Análisis
Portada » Análisis » The Karate Kid
Género
Acción, Artes Marciales, Drama, Remake
Lo mejor
Horner vuelva su mirada a productos menos ambiciosos como The Karate Kid, porque es cuando mejor fluye su “chi”. Pocas bandas sonoras ha escrito con más energía que esta.
Lo peor
Que haya quién pase de la película o la música pensando que pueda ser un compendio de canciones raperas, como anuncia el trailer. Nada más lejos.

The Karate Kid

2010

El sexto sentido de James Horner

Nos vienen a la memoria recuerdos de Cocoon, de Searching for Bobby Fischer, de Radio, de Bobby Jones: Stroke of genius, o de Troy, cuando hemos acabado de escuchar el score de James Horner para The Karate Kid. Es un compositor muy veterano, y tiene muchos trabajos a sus espaldas, pero en algunos, como el que nos ocupa, no solo brinda su buen hacer como cineasta, sino que da en la tecla, la tecla buena. En general, la película de Harald Zwart da en la tecla en muchos sentidos. Es un supuesto remake de un original popular de 1984, con un estupendo score de Bill Conti. Y decimos supuesto porque ni siquiera nació con ese título, y sí con el de The Kung Fu Kid, que para eso es el arte marcial sobre el que versa la película.

La cinta se ha convertido en uno de los grandes éxitos del año 2010 en Estados Unidos, y en buena medida por un boca a boca que ha hablado de una película de tópicos bien resueltos, que desembocan en un producto emocionante. Y sobre esa emoción tiene mucho que decir la música de Horner, muy presente en todo el metraje. El compositor californiano llegó al proyecto tras el abandono del mismo, por causas que se desconocen, del trabajador de Remote Control Atli Orvarrson. Sorprendió la asignación desde un primer momento, ya que Horner no nos tenía acostumbrados a productos aparentemente intrascendentes como The Karate Kid. Escuchar tema →

La suposición no es del todo correcta, ya que en los últimos años el californiano había puesto música, sin ir más lejos, a otro filme de corte deportivo, como Radio (Me llaman Radio, 2003), o infantil, como The Spiderwick Chronicles (Las crónicas de Spiderwick, 2008). Sea como fuere, el caso es que Horner acertó de pleno aceptando el trabajo de The Karate Kid, un éxito de público en todos los sentidos, que demuestra que no ha perdido ese olfato, ese sexto sentido, que necesitan los grandes talentos de la música cinematográfica para labrarse una acertada carrera. Horner lo demuestra una vez más en esta ocasión, como ya lo hizo después de Titanic, al elegir éxitos no asegurados desde el principio como The Mask of Zorro (La máscara del Zorro, 1998) o The Perfect Storm (La tormenta perfecta, 2000).

La música de The Karate Kid

Un aspecto a considerar es de donde viene el compositor cuando en mayo de 2010 se le presenta la oportunidad de componer para The Karate Kid (por cierto, score que compuso en un mes aproximadamente). Y es que su anterior título fue Avatar, la película más taquillera de la historia, y el encargo que más tiempo de su vida profesional le ha costado al maestro californiano. La influencia de Avatar en la cinta que nos ocupa es evidente, por dos razones principales.

En primer lugar, nos encontramos con una estructura instrumental en The Karate Kid muy similar a la de Avatar, donde la orquesta, los sintetizadores, y la música étnica, comparten su protagonismo en el score. Y en segundo lugar, porque uno de los dos temas principales, el que destacará durante la segunda mitad de la película, tiene una construcción y progresión similar a la del tema de amor de la película de James Cameron, sin que con ello quiera decir que se parezca.

El score de The Karate Kid está estructurado de forma temática. Hay dos temas principales, cada uno de ellos protagonista en cada una de las dos mitades en las que fácilmente puede dividirse la película. En la primera, el protagonista, Dre (interpretado con gracia, e incluso carisma, por el hijo de Will Smith, Jaden Smith), reniega del cambio de ciudad, país y cultura al que se ve obligado por los motivos laborales de su madre. Todo parece irle mal al principio, y el tema de Detroit, como llamaremos a esta melodía, perfila la tristeza que le ocasiona su inadaptación, con toques de bisoñez. No es, per se, un tema muy dramático, y si en realidad lírico. Una de esas melodías que Horner ha compuesto a lo largo de su carrera con cierta facilidad, y tiene una estructura parecida al compuesto en 1993 para Searching for Bobby Fischer. Quienes conozcan ese tema, sabrán que la comparación es arriesgada, pero lo cierto es que el tema que nos ocupa no tiene tanto que envidiar a aquel. En muchos de los scores de hoy en día, valdría con su sola presencia para alabar la banda sonora al completo.

El segundo tema principal, que adquiere protagonismo hacia la mitad del metraje, es el del Kung Fu, o el de cómo las cosas empiezan a cambiar en China, y a Dre comienza a irle bien. El protagonista profundiza en su relación con la joven china de la que se enamora, y también en la de su maestro, interpretado por un Jackie Chan en un papel bastante más dramático que a los que nos tiene acostumbrados. El tema del Kung Fu tiene una estructura muy típica de Horner. Unas breves, pero características notas iniciales servirán para su utilización como leit motif. Es el fragmento de la melodía que se asocia con el arte marcial, y que servirá para conducir la parte deportiva de la película, dando lugar a los momentos más excitantes de todo el score. Su segunda parte, más melodramática, es muy “horniana”, y a diferencia de la primera parte, tiene sus rendiciones favoritas en las cuerdas, siendo los metales (un suspiro, por favor), su instrumento favorito.

Además de estos dos magníficos temas principales, existe una tercera idea temática con representación semántica en la película, y asocia unos acordes desarrollados por una cítara china, y una voz femenina, a los misteriosos secretos que aguarda el Kung Fu. La cítara se escucha cuando Jackie Chan emplea técnicas de medicina China para curar al protagonista. Pero sobre todo, la importancia de este tercer tema reside en la escena en que Dre sube al templo en la montaña espiritual, donde se queda prendado al ver a una mujer ejercitar una poderosa atracción sobre una cobra (de ahí que vaya a emplear una voz femenina), mientras se sostiene en un acantilado sobre una sola pierna. Ahí, este tema de la mística, de la cobra, o como se le quiera llamar, suena en su integridad, y será retomado en la escena final de la película, cuando el propio protagonista se encuentre en un “acantilado” similar.

El primer viaje de Horner a China

Es curioso que tras tres décadas haciendo música para películas, a Horner no se le hubiese presentado una ocasión como ésta para poder servirse de la instrumentación étnica oriental. Es curioso sobre todo porque hablamos de James Horner, que popularizó, entre otras, la música de arco atlántico en el cine, con sus gaitas irlandesas o escocesas en películas como Braveheart o Titanic. No ha sido ésta la única música del mundo con la que se ha sentido a gusto, a tenor de los resultados obtenidos con el ambiente hispano en The Mask of Zorro y su secuela, o con la percusión africana en Project X, Mighty Joe Young, o The Four Feathers. Sólo en una ocasión el compositor disfrutó de la oportunidad de introducir en su ya famosa “paleta de colores” algún instrumento oriental. Fue en 2003, con Beyond Borders (Amar peligrosamente), cuando puso música para cuatro escenas geográficas diferentes: Londres, Etiopía, Chechenia, y Camboya. En este último caso si hizo uso de algún recurso autóctono, aunque el protagonismo se lo dio en realidad a los sintetizadores.

The Karate Kid es por lo tanto China, y eso ya es un aliciente para James Horner, como el mismo reconoció durante las últimas sesiones de grabación del score, reconociendo lo atractivo que le resultaba poder hacer uso de una instrumentación local. No obstante, la película empieza en Detroit.

La primera escena de la película nos muestra como Dre, Jaden Smith, abandona en coche las calles de su ciudad, con los títulos iniciales sobreimpresionados, y el tema de Detroit acompañando la triste despedida. Es el primero de los momentos estelares de la banda sonora y de la película, que reserva grandes sorpresas al aficionado a la música de cine, por el protagonismo que la composición adquiere en determinados y no pocos momentos, algo inusual hoy en día. Escuchar tema →

Esta primera escena (Leaving Detroit en el disco) contiene la primera rendición del primer tema principal. El tema de Detroit, de Dre. Comienza con uso del viento, y el arpa, para crear esa atmósfera infantil que en tantas ocasiones, sobre todo en la década de los noventa, habíamos escuchado del compositor. Recuerda, sobre todo cuando aparece la trompa, a Searching for Bobby Fischer, con aquella calma espiritual de Bicentennial Man (El hombre bicentenario, 1999), que aporta el piano fundamentalmente. Cuando está a punto de doblar el minuto dos de la banda sonora aparece el bello tema dedicado al protagonista.

Al llegar a China, Dre busca al encargado de mantenimiento de su piso, el señor Han, interpretado por Jackie Chan (Looking for Mr. Han en el disco). Horner nos ofrece una música divertida, pocas veces escuchada en su repertorio, antes de ofrecernos la primera de las escenas de magia musical, cuando Dre observa a centenares de jóvenes chinos practicar el Kung Fu, lo que llama poderosamente la atención (Kung Fu Heaven en el disco).

La primera escena en la que la música se torna narrativa es aquella en que el protagonista reniega amargamente del cambio de país, poniéndose de relieve su inadaptación. Horner acompaña con música de cuerda, grave, triste, apoyado en el piano. Es una melodía nueva, con ecos de The Man without a face (El hombre sin rostro, 1993). Cerca de la mitad de esta pista musical (I want to go home/ The forbidden city), escuchamos la primera aparición de un instrumento étnico oriental, el erhu, que conduce hacia un bello pasaje de música oriental que describe el carácter místico e histórico de la vieja ciudad china, antes de que Horner regrese al tema de Dre/Detroit. Nuevamente, la cuerda y el piano protagonizan un bello pasaje musical. Escuchar tema →

A este tema de Dre, y a la música ensoñadora típica de Horner, que recuerda por momentos a Dad (1989), el compositor dedica la escena del comedor (The Lunchroom en el disco), que se ve interrumpida por una música mucho más grave, que acompaña el desencuentro de Dre con algunos compañeros de colegio. Ese desencuentro deriva en una persecución por las calles de Pekín, que Horner acompaña con marcados sintetizadores (Backstreet beating en el disco) antes de que Dre se vea rodeado de sus enemigos en un callejón. Es una de las pocas escenas de pura acción del disco, salvo por el final, y da la oportunidad a que intervenga el personajes de Jackie Chan para permitir la aparición de los primeros toques épicos del score (Han´s Kung Fu), donde de nuevo los sintetizadores están muy presentes, aunque con un mayor protagonismo de la cuerda.

En la posterior escena de la curación de las heridas de Dre con técnicas medicinales chinas tendremos la oportunidad de escuchar por primera vez la cítara china, (Ancient chinese medicine, en el disco) que representa lo místico de las artes marciales, y que tendrá su eclosión en un momento posterior. Antes de que ese momento llegue, Horner describe una bella escena de amor entre los dos infantes protagonistas con algunos pasajes de piano que nos retrotraen a la época en que el compositor reblandecía cualquier corazón con su inspirada música intimista. Esta escena (Mei Ying´s Kiss) es clave, por cuanto vemos la aparición, y paso de poderes de un tema a otro. Aparece primero el que será el nuevo tema principal de The Karate Kid, una bella melodía, típica horniana, que representa algo así como el “las cosas en China comienzan a salir bien”, tras conocer Dre no solo a la chinita Mei Ying, sino a su maestro. Este tema, o mejor dicho, su estructura completa, dará lugar hacia el final de la película y del disco, a las fases más épicas y emocionantes. La transición del tema de Detroit se completa con la aparición de este hacia el final del corte, y de la escena, también en piano. Escuchar tema →

Un héroe de Detroit en Pekín

El nuevo tema tendrá una aparición estelar poco después, cuando Dre descubre el tiempo que en realidad llevaba entrenando su Kung Fu sin saberlo. Los sintetizadores son absolutamente protagonistas en este momento (Jacket on, jacket off, en el disco), para describir además un cambio de ciclo en el score de Horner, que comienza a inclinarse más por la mística y por la épica, que por el intimismo hasta ese momento dominante.

Llegamos así a una de las principales escenas de la película, con el viaje de Dre y Han a las provincias chinas, para ascender al templo de la montaña espiritual. Inicialmente la música es de corte ensoñador, de nuevo, con alguna aparición fugaz del tema principal del Kung Fu, que cada vez más, se apodera de todo el protagonismo del score. Hay abundante material de música étnica, antes de que unas breves notas similares a las escritas por Horner para la llegada de los mil barcos a Troya (Troy, 2004) introduzcan a los personajes hacia el mundo de la mística. La música es notablemente épica y emocionante, en uno de los fragmentos musicales más espectaculares del score (Journey to the Spiritual mountain). Escuchar tema →

En este corte, de casi diez minutos de duración, tendremos ocasión de escuchar una rendición completa del tercer tema de la película, el de la mística de las artes marciales. Dre se ensimisma observando el dominio que una mujer hace de una cobra sobre un acantilado, mientras la cítara china y una voz femenina apoyan no solo el ensimismamiento, sino también el misterio. El protagonista aprende unas lecciones fundamentales acerca del verdadero significado del Kung Fu, que no le sobrarán recordar en el torneo final de la película.

Jaden Smith y Jackie Chan en una de las escenas del film

Tras varios interludios en los que Horner acompaña los entrenamientos del protagonista con el nuevo tema principal del Kung Fu (Hard training), la partitura se enfrenta a una de las escenas claves de la película, y a una de las poderosas razones por las que el compositor aceptó el trabajo. Se trata de la escena en que Dre descubre el pasado de Han, y le devuelve el favor de sus enseñanzas aportándole algo de sí mismo (From master to student to master, en el disco). Es una escena de once minutos de duración, que el californiano escribe de forma continuada. Primero apoya con el piano el dramatismo de la historia que Han tiene que contar, de forma conmovedora, para hacia los cinco minutos del corte, transformarse en una progresión melódica del tema del Kung Fu, que acabará en una de las secuencias música película más bien acopladas de la memoria reciente. Escuchar tema →

Naturalmente, a las alturas de la producción en las que llegó Horner, la cinta ya estaba montada, y eso posibilitó que cada nota que el compositor escribió, pudiera ser perfectamente encajada. Trabajó sobre plano, podríamos decir, algo inusual hoy en día, teniendo que atenerse a pocos, o a ningún cambio de última hora. Nos encontramos así, ante seis, nada más y nada menos que seis, minutos de película sin efectos sonoros ni diálogo. Solo imágenes y música de Horner. Pura delicia. Nadie en el cine permanece ajeno al talento del compositor para narrar como un niño está a punto de convertirse en un hombre.

Es una escena clave, efectivamente, porque se produce la transformación del protagonista, que abandona su bisoñez, para convertirse en un luchador de Kung Fu. No será difícil que un aficionado a la música de cine disfrute del momento, porque el resultado es de principio a fin estremecedor, con un final tremendamente emocionante. El tema del Kung Fu aparece en todo su esplendor para remarcar la transformación heroica de Dre. Al final, la silueta del protagonista ondea sobre los cielos de Pekín, y Horner concluye con un tema marcial espeluznante, poderoso, hasta la aparición estelar del shakauachi, que durante toda su carrera le ha acompañado, y que surge de la mirada del nuevo hombre como un grito de guerra.

El tema de Detroit tendrá su última representación en la escena previa al torneo final de Kung Fu (Dre´s gift and apology). Es una bonita ocasión para recuperar un bello tema en piano, y volver la vista atrás. Porque después llegará el momento decisivo con la parte final de la película, que tendrá música casi en su totalidad.

Lo mejor para el final

El comienzo del torneo es musicado por Horner con viento metal, apoyado por una percusión grave, y sintetizadores (Tournament time, en el disco). Se trata de una música bastante innovadora, si nos atenemos a los parámetros habituales del compositor. Acuden las cuerdas, creando un sentido de urgencia, de nuevo con un acompañamiento percusivo, antes de que unos extraños gongs adviertan la solemnidad y el peligro que se cierne sobre el protagonista. El dramatismo lo pone la trompa, antes de que volvamos a escuchar al piano expresar el miedo.

Aún queda lo mejor, en el combate final de la película (Final Contest). Comienza con percusión, redobles y cuerdas. Añaden tensión los golpes de piano, hasta la introducción de las primeras notas del tema del Kung Fu, muy útiles y moldeables. No faltan las campanas, y el sonido del viento metal, para generar sensación de peligro, además de dramatismo, a la escena en la que Dre se enfrenta a su principal enemigo, en una lucha que lejos de significar una victoria deportiva, lleva consigo la posibilidad de liberar al protagonista del miedo que su periplo chino le había acarreado. Cerca del minuto cuatro del corte en el disco, escuchamos de nuevo el tema de la mística, el de la cobra. Ha llegado el momento de hacer uso de una de las enseñanzas que aprendió por si mismo.
Escuchar tema →

La cítara china pone los acordes, y la voz femenina el ambiente, hasta que la percusión y las cuerdas añaden gravedad a la escena, justo antes del desenlace. El tema del Kung Fu surge entonces en todo su esplendor, apoyado esta vez por el viento, de forma triunfante. Horner crea un climax mágico, espectacular, con varias y variadas rendiciones del tema. Sin contener la emoción, las primeras notas del tema adquieren un protagonismo mayúsculo, llevando la épica hasta las pantallas. De nuevo escuchamos los acordes del tema marcial que certificó la conversión de Dre en todo un luchador, en la rendición semántica de la película.

La música, espectacular y emocionante en esta parte final del compacto, lo es aún más en una película que se lo permite, que le brinda todo el protagonismo. Y claro, darle esa opción a este compositor es mucho. Ya que lo mejor de Horner nunca está en los discos. Está en las películas.

Cuando desaparece el último fotograma, no hay rastro de aquella duda sobre porqué Horner aceptó este trabajo.

Karate Kid

  1. Leaving Detroit (2:54)
  2. Looking for Mr Han (1:29)
  3. Kung Fu Heaven (1:19)
  4. I Want To Go Home - The Forbidden City (4:29)
  5. The Lunchroom (2:29)
  6. Backseat Beating (3:34)
  7. Han's Kung Fu (1:39)
  8. Ancient Chinese Medicine (1:25)
  9. Beijing Valentine (1:34)
  10. Mei Ying's Kiss (3:22)
  11. Jacket On, Jacket Off (2:32)
  12. Journey to the Spiritual Mountain (8:49)
  13. Hard Training (1:20)
  14. All Word and No Play (1:40)
  15. From Master to Student to Master (10:33)
  16. Dre's Gift and Apology (3:07)
  17. Tournament Time (5:09)
  18. Final Contest (6:47)
Duración total: 64:10 minutos
Compositor: James Horner
Sello: Madison Gate Records
Formato: CD, Descarga digital
Fecha de lanzamiento 2010
Karate Kid