Peter Hyams y John Debney son dos artesanos del arte cinematográfico, del que Hyams últimamente anda más bien cojo, y donde Debney acumula cada vez más éxito y reconocimiento por parte del público aficionado, demostrando ser un completo todoterreno, despachando cualquier tipo de género o película sin ningún tipo de complejo o miedo, dando lo mejor de sí en todo momento, e incluso acumulando una más que merecida nominación a los Oscar por su The Passion of the Christ (La pasión de Cristo, 2004).
Ambos iniciarían, en 1995, una breve pero interesante carrera en paralelo, comenzando con la película de acción Sudden Death, a la que le siguió The Relic (1997), una de terror con bichos donde Debney componía un brillante score, y el fallido End of Days(1999), donde Debney recurre a las masas corales y potentes cortes de acción para un subproducto de acción de Arnold Schwarzenegger sobre el advenimiento del demonio.
Sudden Death fue, para mí, el pequeño gran tropiezo en la filmografía Hyams (si exceptuamos Timecop y The Relic, productos normalillos para pasar el rato). Le seguirían bodrios de estado sumo como The Musketeer (2001), End of Days (1999) o A Sound of Thunder (2005), recuperando el aliento en Beyond a Reasonable Doubt (2009), donde Hyams repetiría con el genial compositor David Shire, con quien ya había colaborado en esa obra maestra que es 2010 (1984).
Van Damme da vida a Darren, ex bombero que ha visto como una niña se le ha muerto en los brazos en pleno rescate. Tiempo después, vemos a Darren trabajando en un estadio de hockey como una especie de conserje de vigilancia, donde lleva a sus dos niños pequeños a ver un partido en plena visita del Vicepresidente.
La diosa fortuna querrá que unos terroristas, liderados por Joshua Fross(el siempre eficaz Powers Boothe, el mismo de Extreme Prejudice, U Turn, Sin City o Nixon), secuestren el palco exigiendo unos milloncejos de por medio, como no.
Y por supuesto, cometerán el tremendo error de secuestrar a la hija de >Darren, quien repartirá amor y amistad a través de patadas, puñetazos y disparos varios, con un final digno del mejor Emmerich o Bay, mediante un helicóptero precipitándose completamente en vertical contra el interior del palacio deportivo donde tiene lugar el secuestro.
Aunque la acción está más o menos bien resuelta, la película es floja y típica (resultando una hermanastra fea de Die Hard), con un guión flojísimo y lleno de estereotipos y tonterías varias, que convierte a Sudden Death en un producto de consumo para pasar el rato y gracias, destacando el oficio del director (que también es el director de fotografía, como siempre) y Powers Boothe, con una frase de diálogo mítica (por decir algo):
Vicepresidente Secuestrado – ¿Qué clase de loco es usted?
Joshua (Powers Boothe) – De la mejor clase.
Los amantes del actor Van Damme, hombre de ostia rápida y gatillo fácil, disfrutarán de cada uno de los fotogramas de Sudden Death… el resto, pues tú mismo, ni mata ni resucita.
1995 – El Año de John Debney
Cada vez que escucho este compact, una media hora escasa, no paro de recordar que hubo una época en la que cada score de acción era una joya, con gente como Jerry Goldsmith, James Horner, James Newton Howard, Silvestri, Broughton, McNeely o Poledouris ofreciendo creatividad, intensidad y emoción a raudales.
Podían ser más o menos inspirados, más o menos originales (como el caso que nos ocupa), pero eran efectivos, llenos de adrenalina, encajando perfectamente con las imágenes, buscando potenciar la acción de la película.
Sudden Death es una amalgama del género de acción musical. Tiene toques del propio Debney, con recursos del mejor Goldsmith, de James Newton Howard, de Michael Kamen, Alan Silvestri o del mismo Horner, y la mezcla funciona, proporcionando mucho entretenimiento, resistiendo perfectamente escuchas sucesivas (algo que hoy día me pasa con pocos trabajos).
Y es que Debney es un hombre experto en estos menesteres; tan pronto se saca una partitura épica con acompañamiento de guitarra para The Scorpion King (2002), como te ofrece un score de acción fusionados con terroríficas masas corales y percusión electrónica para End of Days (1999), sin olvidarnos de las actuales Iron Man 2 (2010) o Predators (2010), donde Debney homenajea a Alan Silvestri, recapitulando el tema central de Predator (1987), que en palabras del propio John Debney es una de sus tres partituras preferidas.
Quizás muchas no sean partituras memorables o magistrales (ni lo buscan ser), pero Debney siempre es una apuesta segura para la acción, cumpliendo por encima de la media, y garantizando un enorme disfrute en escuchas aisladas.
Y todo ello en un año en el que la carrera del director Renny Harlin, tocaba fondo con una piratas para Geena Davis, titulada Cutthroat Island, traducida como “La Isla de las Cabezas Cortadas”, y donde Debney se consagró con un trabajo espectacular y épico, con uno de esos motivos centrales que tanto gustan a los aficionados y de los que perduran en su mente. Casi ná.
¿Qué vas a encontrar?
Un score a la vieja usanza, con todo el poder orquestal sustentando sobre los vientos y las cuerdas, aderezado por un piano estilo Jerry Goldsmith (el famoso low-piano), y mucha percusión, tanto electrónica y sintetizada, como orquestal, a través de unos magistrales timbales.
Encontraremos pasajes rítmicos y percusivos muy al estilo de James Newton Howard, con algunos toques Horner o Silvestri, y algún repunte de agresividad muy al estilo del genial Michael Kamen.
Es media hora llena de adrenalina, muy disfrutable y fácilmente repetible, que transmite acción en todas sus notas, y aunque no llegue al nivel de genialidad, no deja de ser un score que se escucha solo, se sustenta en un buen tema central, y que es el leitmotiv asociado con el personaje principal, Darren.
En éste enlace tienes la posibilidad de escuchar dos cortes de Sudden Death de John Debney, que posteriormente serán comentados más abajo: “Choppers – Scaling the Dome” y “Rooftop Battle”
Darren’s Motive
Debney nos ofrece un excelente motivo central para Sudden Death, que se encuentra recogido en el “Main Title – Kitchen Fight”, el corte uno del compacto, que es con el que abre la película, y donde desarrolla el tema central de Muerte Súbita.
Debney nos ofrece el leitmotiv principal sustentándose sobre las cuerdas, con un cariz dramático que va ganando en intensidad conforme avanza el corte, acompañando con los vientos, reforzando el poder musical del tema central, hasta que una potente y rítmica sección de percusión electrónica hace acto de presencia, con la compañía del piano (muy al estilo de Goldsmith), entrando en una fase musical de acción muy dinámica y vibrante, mientras los violines (ahora en segunda línea), siguen esbozando ese motivo central, coincidiendo con las escenas de unos bomberos tratando de apagar el incendio de un edificio.
La percusión acaba desembocando en una parte trepidante (muy horneriana, donde Debney construye un ritmo de urgencia para el rescate de una niña pequeña protegida por Darren, pero una pequeña explosión acabará provocando un fatal desenlace, momento en el que la música alcanza un clímax en el minuto dos y cincuenta (duración del Main Title), provocando una sensación de tragedia y drama en pantalla.
El motivo de Darren es escuchado a lo largo del score en varios cortes, destacando el corte final, “Chopper Explodes – Resolution”, donde Debney nos ofrece una bella y épica rendición del motivo central en la parte final del corte, reflejando la victoria de Darren, o la segunda parte del corte cinco, “Scaling the Dome”, donde Darren escala la cúpula del estadio para acceder al palco y rescatar a su hija, donde Debney nos ofrece un corte trepidante y magistralmente construido con un excelente ritmo de base (ostinato) muy a lo Silvestri, con especial protagonismo de las trombas o French Horns, que le dan un carácter épico a la hazaña de Darren (acompañando de una magistral percusión y los violines envolviendo el conjunto), mientras el leitmotiv principal acentúa el dramatismo por alcanzar su objetivo.
Análisis de la banda sonora
El resto del score es adrenalina pura, acción a la vieja usanza, con todo el poder orquestal y con un excelente acompañamiento de percusiones electrónicas a lo James Newton Howard, muy del estilo de los 90 (como en The Fugitive), del que es fiel reflejo el corte dos, “Finding the Bombs”, donde Debney construye un corte muy rítmico, que va ganando en intensidad (in crescendo), a través de una percusión electrónica excelente ejecutada, donde aparece el motivo de Darren mientras lo vemos en pantalla construir un arma casera estilo McGyver, para poder defenderse de los terroristas y seguir desactivando las bombas, finalizando de forma abrupta para el momento en el que Darren es descubierto.
“Kitchen Fight”, segunda parte del corte uno (y puro reflejo del desorden en el que está editado el score conforme a lo que sucede en pantalla), es un violento y salvaje corte para la pelea en la cocina entre Darren y una mujer disfrazada de la mascota del estadio, donde Debney nos ofrece muchas explosiones y golpes musicales, muy al estilo del Kamen de Die Hard o Lethal Weapon, puro reflejo de la crudeza del combate.
“Seeing Tyler” es una breve y excelente rendición del corte central que para el momento en el que Darren tiene que hacerse pasar por portero de uno de los equipos de hockey, realizando un paradón ante los ojos de su hijo. Debney utiliza el tema central para ofrecer una excelente rendición heroica, que explosiona de forma épica justo en el momento en que el hijo de Darren (Tyler) reconoce a su padre en la pista.
El magistral corte “Locker Room Chase”, uno de los mejores momentos de la película y del score, nos ofrece a Darren a la carrera, saltando entre las cabezas de los asistentes al partido, grada abajo, con dos terroristas en los talones.
Debney nos ofrece un corte trepidante y vibrante, completamente explosivo, que va in crescendo conforme avanza la persecución, de una forma muy similar al “Rooftop Battle”, la lucha final en el palco, donde Debney pone toda la carne en el asador, a través de los vientos (donde las trombas realzan el heroísmo de Darren) y de una magnífica percusión (con unos timbales magistrales), con los violines añadiendo dramatismo y el piano marcando ritmos de acción de una forma intermitente, a lo largo de todo el corte, muy a lo Goldsmith.
El tema de Darren reaparece al minuto tres (el rescate de la hija), tras lo cual regresa de nuevo la acción de una forma salvaje y violenta, reflejo de la pelea que aún continua en el palco, y la explosión de algunas de las bombas terroristas.
“Countdown” es un breve corte, construido sobre un brillante ritmo pulsante a través del piano y la percusión electrónica, que conforme se acerca al final se descontrola, justo en el momento en el que Joshua ejecuta a un rehén por incumplimiento de las condiciones estipuladas.
Más acción en “Race Against the Clock – The Abduction”, que se corresponde con varios momentos de la película, siendo el primero el momento en el que Darren se deshace del jefe de seguridad del estadio (el personaje traidor de la película, un estereotipo más), y se lanza a desactivar más bombas con los hombres de Joshua pisándole los talones.
El momento en el que hace presencia un potente y marcado ritmo de acción a través del piano, saltaríamos a la pelea en lo alto de la cúpula (iría justo después de Scaling the Dome), con un ritmo de acción frenético y salvaje para la lucha de Darren contra un par de esbirros de Joshua.
La parte final del corte, “The Final Abduction” (el minuto final), es una fase de acción desenfrenada para el momento en el que Darren se precipita hacia el palco a través de un cable, con Debney ofreciendo un pasaje musical frenético y rítmico, mientras que el marcador comienza a sufri un cortocircuito, derivándose en un estallido generalizado de pánico entre el público asistente, fiel reflejo de la premura que transmite la música.
El desenlace de la película lo encontramos en el corte final del CD editado, “Chopper Explodes – Resolution”, donde tras una brillante y agresiva apertura, estilo a lo Horner en Aliens (su famoso “Bishop Countdown”), momento antológico del helicóptero en caída vertical (no vi nada igual hasta el momento avioneta del prólogo de Goldeneye), Debney recapitula el tema de Darren, con un magnífico repunte heroico final.
Lo que falta
El score editado, desordenado completamente, y juntando cortes que no tienen nada que ver entre sí (como el primer tema del CD, o el quinto y sexto), alcanza una media hora que constituye una agradable experiencia para el oyente, y que, sin ningún género de duda, probablemente sea suficiente para valorar el trabajo del compositor y disfrutar con su música.
No obstante, falta un buen puñado de cortes de acción, que bien serviría para poder lanzar un expanded de al menos cerca de una hora, con cortes tan relevantes como el de los preparativos del secuestro, el momento del secuestro del palco, el secuestro de la hija de Darren, o varias peleas, como las que tienen lugar en el vestuario del estadio o la segunda pelea de la cocina con un falso vigilante de seguridad.
Dicho esto, creo que es justo repetir que el score editado sirve de buena muestra para valorar positivamente el trabajo de John Debney, y que con la cantidad de bandas sonoras que permanecen sin editar, creo que un expanded de Sudden Death no es realmente necesario, pero ahí queda la observación.
Valoración final
Si amas los trabajos de acción a la vieja usanza, con potentes dosis de adrenalina, con las trompetas y los french horns levantando las melodías de forma épica y espectacular, con magistrales percusiones electrónicas y orquestales, todo ello envuelto sobre los violines y con marcados ritmos de piano, no lo dudes ni un instantes, porque es un trabajo hecho para ti, completamente disfrutable (aunque fácilmente olvidable).
No es un «musicón», pero si es una música fácil de escuchar, que transmite ritmo y acción musical, sirviendo perfectamente en su labor principal: acompañar y lucir las imágenes, constituyendo el CD editado un buen soporte musical para audiciones aisladas.
Sudden Death
- Main Title/Kitchen Fight (5:31)
- Finding The Bombs (2:29)
- Seeing Tyler (0:59)
- Locker Room Chase (2:28)
- Choppers/Scaling the Dome (4:01)
- Race Against The Clock/The Abduction (6:36)
- Countdown (0:44)
- Rooftop Battle (5:26)
- Chopper Explodes/Resolution (2:02)