El Remake de Judge Dredd (Paul Leonard-Morgan)

En 1995 se llevó a cabo la adaptación del famoso cómic del Juez Dredd, donde Sylvester Stallone (alias labio torcido) daba vida al famoso juez con su I’m the Law (lo sepas). Para algunos de nosotros fue un pequeño divertimento sin más maldad, cuyos efectos especiales han envejecido francamente bien (las escenas aéreas del comienzo son brutales), y con algunas escenas de acción francamente buenas (y un buen, aunque histriónico, Armand Assante de malo, y la siempre refrescante presencia de Max Von Sydow). Eso si, el personaje bufón de turno está para fusilar…

Aunque lo que si lució, y de que forma, fue el score del entonces ascendente Alan Silvestri. Su antológico tema central, los brillantes main titles o la guerra de bloques permanecerán en la memoria de los aficionados al compositor por los siglos de los siglos. Como anécdota, recordar que Jerry Goldsmith llegó a estar asignado al proyecto (componiendo un breve e intenso tema que fue utilizado a modo de trailer).

Ahora, con la moda del remake a dolor, nos llega una nueva versión, tratando de «mejorar» la versión anterior, o darle otro enfoque. El trailer muestra buenos efectos, correctas de escenas de acción y un par de rostros conocidas (la malvada de turno es la reina Cersei de Game of Thrones o la televisiva Sarah Connor), pero todo en una linea de aparente buen acabado de producción, pero probablemente plano y sin chicha. ¿Hacía falta?

En cuanto al score, este recae en las manos de Paul Leonard-Morgan (el mismo de la interesante y rítmica Limitless), y aunque las comparaciones son odiosas, los precedentes musicales lo hacen inevitable. ¿Conseguirá superar o al menos igualar a Silvestri? Quizás esa no sea la cuestión, al fin y al cabo. Cada proyecto es un mundo y tiene su enfoque, cierto es. ¿Pero era necesario este remake? ¿Y un compositor más orientado hacia el proyecto?

Qué se yo, un Christopher Young, un Marco Beltrami, un Brian Tyler… De todas formas, habrá que esperar para poder valorar el resultado, aunque sinceramente, no tengo buenas vibraciones.