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Al Salir del Cine: “Mission: Impossible – Fallout”

Escrito por , el 19 agosto 2018 | Publicado en Apuntes

La película

En los tiempos que corren resulta bastante extraño que una saga mejore con cada entrega. Hace ya 22 años de la alianza de Tom Cruise con el gran Brian De Palma para ofrecernos la adaptación a la gran pantalla el éxito de televisión Misión Imposible (Mission: Impossible, 1996). Aquella fue una estimulante propuesta donde destacaba la personalidad del director en su puesta en escena, pero que quizá venía a ser algo confusa en su planteamientos.

Años después John Woo tomó lo mandos para ofrecernos algunos momentos dramáticos interesantes, pero que en su conjunto no deja de ser de lejos la entrega más floja de la saga. En Mission: Impossible III J.J. Abrams da un paso adelante entregando un filme de acción interesante, muy distanciado estilísticamente de su predecesora, y con un gran Philip Seymour Hoffman que regala el villano más creíble de la saga.

A partir de esta tercera entrega el resultado cinematográfico no ha hecho más que crecer; aunque es verdad que las habilidades de los nuevos directores quedan muy lejos de las mostradas por De Palma, también es cierto que las tramas han sido mejor trabajadas y nos hemos encontrado con buenos productos de acción y entretenimiento. Así lo corroboran las dos entregas siguientes dirigidas por el gran Brad Bird y el nuevo e inseparable compañero de Cruise tras las cámaras, Christopher McQuarrie.

En esta ocasión, y por primera vez en la saga, un director repite en esta labor, ofreciendo el que para un servidor es el mejor y más entretenido episodio de la saga. Mission: Impossible – Fallout es un espectáculo de acción trepidante que te mantiene clavado a la butaca desde bien empezada la película hasta la imposible resolución final. Tal y como ha explicado McQuarrie, en esta nueva entrega han intentado distanciarse estilísticamente de las anteriores, y para ello se ha cambiado a gran parte del equipo artístico y técnico (según comentan el éxito popular cosechado por el cine de Christopher Nolan puede tener que ver en este controlado cambio de rumbo).

La cuestión es que el resultado final es más que alabable en la mayor parte de su metraje, con grandes secuencias que se te quedan grabadas en la retina (el momento salto al vacío sobre una iluminada París es realmente impresionante más allá de su cuestionable resolución). La tensión está bien construida y aunque todo lo relativo al sindicato resulta más que previsible, podemos decir que nos encontramos ante una de las películas de acción del año, la cual está dotada de numerosos aciertos y algunos fallos perdonables; entre estos últimos contaría la elección de Henry Cavill para tamaño papel, la cual considero bastante desacertada, ya que el actor carece del carisma interpretativo necesario para resultar creíble.

La música

En el apartado musical, tras un muy discutido cambio de compositor, Lorne Balfe se hace con las riendas de la saga con un trabajo efectivo que cumple sobradamente. En su mayor parte se trata de una música para implicar al espectador y hacerlo partícipe de la frenética acción y los celebrados momentos de tensión.

En algunos de los anteriores trabajos de la saga existía un gran tema (adicional al de Schifrin, ya fuera grandilocuente, dramático o retentivo) que quedaba asociado al episodio en cuestión; aparte de los trepidantes cortes de acción de Elfmany especialmente de Giacchino para la tercera entrega, destacan notablemente el Injection de Zimmer, los temas corales relativos al Kremlin y a Rusia de Giacchino o el magnífico tema dedicado a la figura de Solomon Lane de Kraemer (tema por otro lado olvidado en la presente partitura, sobre todo teniendo en cuenta que el personaje y el Sindicato tienen papeles importantes en el filme que nos ocupa).

No obstante, y a falta de un main theme asociado a este episodio, encontramos una aportación realmente interesante por inesperada. Considero que uno de los apartados más notables de la partitura es a su vez el más sencillo desde un punto de vista musical: un tema intimista dedicado a la parte más personal del protagonista, a sus dudas existenciales y a la relación de éste con sus compañeros de equipo. Estructuralmente tiene un papel ciertamente importante dentro de la película, otorgando humanidad a la vez que aporta un carácter ambiental que ayuda de forma sobresaliente a coser las numerosas secuencias de acción.

Todo esto unido al buen uso del inmortal tema principal de Lalo Schifrin con el que Balfe juega a lo largo de todo el metraje, incluyéndolo de forma total o parcial en numerosas secciones (es especialmente notable su uso en la fantástica escena del intercambio junto al Sena).

Aunque nos encontramos ante un buen trabajo, donde Balfe tira de oficio y aporta ciertos momentos a la saga (sobre todo desde un punto de vista ambiental), hay que decir que estamos ante una partitura donde la originalidad brilla por su ausencia. Siendo benevolente, y sobre todo teniendo en cuenta trabajos pasados del compositor que dejan a entrever algunas de sus habilidades compositivas, es fácil imaginar que desde arriba le han pedido un estilo muy específico, fácilmente asociable a la música de Zimmer para los filmes de Nolan.

Balfe reutiliza de forma evidente ciertos patrones rítmicos usados por el alemán en The Dark Knight Rises o la percusión trepidante que éste usara en Inception, moldeando de este modo gran parte de la partitura dedicada a la acción. Todo esto sin contar los (para mi gusto) innecesarios coros asociados al tema final de Misión Imposible, que parecen sacados de la librería de sonido de Ángeles y Demonios (Angels & Demons, 2009); no obstante éstos solo aparecen de forma puntual en la versión de los créditos finales, por lo que es una licencia más que aceptable dentro del conjunto de la banda sonora.

Se trata pues de una partitura realmente disfrutable, donde se palpa la diversión del compositor, quien se atreve incluso a añadir ciertas pinceladas orquestales que nos pueden recordar a la etapa más contemporánea de la saga Bond. Todos podemos estar de acuerdo en que la partitura no es original pero, más allá de los gustos de cada uno, creo que también podremos aceptar que la partitura cumple sobradamente.