya que vamos a desgranar la trama al completo, incluido su final.

La partitura y su sentido cinematográfico

Al inicio de la película escuchamos el primer tema central, una música enérgica y con un marcado carácter rítmico que define la fuerza de Janis para avanzar. Esta música es el motor que la impulsa (nótese el uso de la electrónica), el tema de una Janis fuerte, trabajadora y progresista, la persona que mira al futuro con expectativas y se enfrenta a los contratiempos que se entrecruzan en su camino.

El tema, fundamentalmente interpretado por la sección de cuerda, aparece hasta en cuatro ocasiones dentro del filme, normalmente vinculado al carácter emprendedor del personaje interpretado por Penélope Cruz; pero no se limita a hablar sobre su trabajo, sino que va más allá y se adhiere a la necesidad de Janis de avanzar como persona autónoma y como mujer. Ahí se incluye su deseo de ser madre y por ello el tema se vincula también al parto.

Aun siendo un tema muy estático, tan estable como la determinación de la protagonista, existe una variación que ejemplifica el uso que los cineastas le quieren dar. A mitad de metraje nos encontramos a una Janis que guarda un secreto doloroso para ella y cruel para el resto de personas involucradas. Sin embargo, la protagonista es impulsada por la fuerza que aún le queda, haciendo de tripas corazón como quien dice y continuando con su vida y su trabajo. Justo en el momento en el que Janis decide llevar a la niña a una madre de día es cuando escuchamos este tema en su versión más dubitativa. Existe la determinación de mirar hacia delante pero también el miedo a dejar a la niña atrás. A estas alturas sabe que no es su hija, pero es lo único que tiene. La música nos muestra que sigue conservando su fuerza natural interior pero que, en esta ocasión, le cuesta sacarla.

El segundo tema central, de gran relevancia en la película, es el dedicado a su instinto maternal, al amor de ser y sentirse madre. Es un bellísimo tema para piano que conoce numerosas variaciones, amoldándose en cada momento a su sentir y a la percepción de apego a su hija. Se presenta en su versión más completa justo en la secuencia del parto, cuando emocionada abraza a la niña por primera vez.

La evolución de este tema es interesantísima, ya que a medida que Janis descubre la verdad sobre su hija, y especialmente tras las dudas del padre, la música experimenta un proceso de deconstrucción, una especie de vaivén en el que el tema de desintegra hasta casi desaparecer. Pero es justo en el momento en el que comienza a confiar plenamente en Ana, la coprotagonista, cuando Janis decide enseñarle los entresijos de llevar una casa, que el tema resurge y se transmite como una fuente de conocimiento en dirección hacia Ana, quien lo acepta con inocencia y dulzura. Es una parte muy bella de la película en la que la música respira confianza y serenidad, y donde más que nunca se hace referencia explícita al título de la película. La música de Iglesias nos transmite un mensaje de unidad y armonía, nos habla de dos personas afines, de dos madres que son lo mismo en un mismo lugar.

En torno a estos dos temas centrales existen una serie de músicas tóxicas y asfixiantes que vertebran buena parte de la partitura, especialmente durante el tramo central del filme, aunque se dejan intuir desde el inicio. En esta ocasión, más que con un tema en sí o un motivo musical definitorio, se apuesta por transmitir el sinvivir de la protagonista a través del tono elegido. Los infinitos miedos con los que Janis tiene que convivir durante su traumática experiencia no se resumen en una idea temática, sino que se expresan a través de un tono musical abrasivo que nubla sus pensamientos y ante todo sus decisiones. Una música que estilísticamente nos conecta con una era cinematográfica del pasado, una forma de artesanía musical que aporta una personalidad determinante a la película. Esta es una música que nace de las inseguridades de Janis y que nutre las incoherencias de sus actos.

El tema principal

Madres Paralelas es una película que habla de dobles morales, de personas con elevados principios que no son extensibles a sus actos cotidianos, donde pueden llegar a tomar decisiones que afectan gravemente a los demás. Pero también, y ante todo, focaliza en la otra cara de la moneda. Nos explica que, a pesar de sus errores, éstas también pueden ser buenas personas, individuos capaces de reflexionar y recular a tiempo, o incluso a pesar de hacerlo tarde.

Es en este punto donde entra el tema más importante de la partitura y por lo tanto de la película. Una música que, a pesar de aparecer tras una hora de metraje, se convertirá en el tema principal de la misma. Interpretado por orquesta de cuerda aparece por primera vez cuando, tras una pesadilla, Ana invita a Janis a acostarse junto a la cama de su hija. La protagonista lo siente como un gesto bondadoso por parte de Ana y, eliminando todas las sospechas que le invadían, despierta en ella una música que nace como un réquiem a la maldad, a las decisiones equivocadas y a las malas acciones que conllevan; o siendo más explícitos, nos encontramos ante el tema de la bondad y la humanidad.

Esta música abre una nueva puerta en la mente de Janis, un camino de luz que le devuelve a su esencia como persona. Este réquiem le invade lentamente por dentro y va consumiendo la toxicidad del resto de músicas. Sus miedos se diluyen y encuentra las fuerzas necesarias para actuar según sus principios y contar la verdad a Ana. Es precisamente esta música la que le impulsa a sincerarse en una larga secuencia en la que sus miedos musicales reaparecen para ser finalmente anulados por el tema de la bondad, que prevalece. Por mucho sufrimiento que le traiga la verdad, ella sabe que ha actuado correctamente.

El de las buenas acciones es un tema que se arraiga en su interior, no solo eliminando sino también sobreponiéndose a temas preexistentes. Existe un tema de amor para su relación con Arturo; lejos de ser un tema de amor al uso, en este caso la orquesta transmite incertidumbre e inseguridad ante una relación sin aparente futuro. En su última aparición, cuando Janis y Arturo se echan en la cama de la bisabuela de ella, el tema de la pareja se enmudece y evoluciona hacia el tema de la bondad. Ambos han redireccionado sus acciones enmendando sus errores y aplanando el camino hacia un futuro que les traerá buenas nuevas en lo personal.

Desde un punto de vista cinematográfico, el de la bondad es un tema magnífico. Lejos de limitarse a lo expuesto, la música, nacida de la experiencia de Janis,se expande como una nube que baña al resto del país. En la última secuencia, la de la exhumación, el tema se expone en todo su esplendor. A través de este réquiem a la maldad o himno a las buenas acciones, Almodóvar e Iglesias defienden a viva voz (o a viva música en este caso) la memoria histórica y la búsqueda de los desaparecidos de la Guerra Civil como un acto de bondad hacia la sociedad. La música de Iglesias nos invita a hacer un paralelismo entre nuestras vidas y la experiencia de Janis en la película, a rectificar aun siendo tarde, a reflexionar sobre nuestras convicciones y a empatizar con el sinvivir de tantos miles de familias durante el último siglo de este país. Nos pide que rectifiquemos en bloque como sociedad y tengamos ese gesto de bondad que nos merecemos como nación.

Para concluir con la película y el presente texto, en los créditos finales solo queda por definir el devenir de la protagonista. En su futuro seguirá existiendo espacio para la música que le impulsa como mujer y también para el tema de la maternidad, ya que ha anunciado que volverá a ser madre; pero, ante todo, siempre habrá espacio para el tema de los gestos bondadosos, esa misa de difuntos que extingue todo lo malo.

En definitiva, nos encontramos ante una obra de una personalidad desbordante, una partitura puramente cinematográfica de un autor excepcional. Una música que trasciende la película y se convierte en una necesidad social. Permítanme dar un paseo por los cerros de Úbeda y añadir que incluso podríamos asimilar el trabajo de Alberto Iglesias a un pequeño apunte sobre psicología, donde una bondad expansiva no deja espacio para lo malo en nuestro interior. Es una partitura que brilla en su elección del tono, fundamental para diferenciarse del resto de melodramas convencionales y para hacernos sentir el verdadero drama de la protagonista. Es un trabajo donde la música es cine y donde ambos son humanidad y tolerancia. Es de agradecer poder vivir una experiencia musical y cinematográfica de tal calado y madurez. Ante todo, es una alegría.

Correspondencia de temas en la edición discográfica:

Tema principalRéquiem a la maldad – Tema / Himno a la bondad: La pesadilla, La revelación del secreto, La vieja cama, En procesión / La fosa

Primer tema central la fuerza de Janis: Sesión de fotos, El visillo volante, Madre de día, En procesión / La fosa.

Segundo tema central la maternidad: El visillo volante, Fotos a la niña, En procesión / La fosa.

Tema de Janis y Arturo: Las Visitas, La vieja cama.

Madres Paralelas

  1. Sesión de fotos (01:12)
  2. El visillo volante (02:15)
  3. Las visitas (04:12)
  4. Fotos a la niña (2:24)
  5. Prueba de maternidad (4:42)
  6. El cuestionario del laboratorio (0:50)
  7. Terrible certeza (0:58)
  8. Madre de día (2:13)
  9. La pesadilla (3:53)
  10. Tortilla española (0:57)
  11. Anita ha muerto (2:51)
  12. ¡No te despiertes! (2:42)
  13. La revelación del secreto (10:32)
  14. Campo de cultivo (0:48)
  15. La vieja cama (1:15)
  16. Relato del bisabuelo asesinado (0:49)
  17. En procesión / La fosa (10:09)
  18. Summertime Big Brother & The Holding Company, Janis Joplin (4:01)
  19. Autumn Leaves Miles Davis (11:40)
Duración total: 68:23
Compositor: Alberto Iglesias
Sello: Quartet Records
Formato: CD y Descarga Digital
Fecha de lanzamiento 07 de Octubre de 2021
Madres Paralelas