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Al Salir del Cine: “Miamor perdido”

Escrito por , el 20 enero 2019 | Publicado en Apuntes

Desde que Emilio Martínez-Lázaro reescribiera la historia del cine español con Ocho apellidos vascos muchos han sido los que han tratado de acercarse a ese tipo de comedia tradicional y de equívocos con el que mucha gente conecta de una forma casi espontánea. No siempre han sido buenos los resultados demostrando el director madrileño que para llegar a estas lides también hay que tener una especie de donpara saber con qué estereotipos ésta se siente más identificada y jugar sus cartas de una forma natural y no forzada. Alejada levemente del tono más liviano y amable de aquel éxito nacional pero con el mismo gusto y picardía por retratar el enredo Miamor perdido juega más bien en esa liga de comedias negras y con mala leche con las que muchos nos sentimos atraídos. De hecho me atrevería a decir que su pariente más cercano es La guerra de los Rose pues su grado de crueldad y hasta sadismo llega a unos niveles muy parecidos pero sin la consistencia ni raza narrativa de aquella. Esto es lo más sorprendente de este trabajo haciendo del odio que se procesan estos dos personajes parezca una cosa consustancial al ser humano. Pero el que es su gran acierto también es su mayor lastre ya que se recrea excesivamente en ese cliché provocando que la película se aletargue en su ritmo y que 100 minutos parezcan dos horas llegando a desnaturalizar aquello que por sí mismo ya tenía vida propia. La excelente fotografía con especial mención a la iluminación y la impecable realización técnica unida al buen trabajo de los actores y una deliciosa banda sonora hace que esta rara avispueda apreciarse desde la perspectiva de un profesional que sabe dotar a sus historias de un ángel y un encanto especial. Y así es más fácil disfrutarla.

De buena parte de ese encanto es responsable un Roque Baños al que parece no haber abandonado las musas después de más de 20 años de carrera. Y es que su música se ajusta como un guante al corazón de estos personajes y todos sus desvelos y manías. Es gobernada en su totalidad por dos temas que expresarán el anhelo romántico de muy diferente forma: uno será de estilo más clásico y puro y estará trabajado desde la perspectiva de lo que sienten realmente y el otro tratará de plasmar la tensión de la relación que mantienen pero siempre planteado desde un tono más desenfadado y de comedia haciendo entender que lo que mantienen es un juego de poder. Este segundo tema tiene una gracia especial y se acerca también mucho en su estilo a los que se hacían en las famosas screwball y el cine mudo. Adquiere connotaciones de un vals en el que no deja de estar presente la ironía pese a que subsista constantemente ese trasfondo romántico. Ambos temas conviven de forma jocosa dándole un toque de sofisticación y flema a la película que hacen que no puedas apartar tus oídos de lo que está pasando. A su vez conocerán sensibles y divertidas variaciones recibiendo especial a mención aquellas a piano o de la representación final en el primero o la que aparece nada más empezar la película en el segundo en la que se simula una borrachera y los violines juegan libres y algo trasnochadospor las calles de Madrid.

Podríamos decir en definitiva que Roque vuelve a dar a la diana y resucita con su elegancia y oficio habitual un género del que no abundan los buenos trabajos últimamente. Es realmente rica en el aspecto musical e inspirada en lo melódico haciendo que cada fotograma se impregne de un cariz romántico contagioso y ya de paso termina de confirmar a su autor como el mejor compositor de este 2018.