WIND

Basil Poledouris nunca estuvo nominado a un oscar, pero gracias a Dios si pudo escribir la música de una película sobre el deporte de la vela. Y que película, ya que se trata prácticamente del único ejemplo que existe sobre la competición de la America´s Cup de vela, la competición deportiva más antigua del mundo, fundada en 1851.

De todos los aficionados es conocida la afición, más bien pasión, del compositor por el mar, y nadie mejor que él para sintonizar la música que la película Wind (La fuerza del viento, 1992, Carroll Ballard), necesitaba para sus impresionantes imágenes.

La America´s Cup fue ganada durante 132 años por los Estados Unidos, desde su fundación, y hasta 1983, cuando el trofeo viajó a Australia, en unos hechos que inspiraron la película, y que se alargaron hasta 1987, cuando un sindicato independiente de armadores estadounidense recuperó la conocida Copa de las cien guineas para el país norteamericano, algo que para ellos es algo así como una cuestión de estado.

El film fue dirigido por el director Carroll Ballard, quién en toda su carrera a dirigido tan solo seis películas, todas ellas protagonizadas por la relación de la naturaleza con el hombre. Ballard ha contado con compositores como Carmine Coppola (The Black Stallion), Mark Isham (Never Cry Wolf, Fly Away Home) y John Debney (Duma), además de con Poledouris para Wind.

Según reveló el propio Poledouris, su implicación con el film surgió tras enterarse el compositor de Kansas City de la intención de Ballard de sacar adelante la película, de producción compleja, y que necesitó de embarcaciones reales de la Copa América, e incluso de sus patrones, para su realización. Poledouris consiguió un trabajo que le llevó seis meses de composición, por lo que se convirtió en su único score del año 92, teniendo que rechazar, según declaró, numerosos otros proyectos. Finalmente mereció la pena, ya que aseguró haber quedado muy contento con el resultado.

La música del viento

Wind es una banda sonora muy especial. Es puro Poledouris, de ese con el que conectas, o no lo haces, del mismo modo que él lo hacía con las imágenes del mar. Es una obra maestra por su sencilla estructura, variedad temática, pero sobre todo por su magistral conexión con las escenas de competición náutica, que ocupan la mitad de las dos horas de metraje, rozando la narración documental, del que es, aparte de eso, un magnífico film.

Basta con visionar la película para descubrir que es algo más que una música bonita, intensa o espectacular, sino un perfecto ejemplo de la armonía entre música e imagen. Máxime cuando las imágenes son tan bellas como las rodadas por Ballard, la música tiene el complejo deber de dar la talla. Una misión solo a la altura del gran Basil Poledouris.

Ver la película es una grata experiencia para todo aficionado al cine, aunque no tanto lo es escuchar el puñado de discos compactos que se han editado con su banda sonora. El primero de ellos, de una casa japonesa, For Life de nombre, aunque con una cuidadísima presentación y unas hermosas líneas dedicadas a la película y el score en japonés que son indescifrables, fracasa en el intento de capturar en 50 minutos lo más representativo de un score que dura cerca de 100 minutos en la película.

De hecho, la sensación general es que los productores del disco optaron más por reflejar en el cd las secciones más ambientales del score de Poledouris, en detrimento de la parte más épica, y al mismo tiempo orquestal, asociada a la competición náutica, alma verdadera de la película. Así, al menos la mitad del disco está dedicado a las fases más ambientales de la música en la película. Y estaría bien, porque son de lo más interesantes, y parte inseparable del film, de no ser por que las ausencias se dejan notar mucho.

Como ejemplo, la competición final de la película, que dura cerca de media hora, conteniendo música casi en su totalidad. En el disco, sin embargo, a penas encontramos cinco minutos. Y eso que la parte épica queda bien representada en otros cortes, pero se han dejado fuera, sin ir más lejos, un tema primordial por su importancia, pero también espectacular desde el punto de vista musical, dedicado al símbolo de Gerónimo, nombre de la embarcación de los protagonistas. Por eso, se hace necesaria una reedición del score, más completa, en la que podamos disfrutar de la competición final, como se merece, con Poledouris rompiendo las olas y algún que otro corazón emocionado.

A la edición japonesa le siguió una década después del estreno de la película otra de Citadel, con idéntica música, salvo la ausencia de la canción final que sí aparece en el disco de For Life, y que ni es de Poledouris, ni sale en la película ni en sus créditos finales. Sí lo hace, en estos títulos del final, una canción compuesta por el compositor americano Wendy Waldman, de nombre A Dream comes back to you, cantada por ésta última, pero que sigue a día de hoy inédita en disco.

La última de las ediciones, del año pasado, corresponde a la discográfica BSX Records, de nuevo con idéntico contenido, aunque acompañada de un score primerizo de Poledouris, A Whale for Killing, de 1981, inédito hasta entonces. Tampoco repara, aunque se anunció con un mejor sonido, algunos defectos como la distorsión del climax musical en la parte final del corte Winning. Así que tenemos una banda sonora manifiestamente incompleta, que ha vivido dos reediciones, sin que ninguna de las dos solucione el problema. Cartas a la discográfica Intrada.

Análisis temático

En lo referente al score, tenemos numerosos temas para acompañar las andanzas por la America´s Cup del dúo protagonista, Will Parker, interpretado por Matthew Modine, y Kate Bass, con el rostro de Jennifer Grey, en uno de sus pocos papeles en el cine tras el éxito de Dirty Dancing. Por cierto que Poledouris puso música a un film en el que ya salió antes esta actriz, Red Dawn, de 1985. Otro de los actores presentes en Wind, Stellan Skarsgard, también aparecía en otra película previa con música de Poledouris, The Hunt of Red October, por hacer un poco de cinefilia.

La estructura del score está muy bien definida. Están los temas del viento, de amor, y de la competición de vela, como principales, pero salpicados de numerosos motivos secundarios de los que destacan el tema de la carrera Dinghy, de la ruptura amorosa, algún pasaje melódico dedicado a Kate Bass, el del petroglifo, y el de Gerónimo, antes mencionado. Además de éstos, existen, como también se ha mencionado con anterioridad, abundantes pasajes de música más ambiental, que tienen por objeto una descripción más sintética de los sonidos del mar, el viento, e incluso la arena del desierto que entra en escena a mediados de la película.

Tema del viento

Como no podía ser de otra forma, de acuerdo con el título, Poledouris tenía que utilizar los sintetizadores para emular el sonido del viento, y acoplarlo a su mezcla de sonido electrónico y orquestal. Como resultado está este “clamor del viento”, cuyas figuras melódicas se acoplan a la perfección con el tema de la competición de vela, como si de su preludio se tratase. Es un tema evocativo, reflexivo, que aparece con mayor extensión en el prólogo de la película, y en su hermoso epílogo, uno de las secuencias mejor rodadas y montadas de la película, donde la fotografía de John Toll (Braveheart, Legends of the fall) brilla con luz propia.

Tema de amor

Es el tema de Will y Kate, y como su relación amorosa, describe al mismo tiempo pasión contenida, belleza, pero también cierta amargura por esos caminos que se separan y se vuelven a juntar sin que las despedidas se hagan llevaderas.

Es un tema romántico al más puro estilo Poledouris, con una sencilla melodía ejecutada al piano, que en esta ocasión tiene un eco electrónico muy acorde con el sonido general del score. El que disfrute de los temas de amor que el compositor creó para filmes como The Blue Lagoon, It´s my Party o Kimberly, no se sentirán defraudados por la calidez de las notas del tema romántico de Wind, y que en las ediciones conocidas en disco aparece en los cortes Love in the Sewer, Sail Locker y The Bike Ride.

Tema de la competición

Utilizando la estructura melódica del tema del viento, Poledouris teje un manto de sonidos procedentes de la gran orquesta, con metales y unos cuantos violines como sustento, para ejecutar su tema épico, noble, que describe la competición de la vela, esa prueba deportiva única en la que a diferencia de las demás, los hombres no compiten entre ellos, sino entre ellos y contra la naturaleza más agresiva que existe, la que mece la mar y el viento al mismo tiempo. Es la música más espectacular y accesible del score, agraciada con la suerte de acompañar hermosas escenas de vela, y tiene su presencia en el disco en cortes como Windward Work, Downwind (donde resuenan ecos de The Hunt of Red October) y como no, en la parte final de la película, con Dead Air y Winning.

Temas de Gerónimo

Gerónimo es el nombre de al embarcación con la que Will Parker reta al barco australiano que le había arrebatado cuatro años antes la America´s Cup. Su símbolo es la silueta esquemática de un hombre portando una lanza y un escudo, que el propio Parker descubre durante su peregrinaje literal por el desierto, tras la profunda decepción de la derrota.

En el disco encontramos esta pieza con tintes épicos en el corte The Petroglyph. La línea melódica no tiene continuidad, pero sí la imagen de Gerónimo, que surge del spinnaker, la vela para aprovechar el viento de popa, en el momento más decisivo de la competición. La aparición de Gerónimo está acompaña de una excelente fanfarria secundada por agresiva percusión, con un estilo parecido al utilizado por Poledouris para sus partituras de western. Por desgracia, este tema, que tiene una presencia notable en la parte final del score, no ha sido editado en disco.

Temas ambientales

Varios segmentos de la música, y del disco, se dedican a ambientar con uso masivo de sintetizadores momentos reflexivos del film, como es el caso de la primera derrota, algunos preparativos de la segunda competición, o algunos paisajes. Se encuentran en cortes como Defeat, Contest, Whomper Trials y To Australia.

Otros pasajes melódicos

Son muy destacables dos motivos temáticos que no tienen continuidad en el score, pero que añaden variedad y calidad al conjunto, como suele ser habitual en los trabajos de Poledouris.

El primero de ellos es el lánguido motivo de la ruptura, en el disco Break Up, para la primera despedida amorosa de los protagonistas. Una guitarra sintetizada entona la melodía, cambiante entre notas tristes, y otras más embriagadoras, con un sonido ambiental de fondo.

El segundo, está dedicado a la protagonista femenina, Kate Bass, en su faceta de espiritual aviadora. La música, por vez única con viento madera, y violines, es de lo más bello del score entero, para reflejar la propia personalidad de Kate, en contraposición con el mundo de hombres de la vela. Si hay un momento de puro Poledouris emotivo en la banda sonora, es este, y puede escucharse, aunque de forma breve, en el corte The Glider.

Es personal

Wind es, como se ha dicho, una banda sonora muy especial de Poledouris. Puede ser una de tus favoritas, o tu favorita, y eso solo depende de ti, más que de la propia música. Calidad tiene y le sobra, y especialmente acompaña a una gran, gran película sobre el deporte, la naturaleza, y las relaciones sentimentales. Su lugar en la carrera del compositor es a mi juicio muy destacada, y a buen seguro que fue una de las favoritas de Poledouris. Como nota personal, decir que en la única ocasión que tuve de que me firmase un disco, no le entregué las geniales Conan the Barbarian o Robocop. Su nombre está escrito sobre la carátula de esa banda sonora en la que sale un yate apunto de ser engullido por las olas.