Al Salir del Cine: «Kursk»
El prestigioso director danés Thomas Vinterberg pocas veces se ha aventurado a hacer una película de índole más comercial que se separase de su personal estilo y en esta segunda incursión, tras la hermosa Lejos del mundanal ruido, vuelve a salir ciertamente airoso en Kursk aunque generando más dudas que certezas, llegándome a preguntar hasta qué punto los grandes autores se sienten cómodos en proyectos intuyo se escapan en parte de su control.
Basada en la famosa tragedia del submarino ruso KURSK, esta película tiene un sopeso dramático bastante desequilibrado concediendo más importancia a los hechos que acontecen fuera del submarino que al drama vivido por los ocupantes de éste. Este aspecto es tratado con cierta tibieza y sin darle el énfasis dramático merecido. Esto me gustaría recalcarlo por considerar a su director un especialista en retratar la tensión dramática siempre de forma muy concisa y directa. Cobran más importancia los hechos que se dan fuera con especial mención al intento de pacto entre ingleses y rusos o la misma angustia que vivieron los familiares. El drama familiar captado a través de hieráticas imágenes o ensordecedores silencios como el del final sí vienen a reflejar el carácter de un director que en esta película ha dejado de translucir una de sus mayores virtudes: ser completamente convincente y hasta sorpresivo en sus contados arriesgados planteamientos.
Alexandre Desplat se sumerge de lleno en la tragedia con una música que cuenta con dos caras bien identificadas. Por un lado música de tipo más recurrente para la angustia que viven los ocupantes del submarino. Ocurre en el interior de éste y denota constantemente la falta de aire e incluso llega a jugar con los ecos que suceden debajo del agua cuando se golpea algo. Es de carácter opresivo y denota el estado de indefensión de los protagonistas. Por otro lado, una música solemne y majestuosa pero de un trasfondo realmente triste y funesto. Desplat construirá un poderoso himno que se convertirá en tema central y que en un primer momento nos hará pensar en un tema patriótico. Nada más lejos de la realidad. Realmente es un desolado lamento en el que se representa de forma algo macabra ese legado de orfandad que unos padres dejaron a sus hijos tras una serie de equivocadas decisiones tomadas desde la élite. Se representa instrumentalmente y en forma de coros y en esta última es donde se erige en uno de los temas más abrumadores de este año. Su constitución en base a voces adultas masculinas y de niños nos deja entrever su verdadera vocación de cántico o nana familiar cobrando especial relevancia el momento de la marcha del submarino en el que los familiares se despiden y en la estremecedora escena final de los funerales.
El resultado final es una banda sonora sencilla y tremendamente efectiva que sabe las teclas que tiene que tocar para sin complicaciones hacernos partícipes de este descenso al orgullo de un patriotismo trasnochado.