Espíritu Navideño, con Santa Claus de Mancini

Escrito por , el 23 diciembre 2011 | Publicado en Apuntes

Supongo que el espíritu navideño se tiene o no se tiene, o en mi caso, se tenía y se fue perdiendo a lo largo del tiempo, quizás cuando la inocencia se fue quedando atrás, sustituida por la fiebre consumista de estas épocas, que van delatando, en muchas ocasiones, el verdadero espíritu navideño de estas fechas.

Sin embargo, ese pequeño (minúsculo) germen navideño que anida en mí, un pequeño vestigio de mi pasado (cuando era niño), sale a relucir en esta época del año, provocando que vea cine propio de éstas épocas, e incluso ponga el árbol navideño encendido de fondo mientras veo la película, por eso de ambientar (por cierto, aún recuerdo un año en el que quitamos el árbol de navidad allá por Marzo… ver para creer).

Y no hablamos solo del cine religioso-navideño estilo King of Kings y Nativity, o de las típicas películas de Walt Disney, sino más bien de las grandes películas de siempre, esas que llegaban al cine años atrás, o esas mismas que tiempo atrás te programaban las cadenas televisivas, encontrándote en plenas navidades con películas como Explorers, E.T., Back to the Future, algún Star Trek, Highlander, The Untouchables, etc… de esa época en la que no había emule, pando o BitTorrent, y tu VHS o tu Beta se convertían en tu mejor amigo, la única forma de grabar y retener esas películas para posteriores visionados (otra opción era comprarte la película original, pagando un precio generalmente alto, o acudir al alquiler).

Aún recuerdo esa emoción de llegar el anuncio, pausar la grabación, y aprovechar para tomarte un vaso de agua o irte corriendo al baño, y acto seguido, reanudar la grabación justo cuando terminaban los (malditos) anuncios y comenzaba la película. Eso es una gran parte de mis recuerdos navideños, o aquellos especiales de Martes y 13, para el que escribe los mejores humoristas de la historia (el famosos ¿digamelón?, o aquello de aceitunas sin huesos, como los ojos).

Evidentemente, parte de ese encanto, por ende, también era la música de cine. Asociado a esas fechas estaban los regalos de reyes; tus padres, tu hermano, abuelos… Y como no, lo de todos lo años: Ropa y más ropa, para vestir a un regimiento, regalo que, por cierto, ahora ves con buenos ojos, pero que antes te daba un poco de bajón, y pensabas aquello de “Joooo…. No me han regalado las bandas sonoras que les puse en la lista…“.

Por suerte siempre estaba mi hermano para salvar el día, como cuando me regaló el CD de Hook (uno de mis Williams preferido), y al año siguiente Terminator 2; y como olvidarlo, la cassette de The Untouchables de Ennio Morricone que me regaló mi madre, que la tengo guardada a buen recaudo, todavía echando humo por las continuas escuchas a las que la sometí.

Son recuerdos imborrables, que permanecerán hasta el final de mis días, como cuando ví a la venta la cassette de Santa Claus: The Movie, de Henry Mancini, al precio de 1.500 pesetas de las viejas (esas que murieron años atrás para dar nacimiento al euro).

Fue una de esas que, al igual que The Deep (Abismo, 1977), no compré en su momento, y acabaron desapareciendo para mi tristeza (ahora tengo ambas en CD). Además, Santa Claus fue una de esas películas que nunca he visto (sí en el caso de The Deep), donde, para más inri, sale uno de mis actores fetiche, el genial John Lightow (el psicópata de la cuarta temporada de Dexter, o protagonista de películas  como 2010, The Twilight Zone: The Movie o Cliffhanger).

Así que, cuando Quartet Records la recuperó en el 2009 (que por aquel entonces se llamaba Singular Soundtrack), no tardé ni nanosegundos en “meterle mano” y hacerme con una copia para mí y el Sr. M (mi amigo Carlos Mulas, a más señas).

Recuerdo que me llegó por fechas navideñas, y la escuché durante todo el mes de Enero del 2010. ¿Y que os puedo decir?. Veamos, es Henry Mancini, en una película navideña, y con canciones de por medio. Pues el resultado es maravilloso, una auténtica delicia.

Hubo temas que se convirtieron en clásicos instantáneos para mi, como Arrival of the Elves, March of the Elves, Patch, Natch!, y, como no, mi preferido, el bestial Sleigh Ride Over Manhattan, capaz de resucitar a un muerto.

El caso es que, como ya he dicho, no soy un ser precisamente navideño (tengo algo de espíritu, pero muy poco), pero si que soy hombre (o suelo serlo) de costumbres y rutinas, y cada vez que llegan las navidades, lo primero que hago es desempolvar mi CD de Santa Claus: The Movie.

Entre diciembre del 2010 y Enero del 2011 fue uno de los highlights del momento, y, como no, lo he vuelto a desempolvar en diciembre del 2011, disfrutando casi tanto como la primera vez , definido todo en una palabra que hoy día es difícil nombrar y ver en la música de cine de la actualidad: la MAGIA.

Esa MAGIA que muchas veces encontramos en el pasado y que añoramos en el presente; esa inocencia perdida, esa misma que recupero de un plumazo cuando escucho Santa Claus: The Movie, o cuando veo en la tele películas como Gremlins.

Para mi, el verdadero espíritu navideño son los pequeños detalles, los recuerdos, la magia de la inocencia perdida, o las reuniones familiares (que ojo, a veces son tan bonitas como infernales, ya se sabe).

No solo es portarse bien en esa época del año, en esforzarse en ser mejor persona; eso hay que hacerlo todo el año. Y todo ello, siempre en la mejor compañía posible, de la gente que quieres y amas, y en compañía de la mejor música posible, de esa que hace que cada día sea un poco menos cuesta arriba, de la que te ayuda a afrontar el presente con optimismo.

Así que, desde AsturScore, os deseamos Felices Fiestas y Próspero Año Nuevo para todos vosotros, mientras me marcho en compañía de Santa y su carruaje de renos al son del Maestro Henry Mancini.