Entrevista con Pascal Gaigne (Donostia Zinemaldia)
El pasado sábado 19 septiembre, dentro del ámbito de la 63 edición del Donsotia Zinemaldia – Festival de San Sebastián, se celebró un concierto gratuito de música de cine en el velódromo de Anoeta.
A pesar de tener algo más de 1 hora de carretera para llegar al lugar, un grupito de aficionados a las bandas sonoras, en el que se encontraban tres jóvenes compositores vascos: Joseba Beristain, Daniel Tejerina y Xabat Lertxundi, acudimos a la cita con ganas de disfrutar de un buen concierto de música de cine, y con ganas de poder contaros lo que allí vimos y escuchamos.
Este concierto de música de cine, ubicado dentro de los actos del festival, va por su tercera edición, y se celebró en el velódromo de Anoeta, un poco alejado del centro de la ciudad, pero algo más cerca del resto de los actos del festival que en ediciones anteriores (la sede de la Orquesta Sinfónica de Euskadi en Miramón). De esta forma, se consigue una mayor integración del concierto con los principales eventos del festival.
El velódromo estaba especialmente acondicionado para la ocasión, tomando una sección lateral del graderío y realizando un cierre parcial mediante cortinas de tela negra, de forma que se simulara un espacio equivalente a una sala de cine. Al frente, una pantalla blanca de 400 m2 fue el lugar donde se proyectaron unos vídeos preparados especialmente para este concierto, tomando como base escenas de las películas representadas, y bajo la pantalla, se encontraba la Orquesta Sinfónica de Euskadi (bajo la dirección de Roman Gottwald) junto con parte del Orfeón Donostiarra, que participaron en algunos de los temas interpretados.
Se estima que el público alcanzó la cifra de 2.000 personas de un total de las 2.500 plazas disponibles, pero a pesar de ello, la entrada al recinto fue paulatina sin excesivas colas. Tras entrar al velódromo, y junto a las escaleras principales, se pudo ver a algunos de los compositores que acudieron al evento, bien para presenciarlo y supervisar la interpretación (como es el caso de Pascal Gaigne o Joan Valent) o bien para participar en el concierto directamente (como Alfonso de Vilallonga, cuya curiosa indumentaria fue motivo de más de un comentario).
En la base de esas escaleras principales se montó un “photocall” portátil, que fue aprovechado por periodistas y aficionados para realizar fotos de los compositores, y que estuvieron en todo momento acompañados de Manuel Aguilar (presidente de la Fundación SGAE y patrocinadora del evento) y de Oriol Roch (director de la Orquesta Sinfónica de Euskadi).
El programa, que se entregó en forma de folleto al entrar al recinto, sufrió alguna variación con respecto al inicialmente publicado. El concierto comenzó con Blancanieves, con la participación de Alfonso de Vilallonga, y acabó con Zipi y Zape de Fernando Velázquez, y suponemos que fue para dejar una impresión final agradable en la gente debido a su tono más alegre y aventurero.
Así, el programa quedó de esta manera:
Alfonso de Vilallonga (ukelele, acordeón y piano)
Blancanieves (Pablo Berger)
Pascal Gaigne
Loreak (Jon Garaño, Jose Mari Goenaga) / Lasa eta Zabala (Pablo Malo)
Alberto Iglesias
Suite “35mm” – Todo sobre mi madre, Hable con ella, La mala educación, La piel que habito (Pedro Almodóvar)
Joan Valent
Las Brujas de Zugarramurdi (Álex de la Iglesia) – Con la participación de miembros del Orfeón Donostiarra
Fernando Velázquez
Zipi y Zape y el club de la canica (Oskar Santos)
El comienzo del concierto con Blancanieves de Alfonso de Vilallonga fue muy acertado, ya que al ser una película “muda” en blanco y negro que intercala títulos para los diálogos de los protagonistas, es la música la que tiene que transmitir las sensaciones de lo que ocurre en la pantalla. Esto hizo que el espectador entrara de lleno en la interpretación de la orquesta, por ser la música la única referencia disponible, y con un estilo muy acorde a la estética de la película. Cabe destacar la utilización de instrumentos de la orquesta para simular efectos de sonido o situaciones concretas, como pueden ser el viaje en el carromato, o las ovaciones en la plaza de toros y la exótica pero cuidada presencia del Ukelele.
Posteriormente, se pasó a la sutil y emotiva música de Pascal Gaigne para Loreak, que enlazó con una segunda parte más dinámica y cargada de tensión con la música para Lasa y Zabala, acabando la suite en el estupendo tema de los créditos de la película, Justicia, y que arrancó un buen aplauso por parte del público, cautivado por su energía y dinamismo.
El siguiente tema fue una suite de Alberto Iglesias, 35mm, que abarcaba las películas Todo sobre mi madre, Hable con ella, La mala educación y La piel que habito, y que resultó a mi parecer el punto más flojo del concierto, con una correcta interpretación, aunque quizás con una selección de temas algo lánguida, que a veces despuntaba con unos toques jazzísticos, pero que no llegaba a emocionar ni a encajar correctamente con la proyección (aunque de eso hablaré más adelante).
Afortunadamente, posteriormente llegó Joan Valent y su suite para Las Brujas de Zugarramurdi, que a nivel musical puso la fuerza y energía suficiente, y que acompañada por la estupenda interpretación del Orfeón Donostiarra a los coros, reenganchó al público y recuperó el pulso del evento, recibiendo un enérgico aplauso al final.
La última pieza del concierto fue una suite de Zipi y Zape y el club de la canica de Fernando Velázquez, que con un tono de juvenil, de aventuras, dinámico y vivo, correctamente interpretado por la orquesta, dio un buen broche final al concierto, en el que no hubo lugar a los bises.
Para ir terminando este artículo, me gustaría recapitular y mencionar algunos pros y contras del concierto.
Como punto positivo, destacar que a pesar de no estar el lugar especialmente diseñado para un concierto de estas características, la sonorización que se consiguió de la “sala” era bastante buena, ya que no había saturación de ninguno de los instrumentos de la orquesta, ni se perdían matices debido a la amplificación utilizada. Incluso el Orfeón Donostiarra sonaba perfectamente junto con la orquesta, cuando pudiera haber ocurrido que quedara tapado por el sonido de la misma.
El hecho de cambiar la ubicación del concierto de la sede de la orquesta en Miramón al velódromo de Anoeta, también fue una acierto, tanto por ubicación como por capacidad.
Como punto negativo, a mi parecer y al parecer de mucha gente con la que estuvimos comentando el concierto a la salida, fueron las imágenes proyectadas para acompañar la música, que tuvieron dos fallos importantes.
Primero, es que no había una sincronización en muchos de los casos, con lo que al ser escenas parciales o completas de las películas y no ir acordes con la música, daba la sensación de que o bien las imágenes o bien la música estaban fuera de tiempo, cuando no debería haber sido así.
Quizás hubiera sido más efectivo haber dispuesto de un pase de imágenes, al estilo de diapositivas, que evocaran los momentos más representativos de las películas, y dejar que fuera la música la que transmitiera al espectador.
El segundo fallo es que las escenas mostradas, en muchos de los casos no eran para todos los públicos, con lo que no resultaban apropiadas para el público que se había congregado en el lugar, en gran parte público infantil o juvenil (propiciado por ser un evento en el velódromo, gratuito, y en horario matutino).
Como ejemplo, indicar que las escenas mostradas de Lasa y Zabala, La Piel que Habito o las Brujas de Zugarramurdi, no agradaron a más de un progenitor, que incluso llegaron a abandonar la sala con sus hijos durante el tramo del concierto dedicado a las Brujas de Zugarramurdi (cuyas imágenes resultaron ser algo más escabrosas que el resto).
Este es un punto de mejora, del que convendría que la organización tomara nota para futuras ediciones.
Sumando tanto los pros y los contras, así como la estupenda interpretación de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y el Orfeón Donostiarra, en general la opinión que se desprendió del concierto fue muy satisfactoria, y esperamos que haya la oportunidad de poder repetir la cita el próximo año en el mismo formato y en el mismo lugar.
Como curiosidad comentar que una vez finalizado el concierto, nos juntamos para comer en una sidrería cercana todo el grupo de aficionados a la música de cine, acercándose posteriormente Pascal Gaigne, dando así lugar a una tertulia musical y de cine, que a buen seguro hubiera gustado a más de una persona, y bien podría haber sido digna de otro evento dentro del festival.
Y aprovechando ese momento más relajado e informal, hicimos una entrevista a Pascal muy interesante, que os dejamos a continuación.
ENTREVISTA CON PASCAL GAIGNE
1. ¿Cómo surge la idea de hacer un concierto en el velódromo?
Hace tres años, surge la idea de hacer un concierto de música de cine durante la celebración del festival. Los dos primeros años fueron en la sede de la orquesta, en Miramón, pero allí sólo había capacidad para 300-400 personas, además de estar algo alejado del centro.
Se invitó cada año a autores diferentes. Yo fui el primer año con Roque Baños y con Fernando Velázquez entre otros, pero la idea que comentamos/acordamos entre todos (fundación SGAE, la Orquesta Sinfónica, la organización del festival y los propios compositores) era ir invitando a diferentes compositores cada vez. Ir alternando.
En las primeras dos ediciones ya se comentó que era una pena que el concierto estuviera apartado del festival, y que sería conveniente que estuviera dentro, tanto físicamente como en su promoción. De ahí surgió la idea de hacerlo en el Velódromo, que habitualmente se ha utilizado para realizar proyecciones del propio festival, y aprovechar el cambio de lugar para complementar el concierto con imágenes.
Detrás del concierto están la fundación SGAE, la Orquesta Sinfónica de Euskadi y la organización del festival, además de los compositores que participan en cada edición.
2. ¿Qué preparativos han sido necesarios por tu parte? Háblanos del proceso que hay desde que te comunican que vas a participar en el concierto, hasta que llega la fecha.
Creo que esto depende de cada compositor, pero en mi caso me enteré en abril. La idea que me trasladaron era hacer una suite de Loreak de 15 minutos, pero me parecía un poco excesivo y complejo para el público, puesto que buena parte de la música es ambiental y no es fácil “sacarla” de las imágenes, así que les propuse hacer una combinación con mis dos últimas películas, tomando para ello dos piezas de Loreak y tres de Lasa y Zabala. De esta forma, conseguíamos una mezcla más balanceada, con alternancia de momentos rítmicos, de acción, y emotivos.
En cuanto a la preparación, lo he hecho todo yo sólo. Hay gente que tiene un equipo de trabajo, con orquestadores, etc… pero en mi caso, y aunque le extrañe a la gente, lo suelo hacer todo yo sólo.
Me ha llevado aproximadamente unas 3 semanas de trabajo elegir las piezas, preparar el material, engarzar el conjunto, y adaptarlo para el concierto, además de los ensayos, que se han realizado estos últimos días.
La gente puede pensar que puesto que la música ya existe, es tan sencillo como “copiar y pegar” lo que suena en la película o lo que está en el CD al concierto, pero en realidad, ha sido necesario orquestar muchos pasajes nuevamente para que el resultado sea homogéneo y los temas vayan enlazados.
En cuanto a las imágenes, no era viable hacer un concierto con secuencias sincronizadas, ya que hubiera requerido un trabajo inmenso tanto de montaje como de ensayos. La aproximación que se eligió fue que una persona estudiara la película, y seleccionara secuencias e hiciera el montaje acorde con la música que se iba a interpretar. Para ello, yo preparé una maqueta previa de los temas más o menos como iban a sonar en el concierto, y se la mandé al montador en formato MP3, para que tuviera una referencia a la hora de elegir las escenas y ver dónde se ubicaban los temas.
3. Después del concierto, os juntasteis brevemente tanto los compositores como los organizadores en un cocktail ¿Qué impresión habéis tenido del concierto y de su resultado final?
La impresión final ha sido muy buena, y la sensación general es que estamos muy contentos. El público ha respondido bien y la asistencia ha sido destacable, lo que siempre es de agradecer.
En cuanto a las mejoras, creo que el orden de los temas es mejorable, así como la publicidad del concierto, ya que no se ha publicitado como un evento para niños, pero quizás por la ubicación (velódromo), se ha atraído a bastante público familiar, y los temas y las imágenes no eran los más adecuados para el mismo.
En cuanto a los tiempos de ensayos, también podríamos mejorar un poco, ya que no hemos tenido demasiado margen. Se ha ensayado algo menos de una semana, con 2 sesiones al día, lo cual es un poco justo. Yo he sido el único que he asistido a los ensayos, pero la verdad que yo vivo aquí, así que lo tengo más fácil que el resto.
4. ¿Qué opinas de los conciertos de música de cine? ¿Tienes algún otro concierto previsto?
No tengo previstos conciertos de música de cine en breve pero si algún otro tipo de concierto, que te contaré al final cuando hablemos de mis próximos proyectos.
Los conciertos de música de cine, tanto con o sin imágenes, están creciendo, y esto es curioso. Las mismas orquestas están teniendo cada vez mayor interés en incluir la música de cine a sus repertorios, saliendo un poco del ámbito sinfónico tradicional.
Creo que es bueno que haya conciertos de música de cine si esto crea público, y las orquestas aprovechan el tirón, pero hay que manejarlos bien. Hay que atraer a gente. No es cuestión de buscar eventos multitudinarios y repetir más de lo mismo, y tocar los mismos temas siempre, ya eso es un juego a corto plazo. Se puede acabar aburriendo y logrando el efecto contrario.
A nivel de orquestas, creo que es interesante para ampliar el repertorio y puede dar lugar a conocer a compositores que de otra forma, no llegarían al gran público.
5. Cómo ha sido tu trabajo en los proyectos Lasa y Zabala y Loreak, y cómo te ubicas para componer dos bandas sonoras tan diferentes.
El concepto de trabajar para el cine es saber hacer cosas diferentes. Yo creo que lo que hacemos es más una artesanía que un arte puro y duro.
Cuando compongo para una película, me vinculo emocionalmente e intento transmitir sensaciones con la música, con lo que a veces, me resulta difícil desengancharme de un proyecto y comenzar el siguiente, ya que tengo todavía partes de la película anterior dentro de mí. Creo que me pasa algo parecido a lo que les puede pasar a los actores.
Como compositores y músicos, tenemos herramientas a nuestro alcance y es cuestión de saber usarlas, es cuestión de escribir algo diferente, utilizando ese abanico de recursos que tenemos, pero que manteniendo tu personalidad.
Hay que buscar lo que pide la película, pero en realidad, una película es un intercambio de ideas y de opiniones. Es un proceso de reflexión entre varias personas, y la música no puede ser menos.
6. Y ya para terminar, háblanos de tus próximos proyectos.
En cuanto a cine, tenemos “Embarazados” de Juana Macías, que es una comedia romántica interesante con Paco León y Alejandra Jiménez, y que se estrena a finales de Enero de 2016. La música ya está terminada y grabada.
Por otro lado, en estos momentos estoy trabajando en la película “El Olivo” de Iciar Bollaín, donde acabo de comenzar hace poco.
Hay algunos proyectos de los que no puedo hablar, pero si te puedo decir que en cuanto a música de concierto, estoy trabajando en una obra mía llamada “Hypnos Variation”, que ya fue estrenada en Diciembre de 2014 en Donosti con la Orquesta Sinfónica de Euskadi, en un concierto de la Fundación Mikel Laboa.
En estos momentos estoy revisándola para el concierto que va a dar la Orquesta en Marzo de 2016 en Bilbao, y que está dentro de su programa, así que, espero veros nuevamente allí!!
Eso está hecho Pascal. Muchas gracias por tu tiempo.
¡A vosotros por vuestro interés!