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Suites para Fantasía y Terror

Suites para Fantasía y Terror, el título del nuevo recopilatorio de Germán Barón, casi parece sacado del legado, musical en este caso, de Edgar Allan Poe. Un disco que, a lo largo de sus 60 minutos, nos presenta 6 cortometrajes que hacen gala del gusto del barcelonés por el género fantástico. Germán, un habitual de los festivales de música de cine, donde tuve el placer de conocerlo, amén de coincidir alguna que otra vez en esta página, es un aficionado de fino paladar, enganchado a los clásicos, a los compositores italianos y a… John Carpenter. Algo que, de una manera tan ecléctica como personal, se trasluce en toda su obra.

Profesional del mundo audiovisual (licenciado en Publicidad y técnico especialista en Audiovisuales), sólo era cuestión de tiempo que su amor por la música de cine y unas incipientes clases de órgano electrónico le llevaran a “trastear” con los sintetizadores, para convertirse en un “creador de atmósferas” autodidacta. Incluso podría decirse que de “atmósferas opresivas”, como bien viene demostrando desde hace años.

Este recopilatorio incluye música de sus últimos cortometrajes, realizados al amparo de la escuela de cine NOU[PRO]DIGI, donde desarrolla su actividad docente como responsable de las clases de cámara y edición. Desde un punto de vista formal, todos ellos comparten un estilo visual muy característico: filmados en blanco y negro, con cromas y maquetas. La edición de sonido en su conjunto está muy cuidada, con especial atención a la música. Una composición rítmica, opresiva, basada más en la atmósfera y las sensaciones, en la narración, que en los personajes en sí mismos. Aunque esto no es de extrañar, ya que Germán es a la vez director y compositor de muchos de los trabajos, por lo que complementa la narración entre uno y otro aspecto; y muchas de las discusiones creativas tienen lugar en el interior de su cabeza. A veces, como las dudas y las preguntas sin respuesta que atormentan a los personajes de cada uno de los cortometrajes.

Póster El ÚltimoEl primero de ellos, El último (2012), nos habla de un detective privado obligado a trabajar en una ciudad casi tan corrompida como el Gotham de Batman o el Sin City de Frank Miller. Una historia de cine negro en la que nos guía una voz en off y con muy poco diálogo, por lo que tanto la narración visual como la musical son fundamentales para sentirla. La suite del disco se compone de 4 bloques bien diferenciados, casi como los 4 “actos” que forman parte del cortometraje. El tema principal es muy rítmico, como improvisado en un club, y se ve rápidamente interrumpido por un solo de saxo cuando aparece la inevitable clienta con problemas maritales. Música de misterio para el viaje a la correspondiente mansión y la conclusión con profusión de coros sintetizados, cuerdas y percusiones. Por buscar una referencia, a mí me trae a la memoria la música de la serie Desafío Total 2070 (1999).

Barraca de feria (2013) posee un tema ominoso, con un motivo descendente recurrente, sobre una base que, en principio, debería ser festiva. Tic, tac. Tic, tac. La hipnosis y sus consecuencias. Un poco como el hombre de los milagros del Revival de Stephen King. Parte de la historia incluye un gran flashback sin diálogos en un freak show, por lo que volvemos a asistir a un largo pasaje en el que la música sirve para mostrarnos el inmenso desasosiego que sufre la protagonista. Y, cuanto más se desmorona su mundo, más escuchamos las percusiones.

Las mayores resonancias de Poe las encontramos en Una promesa debe cumplirse (2015); relato en el que un hombre desesperado se ve arrastrado al encuentro de una mujer a la que despechó en un pasado en el que no se encontraba tan desesperado. La historia comienza con un órgano, el viento soplando y unos ostinati de cuerdas sintetizadas. Tonos orientales para la historia de amor y más cuerdas para el viaje en tren, que representa el destino inexorable. Rítmicos coros y campanas cierran el bloque, con la llegada a la mansión donde espera la amada. Podría buscarse un cierto parecido al Cadfael (1994) de Colin Towns, pero en oscuro. Os puedo asegurar que no es un amigable frailecillo quien aguarda a nuestro protagonista…

Volvemos a la feria con Tu voz es mía (2016): una vuelta de tuerca a la historia del muñeco del ventrílocuo. Haciendo uso de nuevo del motivo descendente, en el órgano esta vez, disfrutaremos de una fanfarria circense. Y de un espectáculo de lanzador de cuchillos, con el sintetizador haciendo de organillo de feriante; el más imposible todavía, crescendo y redoble de tambores. Para terminar cual laboratorio de El doctor Frankenstein (1931) y de nuevo en el circo, con la fanfarria, percusiones y platillos.

La noche de la quema (2017) parte de un homenaje a El hombre de mimbre (1973) de Robin Hardy, que también muestra su influencia en la música. Alguien ve lo que no debe y cae de lleno en un culto ritual. La noche, campanas, un órgano, voces ululantes y coros fantasmales (reales esta vez, no sintetizados) para el ritual.

Carpenter total, Un sogno di morte (2017), con sonidos pulsantes y melodías repetitivas, para un cortometraje que no he tenido la oportunidad de ver. Todavía. Y es que siempre hay que reservarse un as en la manga para volver a escuchar un disco. Algo similar a lo que me pasa con las Crónicas marcianas de Ray Bradbury, cuyo último relato nunca he leído; y, de esta manera, puedo pensar que aún me queda una historia por descubrir.

En el caso de Germán, también tiene muchas otras historias por descubrir. Por ejemplo, la de su siguiente trabajo, el largometraje Ta La Land City Of Fear, de Tomás Luchoro, otro habitual de los festivales de música de cine. La cosa promete ser destroyer total, así que os mantendremos informados.

Suites para Fantasía y Terror

01. El último (6:53)
02. Barraca de feria (15:29)
03. Una promesa debe cumplirse (9:05)
04. Tu voz es mía (14:24)
05. La noche de la quema (10:13)
06. Un sogno di morte (4:42)

Duración total: 60 minutos
Compositor: Germán Barón
Sello: Promocional
Formato: CD
Fecha de publicación: 2017