Al Salir del Cine: “The Darkest Minds”
Otra franquicia destinada desde su primera película a la defunción inmediata. Desde el boom de Harry Potter muchas películas para adolescentes han intentado iniciar una saga que, en la mayoría de casos, se ha quedado en el primer intento. Esta no será una excepción. No hay nada especialmente reseñable en esta versión teenager de los X-Men con ecos de tantas y tantas otras distopías que nos han pasado por cartelera en los últimos tiempos. Además, es una película que carece de verdadera tensión y de verdadera emoción en la acción con lo que el entretenimiento y el sentido de la aventura brillan por su ausencia. Lo único medianamente reseñable es su historia de amor que va evolucionando a un bonito y edulcorado final que Benjamin Wallfisch agradece con unas delicadas notas.
Esté será precisamente el único apartado en que la banda sonora coja algo de consistencia pues la mayoría de partes están resueltas aunque con oficio de manera muy recurrente. Efectivamente, las partes más intimistas y sentimentales se inundan de un sencillo y efectivo minimalismo que maquilla muy levemente el resultado final de la película. Comprobamos así como Wallfisch es un compositor que siempre pone intención a todos sus trabajos e intenta darle cuerpo a unas historias aunque, como en este caso, carezcan de un mínimo interés. El oficio y saber estar que demuestra el compositor no son suficientes pues para catapultar este producto destinado a un público adolescente poco o nada exigente y al que Hollywood trata como lelo impidiendo estimular cosas tan en auge en esa edad como la curiosidad y el ímpetu. Y es que la musa, ni aun llamándola a voz en grito, acude cuando estás trabajando en medio del desierto y sin apenas gota de agua que echarte al gaznate.