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James Newton Howard

Nacido en Los Ángeles un 9 de junio de 1951, James Newton Howard llegó a la música de cine después de dar un rodeo por la música popular, tras más de una década colaborando y dando giras con artistas y bandas musicales como Elton John, Mama Lion, o Toto. Eso sucedería después de dejar el mundo académico (abandonó sus estudios musicales en la Universidad del Sur de California a principios de los 70), en el que como él mismo aseguró, no se sintió cómodo nunca. Tras su última gira con Elton John, en 1986, Howard comenzó a escribir música para películas, casi de forma accidental, empezando por Head Office (Dinero y poder, 1985). Al año siguiente, 1986, y según él mismo reconoció, su amiga Goldie Hawn, que protagonizaba la cinta de Michael Ritchie, Wild Cats (Gatos Salvajes), impidió que fuera despedido y la música que compuso se mantuvo en la película, que gozó de un relativo éxito, y en septiembre de ese mismo año se casó con la protagonista de las dos siguientes películas a la que puso música, 8 million ways to die (8 millones de maneras de morir) y Nobody´s Fool (La tonta de nadie), Rosanna Arquette. Se divorciarían un año después.

Se podría decir que el primer título verdaderamente relevante para su carrera llegó en 1987 con Promise Land (Tierra prometida), en la que colaboraría por primera vez con el director Michael Hoffman (lo haría cuatro veces más a lo largo de su carrera: Some Girls, 1988, Restorarion, 1995, One Fine Day, 1996 y The Emperor´s Club, 2002). Esa relación cimentó cierta estabilidad profesional en Howard, que hasta hacía poco se veía a sí mismo como poco menos que un "pobre desgraciado", en sus propias palabras. Poco a poco el talento fue encontrando su camino: en 1988 compuso la música de Everybody´s All American (Cuando me enamoro), donde conocería al director Taylor Hackford (volverían a trabajar en The Devil´s Advocate, 1997), y en 1989 su primer gran score sinfónico, The Package (A la caza del lobo rojo), dirigida por Andrew Davis, quien después sería clave en su carrera.

Pero el verdadero punto de inflexión en la carrera de James Newton Howard tuvo lugar en 1990, cuando compuso el delicado y bello, a la vez que desapercibido en aquel entonces, score de Pretty Woman (dirigida por Garry Marshall). El éxito de la película fue abrumador, y aunque a principios de los noventa el público a penas relacionaba la cinta más que con la famosa canción de Roy Orbison, y sin que la música de Howard fuese editada en formato alguno, su tema de amor para el personaje que interpretaba Julia Roberts (con la que, como no, Howard trabó amistad) acabó convirtiéndose en un clásico (gracias en parte a Youtube y al propio éxito de la película). Casi de forma continua, el californiano trabajó en dos proyectos más protagonizados por Roberts: Flatiners (Línea mortal, 1990) y Dying Young (Elegir un amor, 1991), ambos dirigidos por Joel Schumacher, y empezaron a llegar proyectos que explotaban su vena más melódica y romántica, como My Girl (Mi chica, 1991), otro gran éxito, Prince of Tides (El príncipe de las mareas, 1991), que le supuso su primera nominación al Oscar, o The Man in the Moon (Verano en Louisiana, 1991), donde trabajó para el director de Matar a un Ruiseñor, Robert Mulligan, y donde se puede decir que Howard compuso la primera verdadera obra maestra de su carrera.

El caso de Mulligan no es aislado, y probablemente tampoco casual en la carrera de Howard. Ha trabajado con numerosos directores veteranos y reputados. Por ejemplo el director de Los rateros o En el estanque dorado, Mark Rydell, en Intersection (Entre dos mujeres, 1994) o el de Cowboy de medianoche, John Schlesinger, en Eye for an eye (Ojo por ojo, 1996). En 1993 Howard daría un paso más en su carrera, al componer la música de otro de los grandes éxitos del cine de los noventa, como es The Fugitive (El fugitivo), de nuevo con Andrew Davis, que le valió su segunda nominación al Oscar, y donde siguiendo la línea de su anterior The Package, creó uno de los scores de acción más reconocibles de la época, donde los metales, la percusión, y un sonido ubano marcado por el jazz generaban un sonido único, en el que ya era posible reconocer la impronta de un compositor al que por aquel entonces aún se le criticaba precisamente por lo contrario, por carecer de estilo personal. Si el sonido urbano y la música de acción muestran uno de los lados más destacados de la personalidad musical de James Newton Howard, ese 1993 vería el alumbramiento de otra de las facetas musicales que más éxito le reportaría en el futuro, como es la música épica y sinfónica. Así, compuso el excelente score para la película Alive (Viven, Frank Marshall), de nuevo con gran aceptación por parte del público.

El cénit de ese estilo épico llegaría en 1994 cuando compuso el western protagonizado por Kevin Costner, Wyatt Earp, sin duda una de sus mejores obras, y en la que volvió a trabajar con el director Lawrence Kasdan (se habían conocido antes en Grand Canyon, 1991, por cierto, el inicio de ese sonido urbano tan típico de él). Kasdan ha sido uno de los directores con los que Howard más veces ha trabajado (le seguirían French Kiss, Mumford, Dreamcatcher y Darling Companion). También supuso el inicio de una corta pero exitosa colaboración con Kevin Costner, que era productor de aquella cinta, y en los años siguientes compuso Waterworld (Kevin Reynolds, 1995), una de las bandas sonoras más queridas por sus seguidores y The Postman (Mensajero del futuro, 1997).

Mientras seguía componiendo para comedias románticas siguiendo la línea iniciada en Pretty Woman (ya sabemos como le gusta a Hollywood encasillar) con películas como  My Best Friend Wedding (La boda de mi mejor amigo, 1997), Runaway Bride (Novia a la fuga, 1999) o America´s Sweethearts (La pareja del año, 2001), todas ellas protagonizadas por Julia Roberts (que sorpresa), al camaleónico James Newton Howard se le abrían nuevos horizontes musicales que acabarían por decantar su predilección musical, si es que se puede escoger una. Así, desde finales de la década de los noventa y en adelante comienza a especializarse en el género de la fantasía y la aventura, con scores que se encuentran ya entre los mejores del género, como Dinosaur (Dinosaurio, 2000), Vertical Limit (Límite vertical, 2001), Atlantis (Atlantis, el imperio perdido, 2001), Peter Pan (Peter Pan: La gran aventura, 2003) o Hidalgo (Océanos de fuego, 2004).

Al mismo tiempo, a finales de los noventa inicia también una fructífera colaboración con el director M. Night Shyamalan, que le reportará gran reconocimiento, y con el que firmará algunas de sus mejores obras, como The Sixth Sense (El sexto sentido, 1999), Signs (Señales, 2002) o The Village (El bosque, 2004). Esta última indaga en otra faceta de la personalidad de Howard como compositor, en su vertiente más clásica, que ya iniciaría unos años antes con el drama Snow Falling on Cedars (Mientras nieva sobre los cedros, 1999), donde los violines adquieren verdadera personalidad y desarrollo, como puede comprobarse en otras obras como Defiance (Resistencia, 2008), Red Sparrow (Gorrión rojo, 2018) o A Hidden Life (Vida oculta, 2019).

En la década de los 2000 Howard perfeccionará su sonido fantástico, llegando al culmen de ese género en lo que se refiere a la música, no ya de su carrera, sino probablemente de lo hecho por cualquier compositor en el medio. Obras como Lady in the Water (La joven del agua, 2006), The Water Horse (Mi monstruo y yo, 2007) y The Last Airbender (Airbender: el último guerrero, 2010) son absolutas obras maestras del cine fantástico. Lo que convierte a Howard en uno de los mejores de la Historia del cine, ya visto con la perspectiva que da el paso del tiempo, es la forma en la que ha sabido llevar su carrera, desde esos géneros fantásticos que tanto le gustan, pero que muchas veces están alejados del reconocimiento de la crítica y los premios, hacia otros proyectos de mayor prestigio, con grandes directores, y muy premiados. Así, ha alternado delicias sinfónicas como Maleficent (Maléfica, 2014) con cintas de peso, y poso, como News of the world (Noticias del gran mundo, 2020).

Sin renunciar nunca a realizar alguna que otra comedia romántica protagonizada por Julia Roberts (Duplicity, 2009), ha sabido adentrarse también en determinadas sagas fílmicas que han cimentado su personalidad musical hacia lo popular, como ocurre con sus scores para The Hunger Games, llegando a crear un género en sí mismo que combina elementos de la orquesta sinfónica tradicional y coral con trazos de música electrónica y new age, en los que muchas veces el piano adquiere un papel protagonista, como puede verse, y escucharse, en las dos bandas sonoras creadas para Snowwhite and the Huntsman (Blancanieves y la leyenda del cazador, 2012) y The Huntsman: Winter´s War (Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina del hielo, 2016).

Desde una posición ya dominante, siendo tremendamente respetado en la industria, tras casi cuatro décadas de carrera cinematográfica a sus espaldas, James Newton Howard continua estando muy presente en Hollywood, con proyectos a largo plazo, como la saga de Fantastic Beasts, y proyectos de prestigio, como los ya mencionados de A Hidden Life o News of the World. Este último le valió además su novena nominación al Oscar de la Academia. Al final, a su modo, su música se ha convertido en parte esencial del cine moderno: sus temas para Los juegos del hambre, Blood Diamond, Pretty Woman, Batman Begins o Soy Leyenda son perfectamente reconocibles hasta para quienes no son aficionados a la música de cine. En esa conciencia popular es donde residen los genios.

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