Kubo and the two strings
Compositor: Dario Marianelli
Año: 2016
Lo mejor: Marianelli disfruta y se emociona y nos hace partícipes de ello. El compositor se acerca a la mejor versión de sí mismo en un género en el que no se prodiga tanto como nos gustaría, regalando una variada y bella banda sonora.
Lo peor: Se ha descartado mucha música dramática en la edición discográfica, siendo especialmente destacable por su importancia la usada al final de la película. Por otro lado, cinematográfica y musicalmente, nada que añadir en este apartado.NUESTRA NOTA
Durante años, cada vez que le preguntaban por el tipo de reto cinematográfico que deseaba afrontar en el futuro, Dario Marianelli siempre brindaba la misma respuesta: su ilusión era poner música a una película de animación. Tal y como explicaba, tenía la necesidad de enseñar a sus hijas (aun pequeñas para el tipo de filmes en los que se embarcaba) el trabajo que desempeñaba su padre en el cine. En 2014 ya tuvo una primera oportunidad de dejar su huella en la animación. De la mano de la fantástica Laika participaba en la decimonónica y oscura historia de The Boxtrolls (Los Boxtrolls, 2014), y en verano de 2016, de nuevo de la mano del estudio americano especializado en Stop Motion, nos regala la estupenda Kubo and the two strings (Kubo y las dos cuerdas mágicas, 2016). Mientras que en Los Boxtrolls su notable y trabajada partitura adolecía de la falta de un tema principal contundente y emotivo (algunos de los secundarios sí llegaban a ser sobresalientes), para la presente película el compositor italiano crea una obra más redonda en todos los aspectos, consiguiendo ser por momentos dramática, tenebrosa, divertida, conmovedora y emocionante.
Tras las estupendas “Los mundos de Coraline (Coraline, 2009), ParaNorman (El alucinante mundo de Norman, 2012) y la previamente citada Los Boxtrolls, Travis Knight, fundador de Laika, se pone al mando de la dirección por primera vez en una película de su estudio, y consigue la que de lejos es la mejor de las cuatro (al menos para el que suscribe). Técnicamente fascinante, el filme nos sitúa en un pueblo costero del Japón feudal y nos acerca a la figura del pequeño Kubo, quien se dedica a contar historias animando pequeños muñecos origami a través de la magia que produce su shamisen, instrumento tradicional japonés de tres cuerdas que ha heredado de su madre. Su tranquila rutina se ve interrumpida por la aparición del Rey Luna (su abuelo), y de las malvadas gemelas (hermanas de su madre), que han vuelto para llevar a cabo una venganza familiar a la vez que mística. El fin último de los villanos es intentar robar el único ojo que le queda a Kubo para que éste no pueda ver la bondad en el mundo y acabe pasándose al “lado oscuro”. Por ello, Kubo necesitará de la ayuda de Mona y Escarabajo (con voces de Charlize Theron y Matthew McConaughey en la versión original) para intentar completar la misión de encontrar la armadura de su padre, que le protegerá de su temido abuelo y le ayudará a superar los diferentes villanos y monstruos que se encontrará por el camino.
Hablo de nuevo en primera persona al decir que estamos ante la mejor película de animación de la temporada y la que posiblemente es el mejor diseño artístico de villanos-monstruos de los últimos años. Por supuesto tiene sus peros, en especial a nivel argumental, hecho que no hace desmerecer en absoluto el fantástico resultado final del filme (tanto técnico como artístico). Y un factor realmente importante para conseguirlo ha sido el trabajo de Dario Marianelli. Como bien le gusta hacer en los proyectos que se lo permiten, el compositor italiano se incorporó al equipo de Laika durante el proceso de producción, y no a última hora como suele hacerse en Hollywood. Muchas escenas necesitaban de cierta coordinación entre música y animación, por lo que el compositor aportó algunos temas que posteriormente iban a ser interpretados por el shamisen. Algo parecido ocurrió un par de años antes durante el rodaje de Los Boxtrolls: Marianelli compuso un vals y un tango para un par de escenas que necesitaban ser animadas al ritmo de la música, trabajo que se le da bien al italiano como quedó demostrado varios años antes en las coreografías de Anna Karenina (2012) (partitura que le granjeó su tercera nominación al Oscar).
A diferencia de la práctica habitual en el cine, la música diegética usada en esta película no sólo aporta un carácter ambiental (como ocurre en varias de las escenas del poblado), sino que la música que Kubo toca con su shamisen está directamente ligada a sus sentimientos y al estado de ánimo que experimenta en cada momento. El propio Travis Knight lo explica en las diferentes entrevistas que ha ido concediendo durante el año:
«El instrumento principal que impulsa la película es el shamisen de Kubo, y como la mayoría de artistas, el instrumento es una extensión de lo que el personaje siente y piensa, de sus emociones. Si está enfadado, su música tiene un aire rabioso. Si se siente alegre, la música nos impulsa. Si está triste, ésta nos lo muestra también. Al igual que en todos los artistas, su arte es una extensión de lo que siente.»
«Kubo ha sido dotado de música divina y es casi como un Dios en lo relativo a su poder para crear música, que es un reflejo de cómo se siente. Cuando empezamos a desarrollar este personaje nos dimos cuenta de que Kubo era básicamente una figura al estilo de Orfeo, esa figura mítica que tiene el poder de la música divina y puede persuadir a las rocas y los árboles para que bailen. Empecé a pensar, «¿Quién podría escribir música tan buena?» Y fue entonces cuando llamamos a Dario. Es un artista tan extraordinariamente dotado que no palideció cuando dije: «Está bien, lo que tienes que hacer es música divina.» Aceptó el reto, y lo hizo. Fue increíble.»
Desde una perspectiva orquestal, todos los temas (el que más y el que menos) tienen la fragancia oriental que aporta la música y los instrumentos tradicionales japoneses, dando al conjunto un carácter evocador que se fusiona a la perfección con el estilo característico (europeo) del compositor italiano. Recuperamos de nuevo las palabras del director Travis Knight:
«Es interesante porque se partió de una gran cantidad de instrumentos tradicionales japoneses, incluyendo el shakuhachi, que es una flauta que los samurai llevaban con ellos, de modo que es un hilo que se oye a menudo en la película. Tenemos un koto, que es este bello instrumento de muchas cuerdas que tiene un sonido muy distintivo. Dario estudió escalas japoneses clásicas que son muy diferentes a las occidentales, por lo que intentamos estar seguros de que le dábamos a la película un poco de ese lenguaje también. Pero también queríamos que se sintiera todo como una gran fantasía épica, y creo que el público tiende a asociar los instrumentos románticos con ese tipo de cosas. Como violonchelos, violas, violines, contrabajos, ese tipo de cosas. Realmente se trata de una hermosa combinación del este y el oeste en términos musicales.»
Desde un principio el director le dio mucha importancia a la música en la película. Podrían haberse limitado a crear un tema que representara el poder mágico de Kubo y nada más, sin embargo el protagonista toca con su shamisen diferentes melodías, mostrando a través del instrumento sus emociones.
Por esta razón vamos a hacer un pequeño análisis de los temas musicales compuestos por Marianelli, pero siempre valorando dos aspectos fundamentales que nos van a aportar información: la primera vez que aparece un tema (esto nos ayudará a entender qué representa) y lo que cada uno de ellos explica desde la perspectiva de Kubo (que nos hablará de sus emociones). Este punto de partida va a contribuir además a apreciar en su justa medida los matices y el buen hacer del compositor italiano en la película, partitura que parece haber cogido con ganas tras su problemática experiencia en Pan (Pan: Viaje a Nunca Jamás, 2015).
Temas centrales
La película comienza en el mar donde vemos a la madre de Kubo bajo las inclemencias de una tempestad. El movimiento ondulante de las olas va acompañado musicalmente de un serpenteante, a la vez que tenebroso, motivo interpretado por las cuerdas y los metales, que a su vez son acompañados por coros y ciertos motivos orientales que directamente nos sitúan en Japón. Ante la aparición de una gigantesca ola, la madre de Kubo coge el shamisen y rasga con fuerza sus cuerdas para crear una poderosa magia que divide la ola en dos. Justo en este instante aparece el primer tema central del que vamos a hablar, el cual representa de forma clara el concepto de “la magia” (se trata de un breve motivo que adquiere fuerza in crescendo y que encontramos por primera vez en The Impossible Waves a partir de minuto 0:55). Tras sufrir un fuerte golpe en la cabeza la madre llega a la orilla. Desorientada aun, consigue escuchar el llanto de un bebé y corre a su encuentro. En el fardo que anteriormente llevaba a su espalda se encuentra Kubo, y es justo en el momento en el que la madre descubre la cara del niño cuando éste hereda el tema musical que representa “la magia”, haciéndolo de forma dulce e interpretado por las maderas. A partir de este momento el tema seguirá manteniendo su simbología, la magia, pero también representará al nuevo portador de la misma: a Kubo.
A lo largo de la partitura el tema conoce multitud de variaciones, casi siempre centrándose en la figura de Kubo. En numerosos ocasiones adquiere un aire jovial, representando el carácter alegre del joven. En otras sin embargo, el tema evoluciona y se transforma adquiriendo un color más dulce y templado que representa a Kubo en su soledad. Por poner un ejemplo, aparece al principio de la película cuando el protagonista intenta llamar la atención de su madre enferma mientras ésta mantiene su mirada perdida en el infinito. En el disco lo podemos escuchar en su versión final justo al inicio de Rebirth.
Avanzando cronológicamente, el segundo tema central aparece cuando Kubo ha acabado de preparar la comida. La música empieza a sonar de forma meticulosa justo en el instante en el que Kubo añade un segundo bol para el arroz, afianzando de este modo la idea de familia que ambos representan. Sólo se tienen el uno al otro y el tema musical representa (en un principio) a la familia que forman madre e hijo. Se trata probablemente del tema que más variaciones conoce a lo largo del largometraje, siendo a su vez el más explicativo y afianzándose de forma clara como el tema principal del mismo.
A partir de ahora, y para explicar este tema en profundidad, aparecerán SPOILERS.
¿Y por qué afirmo que es el tema más explicativo? Pues además de por el poder que adquiere en ciertos momentos de la película destacando por encima del resto, también porque es el que más se mete en la piel del protagonista, mostrándonos sus sentimientos en momentos realmente importantes. El primero de ellos es el que he explicado con anterioridad, donde se ve el amor que Kubo siente por su madre, cuidándola con mimo mientras el tema suena en su versión más delicada.
Sin embargo, es más destacable su uso en la escena en la que Kubo, ayudándose de su magia, construye el barco con hojas de árbol. Durante la misma, el protagonista se aparta a tocar el shamisen mientras Mona y Escarabajo mantienen una acalorada discusión que perfectamente podríamos asociar a cualquier matrimonio. Kubo que, al igual que el resto de espectadores, aún no ha descubierto que ambos personajes son sus verdaderos padres, se siente como en familia. La discusión que están teniendo no le incomoda en absoluto y él se limita a expresar a través de la música lo que está sintiendo en ese momento. Por ello para crear magia utiliza el tema que asociamos a “la familia”, exteriorizándolo en una versión sencilla y agradable donde el citado instrumento de tres cuerdas es el protagonista. En el disco lo podemos escuchar en el tema The Leafy Galleon.
Otro momento similar tiene lugar cerca del final de la película, cuando los tres protagonistas se dirigen a la fortaleza de Hanzo (padre de Kubo). Los tres se muestran visiblemente contentos, especialmente Kubo que disfruta de la compañía. Su alegría va emparejada de nuevo del tema de la familia, expresando de este modo las emociones y sentimientos que el joven está experimentando. Este momento lo podemos escuchar a partir del minuto 2:09 del tema Hanzo’s Fortress.
Igualmente, ya durante la resolución de la historia, el tema de la familia se usa un par de veces más adquiriendo un carácter trascendental. La primera de ellas es la más evidente, ya que es el tema usado para vencer al monstruo en el que se ha convertido el Rey Luna. La segunda, por el contrario, tiene un significado más profundo y emotivo, utilizándose cuando el abuelo vuelve al mundo de los vivos. Los campesinos tienen un gesto de bondad con él, olvidando todo rencor y abriendo su corazón hacia un anciano que no recuerda nada; y es justo en el instante en el que le presentan a su nieto Kubo cuando aparece de nuevo el citado tema, representando así un nuevo vínculo carente de resentimientos ya pasados. Kubo abre su limpio corazón hacia el que instantes antes era el villano, y lo hace a través del más grande gesto posible, regalándole la música de su familia. Esta parte de la música no aparece en la edición discográfica de la banda sonora, acortándose así de forma incomprensible la resolución musical del mismo.
Podríamos destacar también una versión épica y aventurera del tema familiar que encontramos en la escena de acción contra el esqueleto gigante. Se trata de la primera vez que los tres protagonistas trabajan hombro con hombro, protegiéndose los unos a los otros y estableciendo un vínculo que sobrepasa la mera amistad. En la versión discográfica lo podemos escuchar en The Giant Skeleton a partir del minuto 2:27.
Volviendo al principio de la película, un tercer tema hace aparición cuando la madre, que parece haber recuperado la lucidez, le habla a Kubo de su padre. En este momento escuchamos por primera vez el “tema de Hanzo”, también una melodía bella que conoce múltiples variaciones, desde tenebrosas a intimistas y que, al igual que el tema de la magia, también experimenta una evolución melódica. Y es que se podría decir que no solo representa a Hanzo (y por lo tanto al Escarabajo), sino que también se asocia en múltiples ocasiones a la “misión de Kubo” de encontrar la armadura (al fin y al cabo la misma misión de su padre años antes). En la película adquiere su plenitud cuando Kubo se pone el yelmo completando así la armadura, y de forma más intimista cuando definitivamente ha vencido al Rey Luna y da por concluida su misión. Sin embargo, es realmente destacable su uso en temas como Hanzo’s Fortress y especialmente en Monkey’s Story donde, para contar la historia de amor entre el padre y madre, el tema de la magia (la portadora de la misma en aquella época era la madre) y el de Hanzo (interpretado por una voz solista femenina) se funden en uno mientras que el segundo se extiende delicadamente e interpretado por el harpa a partir del minuto 2:00.
Por último, destacar un cuarto tema central que no es otro que el dedicado a los ancestros, probablemente el más sobresaliente de todos. Marianelli siempre ha destacado en las partes más emocionales de sus películas, siendo éstas sus preferidas a la hora de componer. Y es precisamente este tema el que juega este papel de forma más clara. Aparece en varias ocasiones a lo largo de la película representando no solo a los ancestros, sino también a la idea de muerte y más allá, y constantemente está precedido por el tema de la familia. La unión de ambos motivos crea la fuerza mágica necesaria para vencer la perversidad del malvado Rey Luna, y devolver la tranquilidad al poblado y al propio Kubo. En el fantástico clímax del tema Showdown with Grandfather podemos apreciar el uso que se hace del mismo; además lo podemos encontrar en temas como Ancestors y en Hanzo’s Fortress a partir del minuto 3:20.
Una de las escenas del film: Cucaracha, Kubo y Mona
Temas secundarios
La variada partitura la completan numerosos temas secundarios que sirven tanto para enfatizar la acción como para crear tensión o incluso alegría. En Kubo Goes to Town, el compositor italiano nos deleita con su buen hacer utilizando instrumentos y acordes que nos transportan directamente al país del sol naciente. Se trata de un tema de transición entre un momento íntimo y el bullicio del poblado en el que Kubo se gana la vida, aportando cierta energía a la escena en la que se nos introduce a las gentes del lugar. Por otro lado encontramos el divertido y más contemporáneo Story Time, que sirve como telón de fondo para el mágico espectáculo que Kubo crea con sus origami. Ambos temas aportan un nuevo colorido al trabajo que el compositor italiano ha venido haciendo a lo largo de los años, en parte gracias al sabor oriental que estos destilan.
Otro tema divertido, y de corte más descriptivo, es el titulado Origami Birds, donde el carácter juguetón que desprende nos acerca al momento de diversión que el protagonista está experimentando. El tema se construye entorno a un ritmo percusivo que Marianelli ya utilizó en Everest (2015) y al que se incorpora, ya al final, el tema de la magia.
También son especialmente destacables los temas de acción. Algunos de ellos más oscuros, como Meet the Sisters, Above and Below (el que yo más disfruto), United-Divided o la parte central de Showdown with Grandfather, principalmente asociados a las luchas contra las Gemelas y el Rey Luna (los malvados de la función). En ellos Marianelli muestra que, si le dan la oportunidad, también puede hacer buena música de acción, rítmicamente interesante y adaptada a la película como un guante. Estos temas, donde el colorido del mal es el imperante, tienen cierto aire al trabajo del italiano en The Brothers Grimm (El Secreto de los Hermanos Grimm, 2005), especialmente en lo relativo al uso de ciertos ritmos y de la voz solista femenina en Meet the Sisters.
Otro tema de acción realmente disfrutable es el dedicado al esqueleto gigante. En The Giant Skeleton se propone una música algo más descriptiva a la vez que entretenida, donde los personajes pasan dificultades pero también saborean algunos momentos heroicos.
Conclusión
En su segunda incursión en el mundo de la animación Dario Marianelli nos ha regalado un fantástico trabajo cinematográfico, variado temáticamente y de gran colorido orquestal, donde ha podido demostrar (aunque yo ya lo tenía claro) que no sólo está preparado para hacer trabajos en el consabido cine de época. Tal y como él mismo afirma, es un compositor que sigue aprendiendo día a día y trabajo a trabajo, razón por la cual durante los últimos años se ha involucrado en géneros variopintos (incluyendo sendas películas protagonizadas por Jason Statham) donde ha podido experimentar con nuevos estilos musicales, aunque, eso sí, siempre intentando mantener su voz propia.
En el caso que nos ocupa se aprecia una fructífera colaboración entre director y compositor, juntándose a su vez una serie de factores que aportan una mayor riqueza cultural a la partitura y por ende a la película. Como apunta el director en una de sus declaraciones, se produce una brillante mezcla donde encontramos a un compositor italiano que vive en Reino Unido, trabajando para un estudio de animación de Oregón y participando en una película inspirada por el arte japonés. El resultado de la ecuación es una obra artística y cinematográfica a alabar. Tras años de búsqueda por fin ha podido encontrar el proyecto que anhelaba, una buena película de animación que hace las delicias del italiano. Afortunadamente, aquellos que nos quedamos con ganas en 2015 de escuchar al Marianelli aventurero de Pan, podemos finalmente admitir que estamos de enhorabuena.
Kubo and the Two Strings
01. The Impossible Waves (2:37)
02. Kubo Goes to Town (1:25)
03. Story Time (2:10)
04. Ancestors (2:07)
05. Meet the Sisters! (2:33)
06. Origami Birds (3:25)
07. The Giant Skeleton (3:30)
08. The Leafy Galleon (4:36)
09. Above and Below (3:59)
10. The Galleon Restored (1:06)
11. Monkey’s Story (2:57)
12. Hanzo’s Fortress (5:45)
13. United-Divided (3:01)
14. Showdown with Grandfather (7:04)
15. Rebirth (1:33)
16. While My Guitar Gently Weeps – Regina Spektor (5:23)
Sello: Warner Bros Records
Formato: CD, LP, Descarga Digital
Fecha de publicación: 5 de Agosto 2016