Al Salir del Cine: «The Book Thief»
Sobre la Película…
No soy un amante de la literatura ni un lector empedernido pero sé distinguir entre ésta y el cine. El lenguaje cinematográfico es completamente distinto al lenguaje literario, mucho menos lineal y poco dado a los artificios. Mientras el cine se puede permitir muchas licencias debido a la variedad de recursos expresivos, musicales, visuales, escénicos, hablados, la literatura es mucho menos improvisada.
El principal hándicap de La ladrona de libros (The Book Thief, 2013) está precisamente en su espíritu netamente literario. Viendo la película me daba la impresión de estar leyendo un libro, no de asistir a una montaña de rusa de emociones y circunstancias adversas. Los clímax de ciertas escenas son excesivamente planos y la película carece de una verdadera identidad que la caracterice como algo independiente y que quiera trascender. No hay conmoción. No hay emoción. Todo es excesivamente errático. Los personajes, pese estar excelentemente interpretados y dibujados son de papel couché, títeres salidos de unas hojas que se dedican a recitar lo contenido en éstas.
Hay bazas que juegan a favor de la película: su historia y su trasfondo, bastante interesantes, los propios personajes y un diseño de producción francamente fantástico que te sitúa fácilmente en ese entorno de opresión. Pero todo resulta estéril…
….. hasta que la batuta empieza moverse y suenan unas notas. De repente, parece que volvemos a la edad de la inocencia y se poner énfasis en algo que la película no consigue, dibujarnos una flor en medio de la desolación de la guerra.
Sobre la música….
Es un lujo hoy en día, siempre lo ha sido, ir al cine y encontrarte con la música de John Williams. Es un lujo porque el tratamiento de su música siempre ha sido el del máximo respeto a la historia, por floja que pudiese resultar ésta, y la de adentrarnos con esa elegancia y sutileza que sólo él tiene en las emociones del personaje en cuestión o el espíritu del propio relato. Repito es un lujo.
Para Brian Percival, director de la película, es un lujo y me atrevo a decir que casi una afrenta que Williams haya sabido captar milimétricamente el espíritu de la novela y él se haya quedado en lo meramente exponencial y anecdótico Esta es la historia de una niña que irá perdiendo la inocencia a media que descubra los horrores que van sucediendo alrededor suyo pero que nunca dejará de ser niña. También es una historia sobre el descubrimiento de la literatura y el poder de las palabras para conocer, trascender y evadirse, aunque esto para mí queda relegado en un apartado más secundario.
Todo esto sabe captarlo el compositor con suma sencillez y máximo poder evocador. Todo se circunscribe al entorno de la niña, sus padres adoptivos, su mejor amigo, un desconocido que se convertirá casi en un hermano, incluso un inquietante personaje que actúa como hilo conductor de la trama. Y el compositor así lo entiende y la música se convierte en la voz del microcosmos emocional de Liesel y la piedra sobre la que se forja su personalidad. Todos los estados de ánimo evocados por los personajes o las circunstancias son reflejados en los distintos temas. No son tanto los temas de esos personajes sino el efecto que éstos despiertan sobre ella. Así nos encontramos nobleza en la música dónde aparece Rudy, su mejor amigo, seguridad y confianza en el enérgico y vitalista tema de los padres, personificado en su padre Hans, o ternura en el delicado tema para Max, como podemos escuchar en Max & Liesel.
Determinante es el papel de la literatura en esta película y el maestro le da uno de los temas centrales. Estamos hablando de un bellísimo tema a piano a través del cual se evoca la fascinación que este mundo ejerce sobre la muchacha.
De esta manera, Williams construye un trabajo artesanal, casi minimalista, muy sólido en su estructura y de un acabado inmaculado, de los que sólo saben darle los más grandes.
Es un obra que llega a trascender ya que va más allá de la mera descripción y de la evocación de estados para capturar la esencia del relato y mostrarnos con todo lujo de detalles el alma de esta flor que sobrevive al más duro de los inviernos, el de la guerra, y nunca deja de ser flor. The Book Thief