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The Ghost Writer

Stephen Frears, David Fincher, Terrence Malick, y ahora Roman Polanski. Al compositor francés Alexandre Desplat, que irrumpió en nuestras vidas allá por los primeros años de la primera década del nuevo milenio, le está engordando la lista de grandes directores con los que ha compartido profesión. Del talento sabíamos los aficionados, que como en pocas disciplinas hurgamos en lo más extraño para sacar brillo, pero aún más interesante es que lo aprecien los grandes directores de cine. Y es que Desplat ha pasado en menos de diez años de trabajar en su país, para codearse con los mejores, convertirse en uno de los compositores más solicitados, apuntarse cada año a las listas de los globos de oro, y de los oscars, pero sobre todo para concretar una carrera que ya arrastra algunos grandes títulos. El último de ellos, sin ninguna duda, es este The Ghost Writer. Escuchar tema →


Compositor: Alexandre Desplat.

Año: 2010.

Lo Mejor: la coherencia del conjunto, y la diferencia de cada matiz, desde el tema principal, hasta los motivos secundarios.

Lo Peor: que no gane un oscar por ella, ni siquiera lo nominen, y si lo logre con otros trabajos, que aunque buenos, son inferiores a éste.

NUESTRA NOTA

Y es que la película de Polanski da pie a una de esas bandas sonoras que es factible que con el paso de los años gane en importancia. Principalmente por la calidad del material compuesto, pero también por las aportaciones realizadas a uno de los géneros más viejos del séptimo arte, en el que el thriller y el cine negro se funden para dibujar personajes sombríos, mentiras a medias, y la sospecha de que el destino es el protagonista que nunca aparece, pero que siempre gana en estas tramas.
En lo referente a las aportaciones, el score de Desplat gana porque mezcla los clichés del género (léase cuerdas suscribiendo tensión y trompetas aportando calidez al género humano), con su propio sello de calidad, donde como casi siempre las flautas juegan un papel predominante, y la orquestación es refinada, casi irónica, haciendo fluir la música de forma que cada acorde adquiera significado.

Fantasma y marioneta – El tema principal

La quintaesencia del score de The Ghost Writer (titulada equívoca e insuficientemente El escritor en español), reside en su tema principal, omnipresente durante todo el metraje, de principio a fin, pero en momentos señalados, puntuales, y bien elegidos. De hecho, es posible que el tema adquiera efectividad por el hecho de no ser explotado en exceso, merced a la aparición de numerosos motivos secundarios, que como los personajes del film (a los que van asociados), tienen una importancia capital para el desarrollo y desenlace de la trama.
Este tema es una frase musical larga, que arranca con viento madera y metal, flautas y trompetas, acompañados por la percusión, derivando posteriormente en una fase de cuerdas. Resume lo que anteriormente se explicaba sobre el trabajo del compositor, al aportar su propio estilo (la primera parte del tema), a una expresión musical más conocida y por lo tanto fácilmente asociable al género del cine negro (la parte de cuerda). Es un gran tema, muy rítmico, pero más aún intrigante, y aunque no está asociado con el protagonista e hilo conductor de la historia, el personaje que da título a la película, interpretado por el motero escocés Ewan McGregor, si tiene mucho que ver con él. Escuchar tema →

Y es que el tema principal inquieta por que da la sensación de estar por encima de la historia. Sugiere misterio y tensión, pero también resulta un tanto bufonesco. Y ahí es donde entra en juego aquello del destino en las películas del cine negro. El tema parece ser ese destino que conoce a la perfección cada recoveco de la historia, así como su final, y consciente de él resta gravedad al asunto. ¡Total, ya sabe como acabará todo! Es el tema musical de un juego algo macabro, y hace su aparición para acompañar los intentos del protagonista por desentrañar el misterio. A su lado, el tema le señala en cada aparición para referirse al protagonista como el tonto que sigue el juego, sin saber a donde le llevará éste. Por eso es el tema del escritor fantasma, McGregor, pero también del que maneja la marioneta, que es ese que nunca aparece en el cine negro.

Personajes sombríos – Motivos secundarios

Otro de los grandes aciertos del score de Desplat (al margen de su gran, y acertadamente usado tema principal), es la configuración de una red de motivos secundarios, que no llegan a tema, ni por presencia ni por ejecución, pero que son suficientemente distinguidos para representar a diferentes personajes o entidades que aparecen en el film. El mero hecho de que sea mediante un breve apunte musical el que Desplat se refiera a ellos permite al francés no quebrar la cohesión del conjunto, que siempre parece fría, como los paisajes de la película, y distante de las personas que aparecen en primer termino ante ellos.

Inicialmente, el personaje más importante de la trama es el ex presidente británico Adam Lang que interpreta Pierce Brosnan. A él, y a su vida, que es lo que trata de resumir en unas memorias el protagonista, fantasma, aquel del que no sabemos ni el nombre, Desplat asocia un motivo temático sosegado, que en los primeros momentos suena hasta sereno, complaciente, e incluso noble, pero que más adelante aparecerá desprovisto de esa serenidad, para ser un perfecto acompañamiento más de la tensión. Su evolución puede seguirse a través de los cortes “Lang´s memoirs”, “hidden documents”, y “Bicycle ride”. Escuchar tema →

A medida que avanza el metraje, adquiere importancia el factor femenino de la trama, en el personaje interpretado (brillantemente) por Olivia Williams, Ruth. Desplat, que honestamente pone todas las cartas sobre la mesa, ya nos avisa de la relevancia del personaje para la historia. Su motivo es, de lejos, el más sombrío de todos, donde la cuerda juega un papel fundamental, precedido por el misterio que otorga el empleo de un glockenspiel (similar al xilófono). Puede ser escuchado en los cortes “Suspicion”, y como no, “The truth about Ruth”. Escuchar tema →

Al margen de estos dos, existen motivos asociados a otros elementos de la película, como son la editorial Rhinehart de la que parte la trama, e incluso la CIA. De ambos hay un rastro musical en pistas como “Rhinehart publishing” o “Prints”, en el caso del primero, y “The Old Man” y “Lang and the CIA” en el segundo. Este segundo tema, el de la CIA, parece querer derivar en el tema principal, lo que tienen mucho que ver con la relevancia de su presencia para el desenlace de la trama, y por lo tanto del juego que plantea el tema principal. Es otro de esos recursos semánticos, técnicos, típicos del avezado profesional que se dedica a hacer música para el cine, que aplica Desplat creyendo eso de que la música trabaja en el subconsciente del espectador. Escuchar tema →

De un lado para otro hasta el final – Transiciones y desenlace musical

Así está el fantasma, el negro interpretado por Owi Wan. Viaja en avión, en coche, en ferry, en bicicleta, por aire, mar y entre los bosques (que no falte). En muchos de esos viajes le acompaña el tema principal, lo que como no, nos hace pensar en que aunque el tema no sea su leit motif, si es su razón de ser musical. Pero además, en estas secuencias Desplat ofrece numerosos destellos de calidad sonora. A veces trata de sonar intrigante, como en “Travel to the island”, otras trepidante, como en “Chase on the ferry”, que es la principal escena de acción de la película, o apresurado, como en “In the woods”. En todas ellas, el personaje está viajando. Escuchar tema →

Por último, y a sabiendas de que con un gran final el producto gana muchos enteros, Desplat nos ofrece su resolución del score y de la película en el corte “The truth about Ruth”, donde tras un inicio con presencia del tema asociado a Ruth, durante el primer minuto, nos adentramos en una fase de indecisión, en la que la música suena pausada, tensa, para desembocar en el momento mágico del score, cuando el ritmo del tema principal, y posteriormente este, hacen su aparición estelar, para presentar ese destino que andaba merodeando todo el rato. Surgen las cuerdas, para concluir la historia, de forma reveladora, casi mágica, ominosa. Surge la verdad, primero hermosa, y después abrupta, e implacable. Y se cierra la película. Y el score. Escuchar tema →

¿Porqué cinco estrellas?

Nos encontramos, con The Ghost Writer, ante una ocasión única para Alexandre Desplat de adentrarse en un género del que ya no se producen muchas cintas en la actualidad, dirigido además por uno de sus maestros, Polanski, director de la imperecedera Chinatown, y que por tanto permite al francés comprobar por si mismo porque es uno de los géneros favoritos de un compositor de música de cine. Pero tan altas son las expectativas, y suculentas las posibilidades a desarrollar, que es así de fácil fracasar. No lo hizo Goldsmith en Chinatown, donde consiguió una de sus mejores obras, que incluso sobresale de entre la decena de trabajos memorables de su colección, y no lo ha hecho Desplat, del que puede que se diga dentro de veinte años que con El escritor marcó un hito en su carrera.

Es una banda sonora atractiva, en un album de acertada duración, poco más de 40 minutos. Tiene un buen tema principal, muy pegadizo y original, además, y una construcción tan compleja como rica en matices, que hará las delicias de los aficionados más exigentes. El hecho de que acompañe además a una buena película, popular entre otras cosas por lo que rodeó a su director durante su elaboración (Polanski realizó la post producción desde su arresto en Suiza), harán en el futuro que sea todavía más recordada. Desplat tendrá entonces una historia que contar. Al igual que Jerry Goldsmith pudo relatar como en diez días escribió una de sus obras maestras, el francés dirá lo mismo de una de la suyas, creada junto a un director casi a la fuga.