Recordando a Joel Goldsmith

Escrito por , el 16 mayo 2018 | Publicado en Otros

Ser el hijo de alguien importante, que ha hecho historia en el cine y la televisión, no es garantía de nada; como diría aquella famosa profesora de baile, Lydia Grant, la fama cuesta.

Hay que trabajar duro, foguearse, hacer de todo, y aún así puede que no consigas tu objetivo; ser alguien respetado y, sobre todo, que nadie te diga aquello de “ah, si, es el hijo del gran Jerry Goldsmith”.

No. Joel Goldsmith no solo es el hijo de Jerry Goldsmith. Es un grandísimo compositor de música de cine y, especialmente, de televisión. Y lo es por méritos propios, y además en presente, porque su música sigue tan viva hoy como nunca pese a que el 29 de abril del 2018 se hayan cumplido ya 6 años de su muerte.

Joel se ha ganado, por méritos propios, su derecho a ser considerado un gran compositor, uno que además coincide es el hijo de Jerry Goldsmith (como ha pasado con la familia Newman, que tras Alfred tenemos a Randy, David y Thomas, casi nada).

Y es por esa razón, por su vasta y amplia trayectoria musical, por lo que hemos decidido realizar este sentido homenaje en AsturScore, un tributo para honrar su memoria y su legado musical.

Joel Goldsmith – Breve Píldora Biográfica

Joel Goldsmith nace en California el 19/11/1957, y es hijo del mítico compositor californiano Jerry Goldsmith y Sharon Hennagin, quienes se divorciaron en 1970 tras tener cuatro hijos (Joel fue el cuarto).

En sus comienzos, colaboró en el diseño de sonido y uso de los sintetizadores con su padre en Star Trek : The Motion Picture (Star Trek: La Película, 1979), creando efectos de sonido, en Runaway (1984), la primera (y no última) banda sonora enteramente electrónica de su padre y en Hoosiers (Hoosiers : Más que Ídolos, 1986) como productor musical.

Aunque su gran reto, como veremos posteriormente, fue componer, codo con codo con su padre, la música para el mayor éxito de la franquicia de Star Trek: The Next Generation, la entrega más oscura de todas, Star Trek: First Contact (Star Trek, Primer Contacto, 1996), sin olvidarnos de que allá por 1991 Joel y Jerry colaborarían previamente en la película televisiva Brotherhood of the Gun (Hollister), una comedia del oeste donde Jerry compondría el tema central y Joel se encargaría del resto.

Pero antes de todo ello, estuvo un amigo, el compositor Richard Band, lo que nos lleva a …

Laserblast (1978) – The First Big Step

Al igual que Joel, el apellido Band tenía su pedigrí en la industria de Hollywood; hijo del escritor, productor y director Albert Band, y hermano de Charles Band, productor asociado a la serie B o de bajo presupuesto para el terror y el fantástico especialmente (Empire o Full Moon Productions por citar dos productoras míticas en los 80-90), las carreras de Richard Band y Joel Goldsmith se cruzaron en Laserblast (El Rayo Destructor del Planeta Desconocido, 1978), aunque previamente ya habían coincidido en End of The World (El Último día del Mundo, 1977), aunque no como compositores.

Para ésta nueva aventura, ambos tenían un presupuesto ajustado y 4-5 días para hacer la partitura de una película de serie B demencial, donde un joven (Billy) se hace con un potente arma láser que funciona con un collar al cuello y que lo va consumiendo poco a poco, casi convirtiéndole en un suerte de zombie-alienígena sanguinario, con secundarios como Roddy McDowell (pequeño papel de doctor), Gianni Russo (el Carlo Rizzi de la primera y segunda entrega de The Godfather) y el actor cómico Eddie Deezen (que muchos recordarán por Grease o 1941).

Totalmente novatos pero preparados para la causa, abordaron su primera gran asignación decidiendo acordar la estructura de la partitura, dividiendo posteriormente el trabajo entre ambos para componer con los sintetizadores principalmente toda la partitura. Aquí tienes una muestra.

Oscura y ajustada a las imágenes, también crearon la source music de tono rock que se escucha tanto en la radio de los coches como en la secuencia de la fiesta, siendo reutilizada por Band en la película The House on Sorority Row (Siete Mujeres Atrapadas, 1983), acreditando al propio Joel Goldsmith como co-compositor en aquella banda sonora para esos cortes.

La carrera de Richard Band ya comenzaría a despegar (la de Joel tardaría un poquito más), pero ambos trabajarían juntos en la siguiente producción de Charles Band, The Day Time Ended (Explosión Galáctica, 1979), el primero, Richard, como compositor, el segundo, Joel, como mezclador de sonido

Pese al discurrir en solitario de sus carreras, su primera aventura juntos estableció el tono de su música y sus géneros preferidos; el fantástico , la ciencia ficción y el terror como géneros predilectos, y la economía de medios para la creación de sus bandas sonoras, lo que nunca estuvo reñido con la calidad de su música, como ambos demostraron a lo largo de sus respectivas carreras.

Los 80 – Watchers y Jobman

Tras un documental titulado Doomsday Chronicles (1978) de tono sombrío, crítico y apocalíptico en cuanto a lo bien que cuidamos el planeta y la vida en él, Joel Goldsmith comienza a forjar su carrera en proyectos de lo más variopintos.

De entre todos los trabajos que va realizando en los 80, tenemos terror, como Island of Blood (Sentenciados, 1982) y Olivia (Olivia, Dulce Asesina, 1983), tenemos acción como No Safe Run (No Hay Refugio Seguro, 1987), Banzai Runner (1987) o Escuadrón: Counterforce (1988), dirigida por José Antonio de la Loma (mítico director de Yo, el Vaquilla y Perros Callejeros) y con un reparto donde destacan Isaac Hayes, Robert Forster y George Kennedy, o tenemos dramas como Crystal Heart (Corazón de Cristal, 1986).

Pero de entre todos esos géneros, destacará la comedia The Man with Two Brains (Un Genio con Dos Cerebros, 1983), dirigida por Carl Reiner y protagonizada por Steve Martin, Kathleen Turner, David Warner y James Cromwell.

Esta surrealista comedia, con Steve Martin como guionista, nos presenta a un Joel que se adentra en terrenos del humor absurdo pero cuya música a veces se toma medio en serio para lograr ese contraste con lo cómico (todo ello de una forma ligera y falsamente trascendental), logrando una mezcla musical ochentera completamente electrónica, que es divertida, genial y amena.

Finalmente, cerrará la década de los 80 con dos importantes trabajos; el primero será Watchers (Proyecto: Terror, 1988), adaptación de la novela de terror del escritor Dean R. Koontz y dirigida por Jon Hess (habitual de la serie B con títulos como Alligator 2: The Mutation, Mars o The Lawless Land), una película a ratos irregular pero interesante, entretenida, de buena factura y con muchas dosis de sangre y acción.

Protagonizada por Corey Haim (ochentero total) y un siempre genial Michael Ironside como villano, la película cuenta la historia de un perro inteligente que ha escapado de la explosión producida en un laboratorio y que es recogido por un chico, quien desconoce el grave peligro que correrán: otra criatura alterada genéticamente, asesina y despiadada, ha escapado también tras el perro, lo que provocará una cascada de crímenes hasta llegar al combate final.

Joel compone una partitura genial, muy deudora de los ochenta, sugerente y con abundantes cortes de acción y tensión, todo electrónico, pero que constituye una excelente carta de presentación del buen hacer de Joel. Aquí puedes escuchar un perfecto ejemplo.

El otro será un drama sudafricano llamado Jobman (1989), dirigido por Darrell Roodt y cuyo argumento gira en torno al hijo de un predicador negro, quien se niega a realizar las labores domésticas encargadas, por lo que será excluido de la comunidad agrícola donde vive.

La música es muye deudora también de los 80; electrónica rítmica y con percusiones, bien construida y elaborada, con criterio, donde se sigue observando la evolución del compositor y el mimo y cariño por la melodía.

Y así, con todo ese amplio recorrido en los 80, entraríamos en 1990, y con esta entrada, nos iríamos a la estación lunar 44…

Moon 44 – Action made in Joel

Todos los compositores tienen ese momento donde tu dices…”éste fue el trabajo que me dio a conocer su obra” o “ésta fue la composición que me hizo fan total de su trabajo”.

Moon 44 (Estación Lunar 44, 1990) es ESE trabajo. Lo primero de todo, constituye la primera gran asignación de Joel Goldsmith en su carrera, y lo segundo, nos ofrece un trabajo grandioso en escala orquestal, cortesía de The Graunke Symphony Orchestra.

Y aunque la electrónica sigue presente de alguna manera de forma etérea y ambiental para los momentos más reflexivos o sugerentes, Joel nos ofrece un trabajo orquestal apabullante. Todos los cortes de acción son espectaculares, dinámicos y épicos (las escenas del entrenamiento, el clímax/batalla final, la batalla de apertura), y la música de tensión es ADN Goldsmith, puro y duro (father and son).

En cuanto a la película, dirigida, escrita y producida por el hombre orquestra Roland Emmerich (un poco antes de su exitazo en Stargate) es un extraño compendio argumental donde las compañías mineras espaciales pelean entre sí por el dominio de los recursos naturales.

Moon 44 es la última luna de Minería Galáctica, una corporación multinacional que desea proteger su última mina de un futuro asalto de su corporación enemiga, enviando al agente Felix Stone (el ochentero Michael Paré) para infiltrarse allí y averiguar todo lo referente al futuro ataque y a una serie de transbordadores que han desaparecido misteriosamente (donde al personaje de Malcom McDowell le faltan un número para hacer línea y Bingo).

Lo mejor que se puede decir de Moon 44 es que tiene algunas secuencias visualmente potentes; escenas de las minas, de las naves o de las ciudades espaciales. La factura técnica, en general, es francamente buena, con algún toque que recuerda a ratos a Outland o a ratos a Blade Runner.

En su contra, es una película de ritmo muy irregular, y que en algunos momentos es un auténtico batiburrillo argumental (aunque en defensa de Roland Emmerich, su película recibió recortes del estudio y tuvo que utilizar incluso como parte del casting a gente del equipo técnico), con una trama poco clara y ambigua, y a veces todo un poco atropellado.

De lo que no cabe duda es que, cada vez que uno pone el disco de la banda sonora, lo mejor de Moon 44 es el gran trabajo de Joel Goldsmith, una de esas partituras que cuando la descubres difícilmente no la vuelves a revisitar poco tiempo después, y un trabajo que lo puso en boca de todos como un gran compositor de cortes de acción (sus Armed and Dangerous Nº1 & Nº2 son de enmarcar), con un main title que ya nos anticipaba de forma magistral lo que se nos venía encima.

Los 90 – Comienzos

Además de Moon 44, los 90 arrancan con el primer pie de Joel en el mundo televisivo de las series, en concreto con H.E.L.P., donde una única temporada de seis capítulos sirven para que Joel vaya haciendo callo para lo que se avecina (casi nada…), sin olvidarnos de tres películas más, donde tenemos un drama deportivo con un Brad Pitt muy joven, Across the Tracks (Triunfo Amargo), un drama romántico, Instant Karma, y finalmente La Grieta (aka The Rift), del mítico Juan Píquer Simón.

En esta última, nos encontramos con un bodrio de terror fantástico español con un reparto interesante y variopinto (desde el reciente desaparecido R. Lee Ermey, Jack Scalia, Ray Wise hasta nuestros Tony Isbert, el mítico Frank Braña o Pocholo), que trata de aprovechar el éxito del terror y el fantástico acuático vivido en 1989 (The Abyss, Leviathan o DeepStar Six), y que será una muesca más en la carrera de Joel dentro del género, donde de nuevo demuestra con los sintetizadores su capacidad para dotar de vida a unas imágenes bastante lamentables (por no hablar del guión…).

Dos películas más, el thriller Blue Desert (Desierto Azul, 1991) y el drama romántico Ramona! (1991) y el ya citado producto televisivo Brotherhood of the Gun junto con su padre Jerry, nos llevan a una nueva serie de corte fantástico y de ciencia ficción, Super Force, donde nos encontramos al bueno de Patrick Macnee.

Joel compondrá la música de cinco capítulos entre 1991 y 1992, una serie que habla de un astronauta que tras regresar de una misión en el año 2020 y descubrir que su hermano ha sido asesinado decide convertirse en vigilante a bordo de su súper moto.

En 1993 Joel regresa al género del terror en un año bastante cargadito, donde destacan Maniac Cop 3 : Badge of Silence (Maniac Cop 3), donde de nuevo los sintetizadores reflejan la locura y el terror del mítico policía psicópata y desfigurado sigue haciendo de la suyas y sembrando el horror por las calles (aquí tienes los End Titles de la película, donde puedes escuchar su trabajo), y por último, la interesante Man’s Best Friend (El Mejor Amigo del Hombre).

Escrita y dirigida por John Lafia (guionista del primer Child’s Play y director de su secuela), y con el mítico Lance Henriksen, en éste producto de acción y terror volvemos a tener una variante de Watchers, proyecto anterior de Joel. Aquí, el perro es directamente psicótico, una amalgama genética de lo mejor de cada barri0 que acaba enloqueciendo y matando a la gente (bueno, no está bien decirlo, pero alguno se lo tiene ganado visto lo visto).

Siendo otro trabajo electrónico de Joel, se observa que su música sigue cogiendo cuerpo y empaque, destacando un brillante tema de apertura donde juega con la idea de que el perro puede ser el mejor amigo del hombre o su peor enemigo, tal como puedes ver y observar en ésta enlace, donde los main titles son brillantes y pegadizos.

Joel volvería a trabajar con John Lafia en 2000 en la película de acción y ciencia ficción Chameleon 3: Dark Angel, el cierre de una trilogía sobre una mujer llamada Kam que ha sido modificada genéticamente y que tratará de evitar que su diabólica hermana gemela lleve a cabo sus planes.

En 1993, la carrera de Joel se cruza con la del productor televisivo y escritor Christopher Crowe, con quien ya había trabajado en H.E.L.P. y con quien ahora colaborará en la serie The Untouchables a lo largo de dos temporadas y 42 episodios entre 1993 y 1994.

Con Tom Amandes como Elliot Ness, el genial William Forsythe como Al Capone y John Rhys-Davies como el agente Malone, Joel compone un tema central épico y poderoso, como puedes escuchar en éste enlace.

Tras esta serie y dos películas con Loreno Lamas (las películas de acción Viper en 1994 y Midnight Man en 1995), volverá a colaborar con Christopher Crowe en el drama The Watcher,cuyo argumento transcurre en Las Vegas, aunque aquí será solo el capítulo piloto.

Cabe también destacar otra serie de aventuras, Hawkeye, donde Joel compuso la música de 22 capítulos para una historia ambientada en el New York de 1755, en el Valle de Hudson, durante el periodo de las guerras francesas e indias de la década de 1760. En éste enlace puedes escuchar la intro de la serie, música de aventuras con toques étnicos en su comienzo.

Y así llegamos a 1996, el año que hicimos contacto…Star Trek.

Star Trek : First Contact (1996) – Jerry & Joel take the Control

Antes de ver la película estrenada en el cine y disfrutar como un enano del regreso de Jerry Goldsmith  a la franquicia de Star Trek por aquella época, servidor se compró la primera edición de Star Trek : First Contact (Star Trek: Primer Contacto, 1996) a cargo de GNP Crescendo (la misma compañía que hace nada editó de forma expandida la misma partitura).

Aquella primera edición incluía dos canciones y una novedad que comenzaba a darse en algunas ediciones por aquella época, el famoso Enhanhed CD (es decir, un CD que contiene música y que también hace la labor de datos, incluyendo extras como material audiovisual y entrevistas).

Como era habitual en mí, no escuché nada hasta haber visto la película (rara vez rompo esta regla), así que allí estuvo esperando aquel CD precintado hasta después de salir del cine para ser abierto y disfrutado.

Pero lo que más me llamaba la atención de aquella edición era leer en la parte trasera que había música que había sido compuesta por Joel Goldsmith… ¿Por qué? ¿Cuál era la historia detrás de todo?

Pues bien, al parecer, Jonathan Frakes, quien interpreta al primer oficial William Riker, decidió tomar los mandos del control de la nueva entrega de la franquicia de Star Trek para la Nueva Generación, comandada por el capitán Picard (ese gigante que es Patrick Stewart),algo que repetiría en la siguiente entrega, Star Trek: Insurrection (Star Trek: Insurrección, 1998).

Dicha decisión, además, venía con un deseo expreso: que Jerry Goldsmith liderara los mandos de la composición musical de la película, el compositor que más ha dado a la saga (seguido de James Horner y Michael Giacchino).

Era un deseo expreso de Frakes y el productor (y también guionista) Rick Berman, así que una vez finalizado el guion contactaron con él, asegurándose de tener suficiente presupuesto para poder contratar sus servicios, quien aceptó el regreso a la franquicia (por cierto, el resultado final fue magistral, muy por encima de una película oscura, interesante y ratos irregular en el tratamiento del guion).

Pero el problema fue que Star Trek: First Contact tuvo una postproducción complicada y alargada en el tiempo que acabó colisionando con otro proyecto del Maestro que también se había alargado en el tiempo, The Ghost and The Darkness (Los Demonios de la Noche, 1996), otra brillante partitura.

Además de dicha colisión de intereses, las originalmente cuatro semanas de las que disponía inicialmente para componer la nueva entrega de Star Trek se vieron reducidas drásticamente a tres, con lo que Jerry vio que necesitaría ayuda para poder cumplir con los tiempos en ambos proyectos.

Y fue por esa razón por la que se sugirió al vicepresidente musical de la Paramount (a través de su agente, Richard Kraft) contar con los servicios de su hijo Joel Goldsmith, a quien veía sobradamente preparado (y no se equivocó visto el resultado final).

Al vicepresidente le gustaba la idea, pero Frakes y Berman eran bastantes escépticos, llegando a decir que “nosotros pagamos por Jerry Goldsmith, no por Joel Goldsmith”.

No obstante, Jerry se puso manos a la obra, y antes de volver a Londres para rematar su trabajo en The Ghost and the Darkness, decidió que casi un tercio de la partitura fuera para Joel, supervisando aquellos momentos que creía eran mejores para él dado su perfil, y que incluyeron varias piezas musicales vinculadas a los Borg (desde la escena inicial hasta el brillante corte final del vuelo del Phoenix en el clímax final).

Cuatro días después, Jerry y Joel se reunieron con Frakes y Berman para hablar y mostrarles el material musical que había compuesto sin especificar nada sobre la autoría musical de aquellos mockups (maquetas musicales).

Cuando vieron la escena inicial de la película (la famosa pesadilla “Borg” de Picard) ambos quedaron encantados con la música, momento en el que Jerry sacó pecho y aprovechó para decirles que aquella pieza musical pertenecía a su hijo. Por supuesto, aquello fue suficiente: Joel había conseguido el trabajo.

El resultado final fue brillante, dándose una curiosa paradoja; sino te dicen que ha participado Joel en la partitura te lo crees, funcionando así de bien la integración musical de ambos (son bloques homogéneos), pero también es de justicia decir que, una vez sabes que Joel ha colaborado, detectas las partes donde él ha compuesto música (el magistral corte 39.1 Degrees Celsius o Retreat son perfectos ejemplos del estilo de Joel que tan buen resultado ha dado en series como la franquicia de Stargate).

En definitiva, uno de los mejores trabajos de Joel, eso sí, al servicio y supervisión de su padre, quien no podría haberse sentido más orgulloso.

Aquel mismo año, además de firmar algunos trabajos más, como dos películas de terror llamadas Rattled (1996) una de serpientes asesinas con William Katt, y Vampirella, del director Jim Wynorski (habitual de la serie B, con Chuck Cirino como principal valedor musical), compondrá la partitura de una película familiar con perrito incluido llamada Shiloh.

Shiloh está dirigida por Dale Rosenbloom, siendo su primera y última película como director, con quien Joel colaboró en dos películas anteriores donde Dale actuaba como guionista (Across the Tracks y Instant Karma ), y con quien volverá a trabajar en la secuela de Shiloh, titulada Shiloh 2: Shiloh Season (Sailoh 2, el Regreso, 1999).

La partitura de Joel es preciosa, melódica y emotiva, donde predomina el sonido a la americana, con el uso de la armónica, la guitarra o el uso de violín afinado con toques sureños, todo ello siempre en tonos cálidos. Es una de sus mejores composiciones de lejos, una auténtica notita.

La edición discográfica de Varese Sarabande que circula por ahí es toda una delicia, altamente recomendable para pasar un buen rato, y una excelente demostración de la capacidad melódica de Joel.

Un año después, también editado por Varése, llegaría un héroe que nos presentaría uno de los mejores trabajos de Joel. Por Crom, hablamos de Kull

Kull the Conqueror – Familia Lejana de Conan

Kull the Conqueror (Kull el Conquistador, 1997) es la historia de lo que pudo ser y no fue, y de finalmente, de lo que acabó siendo.

Fue concebida como una tercera entrega de Conan, y ofrecida a Arnold Swcharzenegger, quien rechazó por aquella época hacer una nueva entrega del mítico héroe creado por Robert E. Howard.

Acto seguido se ofrece a Kevin Sorbo, quien por aquella época era un icono televisivo por su papel de Hercules en la mítica serie Hercules: The Legendary Journeys, quien acepta el papel pero rechaza que su personaje se llame Conan para no asociarlo con la mítica figura de Arnold.

Es por ello que se decide que el protagonista se llame Kull, un personaje creado también por Robert E. Howard, pero que viene de una época anterior a Conan; Kull es de la época Thuria y Conan de la Hiboria.

Y no será el único cambio que obre milagro por la intervención de Sorbo; a petición de éste, el nivel de violencia visual o digamos explícita se rebaja exponencialmente, bajando la calificación de adultos de R a menores de 13 años acompañados por sus padres, además de concebir el papel de las mujeres protagonistas como piezas meramente secundarias (pese a que el villano es Tia Carrere, una diabólica hechicera).

El guion se basa en una historia que pertenece al Universo de Conan (La Hora del Dragón) , pero en su lugar se introduce a Kull como protagonista, añadiendo además  detalles de un relato de Kull llamado Por esta hacha yo Gobierno.

El resultado final es un fracaso de taquilla que no contentó ni a crítica ni al propio guionista, quien debió de acordarse de toda la familia de Kevin Sorbo por el excesivo protagonismo que se tomaron en base a sus decisiones.

Pese a todo, y con todas las tonterías que hay en la película (que no son pocas), la factura está bastante bien en general, y no deja de ser un sano entretenimiento sin más, que no hace daño aunque no va a ningún sitio (nada que no hayamos visto anteriormente, con Sorbo repitiendo casi el mismo papel de Hercules y con similares golpes de humor o chascarrillos).

Lo que si fue un éxito total fue la tremenda y extraordinaria composición de Joel, quien le da a la película toda la épica y heroicidad que necesita y requiere en todo momento, utilizando la orquesta de una forma magistral, acompañándola de coros masculinos y guitarras eléctricas y batería para abundantes cortes de acción, que aunque uno crea que están fuera lugar es justamente todo lo contrario; el resultado es espectacular y explosivo, uno de los mejores trabajos de Joel y si se me permite, uno de los más vibrantes de lejos en los años 90, reivindicable al 200%.

Es Joel Goldsmith en estado puro, un poco incluso con Kameniano en el uso de la música moderna (por momentos me vienen a la cabeza macarradas suyas como el Last Action Hero), donde el compositor ofrece un tema central heroico y vibrante, de esos que son retentivos y te quedan grabados, con músculo, de los que ya no se hacen.

También tenemos un tema de amor precioso y sentido (muy a la Poledouris), como debe de ser en toda película de héroes que se precie con princesas o similares (videntes como en The Scorpion King, villanas redimidas como en Willow,…), y un tema vil y potente para la némesis de Kull, la diabólica Aki (Tia Carrera).

La edición discográfica de Varese Sarabande es una auténtica orgía para los sentidos, uno de esos compactos que jamás me cansaré de reproducir, y que si no consigue hacerte vibrar ni un solo instante es para ir a hacérselo mirar, sinceramente.

Ship Brawl (una mezcla de sinfonismo, rock y folk apabullante), Deep Freeze (brutal corte para la pelea entre Kull y el villano interpretado por Thomas Ian Griffith en la isla del hielo que Joel reutiliza a modo de end credits), Saving Zereta o Kull’s Escape son solo cuatro ejemplos de lo que una partitura de épica y acción debería ser; vibrante, heroica, rítmica y original.

Años después, el artesano de John Debney probaría similar cóctel en The Scorpion King (El Rey Escorpión, 2002), y los resultados, aunque inferiores musicalmente a Kull the Conqueror, siguieron siendo fantásticos (lástima que salvo gente como Joseph LoDuca en Xena o Hercules no se haya prodigado mucho esta magnífica fórmula musical).

Ese año cerrará el curso escolar con la composición de tres capítulos para la tercera temporada del reboot de la serie fantástica The Outer Limits (Más Allá de los Límites), en concreto Music of the Spheres (dirigido por David Warry-Smith, con quien Joel coincidirá en un capítulo de Stargate Atlantis y en varios de Stargate SG-1), Double Helix (dirigido por Mario Azzopardi, con quien Joel tambien coincidirá en varios capítulos de Stargate Atlantis) y New Lease (curiosamente dirigido por Jason Priestly, en el que fuera su debut como director).

Y no sería lo único… en 1997 daría comienzo un viaje televisivo de quince años de duración (y tres series) a través de la puerta de las estrellas más mítica no ya del cine, sino de la historia televisiva… Stargate.

STARGATE – SG1, Atlantis y Universe, Agitado pero No Revuelto

Stargate (Stargate: Puerta a las Estrellas, 1994) fue la primera de las tres películas que dirigió Roland Emmerich en las que colaboró con el brillante compositor británico David Arnold (le seguirían Independence Day y Godzilla).

La película cuenta la historia del descubrimiento en Guiza de un pórtico estelar que comunica nuestro mundo con otro más primitivo sometido al designio de una raza alienígena que se hacen pasar por dioses, y que utilizan esos portales para comunicarse con otros mundos.

La película cosechó un gran éxito, y aunque está francamente entretenida, con una primera parte brillante (el descubrimiento del pórtico, las investigaciones y el equipo que se prepara para cruzar al otro lado y descubrir que sucede), en la segunda parte todo se vuelve más rutinario y típico, ensombreciendo algo el magistral arranque.

Con una buena dupla de protagonistas, Kurt Russell como el Coronel O´Neill y James Spader como el Dr. Daniel Jackson, la película dejo constancia del potencial argumental para explotar el universo de Stargate, además de la buena factura de Emmerich (sus películas serán mejores o peores, pero técnicamente son brillantes) y el descubrimiento del genio de David Arnold (su tema central para Stargate es uno de los mejores motivos musicales compuestos para el cine en los 90, una oda a la aventura, fresco y original).

Esa constatación de que había un diamante en bruto por explotar llegó tres años después en 1997, cuando Brad Wright y Jonathan Glassner, quienes habían trabajado juntos como productores anteriormente en series como The Outer Limits (donde Joel había colaborado con ellos), decidieron crear y escribir guiones para una nueva serie llamado Stargate SG-1, producida inicialmente por Showtime las primeras cinco temporadas hasta el 2002, y las últimas cinco temporadas fue producida y emitida por Sci Fi Channel hasta el 2007, momento en el que la serie fue cancelada, extendiendo el universo de esa serie a dos películas televisivas, Stargate: The Ark of Truth (Stargate: El Arca de la Verdad, 2008) y Stargate Continuum (Stargate: El Continuo, 2008).

Hubo un proyecto de una tercera entrega en 2009, Stargate Revolution, pero finalmente, en el 2011, Brad Wright anunció la cancelación de la misma.

La andadura del Stargate televisivo tiene lugar con la emisión del capítulo piloto Children of the Gods en julio de 1997, donde Kurt Russell da el relevo al mítico Richard Dean Anderson, quien tras su popular personaje de MacGyver conseguirá otra muesca más con su papel de Coronel O’Neill.

James Spader también encuentra sustituto en el actor Michael Shanks en el papel del Doctor Daniel Jackson, y el resto del mítico equipo final del SG-1 lo acabarán de integrar la actriz Amanda Tapping como la capitana Samantha Carter y Christopher Judge como el alienígena Jaffa Teal’c, liderados todos ellos por el general Hammond, interpretado por Don S. Davis.

El capítulo piloto transcurre un año después de los acontecimientos de la película, donde tras un asalto alienígena al complejo militar que guarda el Stargate,se decide enviar un equipo liderado por O´Neill para saltar al otro lado  y regresar a Abydos, donde el Dr. Daniel Jackson se había quedado a vivir con la gente del lugar.

El piloto constató el éxito de la película y las ganas de seguir explorando el universo de la misma, lo que llevó a emitir diez temporada y rodar hasta dos películas, arrojando además dos series nuevas, Stargate : Atlantis (2004-2009), que duró cinco temporada y Stargate Universe (2009-2011), que duró dos temporadas y tuvo al actor Robert Carlyle de protagonista.

Brad Wright continuó siendo el principal valedor de las nuevas series (spin-off), mientras que Glassner solo se encargó de todo lo relacionado con Stargate SG-1, cediendo el testigo a Rober C. Cooper, quien hizo dupla con Wright.

El enorme éxito de la serie también supuso la confirmación de un valor seguro que ya cotizaba al alza por aquel entonces, el del nombre del compositor Joel Goldsmith, que encontraría en Stargate el perfecto campo de trabajo para ofrecer el que probablemente sea su mejor testamento musical, y por el que muchos aficionados le guardamos cariño.

La primera emisión del capítulo piloto de Children of the Gods contó con la música de Joel Goldsmith, donde ya nos ofrece su tema central para la serie, una auténtica barrabasada, salto y seña de la serie, y toda una llamada a la aventura.

Sin embargo, su trabajo en el capítulo piloto se vio mermado y alterado por la decisión de la MGM en post-producción de alterar el capítulo piloto, incluyendo entre dichas alteraciones modificar la banda sonora, incluyendo fragmentos del material compuesto por David Arnold en el episodio piloto, una forma de asociarlo para el espectador con la película y aprovechar el brillante material de la película original para las serie.

Ello lastró excelentes ideas musicales y la estructura musical ideada y compuesta inicialmente por Joel, cuya edición discográfica por aquel entonces, de la discográfica Milan Records, incluía selecciones tanto de la música de Joel como de fragmentos copiados y pegados directamente de la música de David Arnold.

Si bien el resultado en pantalla era aparente, el trabajo de Joel quedaba reducido en ocasiones a segundos planos, no permitiéndole llevar a cabo sus ideas en la forma adecuada, y no brillando por la imposición de MGM del material de David Arnold.

Afortunadamente, en aquella edición había bloques íntegros donde se podía observar el buen hacer de Joel, como el corte quinto, Egyptology / Sha’re / Aliens, donde aparte de verse el dominio de la música étnica vemos el material de acción made in Joel, una composición musical vibrante del mismo compositor que hizo Kull the Conqueror, Star Trek: First Contact o Moon 44.

Ese tema, salto y seña de Joel, es la mejor tarjeta de presentación para un compositor que prácticamente se encargó el solito de todas las temporadas de las tres series (en Stargate SG-1 también intervendría el compositor Richard Band, amigo de Joel, que compondría 14 episodios del año 1997 a 1999).

De la serie original, Joel compondría la música de 205 capítulos, y su amigo y alumno aventajado Neal Acree, ayudaría a componer la música de 40 capítulos junto a Joel. Los 99 episodios de Stargate: Atlantis y los 40 episodios de Stargate: Universe serían todos de Joel Godlsmith.

Años después, en 2009, Brad Wright recibió el permiso de la productora y decidió volver al capítulo piloto y reestrenarlo como se había ideado en su día, recuperando montaje eliminado en su momento (añadiendo una nueva escena), incorporando mejorías en efectos especiales y visuales, y, finalmente, restaurando la partitura de Joel Goldsmith tal como fue concebida en su día para el capítulo piloto, partitura que ha sido editada recientemente por Buysoundtrax en una tirada limitada de 1.000 copias que incluye los casi 75 minutos de música original compuesta por Joel, una maravilla orquestal que incluye coros, y música épica y espectacular para todas las escenas de acción del piloto.

En cuanto al resto de la franquicia, Joel Goldsmith no se limita a tirar de manual, sino que expande musicalmente el universo de sus composiciones a las nuevas series, donde destaca el trabajo de Stargate: Atlantis, cuya edición discográfica de Varése Sarabande es una auténtica delicatessen, con un tema central maravilloso, un tema para los villanos magistral (los Wraith) y pasajes etéreos y ambientales para todo lo relacionado con el universo mítico de Atlantis, sin renunciar nunca a la emotividad sincera y a esa capacidad melódica que lleva metida en vena.

Y otro perfecto ejemplo, editadas ambas por Buysoundtrax, son las épicas y grandiosas partituras de Joel Goldsmith para las dos películas rodadas para el universo de Stargate SG-1 (The Ark of Truth y Continuum), partituras orquestales y corales que son imponentes y mil veces mejores que muchas partituras que por aquella época se estaban componiendo para muchos blockbusters de Hollywood.

Por último, como dato, de la asociación con parte del equipo técnico del universo de Stargate, en concreto la actriz Amanda Tapping y el guionista Damien Kindler, Joel Goldsmith consiguió trabajo en otra nueva serie de corte fantástico, Sanctuary, que inició su andadura en el 2007 y finalizó en el 2011, donde Joel compuso un tema central brillante y muy sugerente, cuyo trabajo se limitó exclusivamente a la primera temporada.

Y volviendo atrás de nuevo, para seguir la línea temporal de Joel Goldsmith, la siguiente parada importante tras su espectacular entrada en Stargate SG-1 en 1997 fue la preciosa y emotiva película Diamonds (1999).

Diamonds – La madurez de Joel Goldsmith

Antes de Diamonds, compondrá la música de la película de catastrofes Inferno (Inferno, Calentamiento Global, 1998) y el más que correcto e interesante thriller Shadow of Doubt (Sombras de Sospecha, 1998) dirigido por Randall Kleiser (el mismo de Grease y The Blue Lagoon) y protagonizado por Tom Berenger,Melanie Griffith, Craig Sheffer o el mítico cantante Huey Lewis.

Este thriller, con un crimen de aparente índole sexual donde es inculpado un macarrilla de tres al cuarto, futura promesa del rap (el malogrado Wade Dominguez, que fallecería aquel mismo año con 32 años), contiene un muy buen trabajo de Joel, donde destacan los magníficos y rítmicos títulos de inicio (muy típico de los 90), sensual y sugerente, y también canciones compuestas por Joel para el raperillo de la película.

También intervendrá en ese periodo en dos series más, Martial Law (8 capítulos de 1999 al 2000) y la mítica Diagnosis Murder (siete capítulos del 1997 a 1998), tras lo cual le llegará el turno a un proyecto que es toda una perita en dulce para Joel Goldsmith, y que constata definitivamente su madurez compositiva y su capacidad melódica y camaleónica.

El drama familiar Diamonds, dirigido por John Asher (con quien Joel volverá a trabajar en el 2002 en la comedia Thank Heaven) y protagonizado por un siempre brillante Kirk Douglas, Dan Aykroyd y Corbin Allred, la película cuenta la historia de una línea familiar formado por un abuelo-hijo-nieto que durante un viaje a Canadá, a Reno, para encontrar unos diamantes que el abuelo, el ex boxeador Harry Agensky, había escondido en su juventud, y que acabará siendo un viaje donde todos se encontrarán a sí mismos, fortaleciéndose la relación familiar entre todos, y cuyo mensaje familiar florece en la sincera interpretación especialmente de Kirk Douglas, y se refuerza por cada nota musical que emerge de la batuta de Joel.

Y es que la composición que lleva a cabo en ésta película es magnífica; por un lado, ofrece un tema central maravilloso, precioso y delicado, muy cálido y emotivo, pura sinceridad emocional, sin subterfugios, dando en la tecla de forma sencilla y directa, apelando a una sensibilidad transparente y nunca tramposa.

El Main title es maravilloso, y por momentos Joel casi parece Horner (la forma de tocar el piano, la manera de utilizar las cuerdas, los vientos…); pero la sorpresa también reside en la abundante música jazzística que aparece durante la película, una suerte de Isham y Mancini juntos con la sonoridad de Joel, en temazos como la entrada en Reno o el momento en el que Harry sube con un montón de chicas de un burdel a la habitación para disfrutar de una calida velada (especial mención para el papel de la siempre brillante Lauren Bacall).

Editada por Varése Sarabande, es una auténtica joya, a reivindicar, para una película sencillita que consigue sus objetivos principalmente por el duo Kirk Douglas-Joel Goldsmith.

Diamonds debería ser una pieza obligada en cualquier colección de bandas sonoras que se precie si eres un amante de la música de cine de calidad. Es un ejercicio de composición musical tremendo.

Un año después, Joel comenzaría andadura en una nueva serie basado en un cómic de corte fantástico con heroína de por medio…

Witchblade – La Espada de la Hechicera

En el año 2000, se rueda y estrena una película televisiva que sirve de capítulo piloto para Witchblade (La Espada de la Hechicera), basado en los cómics de la editorial Top Crow, y dirigida por Ralph Hemecker, con quien Joel había colaborado ya en el thriller de acción Double Edge (American Dragons, 1998) y volvería a colaborar en el thriller de misterio Haunting Sarah (Almas Gemelas, 2005) y en el drama de misterio Fatal Desire (2006).

Hemecker ejercerá, además, labores como productor y guionista en la serie televisiva, compartiendo créditos con otro guionista, Roderick Taylor (también coincidirá con Joel en la serie Super Force y en la película televisiva Inferno).

La serie, que duró dos temporadas en antena, cuenta la historia de una detective de policía llamara Sara Pezzini (una bellísima Yancy Butler), quien adquirirá habilidades y poderes especiales para combatir el crimen a través de la susodicha espada de la hechicera, una espada que al parecer pertenecía a un rico millonario llamado Irons (Anthony Cistaro), un personaje de aires siniestros y cultos que vigila y sigue a Sara de cerca de través de su lacayo, Nottingam (Eric Etebari), otro personaje ambiguo que además de vigilarla también la cuida.

Por el camino, tenemos a un detective amigo llamado Danny Woo (Will Yun Lee), que es abatido en el capítulo piloto y que se convierte en una suerte de pepito grillo, siendo de alguna manera su conciencia espiritual, y a su nuevo compañero de fatigas, el detective Jake McCarty (David Chokachi).

La serie mezcla acción y thriller con toques fantásticos y místicos con la introducción de la espada de la hechicera, y en esa extraña mezcla es donde sale ganador el bueno de Joel.

Su música es moderna, con el uso de batería, bajo y guitarra combinado con la electrónica, logrando inyectar modernidad al paisaje urbano que puebla la serie, pero también consiguiendo envolver a la serie de un tono sugerente, misterioso y místico para todo lo relacionado con el mundo de Witchblade y los personajes e historias que se mueven a su alrededor, incluyendo incluso canciones que le dan ese tono moderno y cañero que requiere la serie.

El propio Joel, a través de su discográfica, editó una selección musical de varios capítulos, donde destaca el piloto (Parallax), con un excelente corte de apertura para la escena del funeral de Danny, y un tema central brillante y lleno de músculo.

Un año después de la cancelación de Witchblade, en el 2003, Joel se embarcaría en una epopeya que le llevaría a Troya…

Helen of Troy – La Pequeña Pantalla se hace Grande

A pesar de que el estreno de Troy (Troya, 2004) fue unos meses después, este producto televisivo rodado íntegramente en Malta se concibió para aprovechar que la película de Wolfgang Petersen venía en camino (estas coincidencias ya tuvieron lugar muchas veces, como en Titanic o War of the Worlds). Ni que decir tiene que esta basada en el relato de la guerra de Troya de Homero contenido en el poema épico de La Ilíada.

Lo mejor que se puede de decir de esta mini serie de dos capítulos de casi tres horas de duración, es que se puede ver y gracias, pero tiene detalles realmente desastrosos; Aquiles parece concebido como un garrulo Neanderthal, algunas escenas son cuasi cómicas por la forma en la que están rodadas o tratadas (como el apuñalamiento /ensañamiento de Agamenón con Paris) y las tramas se pierden aquí y allí, sin más historia, y eso que tenemos un buen reparto, con Rufus Sewell de Agamenón, el bueno de James Callis como Menelao (siempre lo recordaré por su papel de Baltar en la serie de Battlestar : Galactica), John Rhys-Davies como el rey Priam de Troya o a Stellan Skarsgard como Teseo.

Pese a todo, si algo te hace creer que Helen of Troy (Helena de Troya, 2003) valga el precio de las tres horas de duración que mi primo y yo nos sufrimos hace ya muchos años atrás fue, sin ningún género de duda, la enorme partitura que Joel Goldsmith compuso, de otra galaxia.

Recuerdo tener una promo de 20-30 minutos que durante una época no dejé de escuchar una y otra vez; me sabía a poco, y el material era casi siempre muy homogéneo, pero aquel tema central, enérgico y poderoso, el que abre la mini serie (Main Title) es brutal, una genialidad.

Así que cuando la discográfica de Joel, Freeclyde Music, decidió editar TODA la partitura, casi 70 minutos de música épica, étnica, dramática y vibrante, se me puso una sonrisa de oreja a oreja.

Y claro, cuando lo escuché, me acordé de aquella breve promo y pensé que al fin se hacía justicia. Recuerdo escuchar los cortes 16 y 17, The Battle Begins, y especialmente The Battle Continues, y pensar que AQUELLO era MÚSICA, y porque narices no se podía hacer ESO en las películas de Hollywood actuales. Era brutal.

El tema de amor es precioso y contenido, pura melodía, y la partitura tiene muchos momentos étnicos que recogen magistralmente el contexto histórico de aquella época (la forma de vida en las ciudades, el entramado comercial y vital de sus pueblos y comercios).

Huelga decirlo, pero estamos hablando de una de las mejores partituras de Joel Goldsmith de lejos, y que seguía manifestando una verdad innegable para el compositor de Moon 44, Kull the Conqueror, Shiloh, Diamonds o la serie de Stargate; la pantalla pequeña se le quedaba minúscula cuando la grandeza de su música emergía.

El engrandecía la televisión, a sus pequeños proyectos; él, como su padre, era capaz de insuflar vida a imágenes que carecían de ella, y que difícilmente podían inspirar nada o prácticamente nada.

Los Últimos Años

Viviendo entre series de y temporadas de Stargate, en los últimos años tiene la suerte de componer para una mítica saga de videojuegos, el Call of Duty, en concreto la tercera entrega.

La casa discográfica Activision editó el trabajo de Joel en un CD que actualmente está descatalogado y que alcanzaba la duración de 35 minutos, y que seguía, una vez más, poniendo de manifiesto la enorme calidad y compromiso del compositor, como puedes escuchar en este enlace. Un corte magistral, épico, heroico y sentido (lástima que no le hubieran dado más oportunidades en el mundo del videojuego)

Finalmente, cierra tristemente su periplo musical con la composición de la partitura War of the Dead (2011), una película de zombis que pone punto final a su carrera como compositor cuando el cáncer le arrebata la vida.

Epitafio

La terrible pérdida de Joel Goldsmith dejó ensombrecida la pequeña Gran pantalla, a la cual nutría con sus composiciones, una alimentación compositiva que nos llegaba a nosotros.

Recuerdo cuando puse Telecable entre finales de los 90, principios de la nueva década, cuando descubrí que echaban en Showtime la serie de Stargate.

Creo recordar también que grababa todos lo capítulos a diario, almacenándolos para consumirlos algún día de forma seguida, y que cuando me puse vi como casi tres temporadas seguidas, a razón casi de un capítulo diario.

Era sentarme en mi sillón y poner mi VHS a funcionar y acto seguido atravesaba aquella «puerta a las estrellas», y la música de Joel era la que venía una y otra vez a mi cabeza.

Es INJUSTO que la calidad de este hombre de alguna manera haya quedado enterrada entre una filmografía eminentemente televisiva, pero aún con esas, la calidad de su música refleja que Joel era a un compositor enorme, con una capacidad melódica fuera de toda duda.

Fue un auténtico Diamante en bruto que conquistó Troya y el universo de pórticos dimensionales de Stargate, que fue la sinfonía de Kull en la Era Thuria, que acompañó a la invasión Borg o que dejo sobra la mesa la corrupción existente en la Luna 44.

Sólo puedo darte las gracias por hacer mi vida mejor, por haber sido parte de ella a través de tu música (Stargate SG-1 forma parte de mi cultura cinematográfica y televisiva, y es en gran parte gracias a ti), y por continuar emocionándome y haciéndome vibrar con trabajos tan diametralmente opuestos como Diamonds o Kull the Conqueror.

Gracias Maestro.