¡Reediciones musicales para reestrenos en 3D!
En el horizonte de los próximos meses se avistan varios reestrenos de películas que por una u otra razón fueron importantes en su día, en un regreso a las pantallas tras una conversión al formato 3D, algo que en varios casos parece un capricho de sus directores, y que en general se antoja altamente innecesario… Pero corren malos tiempos para el cine, y hay que aprovechar el tirón que el formato 3D está teniendo de momento, aunque sea recurriendo a viejas glorias.
Lo curioso de los principales títulos que próximamente volverán a la oscuridad de las salas de cines de todo el mundo, es que sus bandas sonoras verán también la luz nuevamente, y este sí que es un tema propio de AsturScore, pero no solo para dar la noticia, sino también para reflexionar un poco sobre ediciones musicales.
Panorama actual de ediciones: Discos contra descargas…
No es habitual que los grandes sellos discográficos reediten discos que, por otra parte, nunca han sido difíciles de encontrar en las tiendas, a no ser que se trate de títulos cuyo valor musical o histórico sea innegable. Si hablamos de bandas sonoras, es aún más raro, y que nadie del mundillo piense que me he vuelto loco y no conozco ni valoro la cantidad de reediciones, rescates y regrabaciones que podemos disfrutar al cabo del año… Esa extenuante y a veces poco valorada labor, la llevan a cabo los sellos especializados, los Quartet, los Tadlow, los Varèse, los La-La Land… y tantos otros, nunca los sellos discográficos «principales».
Esa corriente principal de la industria discográfica, que tradicionalmente colaboraba con los estudios de cine y las productoras para sacar al mercado las bandas sonoras, coincidiendo más o menos con el estreno de sus películas, está poco a poco cambiando de política y le ha dejado de interesar el editar físicamente música de películas, a no ser que se trate de verdaderas revientataquillas en potencia. Lo harán solamente como un método más de promoción, dentro del abultado presupuesto destinado a ese fin en películas como Star Trek (2009) o cualquiera de los Piratas del Caribe, por poner un ejemplo el último, En mareas misteriosas (2011), donde solo la promoción puede explicar que la mitad de los temas correspondan a remezclas más o menos electrónicas de la música de la película. ¡A ver quién es el guapo que después de escuchar esto, se queja ahora de la cantidad de canciones que incluían las original soundtracks en las películas de los años 80 y 90!
El caso es que el medio natural para las bandas sonoras, sobre todo las de nuevo cuño, está empezando a ser internet en sus distintos stores musicales. Por ejemplo Disney, propietaria de infinidad de tesoros «bandasonoriles», hasta hace no mucho tenía la (en mi opinión, radical) política de restringir al mínimo las ediciones, y como mucho poner un disco sin mucho encanto a disposición de cualquiera en iTunes. Vamos que podías llamarte Michael Giacchino y haber ganado un Oscar por Up (2009) y no tener tu disco, pero poder comprar físicamente cualquier cosa relacionada con los Jonas Brothers o Hannah Montana. Afortunadamente no hace mucho que se produjo un paso atrás en esa política y la colaboración con Intrada nos brindó al oscarizado Giacchino, así como el rescate de dos clásicos entre clásicos: Abismo Negro (1979) y 20.000 leguas de viaje submarino (1954). Mismamente esta noche acaban de lanzar una de las «premiadísimas» bandas sonoras que concurrieron a la pasada edición de los Oscars en 2011, aunque fuese en la categoría de mejor canción, Toy Story 3 (2010), accesible previamente solo a través de iTunes.
El ejemplo contrario, al otro lado de la calle, lo tenemos con lo ocurrido durante el pasado año con FSM, y su anuncio de no continuar en el negocio de la música de cine como hasta ahora, es decir, editando CDs. Todo su catálogo, eso sí, terminará siendo digitalmente accesible a través del «todopoderoso» iTunes. Tristemente es el destino de esta pequeña parte de la industria del cine, la de la música, que poco a poco parece ir en declive (salvo por honrosas excepciones) y pasa de ser un elemento importante en la asociación e identificación del público con las películas (el público en general, no el aficionado medio a las BSO), a ser uno más de los elementos «estandarizados», con «público objetivo» y sujetos al ir y venir de las «modas», en lugar de una verdadera cuestión artística. No solo vivimos tiempos difíciles en general, sino que además asistimos al «ocaso de los dioses«, como decíamos en el artículo referente al próximo cierre de FSM. Aunque reconozco que, quizá ligar la próxima desaparición del CD como soporte físico, en favor de las descargas digitales accesibles de forma masiva, con la merma más que evidente de la calidad (y variedad) de la oferta musical en el cine actual, puede ser un paso demasiado largo de dar, incluso para mí. Refinando mi argumento, más bien habría que asociar cualquier posible cambio perceptible en la forma de hacer música, con la forma en que se hace cine hoy en día, al menos el que viene de Hollywood, que en un alto porcentaje se trata de un producto de consumo rápido.
Reestreno 3D + reedición de disco = la misma música
Y eso me lleva al motivo por el que empezaba este artículo, hablando de lo innecesario de traer al mundo de las tres dimensiones actual, cualquier gran éxito del pasado bidimensional, para así obtener algún beneficio de nuevo… Los equivalentes en banda sonora de la reedición del mítico Born to Run (1975) de Bruce Springsteen, cuyo disco especial del 30 aniversario escucho mientras escribo estas palabras, y ejemplo perfecto de un título que sí debe ser reeditado (símbolo de una era y disco de cabecera de una generación), son según anuncia la agencia Europa Press, Titanic (1997) y La amenaza fantasma (1999).
La película de James Cameron sobre el famoso transatlántico, no fue en su momento la primera y seguro que no será la última. Pero sí que será la que, tras un costosísimo proceso de conversión, se estrene en Abril en todo el mundo en 3D, justo cuando se cumplan 100 años del hundimiento de la nave. Es claramente una enorme campaña publicitaria del director que, actualmente, representa el «auge» del cine en este renovado a la vez que ya veterano formato. Entre sus 11 Oscars la película contaba con la canción «My heart will go on» y por supuesto una de las bandas sonoras más vendidas y reconocibles del mundo, la música de James Horner.
Sony Classical (uno de los sellos del gigante discográfico) lanzará el 25 de Marzo, poco antes de la nueva botadura del Titanic, dos nuevas versiones de la banda sonora, incluyendo de nuevo la canción en la voz de Celine Dion, pero esta vez acompañada de Plácido Domingo. En su momento el disco con la selección principal de temas de James Horner supuso un enorme éxito de ventas, hasta el punto de forzar un segundo volumen con más música. El disco original se reeditará pues dentro de dos meses, y lo que la nota de agencia menciona como «dos versiones de la banda sonora» no es más que un disco titulado «Gentlemen, It Has Been a Privilege Playing with You Tonight«, con canciones populares de principios del siglo XX, así como música de la época tocada por I Salonisti, la agrupación musical que aparece en la película. En definitiva, es el regreso de un disco que en su día funcionó mejor que bien y aún hoy es muuuy fácil de conseguir, pero que en esta época de iTunes por un lado y «piratería» por otro, se antoja como un simple diente más en la rueda de la promoción de la película. ¿O no es el dueto Dion-Domingo la única novedad en la banda sonora? En definitiva, es lo que va a sonar en las radios en el mes de Abril y lo que la gente se descargará durante algún tiempo de los stores de música. En mi pueblo lo llamamos refrito, y aunque es muy habitual ver discos de grupos y cantantes con una recopilación de sus mejores temas, que incluyen una o dos canciones nuevas, creo que es un formato que no había visto entre las bandas sonoras.
Por otro lado, aunque en la misma línea, tenemos Star Wars Episodio 1, la primera de las películas que George Lucas en su afán de ofrecernos sus trilogías de La guerra de las galaxias de alguna forma «renovada», aparecerá en 3D en los cines, en Febrero de este año. El futuro de la lejana galaxia tridimensional depende de la taquilla que esta amenaza fantasma tenga en 2012, ya que si el publico no responde, el proyecto de convertir los episodios en orden cronológico y estrenar uno al año, se verá truncado nada más comenzar. Dado el coste de la conversión del original al formato 3D, es comprensible que Lucas no siga las enseñanzas que él mismo puso en labios del maestro Yoda: «Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes«.
La famosa banda sonora de John Williams, verá la reedición sin ningún añadido ni cambio con el disco original, el 6 de Febrero. El disco, que pasa por ser uno de los más vendidos del compositor, es heredero directo de su antecesor (el Star Wars de 1977) en estilo y también en algunos temas, si bien en su conjunto tiene un peso específico dentro de la saga, en cuanto a música se refiere. Sé que muy pocos la consideraran una de las mejores bandas sonoras del maestro, pero incluso sus detractores reconoceran que, incluso si solo tenemos en cuenta el inolvidable Duel of the Fates, sirve para etiquetarla como una de las más emblemáticas de Williams.
La música en Star Wars siempre ha sido uno de los elementos principales de las películas, y no fue menos cuando comenzó en el 99 esta trilogía. La música de John Williams (y más concretamente el Duel of the Fates) se usó entonces como uno de los reclamos publicitarios principales, y las ventas del disco estaban aseguradas. El disco, que no es propiamente la banda sonora de la película tal como se escucha en el cine, sino una grabación especial de la música hecha ex profeso para su venta, fue grabado en los míticos estudios Abbey Road de Londres, que no hace mucho cumplieron su 80 aniversario. Entre sus paredes John Williams ha dirigido en muchas ocasiones a la London Symphony Orchestra, con resultados tan espectaculares como el de este disco, que ahora Sony Classical vuelve a editar.
Desde un punto de vista más objetivo, no habría ninguna objeción que hacer a este lanzamiento: se reestrena la película, y la música fue un elemento importante de promoción en su día. El sonido es excelente y no se recurre a ninguna estratagema para vender el disco, a pesar de que seguramente lo necesite, porque pocas bandas sonoras existen que hayan sido más pirateadas y descargadas (si se prefiere el eufemismo, compartidas) que las de Star Wars. Solo se puede abordar negativamente este tema, desde un punto de vista del fan, exclusivamente. Y es que a pesar de que hace muchos años que existe una versión completa de la banda sonora, con dos discos y el orden correcto en los temas, el sonido de esa edición y la partición de los cortes, dejan mucho que desear. Sony Classical podía haber hecho un esfuerzo menos «comercial», y más «honrado» con la música de este primer episodio, y mejorado la edición del doble CD, y no el álbum, que por otro lado también es fácil de encontrar aún.
En mi opinión, la reedición de estas bandas sonoras es la confirmación, en ambos casos, de que hoy en día la música de cine se considera, en general, un elemento «comercial» más, y poco a poco se va perdiendo el verdadero valor artístico de los trabajos de los compositores, el valor musical. Incluso en casos tan destacados como estos dos trabajos de James Horner y John Williams, dos pesos pesados.