Crónica concierto – Festival San Sebastián 2016

Escrito por , el 19 septiembre 2016 | Publicado en Crónica

El Festival Internacional de Cine de San Sebastián lleva desde 2012 incluyendo un concierto inaugural (y proyección) dentro de sus actividades, aunque muchas veces no se publicite convenientemente. Dicho concierto aúna tres puntos de interés que lo hacen único: es el primer sábado del festival (a mediodía), es completamente gratuito y sólo se interpretan suites de películas españolas. Si a todo lo anterior añadimos que se celebra en el Velódromo de Anoeta, se puede imaginar fácilmente que hablamos de un evento multitudinario.

Este año ha tenido lugar el sábado 17 de septiembre, con la participación de la Orquesta Sinfónica de Euskadi y del Orfeón Donostiarra, bajo la batuta del maestro David Hernando Rico. De hecho, todos ellos habituales en el mundo cinematográfico español de una u otra manera. Además, como también viene siendo costumbre, el acto ha contado con el patrocinio de la Fundación SGAE y con la presencia de varios de los compositores: Pascal Gaigne, Joan Valent y Sergio Moure de Oteyza. Aunque no son las únicas caras conocidas que se han dejado ver, ya que también han estado presentes el productor discográfico José María Benítez (reciente su colaboración en la master class de Alberto Iglesias que se había realizado un par de días antes) o el también compositor Federico Jusid, además de jóvenes talentos como Joseba Beristain o Nico Casal.

Si el concierto tiene un punto fuerte, es normalmente la selección de las obras a interpretar y sus arreglos. No se trata de temas sueltos o piezas cortas; sino, en general, de suites con desarrollo musical. Es decir, algo a lo que está habituada la orquesta y que ayuda a que se pueda centrar realmente en la interpretación y en la evolución de la música. Pero el público también tiene su ayuda, en las imágenes que se proyectan en una pantalla gigante sobre los músicos. Con sus pros y sus contras, ya que es inevitable no mirar a la pantalla y uno se pierde gran parte de lo que está pasando en la orquesta. Eso sí, conviene ir con las películas bien vistas de casa, porque dicho resumen visual las destroza sin contemplaciones, con los tan temidos spoilers.

La suite inicial fue de Alatriste, del murciano Roque Baños. Por mi parte, aún tengo fresco el recuerdo del Soncinemad en el que el propio compositor nos explicó a los asistentes cuál había sido el proceso de creación de la música. Y lo horribles que me parecieron las imágenes que compartió con nosotros. Guardo mejor recuerdo del Festival Internacional de Música de Cine Ciudad de Úbeda en el que oí esta suite por primera vez. El conjunto es un resumen perfecto de la película, aunando motivos marciales con otros más románticos, en un balance ideal. Y haciendo un uso perfecto del Orfeón Donostiarra. David Hernando se estrenó con pulso firme y con el buen hacer de la orquesta. Si hubiera que achacarles algo, quizá, sería la contención con la que atacaron algunas de las partes de la pieza, restándole algo de fuerza. Aunque, siendo sinceros, dicha contención hizo que el conjunto de la suite sonará completamente equilibrado.

Cambio de tercio y pasamos al despendole de Mi gran noche, la película de Álex de la Iglesia con música de Joan Valent y arreglos de Roman Gottwald. Un toque jazz lleno de humor y dramatismo, de oscuridad y diversión a partes iguales y a ritmo de batería. Director y orquesta se sueltan y se dejan llevar, librándose de parte de la contención de la obra anterior. Lo mismo que el público, con las desternillantes imágenes en pantalla.

Seguimos con una de las suites más breves de la matinal y, sin embargo, en las que la orquesta dio más de sí. Sergio Moure de Oteyza y sus Lobos de Arga, con sus ostinati y su crescendo de terror, en el que se ponen del revés las convenciones del género. Con un Orfeón muy entonado y una sección de metales (trompeta incluida) que sonó de miedo.

Y pasamos al compositor vasco francés Pascal Gaigne y una de sus obras, tal vez, menos conocidas: El ladrón de sueños. La composición original en la película está interpretada con sintetizadores, así que ésta ha sido una buena ocasión para apreciarla interpretada por una orquesta sinfónica. Toda una delicia llena de aventura. Música densa y con cuerpo, con dos partes diferenciadas, y con protagonismo de todas las secciones de la orquesta. De nuevo, chapó a los metales. Apoteosis final incluida, con batería y un ritmo más vivo.

Un concierto de estas características tampoco podía dejar escapar la oportunidad de interpretar algún tema de uno de los primeros puntales del nuevo cine español: José Nieto. Y, como no podía ser de otra manera contando con el Orfeón, la elegida fue Libertarias, de Vicente Aranda. Emocionaba el dramatismo de las imágenes, acompañadas por un adagio en toda regla, hasta llegar a ese “¡A las barricadas!” en voz de un de las mejores corales del mundo.

El broche a la mañana fue, sin duda, La pelota vasca, la piel contra la piedra, con sendos temas del cantautor Mikel Laboa, arreglados por Carlos Puig-Hatem. Para empezar, Txoria-Txori: un himno a la libertad. Canción versionada múltiples veces, Joan Báez incluida. Y es que, si a un pájaro le cortas las alas, no se va; pero ya no es un pájaro. Escalofríos. La combinación de orquesta y orfeón, en un equilibrio perfecto (el coro lo justo por debajo). Y con “Iparraguirre” compartiendo voz y escenario con ellos. Seguido por Baga, biga, higa, un resumen en imágenes de los últimos años de historia de la sociedad vasca. Y, por supuesto, sin solución de continuidad, repetición y propina, con todo el velódromo puesto en pie.

Y así, sin más, había pasado hora y media. Un concierto de duración perfecta, con un contenido equilibrado y una Orquesta Sinfónica de Euskadi en plena madurez y un Orfeón Donostiarra impecable. Tuve la oportunidad de conocer a David Hernando en Úbeda, después de haber escuchado varias de sus grabaciones realizadas en Bratislava, y me dejó la sensación de ser un hombre tranquilo y reposado, de sabiduría calmada. Conversaciones con amigos en común, como el compositor Aritz Villodas, han servido para apuntalar dicha opinión. Pero verle dirigir a la orquesta, en directo y sin cortes, comunica mucho más que cualquier conversación con él. ¡Gran trabajo!

Ahora, sólo quedan momentos para el recuerdo: del concierto, de las amistades, de charlar con Pascal Gaigne o Federico Jusid, de atisbar desde el coche a Sergio Moure de Oteyza o de encontrarse callejeando con Joan Valent y su esposa, Mariana Salinas.

Un agradecimiento especial de AsturScore a Pascal Gaigne, por las invitaciones al concierto, y a nuestro antiguo e inestimable compañero de fatigas Gorka Oteiza, por coordinarlo todo.