The Secret Garden

The Secret Garden – Intro

El mundo de las adaptaciones cinematográficas siempre me ha parecido un terreno realmente significativo, especialmente en lo que a música se refiere. Todos intuimos cómo funciona la industria del cine y somos conocedores de la constante necesidad, año tras año, de readaptar clásicos de la narrativa con la intención de alinearlos a las tendencias predominantes en cada periodo o generación.

Pero también existe un aspecto estrictamente creativo que convierte dichas adaptaciones en dignos casos de estudio, ya que es interesante ver cómo las mismas palabras de un autor adquieren diferentes significados según el punto de vista de quien las lee. Y es precisamente este, el punto de vista, uno de los aspectos más fascinantes del séptimo arte. En muchas ocasiones la calidad de una película queda supeditada a la capacidad del director de mostrar el suyo de forma clara y concisa; y en lo que a este artículo concierne, es una cualidad extensible a la música cinematográfica donde adquiere un valor amplificado.

Centrándonos en el objeto que nos ocupa, la novela El Jardín Secreto (escrita por Frances Hodgson Burnett) ya gozaba de aplaudidas versiones tanto cinematográficas como musicales. En este caso, sin embargo, el guion de Jack Thorne propone un tono más oscuro y mágico que establece un nuevo punto de partida (y de vista) tanto para el director Marc Munden como para la narrativa musical de Dario Marianelli.

The Secret Garden – Análisis de la Banda Sonora

El compositor italiano nos ofrece una obra aparentemente sencilla pero llena de significado. La música nos habla de la familia, de la pérdida y de un jardín lleno de secretos por descubrir; pero también de sanación y de reconexión con la vida y la naturaleza. Se trata de una partitura que se construye a partir (y en torno) a una pequeña melodía formada por dos motivos que al unirse completan el tema principal de la película. Un tema que evoluciona y se transforma conociendo numerosas variaciones dependiendo de la persona que lo porta.

La película y la música de Marianelli nos sumergen en la aflicción y el recuerdo de una familia hacia dos hermanas gemelas, madres de los niños protagonistas, a través de una misma melodía que adquiere caracteres diferentes. La segunda mitad del tema evidencia esta cualidad, adquiriendo una mayor riqueza expresiva a través de los instrumentos de viento-madera y siempre haciendo referencia a la madre de Colin.

Este tema principal pertenece a Mary; pero también a su primo Colin y a su tío Archibald. Su reflejo en tiempo presente tiene un carácter apesadumbrado y lúgubre que simboliza la gran pérdida (cualidad fundamental en el mensaje de la película) y las consecuencias que todos ellos han sufrido. En este caso la música no está hecha para gustar sino para dejar un poso de nostalgia en el espectador. Gracias a sus decisiones orquestales, Marianelli nos introduce en un entorno hostil haciéndonos partícipes de la desubicación existencial de la niña y sus familiares. Inteligentemente, la música sirve para aportar un aire fantasmal que lo inunda todo, desde la casa y el entorno hasta la personalidad de los protagonistas.

Por momentos los colores orquestales nos retrotraen a Jane Eyre (2011), una de las indiscutibles obras maestras del compositor italiano. Como en aquella, de forma sutil y sin grandes alardes, la música va consumiendo a los protagonistas, personajes tristes y solitarios perdidos en una gran mansión que parece encantada. Es solo cuando la niña se abre paso al recuerdo, a través de pequeños descubrimientos, cuando escuchamos las versiones más bellas y expresivas del tema.

Ya en el tramo final de la película la música de la familia sirve de guía a Mary para encontrar el camino correcto que salvará tanto la vida de su tío como la propia. El tema consigue expandirse y propagarse a la par que el fuego que destruye la casa, y a la vez debilitarse y extinguirse a modo de despedida, dejando atrás un pasado triste lleno de rencores que abre las puertas de un nuevo futuro.

Sin embargo, en contraste con los elementos anteriormente señalados (fantasmas, pérdida, muerte) el tema principal evoluciona y se transforma en una música vitalista, enérgica y alegre que conecta musicalmente con el Marianelli de I Capture the Castle (El Castillo Soñado, 2003). Una variación que pertenece y nace de Mary, de su necesidad vital de reconectar con la vida y su entorno, y con la que la niña acoge y abraza emocionalmente a cada uno de sus familiares y amigos. Mary arrastra a sus allegados hacia un nuevo estado de felicidad y esperanza gracias al uso que hace Marianelli de este tema, el cual evoluciona desde una primera etapa individual, en la que Mary es la única portadora, a otra colectiva, en el que todos se hacen partícipes de él.

Aunque existe una versión principal más estática y lineal que nos hace ver el carácter invariable de la protagonista cuando disfruta de la naturaleza, también encontramos variaciones más íntimas que enriquecen el mensaje y la narrativa del mismo. Dos momentos son especialmente notables:

El primero, en el que Mary juega y baila con las ropas y joyas de su fallecida tía, conectando no solo con aspectos físicos que pertenecen al presente sino también con recuerdos del pasado que la acercan emocionalmente a su madre y a su tía.

En el segundo y más importante, ya en el desenlace de la película, se nos explica a través de la música que la magia del jardín, esa que ha transformado a Colin y ahora le permite andar, no depende de un factor sobrenatural sino que nace de Mary. De ella proviene el torbellino de magia y vitalidad que lo ha transformado todo a su alrededor. Es gracias a su aplicación en este último momento, en conjunción con las palabras de Colin, que entendemos que la música de la alegría y la vida también lo es de la transformación y la curación (“healing”, en inglés, da título al tema).

Un apartado fundamental, tanto en la historia como en la partitura, es el jardín en torno al cual gira la película. Musicalmente, el compositor lo dota de entidad propia a través de un bello tema para piano envuelto por hermosos colores orquestales. Esta música expone y engrandece la belleza de la naturaleza y ayuda a enfatizar el misterio del lugar.

Quizás, aparte de la orquestación donde Marianelli brilla con luz propia, la faceta más interesante en torno al tema del jardín no tenga que ver con éste, sino con la aplicación del propio tema principal. Claramente nos encontramos ante el cénit narrativo de la partitura, un “spoiler” musical lleno de significado que marca un antes y un después dentro de la película. El tema vitalista de Mary es el que la empuja a descubrir una porción de naturaleza desconocida que da pie al precitado tema del jardín.

Sin embargo, no es solo este tema lo que despierta mi interés la primera vez que lo veo y escucho en la película. Lo llamativo es lo que suena por encima: una fuerza constante que levita sobre las notas y tonalidades que representan el jardín y que parece simbolizar una llamada de atracción hacia la niña. Lo que escuchamos de forma repetida es el primer motivo que compone el tema principal de la película. En este momento Marianelli nos está revelando el mayor de los secretos mucho antes de que la propia Mary lo descubra: el jardín que acaba de descubrir perteneció, al igual que el motivo, a las madres de los niños.

En definitiva, nos encontramos ante una sencilla pero bellísima partitura; una muestra más del buen gusto de un compositor que nos regala el que puede ser su trabajo de orquestación más logrado (y eso ya es mucho decir). Una música llena de colores y tonalidades, con un aire pastoral que tan bien le sienta a la película. Es un Marianelli conocido por momentos, pero que encuentra espacios donde explorar nuevas facetas musicales (al menos dentro de su trabajo cinematográfico) y donde se luce de principio a fin. El compositor nos hace partícipes de un fantástico trabajo, no solo por sus cualidades musicales sino también por todos los significados y lecturas paralelas que plantea. Cada decisión orquestal tiene un propósito narrativo que ayuda a descubrir un nuevo punto de vista sobre una historia que, más allá del texto original, ha sido contada en múltiples ocasiones.

Correspondencia de temas de la edición discográfica

Tema principal: A Lost Girl, Arrival At The Estate, A Walk In The Night (estos dos últimos en sus versiones más oscuras y de aire fantasmal), la segunda mitad de Skipping Rope, The Locked Room, Dickon, Mary Gets Caught, Colin’s Baptism, Uncle Lights The Candle, The Fire, Healing (en su versión más bella y evocadora).

Evolución del tema principal – tema de la alegría de Mary: Dog Happiness, Climbing The Wall, The Locked Room, Colin Gets Up, Healing (en su versión más intimista en la primera mitad y la más expansiva al final).

Tema del jardín: The Garden (nótese el uso que se hace del tema principal), Dickon, Kidnapping Colin, Healing, Garden Lullaby.

Motivo para piano que profundiza la pérdida: Mary Ditches Her Doll, inicio de Skipping Rope, The Hidden Letters, The Fire.

Progresión que representa la fuerza y resolución de Mary ante las adversidades y los nuevos descubrimientos: inicio de The Locked Room, segunda mitad de The Hidden Letters, segunda mitad de The Garden Wilts, The Fire.

Tema secundario de aire divertido y juguetón: Dog Happiness, Kidnapping Colin.