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Al salir del cine: “El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace”

Escrito por , el 31 julio 2012 | Publicado en Apuntes

El último Batman. Lo último de Zimmer. Al salir de la sala, la sensación de capítulo final es tan absoluta (a pesar del epílogo), y de que la trilogía termina con una historia «excesiva» (sobre todo en la forma, pero también en el fondo), que te deja tan «superado» como al mismísimo Bruce Wayne en la trama.

Cuando en la vida diaria nosotros empleamos la expresión «esto me supera«, es cuando una persona, una situación, una sensación, etc., nos sobrecoge y nos lleva al límite, a ese punto en que o definitivamente nos rompemos, o damos un paso atrás y dejamos que nos pase por encima, o de largo. O también sencillamente deja de importarnos, nos rendimos. Todo el mundo puede suponer que el Caballero Oscuro no es precisamente un personaje que se rinda, o de un paso atrás… Pero en el caso del Batman de este tercer episodio dirigido por Christopher Nolan, llega a romperse. Y es que a veces es necesario hacer «crack» para después poder sobreponerse.

Estas son las sensaciones que me deja esta magnífica película, que puedo compartir sin temor a revelar nada en absoluto a quien no la haya visto. Ahora vamos al meollo de la cuestión.

Hans Zimmer tenía ante sí varios retos, tras los éxitos (discutidos o no, depende de con quién hables) de las entregas anteriores:

  1. Lograr la cohesión de las tres películas en el aspecto musical, dando una cierta continuidad al sonido de Batman Begins y The Dark Knight. En realidad esto resultaba fácil, así que no era un verdadero reto. El éxito anterior de Zimmer, con ese sonido pesado, casi industrial, y la ausencia de melodía, que se convirtieron en el «sonido del nuevo Batman», nos decía con bastante lógica que repetiría la fórmula.Este reproducirse a sí mismo (si no copiarse), sin aportar ningún concepto musical nuevo, es en sí un defecto al tiempo que una virtud. Lo primero por razones artísticas obvias. Lo segundo porque mantener la línea de sus trabajos en las otras películas, es prácticamente lo único que se puede hacer sin romper la «sensación de trilogía», musicalmente hablando.
  2. Crear la «sensación de capítulo final». En este aspecto, y siempre fiel a su propio estilo, solo lo logra en los minutos finales, en el mencionado epílogo. En mi opinión, la música en las escenas de acción no puede cumplir este objetivo, y solo podríamos recurrir a la parte argumental relativa a los personajes, sus circunstancias y sus motivaciones, tan importantes en la trama. Esta parte del film, musicalmente hablando es bastante plana, y recurre a fórmulas preestablecidas en las otras dos entregas.Me da la sensación de que este aspecto que propongo, no llegó plantearselo como una opción.
  3. Como con cualquier película, encontrar el «tono» que le corresponde, y dar con un «algo» propio de esta película, que no lo sea de las otras dos. En ausencia de melodías, o temas identificativos, esto es sumamente difícil. Y siguiendo el patrón de ajustar la música a las escenas de acción solamente al comienzo y final de las mismas, siendo las partes intermedias, prácticamente intercambiables, tampoco aporta ese tema para recordar
    Aquí es donde recurro al adjetivo que usé al principio: Excesivo. Y es que de alguna forma, este desenlace musical que Zimmer ha planteado, sí que se diferencia en algo, siendo prácticamente igual a sus trabajos predecesores. Casi desde el principio, tanto en la acción como en lo relativo a los personajes, se impregna la música de ese aire excesivo, desmedido, desmesurado, o desproporcionado. Escojer un adjetivo, siendo todos ellos sinónimos, no es una tarea simple. Cada escena, en general toda la trama, está cargada de esos elementos, aplicados a sustantivos como violencia, crueldad, terror, miedo, oscuridad, sufrimiento… Vamos que tanto Nolan como Zimmer se encargan de que según pasan los minutos vayas perdiendo toda esperanza, haciendo lo posible para que tanto Bruce Wayne, como las gentes de Gotham, como el simple espectador, se rindan, se rompan, que hagan «crack».
    En definitiva, Hans Zimmer, con las limitaciones que musicalmente se impone a sí mismo, se convierte en uno de los elementos emocionales de la película. Usando las mismas formas y métodos de antes, consigue de algún modo que la música sea más fuerte, sobrecogedora y extrema. Eso no se consigue solo subiendo el volumen, o distorsionando la electrónica. Es justo esa sutil diferencia la que la película requiere, y pienso que este último toque de Zimmer le va bastante bien.

Resumiendo, como casi siempre con Zimmer, nos encontramos con cosas buenas y malas. Al visionar la película, pocas hay que no reconozcamos de la primera y la segunda parte, lo que en el fondo nos obliga a pensar en la música del nuevo Batman, como una misma banda sonora, pero en tres partes. El concepto se aplica de igual forma a las tres películas (sobre todo El Caballero Oscuro y ésta), con los mismos motivos, los mismos desarrollos musicales, con esos omnipresentes ritmos ascendentes…

Nada nuevo como banda sonora, en realidad bastante pobre aisladamente… pero gana valor en el contexto de la trilogía, aunque hay que reconocer que musicalmente no fueron concebidas de esa forma.