Fimucité X: Crónica
Desde el momento en que el nombre de Howard Shore sonó vinculado a Fimucité, una sonrisa iluminó mi rostro y un montón de recuerdos asomaron relacionados con mi infancia; el periodo fecundo de la primera época de David Cronenberg (obras clave de mi juventud como The Brood, Videodrome o especialmente The Fly), su primera colaboración con Martin Scorsese en los 80 (esa joya llamada After Hours), ese clásico de los 80 llamado Big, su primer gran éxito de cara al Mainstream de Hollywood (The Silence of the Lambs), …
Pero sería injusto decir que fue la única razón para irme junto con mi compañero de fatigas (Eduardo) a Fimucité; llevo años siguiendo el Festival de Tenerife sin animarme finalmente a ir, aunque hubo una vez que faltó poco, muy poco… el año que acudió uno de mis ídolos, Elliot Goldenthal.
He visto muchos videos de conciertos de Fimucité de varias ediciones, incluso he comprado en Varése varios de los conciertos (uno de ellos, el de la Big Band de Canarias, es uno de esos discos que suelo revisitar cada cierto tiempo, el tributo a Elmer Bernstein).
Siempre me ha llamado la atención la infraestructura del Festival (los conciertos, la organización, el tema protocolario… todo parece muy serio, muy profesional) y la calidad de los conciertos y los invitados.
Era cuestión de tiempo cruzar el charco (dicho cariñosamente) y acudir a Fimucité, además, en su décima edición, una edición especial, y por supuesto que lo fue, especialmente el sábado, el día del concierto grande. Pero no adelantemos acontecimientos…
Jueves 29 – The Arrival
Maletas, al coche, llegada al aeropuerto de Avilés (Ranón), aparcamos, checking, al avión, escala en Madrid y… bienvenidos a Tenerife (tan gráfico como los desplazamientos de Indiana Jones vistos por Steven Spielberg sobre el mapa). Fue todo tan rápido que casi ni nos dimos cuenta de nada. Casi casi como cuando llegó el día de marchar… que tristeza. Pero todo lo bueno se acaba, y también lo malo, aunque esto, generalmente, tarda en irse más.
A bordo de nuestro coche de alquiler en Tenerife Sur y rumbo a Puerto de la Cruz, tras un buen tramo de carretera para llegar al hotel, posamos los bártulos, comiendo tarde (aunque muy bien, todo sea dicho) y cayendo derrumbados en la habitación (el día antes, Edu y yo tuvimos curro, y para el que escribe, muchos asuntos (demasiados) que dejar cerrados).
En el hotel, realizamos las pruebas pertinentes con el equipo de grabación para las posibles entrevistas, una ellas con los Dynamic Music Partnerts (Lolita Ritmanis, Michael McCuistion, Kristopher Carter y Larry Rench). Testeado el equipo, repasamos y pulimos la entrevista con los Dynamic, así como la que no pudimos realizar a Howard Shore, poniéndonos en contacto con Vanesa Bocanegra, parte organizadora de Fimucité, en concreto la persona encargada de Prensa, para cerrar las entrevistas; Howard Shore prácticamente imposible (vamos… Mission Impossible), y los Dynamic bastante probable.
Cenamos y descansamos, preparándonos para un torrente de emociones que tendría lugar el día 2; mientras, en Santa Cruz de Tenerife, donde se alojan casi todos nuestros viejos conocidos (Jaume, Sergio Rivas, Pablo Laspra, Ana, Javier Esteve, Alberto Lahoud… incluso el infatigable Conrado, un huracán profesional como decía el bueno de Tino Casal, un hombre que levanta pasiones en ambos sentidos y no deja indiferente a nadie) la gente disfrutaba de un concierto homenaje a Shirley Walker, con música de los Dynamic Music Partners, del que todo el mundo nos habló muy bien.
Lástima que lo apurado del viaje nos impidiese poder disfrutar de él; otro año, si la salud y los cuartos nos lo permiten, repetiremos con más tiempo para poder disfrutar de todo.
Viernes 30 – Space Opera: A Journey to the Stars
Tras el correspondiente descanso mañanero (sol y piscina incluida), y un buen (que digo buen… excelente almuerzo), nos dirigimos rumbo a Santa Cruz a poner la primera lanza asturiana (AsturScore was Here) y disfrutar de un extenso programa de ciencia ficción lleno de sorpresas, especialmente en el tramo final.
Antes de partir rumbo a las profundidades del espacio sideral musical, mantuvimos una conversación por mail y wasap con Vanesa Bocanegra, donde la entrevista de los Dynamic Music Partners (originariamente solo para Lolita Ritmanis, y luego ampliada para todo el equipo, Larry Rench incluido), pasaba a tener diferentes horarios y días conforme avanzaban las horas.
Finalmente, en el descanso del concierto, cerrábamos la entrevista para después del concierto, celebrándose la misma en el Casino de Santa Cruz, a las 00:45 de la noche (acabamos cerca de las dos), una entrevista de la que volveremos a hablar.
Ya en el auditorio, dos horas antes del inicio, vemos a los camiones RTVE desmontando los equipos de grabación, y a los chicos del stand de ventas del auditorio montando todo el tinglado (la discográfica de Howard Shore y Tadlow tienen su hueco, viviendo ambas momentos felices para el aficionado, quien tiene rápido acceso a la venta de auténticos clásicos).
Nos tomamos una y empezamos a ver desfile de caras conocidas venidas desde todas las partes de España; País Vasco, Valencia, Barcelona, León, Asturias, Málaga… todos confluyendo al inicio del concierto Space Opera.
Reencuentros algunos soñados y deseados (como decimos en Asturias, me prestó mucho volver a ver Manuel Roig, a quien espero poder volver a ver tranquilamente en otro momento, o el sonriente Manel Gil-Inglada, o el gran Sergio Arán, o Ana, a quien no veíamos desde hace dos años), otros prolongados (del Mosma coincidimos también varias personas, como Sergio Rivas, Jaume, Javier Esteve…), en definitiva caras conocidas que incitan siempre a una copa y a una buena conversación.
Por el camino nos encontramos con Vanesa Bocanegra, a quien agradecemos personalmente todos los esfuerzos que ha hecho para coordinar tanto la entrevista como la acreditación para acudir al Festival. Siempre diligente y atenta, siempre encima de las peticiones para darles solución de la manera que sea. Mil gracias.
Entramos al Auditorio, y la magia no se hace esperar; montaje visual y pantalla con imágenes de las películas y series cuya música sonaba acompañan a los directores de orquesta interpretando un excelente muestrario de bandas sonoras de la ciencia ficción y el fantástico.
Pero antes, se conceden los Premios a la Crítica, donde Oscar Navarro se alza con el premio a la mejor Banda Sonora Española por su excelente trabajo en Sueños de Sal, que es interpretada en concierto con una bellísima suite, canción final incluida (una persona majísima y cercana), y Federico Jusid (que se puede decir de ésta excelente persona que no sepa ya), quien se alza con el galardón a Mejor Compositor Español, visiblemente emocionado tras interpretar una suite de Isabel, Carlos y la película de Misconduct.
Mención especial para la apertura, Dune (Dune, 1984), una de mis películas más queridas de infancia, con una suite de Toto “world premiere” en concierto que hace las delicias de los que amamos la ciencia ficción, y donde escuchamos el prólogo de una jovencísima Virginia Madsen en pantalla apoyado por la música en vivo y en directo de la orquesta sinfónica de Tenerife.
La primera parte incluye momentos magníficos, como la suite de Battlestar Galactica del gran Stu Phillips, el Children of Dune de Brian Tyler (antológica pieza la del Summon the Worms), la genial The Last Starfighter de Craig Safan o la maravillosa delicatesen horneriana de Battle Beyond the Stars (cuanto se te echa de menos, Horner).
Mención aparte para las fantásticas voces de Cristina Ramos para el Inama Nushif de Children of Dune y la de Carmen Acosta para la delirante y genial The Fith Element, dirigido y cocinado todo por Christian Schumann, con aportación del Tenerife Film Choir (siendo la maestra de coro Cristina Farrais) y el Coro de Voces Blancas del CPM de Santa Cruz de Tenerife (siendo el Maestro de Coro Juan Ramón Vinagre).
La segunda parte abre con el espectacular trabajo de Shirley Walker para la serie de ciencia ficción y aventuras, Space: Above and Beyond, cuyo tema central es una auténtica gozada, interpretando la suite de la mano de su discípula Lolita Ritmanis, quien acabado el tema, recibió de manos de la organización el premio Fimucité-Antón García Abril a título póstumo para Shirley Walker, subiendo al escenario sus colegas Michael McCuistion, Kristopher Carter y Larry Rench para inmortalizar el momento. Emotivo y maravilloso, dedicado (como gritó el grande de Tomás Luchoro) a una Diosa de la composición.
Llegaría el turno para Diego Navarro dirigiendo la pieza No Time for Caution de Interstellar, una de las mejores películas de ciencia ficción de los últimos años, donde Hans Zimmer lo bordó, y una de las piezas mejor ensambladas e interpretadas en el concierto (la fase del órgano es brutal, sin más).
Y no podemos hablar de ciencia ficción, fantástico y aventuras sino tenemos Star Wars, de por medio, y de qué manera. El último episodio de la saga, The Force Awakens, dirigido por J.J. Abrams, encontraría en Tenerife su lugar; el tema de Rey, los End Credits, la marcha de la Resistencia… todo excelentemente ejecutado, espectacular, redondeado con más presencia de Star Wars en los bises, concretamente en el tema de la Yoda y la famosa suite de Star Wars que incluye el bestial tema del salón del trono, y la presencia de un despliegue visual de soldados imperiales de la mano de Darth Vader y Kylo Ren (por cierto, la cara de Howard Shore fue impagable).
Entre Star Wars y los bises destacar el simpático y evocador tema de Flash Gordon de Queen (donde los presentadores y la voz de Cristina Ramos), la intensa suite de Gravity y la genial, aunque breve, suite de Star Trek donde asomaron nombres ilustres como el de Jerry Goldsmith, Leonar Rosenmann, Alexander Courage, Cliff Eidelman y Michael Giacchino.
Tras tres horas intensas de concierto, el balance fue un excelente concierto, cuyo fuerte, sin lugar a dudas, es la puesta en escena y la ejecución musical, y por poner dos pequeños peros, la excesiva duración del mismo (ya sucedió en el Mosma con el concierto principal del sábado, excesivamente largo para mi gusto) y se echan de menos títulos en la selección del concierto, por poner solo un ejemplo, Jerry Goldsmith, con más protagonismo para títulos donde elegir, como Explorers o Star Trek (sonó algo, pero fue muy poquito), el Starship Troopers de Basil Poledouris o el Mission to Mars de Ennio Moricone.
Tras el buen sabor de boca del concierto A Space Opera, Edu y servidor nos desplazamos sin más dilación al casino de Santa Cruz de Tenerife, donde de la mano de Manuel Díaz Noda y Sagri Hernández, accedimos al mismo para entrevistar a los Dynamic Music Partnerts, quienes jamás perdieron la sonrisa, pese a las horas, y nos brindaron una excelente entrevista que podéis disfrutar en éste enlace.
Ponencias de Richard Bellis (30/09/2016 y 01/10/2016) – Firmado por Pablo Laspra
FIMUCITE acoge por primera vez a todos los estudiantes de composición y músicos en general, interesados en la elaboración de bandas sonoras, ofreciéndoles formación eminentemente teórica sobre la composición audiovisual musical, a través de un taller de composición musical, denominado «Film Scoring Academy».
Desde la organización arrancan con ganas este taller, teniendo como ponentes a los maravillosos Dynamic Music Partners, (Lolita Ritmanis, Christopher Carter y Michael McCuistion), y al experto compositor y habitual de los talleres de composición, Richard Bellis.
Realmente este taller era algo que, obviamente y por las características del evento general, necesitaba el Festival. No imperiosamente, pero si que es un ingrediente más que puede crear más tirón en determinados círculos, sobre todo el formativo.
En la ponencia de los Dynamic Music Partners, a la que no tuvimos ocasión de acudir por encontrarse emplazada en el fin de semana antes del principal del Festival, nos consta por las conversaciones posteriores mantenidas con sus integrantes que se han dado las pautas básicas sobre el impacto de la música en el ánimo de los espectadores, así como aspectos generales sobre la grabación de una banda sonora en un estudio. La primera parte, bien podría estar de acuerdo con el sistema de análisis de guión musical, del que nuestro amigo y compañero Conrado Xalabarder (desde su web MundoBSO, y con su libro «El Guión Musical en el Cine») hace honor en la mayoría de sus discursos. La música de cine ha de «tejerse» muy finamente, y con un patrón muy bien definido, ya que llegará allí donde los actores, escenarios, emplazamientos, e interpretaciones no llegan. La música de cine condiciona tanto la película, hasta convertirse en parte esencial de la misma.
Posteriormente, y ya emplazadas en el fin de semana «principal» de FIMUCITE, contamos con dos ponencias muy interesantes, a cargo del experto compositor y docente Richard Bellis. El compositor de «It» nos relató cómo debemos afrontar la composición, actualmente muy basada en software y dispositivos multimedia, desde una perspectiva de la limitación de dichos medios: la tecnología no lo es todo, y es importante recaer en la labor real del compositor, como maestro orfebre de la musicalidad, a la hora de trazar el guión de la película: el guión musical.
Es curioso como Bellis defendió en sus argumentos una forma de «sometimiento» del propio compositor a los designios, y muchas veces «caprichos» de los directores y productores. Realmente, la charla no fue para nada utópica, sino realista y basada en hechos: un compositor no puede exigir, ni puede proponerse hacer «de todo» a la hora de componer, no sin antes tener un nombre que lo respalde. Y podría haber caído el maestro Bellis en la tentación de apostar por la idea de que «…el músico debe proponer, debe innovar desde su idea experta como profesional de la música…»; pero la realidad nos dice que al menos en el principio (y no olvidemos que estas charlas van dedicadas a estudiantes y jóvenes compositores, aún sin un «nombre» firme que los represente) esto no funciona así, y que mas bien es una supervivencia, mas que una proposición de intereses inamovibles.
En su segunda intervención, Bellis nos habló de cómo «lidiar» con estos caprichos del productor/director, en una charla que aunque se titulaba «La relación entre el compositor y el director», más bien eran los «Trucos y respuestas para salirte con la tuya ante un director caprichoso». Bellis, con gran maestría, explicó a los alumnos las formas mas originales (y políticamente correctas y funcionales) de hacer llegar a un objetivo óptimo (musicalmente hablando), propuesto por los compositores. De nada sirve sacar las «espadas» argumentales y blandirlas cual templarios, entre compositor y director: al final, ganará el que manda en el tema, es decir, el director; o mandará el que paga, es decir, el productor. Y no nos engañemos: muchas veces no tienen ni idea de guiones musicales, ni de cómo gestionarlos; y tampoco delegan su labor en los expertos, que son los compositores.
El enfrentamiento directo no es lo que se busca (si quieres seguir trabajando de compositor, obviamente). Y ahí Bellis fue astuto con sus respuestas: el compositor ha de ser «manso como paloma, pero astuto cual serpiente», como ya decía San Mateo (Evangelio 10:16). Y funciona… ¡vaya que si funciona! El compositor debe llevar a su terreno a un director inexperto, y que muchas veces, sin ánimo de crítica, por miedos y temores a lo que desconocen y resulta mínimamente arriesgado, imponen una idea equivocada, basada tan solo en «…si me equivoco, que al menos sea sobre seguro…». Por lo tanto, el papel del compositor es doble: artístico, logrando la excelencia en la obra que compone (y de la película que acompaña, haciéndola toda una), y psicológico, logrando su fin a través de argucias y artimañas (para nada deleznables, sino de supervivencia), que solo llevan a un mejor resultado por el que muchos compositores no se atreven a dar el paso «de fe».
En resumen, este primer taller de composición o «Academia Film Scoring» ha resultado un éxito, tanto de alumnos que han participado en el (contábamos una media de unos 25-30 por charla, teniendo en cuenta que son para público especializado y con nociones musicales) como de ponentes y temas abordados. Muy positivo también que esté apoyada por la ASCAP, con la representación de Shawn LeMone y Michael Todd (quien presentó las charlas de Bellis), y por el Festival de Música de Cine de Krakovia, gracias a la representación de Agata Grabowiecka.
La labor del compositor musical audiovisual no es solo la de innovar técnicamente y crear nueva y sugerente música, que arrope al film dándole fuerza y poder; también es sobrevivir a este mundo tan agresivo, que devora sin piedad a quienes intentan hacerse un hueco. Y con eso deben quedarse los nuevos compositores.
Sábado 1 de Octubre – Long Live the New Flesh
El Sábado nos deparó el concierto gordo, el de ese maestro llamado Howard Shore, y vaya por delante una gran verdad: es uno de los mejores conciertos de música de cine que he disfrutado y vivido en mi vida, situándose al lado de conciertos como el de Trevor Jones en Madrid, o varios conciertos que pude disfrutar tanto en Úbeda como en Córdoba (el de clásicos de Tadlow, o el concierto con la presencia de John Scott, el homenaje a Alex North, el concierto tanto jazzístico como fílmico de Dave Grusin) y, también recientemente, el de Sean Callery en Málaga.
Armado con nuestras entradas, y con alguna portada para firmar, entramos al auditorio a disfrutar (y de qué manera) de la música del maestro canadiense, quien fue “literalmente” asediado en su butaca por todo tipo de personas que buscaban la foto o la firma de discos. Seguro que pensó aquello de ¡Huid, Insensatos!, que bramaba el bueno de Gandalf.
No obstante, con una paciencia infinita, aguantó una larga fila, casi interminable, de personas aprestas a conseguir firma y foto con el compositor. Edu y yo no fuimos menos, y con 3 carátulas él y 4 yo (de las cuales 3 eran para amigos), hicimos cola para aguardar por el hombre que le puso música a gran parte del cine de terror y fantástico de mi infancia, con títulos como The Brood, Videodrome, The Fly o Scanners.
Quizás se debería, en mi opinión, haber limitado desde el principio el número de firmas (cuatro o cinco), porque el pobre debió de acabar exhausto, y hubo gente que llevó prácticamente su discografía completa… firmada hasta en dos tandas (y en una de ellas por otra persona). En fin, anécdotas del vivo y el directo.
Pero yendo al grano… que señor conciertazo. Por dios. La primera parte, más cortita, fue de estreno… que digo estreno, estrenazo, una suite de su música de la trilogía de The Hobbit, una suite para Orquesta en Cuatro Movimientos que premiere europea, y que con la batuta de Diego Navarro en acción, sonó espectacular y épica.
La segunda parte, previo anuncio por parte de la organización que el compositor Howard Shore firmaría al término del concierto a todos aquellos que así lo deseasen, dio comienzo con la música dedicada a David Cronenberg (apasionante) la cual sonó perfecta y glorioso, como bien refleja la trágica música de The Fly, una de las mejoras obras del canadiense.
Acabada la pieza, Howard Shore subió a escena para interpretar los dos temas siguientes, Dead Ringers y The Naked Lunch (maravilloso el saxo). Verlo en acción fue una auténtica maravilla, y fue la excusa perfecta para el merecido premio Fimucité – Antón García Abril.
Diego Navarro, tras la merecida ovación del respetable, recuperó los mandos de la nave para continuar con el concierto, reenganchando en el tramo final de la parte dedicada a Cronenberg con su Eastern Promises, maravillosa pieza de tono europa occidental (me encanta el uso del cimbalón), y navegando por mares que mezclaban música emocional (Big), música alegre y viva (Hugo), el drama (Gangs of New York), la épica (The Aviator), tensión y oscuridad (Seven o la maravillosa The Silence of the Lambs) y esa maravillosa y marciana partitura que es Ed Wood, donde el theremin, a cargo de Lydia Kavina (quien ya hizo las delicias de quienes amamos este instrumento en la suite del Doctor Who del día anterior), se convirtió en el actor principal del corte interpretado.
Y, para rematar, y no podía ser de otra forma, la trilogía de The Lord of the Rings, aquello que ha convertido en legendaria la figura de un compositor como Howard Shore, además de darle tres Oscar (para muchos de nosotros ya era legendario, pero es justo reconocer que la carrera de Shore cambió en cierto modo, o más bien su popularidad).
Los coros, la orquesta, las voces solistas, el montaje visual, las escenas… todo llevó al respetable a la máxima ovación (incluyo a un apasionado exacerbado que no dejó de tocar un cuerno de batalla). La ovación fue larga, con todo el elenco en el escenario, aunque no tanto como la hora y media de cola de firmas.
Habiendo experimentado en mis propias carnes uno de los mejores conciertos de mi vida (amo la música de Howard Shore, un compositor fascinante, creativo y diferente), un concierto Perfecto y Redondo, sin fisura alguna,nos marchamos de cena Edu, Sergio Rivas, Sergio Arán, Alberto Lahoud, Rosa León y servidor, una cena maravillosa y apasionada, donde disfrutamos como enanos hablando, poniéndonos al día y, porque no, frikeando un poquillo,
Tras alguna copa, y ver más caras conocidas, nos dirigimos a descansar para visitar el Teide al día siguiente, con la sensación que se nos iba el tiempo, tristemente. El domingo fue un buen colofón de descanso, con Robocop y Mission : Impossible de Basil Poledouris y Danny Elfman sonando a todo meter en el coche. Una pasada ver ese paisaje árido y marciano bañado por un mar de nubes que ocultan el vacío escarpado del Teide.
Lo dicho, un buen colofón.
End of the Journey
Todo lo bueno se acaba, pero tras una intensa y placentera estancia en Tenerife, la mente se centra en la XI edición, a la espera de conocer calendario e invitados.
Solo podemos dar las gracias a una isla, Tenerife, que allá donde fuimos nos acogieron con amabilidad en todo momento, disfrutando del tiempo, el descanso, visitas turísticas y la gastronomía. Gracias por todo, y a la organización de Fimucité, y en especial a Vanesa Bocanegra, Manuel Díaz y Sagri Hernández.
Esperamos repetir nuevamente y poder seguir disfrutando del buen hacer de Fimucite.
See You Soon!