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Al Salir del Cine: “The Hunger Games”

Escrito por , el 16 mayo 2012 | Publicado en Apuntes

La Película

Vivimos en la sociedad de la imagen. Una sociedad que te valora según la imagen que des. Tener identidad propia es un feroz enemigo contra aquellos que dominan ciudades, comunidades, regiones….tener identidad propia significa pensar por uno mismo y eso, a todos los gobernantes y personas y grupos que rigen nuestro destino, no les interesa. Ello supondría cuestionarse las leyes y todos esos preceptos de buena convivencia que ellos, con suma habilidad, han sabido vender e inculcar en las mentes de los obedientes ciudadanos. Sí, en el fondo hay un terrible miedo a perder el poder, a que los arraigados egos se desvanezcan y se olviden…

Y de fondo tenemos a estos ciudadanos, a los títeres que manejan los poderosos y que han aceptado vivir de un puro espejismo, pintándose la cara cual payaso de circo o utilizando vestimentas resultonas para precisamente llamar la atención y reclamar su lugar en el mundo, el mismo que por pura conformidad o cobardía han elegido ellos mismo perder. Luego está la gente de los pueblos, de las aldeas, aquellos que saben mirar más allá de sus propias narices y su propio ego, aquellos que con poco sobreviven o, mejor dicho, viven, y que no necesitan habitaciones de lujo ni convenidas reuniones sociales para ser felices. Se conforman muchas veces con cuidar de los suyos y disfrutar de los pequeños momentos con los amigos.

Y una chica que aparentemente no llama la atención y que es todo lo contrario a lo que resulta “popular”, se convierte en la verdadera heroína de esta fantástica aventura rodada con sobriedad, estilo y perspicaz ojo crítico. En el fondo ella tiene lo que esos payasos de cara pintada más desean y no se atreven a reconocer ni a ver: naturalidad, personalidad, poder de decisión y sí, verdaderas ganas de vivir. Una sociedad que vive cohibida, atenazada por el qué dirán se estremece de la emoción cuando ve a unos chicos besándose o arriesgando su vida en unos estúpidos y compasivos juegos. Normal, es a lo que no se atreven ellos.

La futurista historia de Los juegos del hambre es, en realidad, una historia muy actual. Es la historia de los que no les dejan alzar la voz, la historia de la pérdida de la identidad propia y todo lo que confiere a ésta, de los sentimientos, en pos de unos preceptos, leyes y normas de comportamiento que dicta un ente que aún no me han presentado llamado sociedad, y que en el fondo gobiernan unos pocos, llámense políticos, banqueros o prensa.

Los juegos del hambre, además de una excelente película, es una brillante idea mil veces reflejada en el cine pero no con la clarividencia y determinación que refleja la cinta de Gary Ross. Aunque por su tráiler vislumbremos una apasiónate historia de supervivencia la cinta es mucho más que eso. Tiene esos matices que muchas cintas de ciencia ficción han intentado plasmar y que pocas han conseguido con éxito.

Esta película es un acierto y, para mi gusto, una de las más estimulantes y conseguidas en este género en los últimos años. Jennifer Lawrence sabe reflejar en su frío y demacrado rostro ese antiglamour, el pesar y las dudas de su personaje y se convierte en esa heroína que todos, absolutamente todos (por poco que no nos guste su imagen) muy en el fondo nos gustaría ser. Ella sigue sus propias reglas, aunque tenga que ceder en ciertas cosas, y siempre es fiel a sí misma. Todos esos payasos de la película que siguen con entusiasmo y emoción su hazañas, que son los mismos que los espectadores de “El show de Truman”, o realities actuales como el Gran Hermano, terminan siendo seducidos por el valor del héroe de turno.

Y resulta fascinante esa reacción, a la vez que patética. Ellos olvidaron que poseen ese valor porque vendieron su alma al hecho de vivir en una sociedad, en un ente del que, repito, aún no me han presentado, que te valora únicamente por lo que aparentas ser, no por lo que eres. Los que parecen ser fuertes y tener el dominio en el fondo no lo son tanto, amigos míos. Sus egos están vendidos a una ingente e insidiosa afán de aprobación y aceptación de ese ente que sí, me vuelvo a repetir, aún no me han presentado.

Y de fondo, un espeluznante reflexión. Sí, señor presidente (me refiero al de la peli) la esperanza es mucho más fuerte que el miedo. Una cruel forma de gobernar.

La Música

Lo primero que me llamó la atención viendo la película fue la poca cantidad de música existente, así como el bajo nivel de “espectacularidad” de ésta. Y no es de extrañar. James Newton Howard a veces más, a veces menos inspirado, siempre ha sabido leer muy bien los filmes para los que componía.

Los juegos del hambre es una película sobria, austera si me ponen, y muy expresiva y significativa en lo que está contando. No necesita gran cantidad de música para contarnos algo que queda muy claro desde el principio. Meter mucha cantidad de ésta hubiese servido para una película de contenido más vacío y más dado a impactar visualmente que narrativamente. Howard se limitará únicamente a reforzar dos aspectos de la película: el ambiental y el más emocional o humano.

El compositor nos llevará a una época que, pese a lo avanzado de su núcleo central, aún es arcaica…algo que resultará bastante irónico. Para ello utilizará distintos tipos de sonoridades tribales y étnicas acompañado de un notable uso de las cuerdas que darán a la película un tono agreste y rudimentario, cuasi primigenio. Esto lo podemos percibir claramente en el tema dedicado a la protagonista Katniss Afoot o en The Cave. Será pues este uso de las cuerdas y el juego con la distintos instrumentos uno de los aspectos a resaltar de la banda sonora.

El segundo aspecto será especialmente delicado e incluso inspirado, y le dará un importante trasfondo humano a la película. De nuevo será gracias a un notable uso de las cuerdas con lo que el compositor nos transmita toda la dignidad y sentir de los protagonistas, destacándoles como verdaderos héroes y seres humanos en ese entorno tan sumamente cruel y ruin. Ejemplos de ello son el tema The Train, Tenuous Winners/Returning Home o el sentido Rue´s Farewell, uno de los cortes más bellos y logrados del disco.

Ambos aspectos actuarán como contrapunto dándonos a entender que los protagonistas, en realidad, se encuentran solos y que esta historia es una lucha de lo humano contra lo hostil. Esto lo podemos percibir claramente en temas como el bello Healing Katness.

La parte más espectacular quedará prácticamente relegada al suntuoso tema de preparación de los tributos y entrada al Capitolio en Preparing The Chariots y Horn Of Plenty, una de las escenas sin duda más logradas y mordaces de la película, y en el convencional y bien ejecutado Muttattions, donde Howard sigue demostrando que la música para acción sigue estando en un estado de forma muy bajo, carente de inventiva y emoción.

Es, en resumidas cuentas, una partitura perfectamente ambientada en el entorno frío y hostil de la película y que deja un irremediable poso de tristeza y amargura que le viene francamente bien a ese tono gris y desangelado de la historia. Podríamos incluso llegar a decir que es una banda sonora intimista.

Pese a resultar una música ciertamente inspirada y que sabe jugar sabiamente con los distintos recursos musicales, The Hunger Games también evidencia una falta de contundencia y firmeza que hubiese hecho que quedase en la memoria del aficionado.

James Newton Howard parece desde hace un tiempo cansado, pero sabe sacar sus bandas sonoras con un gran oficio y, sobre todo, improvisando e incorporando elementos nuevos que hacen que éstas no resulten convencionales y anodinas. Y esto, al menos para mí, es todo un logro en un momento en que unas partituras se parecen cada vez más unas a otras. Me doy por satisfecho con este bello y delicado trabajo.