Resumen Úbeda 2010

Escrito por , el 21 agosto 2010 | Publicado en Apuntes

Las cosas verdaderamente importantes que nos ocurren, requieren de algún tiempo para empezar a valorarlas en su justa medida. Hay momentos en la vida, situaciones, personas, que dejan una huella indeleble. También hay lugares que resultan mágicos, en el sentido infantil de descubrimiento de algo que parece formar parte de otro mundo. La Ciudad de Úbeda durante el mes de Julio es uno de esos momentos y uno de esos lugares. Pasadas algunas semanas, ahora es el momento justo para reflexionar qué es lo que hemos vivido en Úbeda.

He tenido la ocasión y el honor de formar parte de este Festival en las tres últimas ocasiones. Recuerdo el primer año en que todo era nuevo y emocionante para mí, como el momento en que mi natural introversión y timidez dieron paso a una persona más abierta y suelta que se daba cuenta de que había mucha gente en aquel lugar sintiendo las mismas cosas que yo. El segundo año fue otra experiencia inolvidable, en que un buen amigo acudía por primera vez, y para mí resultó natural seguirle siempre que podía para captar en imágenes esos momentos en que parecía estar flotando (literalmente) de felicidad. Este mi tercer año ha sido la culminación de una experiencia personal,en la que todo ha resultado como si hubiese estado cuatro días en un particular país de la maravillas, el de la música de cine.

Una afición como la mía o mejor dicho nuestra, es por definición una actividad solitaria, en la que lo normal es escuchar bandas sonoras cada uno en su casa, trabajo, etc. He tenido la suerte de empezar en este mundo junto a varias personas más, y siempre hemos hablado de estos temas, comentando audiciones, pasándonos discos, discutiendo también aunque no mucho, y todo esto en una época en que Internet no permitía hacer todo lo que he dicho a todo el mundo, no había banda ancha, redes sociales… Por eso siempre he valorado más la conversación simple y sincera con alguien frente a mí, que la facilidad con que se pueden expresar opiniones o establecer puntos de vista a través de la red. Y sin embargo aquí estoy, contando mis experiencias y sentimientos desde esta nueva web AsturScore. Pero os diré el porqué no es realmente una contradicción que lo haga: porque este proyecto se fraguó en Úbeda, al menos la semilla (hace un año ya) se plantó en el Festival y este mes de Julio, pese al asfixiante calor, ha germinado.

El encuentro de varias personas nacidas en Asturias, que no se conocían, pero que tenían muchas cosas en común, no lo hizo posible Internet, sino el Festival. Y ese es el sentido que al final, tras mucho pensar, le encuentro a mi experiencia en esas tierras del interior de Andalucía. Sé que un artículo que se titula “Lo mejor de…” debería listar alguno de los mejores momentos vividos en el festival, pero eso con permiso de mis compañeros es algo que les dejo a ellos. No porque no sea importante, sino porque me es más fácil hablar de lo sentido que de lo vivido.

Las música de cine es algo que todo el mundo aprecia de alguna manera (si de verdad aprecia el cine), aunque somos unos pocos los que hacemos que sea una parte importante de nuestra vida. Volver a escuchar tras muchos años McGyver, Dragonheart o los Goonies puede despertar al niño que todos llevamos dormido. Cuando escuchamos la música de Cónan el Bárbaro, The Final Conflict o la música de Lost, pasan muchas cosas dentro de nosotros. Lo que nunca ocurrirá si te quedas en casa, es que puedas sentir palpitar los corazones de la personas que tienes al lado, que puedas ver como sus ojos se arrancan a llorar, o veas como la felicidad y la emoción desencajan sus rostros hasta que de un salto liberan todos esos sentimientos en vítores y aplausos.

Úbeda no es solo un magnífico concierto, interesantes charlas de los compositores, hacerse fotos con ellos o que te dediquen algún disco, porque puede que no consigas alguna de estas cosas como fue mi caso. Pero ¿creéis que me decepcionan las cosas que no pude hacer, con todos los recuerdos que me llevo? He visto al ganador del oscar agitar bufandas de España y regalar balones de fútbol a la gente (Michael Giacchino); he visto enrojecerse a una leyenda de la música norteamericana por los halagos que le dirigía una famosa cantante española (Dave Grusin y Pasión Vega); me he maravillado ante la música y la expresividad de un joven compositor y director de orquesta español (Arturo Díez Boscovich, apuntad este nombre); he escuchado como otra leyenda desgranaba prácticamente toda su carrera al piano, haciéndonos cómplices de su música e incluso cantándonos (Randy Edelman); he descubierto a dos grandes personas al tiempo que los descubría como compositores, lo cual me hace apreciarles más si cabe, cuyas músicas me han enganchado (Christopher Lennertz y Jamie Christopherson); me he quedado con la boca abierta escuchando como un compositor español daba una clase magistral sobre cómo es su trabajo cuando le llega una película (Zacarías M. de la Riva); me enganché definitivamente a la música de True Blood de la mano de su autor (a pesar de los mega-spoilers que nos hizo) y la encantadora voz que le acompañaba (Nathan Barr y Lisbeth Scott).

Pero también he pasado los días junto a viejos amigos, conocidos en anteriores ediciones, algunos compositores como Stefan Maria Schneider y nuestro amigo asturiano Pablo Laspra y su prima Marta (enganchados todos ellos a la experiencia de Úbeda); otros fans de las bandas sonoras desde antes de nacer yocomo Joan Arbona (alma del festival, irremediablemente); otros como Julio Rodríguez auténtico ojo-de-águila para conseguir las mejores imágenes del Festival, y que me mostró algunas que no se pueden ver en su blog A través del cristal (un honor); también me reencontré con un amigo del instituto David, que comienza una nueva vida curiosamente a sólo unos minutos de Úbeda (mucha suerte y espero veros pronto). Y he conocido a nuevos amigos, gente de tres continentes, y otros se puede decir que primos del norte, Gorka y Norma de Euskadi, que hay que decirlo: ¡sois más grandes que el propio Bilbao! Y tantos otros (Aritz, Fernando, Sergio, James… no acabaría) que con tan solo verles o tomar algo con ellos por Úbeda, ya se me quedaba la sonrisa de satisfacción todo el día, porque no es lo mismo por Internet… no es lo mismo.

En definitiva, lo mejor de los poco más de cuatro días al año que paso en mi ciudad Patrimonio de la Humanidad favorita, Úbeda, son las personas con las que comparto esos días, y sobre todo los amigos que ahora emprendemos la tarea de contar nuestras experiencias en esta web, cuya amistad nació en aquella ciudad andaluza. Sin todos ellos, estaría hablando únicamente de música, algo que existe para escucharse, no para ser leído aquí. Contar mi historia solo sirve de algo si te motiva a ti que la estás leyendo a contar la tuya. ¿Acaso no es mejor participar, formar parte de algo más grande que uno mismo? Si alguna vez has sentido algo escuchando una banda sonora, te ha estremecido la música en una escena de alguna película, o simplemente estás cerca del lugar durante el mes de Julio, ven a compartir lo que sientes, a compartir el espíritu de Úbeda. Volverás… y te aseguro que lo contarás.