The Debt
Con mucho, y de lejos, de lo mejor que he visto este año en el cine junto con The Tree of Life, del inclasificable Terrence Malick y el drama 127 Hours del propulsivo Danny Boyle (amado y odiado a partes iguales por muchísima gente).

Compositor: Thomas Newman
Año: 2010.
Cómprala: Si eres fan de Thomas Newman, o has disfrutado como yo de la película. Es un excelente score que trabaja magistralmente con las imágenes.
No la compres: Si no eres muy amante del sonido Thomas Newman.
NUESTRA NOTA
The Debt (La Deuda, 2010) es un remake de una cinta israelí de igual nombre, del año 2007, y cuenta con una excelente dirección, un gran pulso narrativo (especialmente la parte de la historia que transcurre en Berlín Este) y una no menos excelente banda sonora de Thomas Newman, que sin alcanzar la excelencia de trabajos anteriores (The Shawshank Redemption, The Green Mile, Wall-E, incluso Jarhead), si que constituye un certero ejemplo de personalidad musical (con el indiscutible sello del compositor, fiel a si mismo) y de oficio al servicio de las imágenes, algo difícil de ver en el cine de hoy día, donde no son pocos los compositores que se pliegan al soniquete moderno, enterrando su estilo en pro del efectismo.
Y se ve que el gran Thomas Newman, gracias a Dios, no es de esos (guste más o menos su estilo al gran público, lo cual es harina de otro costal).
The Debt, la película
1997. La historia de tres personajes, ex-agentes del Mossad, se cruzan fugazmente: Rachel (gran Helen Mirren), Stephan (el siempre efectivo Tom Wilkinson) y David (un gran Ciarán Hinds), lo que hace que salga a la luz una operación que llevaron a cabo en Berlín del Este en 1966, cuando capturaron al cirujano de Birkenau (un desesperante y odioso Jesper Christensen), un nazi buscado por el Mossad para ser juzgado y ejecutado por sus crímenes de guerra.
Pero lo que sucedió en aquella operación dista mucho de ser lo que realmente declararon los tres agentes, sepultando el terrible secreto tras décadas de silencio, aunque como todo en la vida, la verdad acabará saliendo a la luz, y Rachel contraerá una «deuda» tras el suicidio de David al comienzo de la película, debiendo resolver el problema antes de que todo salga a la luz.
Dirigida por John Madden (Shakespeare in Love, Proof, Captain Corelli’s Mandolin), quien demuestra solvencia, oficio y un buen pulso narrativo (que quizás decaiga un poco en la parte final), la película está magistralmente ejecutada y ambientada, en especial todo el tramo de Berlín del este, donde el espíritu de las películas de espionaje de los años 60 y 70 sale a luz, destacando los 15 minutos del secuestro del nazi y la escena de la estación fantasma, con una puesta en escena magnífica, dura y realista, completamente sobrio y sin concesiones a la galería (disparos los justos y espectacularidad cero).
Son, con mucho, 15 de los mejores minutos de tensión que he visto en el cine en muchísimos años, donde tanto la dirección como la ambientación y la banda sonora colaboran de una forma magistral, configurando una de las mejores secuencias cinematográficas en mucho tiempo, en mi opinión.
Curiosamente, están mucho mejor los actores mayores que los jóvenes, quienes están francamente bien, pero no llegan a la altura de sus mayores, aunque sí destaca, especialmente, Sam Worthington como el joven David, cuyo impertérrito rostro transmite que algo no marcha bien dentro de su interior.
Y dentro de la misión, y no menos importante, destaca el triángulo amoroso hilvanado entre David-Rachel-Stephan, donde Rachel está enamorada de David, quien no le corresponde por estar inmerso en la misión y en sus demonios interiores (pese a estar profundamente enamorado de ella), terminando, casi un poco por despechho, en los brazos de Stephan, quien aprovecha la debilidad de Rachel para acostarse con ella.
Fruto de esa relación surgirá una hija entre ambos, pero el futuro matrimonio no terminará de funcionar, lo que convertirá en infeliz a todo el trío, especialmente a Rachel, quien no podrá quitarse de la mente a David, a quien realmente la amaba.
En definitiva, un excelente thriller de espionaje, para algunos algo pesado, para otros como yo un oasis en pleno desierto, y que pone de manifiesto lo que muchas veces decimos una y otra vez: no hacen falta explosiones por doquier y muertes a discrección para disfrutar de buenas películas de acción, sino buenas historias, y como ejemplo, las novelas-películas de John Lee Carre, como The Russia House o The Constant Gardener.
Como anécdota, The Debt fue rodada en el 2010 y planificada para ser estrenada por Miramax en Septiembre del 2010 en el Festival de Toronto, entrando así en la posible carrera de los Oscar del 2011, pero finalmente fue postergado su estreno a septiembre del 2011, un año después, apuntando hacia los Oscar del 2012 (quizás Helen Mirren, la dirección o el potencial dramático de la película, quien sabe… incluso quizás Thomas Newman).
¿Que te vas a encontrar?
El sonido Newman, es decir, la impronta del maestro al servicio de la película, fundamentado especialmente en dos tipos de sonoridades: una de corte étnico en clara alusión al Mossad (con un ligero déja vú a lo que hiciera para su magistral Jarhead) y otro de acción rítmico para las escenas del secuestro de Berlín Este (o el clímax final), donde las bases electrónicas, guitarra eléctrica, cuerda y percusión nos devuelven al Newman más rabioso y dinámico de los últimos años.
Y entre todo ello, la atmósfera con la que este gran compositor sabe impregnar el entramado de sentimientos y emociones humanos (un poeta a la batuta), sabiendo como extraer cada gramo de drama de todas las escenas, o manteniendo esa tensión insostenible para los momentos más oscuros y siniestros de la película, como las escenas de los tres agentes confinados en la casa con su prisionero, que no para de maquinar en ningún momento, planteando todo tipo de guerra psicológica.
Es música que, si conectas con ella, te envuelve y te penetra hasta lo más profundo de tu ser, y eso, o te sucede, o no. Y a mi, Thomas Newman, es uno de los pocos compositores que lo consiguen.
Eso si, para los que no amen el sonido de Thomas Newman, que se abstengan, pues es un disco del compositor 100%, con su sello inconfudible, algo que yo personalmente valoro. Aunque yo le daría una oportunidad, especialmente tras ver la película.
Dando en la tecla, cortesía de Thomas Newman (El sonido Newman)
Es cuestión de gustos, supongo, el alegrarse cuando un compositor como Thomas Newman es asignado a un proyecto, o eso quiero pensar (algo que por ejemplo, me sucede al contrario cuando veo películas con música de Ramin Djawadi o Steve Jablonsky). Para mi siempre es una bendición ver asociado su nombre a cualquier tipo de producción, lo que me garantiza que al menos disfrutaré de ese estilo tan propio del compositor, y que ha sentado escuela entre muchísimos compositores.
Quizás sea su facilidad para dar con la tecla lo que haga que me apasione su música (tanto fuera como dentro de las imágenes): sabe meterse en las entrañas de los personajes, convirtiendo en agua cristalina sus neuras e inquietudes (como en American Beauty), subrayando el drama carcelario de Andy Dufresne (The Shawshank Redemption) o narrando la odisea de Wall-E por recuperar a su amada (con una tema de amor realmente enternecedor).
Amo ese estilo aparentemente fragmentado, como a retazos, que va cogiendo cuerpo durante la partitura, explosionando (en muchas ocasiones) en magníficas piezas melódicas que muestran el talento innato de este genio, que ha sido varias veces nominado y que aún no ha podido recoger su estatuilla (tiempo al tiempo).
Es la tecla emocional, tan bella como desgarradora (según sea necesario), ese complicado (y a la par sencillo) tapiz de emociones musicales el que ha sabido conjugar perfectamente Thomas Newman para configurarlo en una de las voces del nuevo panorama musical, un auténtico poeta de la banda sonora.
Y cuando uno desea explorar las emociones humanas, y darles una mayor dimensión, haciendo transparente el alma de los personajes principales, Thomas Newman quizás sea, con mucho, uno de los mejores compositores capacitados para ello.
Análisis del Score – Intro
El score trabaja básicamente sobre tres líneas temáticas, una relacionada con la acción (donde se nos presenta dos excelentes y rítmicos motivos de acción muy en la línea del compositor), otra relacionada con la dolorosa e infructuosa relación de David y Rachel, y finalmente, otra relacionada con la tensión musical, que se relaciona con todo lo que tiene que ver con el cirujano de Birkenau, (tanto con su personaje como con la «deuda» contraida a raíz del episodio de Berlín Este).
Para ello, el compositor se vale de las bases electrónicas, elementos percusivos muy ala Thomas Newman y punteos de guitarra eléctrica, emulando ambos ciertas sonoridades arábigas (en clara alusión al Mossad), además de la maravillosa sección de cuerda, que tan pronto se encuentra lanzando endemoniados spiccatos para los cortes de acción como esbozando una bella y melancólica melodía.
Tampoco renuncia, como buen melodista, a ofrecernos un bello y delicado tema, sustentado en el piano y los violines, que transmiten la desazón de una relación de amor imposible entre Rachel y David.
Y finalmente, Newman utiliza música muy negativa y atonal para los momentos en los que describe al cirujano, especialmente patentes en el confinamiento de la casa en Berlín y su huida (algo habitual en su discografía, como en The Green Mile, para el momento de la ejecución de uno de los reos, o todo lo relacionado con el verdadero asesino de las niñas, o en Road to Perdition, con la ejecución del personaje interpretado, precisamente, por Ciarán Hinds).
Análisis del Score – Acción en Berlín
El elemento principal de la película, la misión en Berlín del Este para capturar al médico nazi, da lugar a dos excelentes cortes de acción muy del estilo del compositor:
Motivo de Acción 1: El secuestro del Cirujano.
Este tema aparece concretamente en dos momentos puntuales del score, prácticamente seguidos, que son Ghost Station (observando los tiempos de las paradas de los trenes en la estación fantasma para preparar la huida una vez capturado el cirujano) y One More Parcel (la escena del secuestro en la consulta del médico), los cortes 2 y 13 respectivamente, ambos completamente descolocados en cuanto al orden cronológico respecto a la película.
Thomas construye un corte de acción rítmico y dinámico, donde una percusión étnica (una especie de cajón flamenco), bajo, guitarra eléctrica, teclados y cuerda elaboran un ritmo que acompaña y subraya magistralmente cada uno de los detalles de la preparación de la ruta de salida por la estación fantasma, destacando, especialmente, la captura del médico, donde el compositor compone el mejor tema de acción del disco, adaptándose a cada uno de los fotogramas de la escena como un guante (y que termina con el cirujano inconsciente y secuestrado a bordo de una falsa ambulancia con los agentes del Mossad, en una de las mejores escenas de la película).
Thomas ofrece en este segundo corte algunas fases musicales brillantes, especialmente en la parte final, donde la sección de cuerda envuelve magistralmente todo el conjunto, otorgándo un dinamismo musical que transmite el éxito inicial de la primera parte de la misión, y que es el sello inconfundible del maestro, con unos magistrales stacattos de cuerda, rítmicos y vigorosos, que llevan el peso de la melodía, potenciando la acción en todo momento, mientras el resto del acompañamiento permanece como un magistral ostinato de percusión, adaptándose a cada giro de la escena del secuestro.
Motivo de Acción 2: Problemas a la vista
Este tema acompaña los momentos de mayor tensión, cuando la misión se cruza con problemas durante su ejecución. Son los temas An Unscheduled Stop y Unfinished Business, los cortes 9 y 16 respectivamente.
El primero de ellos se corresponde con el fracaso en la huida de la estación fantasma (momento en el que tienen que huir en furgoneta de la estación y confinarse en una casa de Berlín Este), mientras que el segundo se corresponde con la parte final de la película, donde Rachel intentará colarse en un hospital de Rusia para poner fin a la «deuda» pendiente que tiene con su pasado y con David.
Es un motivo más enérgico y poderoso, donde las bases electrónicas llevan siempre el peso del motivo, con la sección de cuerda completamente sintetizada (en modo arábigo), y cuya sonoridad transmite tensión y premura, un ritmo de urgencia que transmite una sensación de que se agota el tiempo, de que algo no marcha bien.
Análisis del Score – La Deuda (Una Obsesión)
Además, Thomas extrae un fabuloso recurso musical de tensión que está presente a lo largo de toda la partitura, y que ya queda patente en el primer corte de la partitura, Airplane Open, cuando los tres jóvenes agentes del Mossad aterrizan en suelo israelí, en pleno desierto, y son recibidos como héroes por sus superiores por la misión de Berlín del Este.
Es un recurso musical obsesivo, una especie de soniquete misterioso que parece querer estar transmitiéndonos, constantemente, que algo no va bien, como en esa escena que abre la película, donde los tres protagonistas, pese al aparente éxito de la misión, no están cómodos, ocultando algún pesar, algo que les reconcome por dentro y que les hace tener un severo complejo de culpabilidad.
Thomas Newman, como buen poeta musical, extrae su batuta y da vida a esos sentimientos de culpabilidad, a esa obsesión que arrastran los protagonistas, especialmente David, utilizando un sonido de sintetizador (emitiendo un motivo melódico predominante de forma repetitiva y obsesiva, y que evoca perfectamente el estilo israelita), donde la sección de cuerda ayuda a reforzar ese recurso musical, especialmente con dos notas alargadas, muy de del compositor, y que funcionan como una especie de conciencia musical estilo Pepito Grillo.
En todos los cortes donde hay problemas (o donde los personajes arrastran sus miserias del pasado) aparece ese soniquete misterioso y obsesivo, como en el citado Airplane Open, We’d Be Free (para el flashback previo al clímax final, una buena escena entre Mirren y Hinds) o Safe House (con los 3 agentes del Mossad ocultos y conviviendo con el cirujano en una casa de Berlín tras fracasar el plan de huida), donde al obsesivo soniquete se une la sección de cuerda, para los momentos en los que Rachel está tumbada en la cama, completamente desesperada y superada por la situación (que desembocará en el rítmico, breve y etéro Air).
También nos los encontramos en el rítmico Newspaper Raid, una tensa escena del tramo final, donde Rachel viaja a Kiev, colándose en un periódico para conseguir información sobre el hospital donde podría estar el cirujano, y donde Thomas nos ofrece vibrantes pasajes con los punteos de guitarra y el motivo predominante obsesivo, con los sintetizadores sonando de forma pulsante.
Destaca, especialmente, los brillantes y rítmicos end titles, el corte The Debt (End Title), donde Thomas Newman ofrece un magnífico reprise de ese recurso musical con una potente percusión electrónica, de corte arábigo, en clara alusión al motivo de acción 2, pero sin llegar a desembocar en el tema de una forma concreta.
Newman va desarrollando los end credits, y progresivamente la percusión va disminuyendo en intensidad, para pasarse, poco a poco, a un tono más etéreo y misterioso, y finalmente, a una especie de bello y melancólico coda final muy del compositor, suave y delicado, apoyado en las cuerdas.
Análisis del Score – El Cirujano
No hay un motivo concreto asociado al cirujano, pero su presencia y sus maquinaciones son asociadas con material musical atonal y realmente negativo, reforzando el caracter vil y peligroso del personaje.
The Surgeon of Birkenau es el perfecto ejemplo, un corte de desarrollo que explosiona en una fase final realmente agresiva y violenta, correspondiéndose con la pelea con Rachel en el piso donde se haya recluido. La música es atonal y desquiciante, completamente desesperante y agresiva, con una parte final más rítmica para la huida del cirujano escaleras abajo.
Otro excelente ejemplo es Shaving Roaches (algo así como afeitado de cucarachas), momento en el Rachel afeita al cirujano durante su cautiverio, quien hace un cruel discurso sobre la condición y debilidad del pueblo judío y lo fácil que fue exterminarlos (con una frase cruel y mezquina, los judíos jamás supisteis matar, solo sabeis morir), algo que finalmente saca de quicio a Rachel, quien da por terminado el afeitado, y se retira a la cocina, donde comienza a soner este inqueitante y oscuro corte, con metáfora visual incluida, donde unas cucarachas se asoman por el fregadero de la cocina, en clara alusión al pensamiento de Rachel sobre el cirujano.
El conflicto final, Visiting Hours (donde introduce una especie de magistral sonido de cimbalón electrónico para generar tensión en la visita al hospital) y el violento The Full Injection (el clímax final), contienen momentos muy tensos y oscuros, relacionados con la figura del cirujano, donde Thomas es menos agresivo, pero siempre remarcando ese tono negativo del personaje, con alguna fase rítmica atenuada, siempre al servicio más de la tensión y el drama que de la acción.
Análisis del Score – Tema de Amor
Newman nos ofrece un bello tema de amor con el piano y los violines (con ese estilo tan peculiar y tan propio), de forma delicada y dramática, reflejando la pasión y el enamoramiento que sufren Rachel y David, un amor imposible por el contexto en el que transcurre la historia y el fuerte trauma sufre David a consecuencia del pasado (el Holocausto Judío), donde Stephan pone tierra por medio, aportando su granito de arena al entrar en la ecuación.
El tono del motivo es realmente melancólico, remarcando perfectamente el desgarro emocional de Rachel y de David, cuyo amor se vuelve francamente imposible, aunque este ahi, flotando en el ambiente.
El motivo aparece varias veces en la película, como en el flashback de la fiesta del pasado, cuando David trata de convencer a Rachel que deje a su marido y se fugue con ella, o la primera vez que Rachel llega a Berlin, donde le espera David, al otro lado de los controles (el corte Berlin Checkpoint).
Aunque donde verdaderamente destaca es en Elsa Roget (el nombre-tapadera que Rachel tenía en Berlín del Este como agente del Mossad), el corte 15 que en realidad es uno de los primeros que aparece en la película (tras los poderosos Main Titles), y donde la Rachel más adulta (Helen Mirren) llega al apartamento de David, junto con Stephan (un lisiado Tom Wilkinson).
El tema comienza con un prólogo ambiental y etéreo, realmente demoledor en pantalla, donde desaparece el sonido y solo queda la música en pantalla, mientras Stephan le comunica Rachel, mirándola fijamente, que algo le ha pasado a David. Entre esa bruma desoladora emerge el motivo de amor, primeramente interpretado con las delicadas notas del piano y el cello, mientras Rachel recorre el piso del que fuera su ser más querido, rompiendo en lágrimas sobre la cama del mismo, donde Thomas se manifiesta (como siempre) como un hábil comunicador del drama humano.
Para la escena de Rachel llorando, Newman introduce hábilmente los violines, desdoblando la sección de cuerda en dos líneas melódicas que entonan el mismo motivo pero de diferente forma, complementándose perfectamente, muy al estilo de otras obras suyas (y un recurso musical que es también muy habitual en las composiciones de Christopher Young).
Análisis del Score – Main Titles
Mención aparte merece el magnífico How to Die (Main Title), la magistral secuencia del inicio, tras la presentación de los personajes, con el actor Cirián Hinds bajando escoltado de su piso dirección a la calle, donde dos coches le esperan.
Newman crea un dinámico y brillante corte para toda la secuencia, magistralmente rodada (con mucho pulso y nervio), a lo que colabora la música del maestro, con una tremenda y rítmica percusión (made in Thomas), acompañada de teclados, punteos de guitarra eléctrica (dotándole de un toque étnico, con regusto arábigo), el bajo y los violines, construyendo un motivo musical que tiñe de colorido a toda la escena, y que, para mi gusto, se convierte en una de las mejores piezas del autor de los últimos años.
Conclusión
Para los amantes de Thomas Newman, es una medalla más para la colección (o sea, en mi caso, es un FIJO). Hasta ahi, sería poco objetivo si lo recomendase abiertamente a todo el mundo sin poner objecciones.
Por otro lado, los que gusten del compositor pero tirando más bien del mundo de la animación (Wall-E, Finding Nemo) o sus trabajos dramáticos más destacados y melódicos (Oscar and Lucinda, The Shawshank Redemption, Road to Perdition, Meet Joe Black), quizás puedan encontrar algún tipo de traba o problema para disfrutar de éste trabajo, por considerarlo menos melódico y con ideas menos originales.
Sinceramente, creo que Thomas Newman era el compositor ideal para esta película, cubriendo de un delicado (y a la par tenso) tapiz musical a la película, recubriéndole de una fantástica piel emocional, y pintando magistralmente el doble drama que viven nuestros protagonistas: el drama del holocausto, reflejado en la captura del cirujano, y especialmente el drama romántico de un amor no correspondido, con un triángulo amoroso realmente desgarrador, donde cada uno de ellos ha tomado la decisión incorrecta.
Solo hay que ver la película y poner el CD acto seguido para comprobar la calidad que tiene este compositor. Crecerá con cada escucha, créeme.
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Listado de Temas
- The wrong Man (00:41)
- Ghost Station (01:58)
- Airplane open (02:56)
- How to die (Main Title) (02:07)
- Berlin Checkpoint (01:11)
- Silver Locket (01:18)
- The Surgeon of Birkenau (03:49)
- Shaving Roaches (01:53)
- An unscheduled Stop (02:29)
- Safe House (03:02)
- Air (00:48)
- We’d be free (03:02)
- One more Parcel (03:23)
- Newspaper Raid (03:45)
- Elsa Roget (02:24)
- Unfinished Business (02:14)
- Visiting Hours (01:08)
- The full Injection (02:16)
- The Debt (End Title) (08:05)
Total Duración: 48:29